Solo me queda decir. Que la historia de Naruto ni sus personajes me pertenecen son propiedad y creación de las ingeniosa mente de Masashi Kishimoto. Esto solo lo hago estrictamente por diversion y sin afán de lucro.

Sucesos perturbadores

Capítulo 4

Seis meses antes.

Ultima parte.

Un hospital es un lugar que siempre tenía que permanecer en silencio y en completa calma. Para no incomodar a los pobres desdichados que tenían el deshonroso privilegio de estar atados a una cama, hasta que estén recuperados por completo o el medico lo indicara. El hospital central de Konoha no era la excepción a esta regla. Aunque ahí, es ese mismo lugar, en ese preciso instante, había dos personas, quienes por segunda vez en un lapso de tres años se encontraban discutiendo a gritos en la sala de partos desde hacia más de tres horas. Las enfermeras y personal pasaban in-perturbados por los gritos provenientes de la sala.

¡¿Que estabas haciendo con Shikamaru Nara, dobe?! — Rugió el azabache sosteniendo la mano de la mujer recostada sobre una plancha metálica, abierta de piernas, dando acceso a sus partes privadas a Shizune que asomaba la cabeza de entre las piernas de la rubia. No sabiendo que hacer hizo una señal con las manos, para que la mujer empujara una vez más.

¡No es el momento…! ¡Ahh! ¡Sal de una vez mocoso! — Aulló de dolor, empujando una vez más.

Sabes lo preocupado que estaba. — Bajo el tono de su voz, mientras giraba la vista hacia el rostro sudoroso de la rubia.

¿Por mí o por el bebe? — Cuestionó con un deje de dolor en su mirada. Un dolor que estaba lejos del dolor físico que sentía en ese momento gracias a su pequeño bastardo que se negaba a salir de su vientre.

¿A que te refieres? — Preguntó con una ceja levantada, no entendiendo la pregunta de su amada rubia hiperactiva.

Sabes perfectamente a que me refiero, Señor Uchiha. — Enojada con el hombre a su lado, aplasto su mano con fuerza brutal hasta hacer que los dedos del azabache se volvieran blancos y empujo con mucha más fuerza.

No, no lo se. — Respondió aun sin comprender. La mujer dando a luz, exploto en ira.

Todo lo que te ha importado en estos últimos nueve meses es este bebe y tu trabajo. ¡Ahhh, Sasuke! Me estabas volviendo loca, tu y tus estupidas reglas. No puedes haces esto porque estas embarazada. No puedes comer aquello porque al bebe le hace daño, no puedes entrenar porque al bebe esto otro… No puedo ir a cenar porque tengo trabajo y reuniones. Es por eso que tome mi pergamino de sellado a tus espaldas y le pedí a Shikamaru que me acompañara al bosque de la muerte, para huir unos instantes de tus regaños y de tu poco interés en Sosuke. ¡Es como si Sosuke ni yo no fuéramos importantes para ti y solo fuera tu incubadora de bebes Uchiha! — Para ese momento Naruto estaba llorando de dolor emocional y físico. Solo entonces Sasuke se dio cuenta de la verdadera razón por la cual Naruto estaba tan molesta, no era porque no la dejaba hacer nada. La realidad era que estaba molesta por la poca atencion que estaba teniendo hacia ella...

¡No es momento para discutir, Naru! ¡Empuja una vez más, ya falta poco! — Regañó Shizune, con la frente casi igual de sudorosa que la mujer rubia. Naruto hizo un mohin lindo a la vista de Sasuke, quien en ningun momento soltó el agarre de sus manos.

« ¿Quien iba pensar que te convertirías en una mujer tan posesiva, dobe? Cuando años atrás preferías mantenerte distante, gruñendo sobre lo idiotas que eran mis odiosas fans, observando con esa mirada tuya » Pensó mientras que esa sonrisa arrogante que le caracterizaba apareció en sus labios por unos instantes en los que se mantuvo en silencio con la mirada perdida en alguna otra parte.

Naruto jadeaba, intentando controlar su agitada respiración, sus ojos cerúleos intensos estaban opacos y llorosos, debido al esfuerzo que estaba haciendo. No ayudaba en nada que estaba resentida con el padre de su hijo. Ademas, también tenia que concentrar su chakra en el sello de su estomago a pesar de que su anfitrión no tenia ni la menor intención de salir de su contenedor. Repentinamente el hombre a su lado, se inclino ligeramente de pie y capturo sus labios en un intenso beso. Queriendo decirle sin palabras lo equivocada que estaba respecto a lo que había dicho hacia unos momentos. Despues de todo, al pelo cuervo jamas se le habían dado las palabras para expresar sus emociones, no despues de todas las desgracias que había pasado en su vida.

Sasu… — Intentó susurrar cuando Sasuke se hubo alejado, no demasiado lejos, sus rostros aun estaban lo suficiente cercas para sentir sus propias respiraciones. El hombre coloco uno de sus dedos en los labios de la mujer, impidiéndole hablar. Incluso las contracciones parecieron detenerse por unos instantes.

Estas equivocada. Nunca te vi, ni te veré como mi fabrica de bebes, Uchiha. Creí que había quedado bastante claro el día que te dije que te amo, Naru. — Reveló en un susurró el Uchiha, retirando lentamente con los dedos algunos de los cabellos rubios que se pegaban en el rostro de una sorprendida mujer, en aparente labor de parto. Los orbes cerúleo se perdieron en los abismos oscuros, parecía como si se hablaran con las miradas, imprevistamente ambos sonrieron como dos idiotas. No necesitaban decir más y al parecer el bebe, decidió que era el momento adecuado para nacer.

¡Naruto, puja una última vez! ¡Ya veo su cabeza! — Shizune rompió la magia del momento con su grito. Al mismo tiempo que el rostro de Naruto abandono la sonrisa para contraerse en una mueca de dolor y sus labios soltaron una maldición dirigida al azabache.

Bastardo maldito, tu hijo heredo tu cabezota. — Gruñó Naruto. Empujando con fuerzas una ultima vez…

Cansada reclino la cabeza contra la almohada y momentáneamente mantuvo los ojos perdidos en el asfalto del techo. Pero el chillar de un bebe, la obligo a elevar la cabeza, curiosa observo al frente y la imagen que presencio, fue tan placentera que embozo una sonrisa cansada, pero llena de felicidad. Inclusive cualquier queja o dolor que había tenido durante todo su embarazo y parto, fue dejada atrás.

A los pies de su cama se encontraba Sasuke contemplando con gran fascinación al recién nacido envuelto perfectamente en mantas en sus brazos, que extrañamente paro de llorar, seguramente a raíz de que la expresión insensible había desaparecido del rostro del azabache, quien ahora poseía una expresión relajada y sus labios imperceptiblemente curvados en una pequeña sonrisa. Al sentir la mirada de la rubia sobre si, salio de su fascinación y avanzo hasta llegar junto a ella, la beso en la frente a la vez que arropo, el bulto en sus brazos, susurrado. — Es una niña ¿Como la nombraras? — Naruto se quedo viéndole anonadada ante el privilegio que Sasuke le otorgo. Su sorpresa fue debido a que la ultima vez que hablaron sobre el nombre del bebe, terminaron peleando a gritos, tan fuertes que todo Konoha se dio cuenta de su discusión.

El gemido calmado del bebe en sus brazos, la obligo a entrar en otro trance. Sonriendo y con los ojos llenos de un brillo especial, paso con sumo cuidado sus dedos sobre el poco cabello carmesí característico de un Uzumaki, descendiendo por la tierna piel pálida de las facciones de la recién nacida, quien abrió los ojos buscando desesperada al dueño de las caricias en su carita, mostrando a la luz sus orbes igual de obscuras que las de su padre, gritándole al mundo que era un Uchiha a pesar de que su cabello decía lo contrario.

Por lo que pareció una eternidad madre e hija se contemplaron en completo silencio, estudiándose mutuamente, eso hasta que la bebe bostezo, cerrando sus ojos y acurrucarse más contra el pecho de su madre.

Naoko, Naoko Uchiha. — Susurró, besando con cuidado la frente de Naoko dormida en sus brazos.

Me gusta. — Masculló Sasuke sincero, con los brazos cruzados en el pecho y regresando a una falsa posicion de hombre amargado. Repentinamente y sin aparente razón, Naruto comenzo a reír a carcajadas, como si le hubieran contado el chiste más gracioso de toda su vida, ocasionando que Sasuke abandonara su posición anterior.

¿De que te ríes, dobe? — Gruñó con falsa molestia. Lo cierto era que le hacia feliz ver a la rubia tan radiante.

Gane la apuesta, Teme. — Tal como comenzo a reír, dejo de reír y señalo al hombre con su dedo. Gritando — Tú dijiste que seria otro niño y yo te dije que no, así que gane y… ¡Puedo comer todo el Ramen que quiera! — Por la energía que irradiaba no parecía en absoluto que acababa de tener un bebe hace pocos minutos. Mientras Sasuke negaba con la cabeza, la bebe comenzo a llorar, debido al grito exaltado de la rubia.

Dobe, mira lo que hiciste con tu… — Regañó, pero cuando se giro, Naruto se había quedado completamente dormida, respirando lenta y pausada mientras sostenía en su pecho la bebe. Sasuke, recogió a la bebe en sus brazos, cuando la hubo calmado lo suficiente se inclino al rostro de la mujer dormida y beso sus labios levemente. Ajeno por completo a otra rubia de su misma edad, de pie contra la pared cerca de la puerta abierta de la habitación.

«Realmente se ven bien juntos. Que irónico, al final, gano la única Kunoichi del pueblo que no estaba interesada en el galán. Seguramente te morirías de coraje su vieras esto, Sakura.» Su sonrisa divertida se transformo en una de angustia al pensar en la ninja medico ausente en sus vidas…

Una semana despues del nacimiento del nuevo miembro del Clan Uchiha-Uzumaki, Naoko Uchiha. Naruto no había dejado de recibir visitas y regalos de los pocos amigos que quedaron despues de la guerra, manteniendose sonriente. Como una eterna burbuja llena de felicidad pasó el tiempo con cada uno de ellos. En algunos momentos su rostro parecía afligido al recordar los malos momentos y las perdidas. Pero toda la tristeza era momentánea. Ahora, lo que le impacientaba, era estar dentro de ese asfixiante cuarto de hospital, odiaba los hospitales y eso nunca, de los nunca cambiaría.

¡Por favor Shizune! ¡Te lo ruego! ¡Déjame ir, tú sabes que estoy perfectamente bien! ¡Tengo que ir a buscar a Sosuke! — Sollozó como una niña de ocho años, poniéndose de rodillas sobre la cama, rogando para que la dejara en libertad cuanto antes. Vestía una bata de hospital y su cabello estaba más desordenado de lo normal.

Solo un día más Naruto. — Respondió Shuzune, acomodando un par de documentos en su tabla de registros médicos.

¡Eh! Estas sonando como Ba-chan y Sakura-chan. Siempre decían un día más y ese día se convertía en una semana más. — Rumio dándole la espalda con un mohin en los labios, las mejillas infladas y los brazos cruzados sobre sus abundantes cenos.

Lady Tsunade, seria diez veces peor y Sakura seguramente te ataría a la cama. — Comentó Shizune nostálgica. Naruto se estremeció al pensar en lo que la anterior Hokage y amiga Sakura, hubieran echo si se encontraran con vida. Sin poder evitarlo una nube sombría se poso sobre las dos mujeres, recordando con melancolía a la rubia de enormes atributos y a la kunoichi de cabello rosado. Afortunadamente para ambas, alguien interrumpió su momento de tristeza.

Hola Naru. — Saludó con aire perezoso, Shikamaru. Apareciendo de pie en la entrada.

Inmediatamente Naruto, regreso a su habitual carácter burbujeante, repleto de felicidad. Y Shizune desapareció por la puerta con una sonrisa contagiada de Naruto en sus labios. — ¡Hola Shika! — La mujer brinco de la cama al suelo y corrió hacia su amigo, sin fijarse que su pie se atranco entre las mantas de la cama. Tontamente la rubia tropezó con sus propios pies a punto de caer al suelo, de no ser porque Shikamaru la atrapo veloz.

Que problemática eres mujer. Ten más cuidado — Regañó el hombre de la coleta con sus manos puestas posesivas sobre las caderas de la rubia.

¡Gracias Shika! — Agradeció la rubia rascándose nerviosa la parte baja de la nuca, sonriendo para evitar que el sonrojo por su torpeza se extendiera por todo su rostro.

— Naru, yo… — Intento decir Shikamaru, completamente sonrojado, alzando una de sus manos sobre su cabeza, hacia su nuca e imitando la accion anterior de la rubia. Quien lo examino curiosa, con su gran sonrisa y ojos brillosos.

¿Que esta pasando aquí? — Gruñó la voz de Sasuke a las espaldas de ambos. Shikamaru, dejo caer sus manos con pesadez a los costados y retrocedió como si el cuerpo de su amiga le quemara. Naruto por otro lado observo ingenua el intercambio de miradas entre el padre de sus hijos y su mejor amigo.

Me tropecé con la estúpida cama y Shika aquí, me atrapo. — Intercepto Naruto.

Eso fue todo lo que ocurrió, Hokage-sama. — Agregó Shikamaru llamándolo con todo el respeto que podía otorgarle al Uchiha. Con eso último Shikamaru se despidió de su amiga, dejando a la pareja aparentemente sola.

¿Que fue todo eso? — Cuestionó Naruto con los brazos cruzados sobre el pecho y una ceja rubia levantada.

Nada. Te estas imaginando cosas, Dobe. — Contestó caminando en dirección a la cuna pegada a la ventana, donde dormía tranquilamente Naoko. Pero Naruto apareció a mitad de camino sonriendo como un zorro. Esa sonrisa en su rostro estremeció por completo al Hokage, debido a que tenia el mal presentimiento que la atolondrada rubia lo atrapo en uno de sus ataques de celos irracionales.

¡Estas celoso de Shikamaru! ¡Eso es tan ridículo Teme! — Se burlo Naruto, riendo de la forma con la que todo el cuerpo de Sasuke se tenso.

Eso no es verdad. — Expresó orgulloso, sin una pizca de emoción.

Aproximándose a la puerta de salida una sonriente Naruto con las manos en la nuca hablo. — Bueno, pues iré a averiguar que es lo que Shikam… — Antes de poder terminar su frase el azabache la atrapo por las caderas, le giro y la acorralo entre la puerta y su cuerpo, obligando a envolver sus largas piernas alrededor de la cintura del Hokage, dándole una buena vista de sus pechos. Debido a que con el movimiento brusco, la bata se entreabrió del escote.

Con la barbilla apoyada contra el níveo hombro desnudo, se dedico a dejar pequeños rastros de besos ligeros hasta llegar al lóbulo de la oreja, donde susurrando con voz grave y un tono peligroso. — No vas a ninguna parte… Tú eres mía.

Eh...—Intentó murmurar sonrojada sintiendo su cuerpo estremecerse, pero el actual Hokage junto sus labios en un beso posesivo y correspondido con la misma pasión. Repentinamente la mano de Naruto se poso en la mejilla de Sasuke, trazando con su pulgar, movimientos circulares, deteniéndolo por un corto lapso de tiempo. Obligando que los orbes obscuros se encontraran perdidos en los cerúleos.

Eres un idiota por solo pensar en ello, Sasuke. Nunca nos haría tal traición, ni a ti, ni a nuestra familia. No me perdonaría hacerles pasar por ningun dolor. Lo prometimos ¿no? Evitar a toda costa que nuestros hijos poseyeran una infancia como la de nosotros… Pienso jugarme la vida, para cumplir esa promesa y sabes bien que Naruto Uchiha, no retrocede a su palabra, dettebayo. — Argumentó sonriendo con luz divertida, sin dejar de acariciar con sus delgados dedos las hebras del sedoso cabello azabache.

Siempre se te dieron las palabras y al parecer… — Sasuke cerró los ojos manteniendo una mueca relajada, disfrutando las caricias. Que Naruto frenó en la pausa, esperando ansiosa escuchar lo que el azabache tenía que decir. Sus ansias se evaporaron en el aire, remplazadas por la ira y la ferviente necesidad de romper cada uno de los huesos de su amado esposo.

Es tú único y superior talento. — Terminó aparentemente su frase, ocasionando que los ojos de Naruto se ampliaran, llenándose completamente de ira a la vez que el rostro se volviera rojo de ira.

¡Que! Imbécil arrogante, no es mi único talento. Yo puedo patearte el… — Sasuke coloco su mano derecha sobre la boca altanera de la rubia y con su izquierda capturo contra la pared y sobre la cabeza ambas muñecas. Impidiendo que le golpeara con alguno de sus más temibles Jutsus.

Riendo arrogante volvió a comenzar. — Eres tan impaciente. Lo que quería decir es que nunca antes he estado de humor para escuchar tus largos discursos. Pero ahora es diferente, debido a que por ellos me has derrotado por completo. — La sola declaración evaporo la ira por el momento. Naruto relajo sus músculos y Sasuke coloco de nuevo sus manos en su anterior posición. Estaban por besarse, cuando una palpable tensión asesina interrumpió su fugaz silencio.

¿Que haces con Okaa-san, Otou san? — Interrogó una voz infantil y hostil. Sasuke gruño una maldición, dirigida hacia su enemigo más cercano, quien desde que era pequeño se había metido en medio de ambos cada que tenia oportunidad y esa ocasión no seria la excepción. Tal parecía que su mayor pasatiempo era interponerse entre ambos, en todo momento.

Parado en el centro de la habitación con los brazos cruzados en el pecho y una expresión estoica, idéntica a la de su padre, se encontraba Sosuke. Queriendo taladrar un agujero profundo, con sus ojos obscuros en la espalda de su propio padre, debido a que tenía presa a su madre. La dueña de todo su afecto y admiración.

Sosuke. — Gritó Naruto e inmediatamente se alejo corriendo hacia su hijo. Pasando por alto la mueca de decepción en el rostro de Sasuke quien se golpeaba la frente contra la puerta cerrada.

Oka-san, Oka-san. — Lloriqueo el pequeño saltando del suelo a los brazos de su madre, aferrándose con fuerza a su cuello y haciendo una mueca hacia su padre, completamente siendo ignorado, recargado contra la puerta.

¡Oh! ¡Tengo un regalo para ti! — Dijo Sosuke sonriendo y bajando de los brazos de Naruto. En cuanto estuvo en el suelo corrió hacia la ventana por la que entro, regresando segundos despues con su mochila de viaje, donde comenzo a buscar con desesperación hasta que dio con un pergamino viejo y arrugado con el que su madre había estado trabajando durante días atrás.

Shika-sensei, me dijo que lo recogiera y lo he guardado desde entonces. — Entregó el pergamino en las manos de Naruto quien amplio los ojos con preocupación al escuchar como su pequeño continuaba relatando lo ocurrido. — Pero mientras estabas en el hospital, estaba muy aburrido en la casa de tía Karin, así que lo abrí y complete los dibujos. ¡Ah! También ocurrió algo muy extraño.

¡Que! — Gritó Naruto en pánico, sudando nerviosamente mientras sostenía el gran pergamino en su mano temblorosa. Completamente aterrada de ver el contenido dentro.

Dejaste algo tan peligroso en las manos de nuestro hijo. — Alegó Sasuke llegando de un solo paso al centro de la habitación, encarando a su atolondrada esposa.

Siento haber estado demasiado ocupada dando a luz. — Gruñó en un grito igual de fuerte. Que ocasiono que la bebe en la cuna comenzara a llorar y que Sosuke bajara la cabeza.

Naruto tomo a la bebe de la cuna, se sentó en la cama dejando el pergamino a su lado y comenzo a arrullarla mientras la alimentaba. Sin perder de vista en ningun momento el pergamino fijo a su lado.

¿Hice algo malo Otou-san? — Gimió Sosuke, mordiéndose el labio inferior al intentar suprimir las lagrimas que amenazaban con salir de sus ojos negros profundos.

Sasuke se arrodillo frente a su hijo y le obligo a verlo a la cara. — No hiciste nada malo, Sosuke.

Pero por mi culpa te enojaste conmigo y Okaa-san. — Protestó llorando abiertamente queriendo contener las lágrimas con sus diminutas manos empuñadas.

No es tu culpa que me molestara, Sosuke. Solo estoy preocupado por tu seguridad y lo que hubiera provocado el que tu madre sea una descuidada — Dijo limpiando las lagrimas del rostro de Sosuke, quien sorbió las lagrimas y los mocos.

Poco despues, estaba sonriendo con la sonrisa más brillante, sin rastro alguno de haber estado llorando.

Ahora, quieres muéstrame que fue lo que modificaste y contarme lo que ocurrió. — Agregó Sasuke claramente interesado.

Si, pero sera mejor que lo vean. ¡Es super! — Gritó entusiasta corriendo hacia su madre, quien internamente dudativa le entrego el pergamino mostrando en su rostro una sonrisa igual de grande.

Ante la sorpresa de ambos padres el pequeño Uchiha se mordió el pulgar extrayendo un poco de su sangre que tallo contra el pergamino. Este se abrió inmediatamente, extendiéndose por el suelo. Impresionada Naruto cubrió su pecho y con Naoko en brazos se arrodillo sobre el pergamino seguida de Sasuke, quien mantuvo cerrado uno de sus ojos a la vez que activaba en su ojo abierto el Sharingan de 10 comillas. Ambos admiraron el complicado trabajo de trazos e inconscientes se posicionaron sobre unos círculos. Naruto junto con Naoko en el del centro, Sasuke en el derecho y Sosuke en el izquierdo.

Tan concentrados estaban estudiando el pergamino que dejaron de prestar atención en lo que Sosuke realizo a continuación hasta que fue demasiado tarde.

Les mostrare. — Gritó el pequeño colocando sus dedos en una posición de liberación.

¡No Sosuke! — Gritaron Naruto y Sasuke alarmados. Basta decir que demasiado tarde.

Kai. — Gritó el pequeño, liberando el sello. Provocando que todos en las habitación se iluminaran con una intensa luz justo antes de desaparecer tras un repentina explosión, que alarmo a todos los residentes de Konoha, tanto civiles como ninjas…

En algún lugar repleto de estanques de aguas termales, ubicado en las lejanías del país del fuego. Un Naruto de dieciséis años se encontraba entrenando arduamente, luchando con miles de clones mientras su Sensei aparentemente le supervisaba desde una distancia considerable, pero realmente parecía estar perdiendo el tiempo, sentado en el suelo junto a un pergamino maltratado. Intentando completar la secuencia de los sellos del avanzado Funjutsu escrito sobre el papel amarillento.

Repentinamente en su campo de visión, apareció su estudiante lleno de hiperactividad. Sentada frente a el, observando con interés el mismo pergamino en el suelo, mordiéndose el pulgar como si su cerebro fuera a explotar en cualquier momento intentando descifrar el contenido. Sus largos cabellos rubios recogidos en dos coletas gemelas brillaban con el sol y el flequillo se pegaba a su frente, debido al sudor que emergía de su cuerpo.

¿Que es esa basura, Ero-sennin? — Finalmente preguntó sin ningun grado de respeto, recibiendo a cambio un fuerte golpe en la cabeza.

¡Esto no es ninguna basura, idiota! ¡Ya te dije que no me llames así, Gaki! — Protestó el anciano remplazando su rostro serio, por una expresión molesta.

¡Ahhh! ¡Me duele dettebayo!— Lloró frotándose el gran chichón en la cabeza.

Eso te pasa por entrometida. — Gruñó aparentemente molesto, pero riendo internamente de lo parecida que era la chica con su padre cuando se enfocaba o quería aprender algo.

¡No soy una entrometida, solo quería saber que estaba haciendo! ¡Porque desde mi parecer solo esta haciendo el vago! — Soltó furiosa, señalo acusadora.

Soy tu maestro debes respetarme. — Exigió respeto el hombre en tonos igual de altos. — De cualquier manera, esto no es ninguna basura, este pergamino fue propiedad del cuarto Hokage. — Comento sonriendo astuta al notar el cambio drástico de expresiones en el rostro de la rubia a su lado, quien precipitadamente se aproximo a Jiraiya. Terminando sentada sobre el pergamino.

En serio. — Murmuró desconfiada.

¡¿Porque razón te mentiría mocosa?! — Soltó golpeándola una vez más en la cabezota. La chica estaba por protestar cuando repentinamente el pergamino a sus pies comenzo a succionar su chacra como una aspiradora, haciéndola sentir en extremo débil.

¿Que esta pasando? ¡Ero-sennin! — Cuestionó en un gritó agonizante, debido a que sentía como si su sangre hirviera. El mismo chacra que se arremolinaba a su alrededor lanzo al maestro pervertido a volar.

¡Naruto! — Gritó Jiraiya. Viendo impotente como la luz consumía a su alumna hasta desaparecerla por completo junto con su interminable chacra…

Tosiendo por la tierra provocada por la explosión, Jiraiya corrió de nuevo al epicentro de lo ocurrido. Preocupado, utilizo un Jutsu de viento para disipar el polvo y obtener una mejor visibilidad. En cuanto vio las distintivas ropas naranjas, se aproximo hacia su alumna tirada en el suelo, dándole la espalda.

¿Que rayos? — Gritó estupefacto. Ahí en un cráter humeante en chacra, se encontraba un Naruto completamente diferente al de hace unos minutos. Su cabello era mucho más largo, el mismo largo que su madre tenía, su cuerpo era un poco más desarrollado notándose incluso a través de las ropas varoniles que utilizaba. La sorpresa no termino solamente en eso, viendo más de cerca los brazos de Naruto abrazaban fuertemente a dos pequeños cuerpos…

En otra área mucho más siniestra, la misma explosión ocurrió, pero en el interior de una de las habitaciones de una fortaleza subterránea, sumergida en la oscuridad. El ruido resonó por todo el lugar y la persona en guardia se aproximo a la zona de donde provino la explosión, rezando para que la próxima vasija de su maestro no hubiera decidido cambiar de opinión.

Sasuke se sintió completamente extraño, cuando abrió los ojos. Solo había una oscuridad extrañamente familiar e insoportable, un lugar del que hace mucho tiempo se había olvidado. Repentinamente su mente recibió destellos de imágenes aparentemente lejanas.

Naruto. — Gruñó alarmado, poniéndose en pie y buscando con la mirada en algún lugar a la mujer rubia y a sus hijos.

Sasuke. — Llamo una voz conocida y desagradable desde la puerta, entre la oscuridad reconoció el reflejo que los anteojos producían dentro de la habitación.

Sasuke decidió no moverse de su lugar y mantener la cabeza agachada, con la mirada al suelo. Intentando descifrar que demonios había ocurrido, cuando su pequeño hijo genio había activado el sello en el pergamino, que…

- «Así que Sosuke completo la secuencia de sellos que ni Naruto ni yo pudimos. Con esto ha probado ser más capaz en Funjutsu que Naruto» Ante la revelación mental, una sonrisa orgullosa se postro en los labios del azabache mientras cabellos largos enmarcaba su rostro.

Sasuke. — La voz de Kabuto le hizo perder la sonrisa y todo su orgullo de padre. Enojando levanto la vista, mostrando su Sharingan subdesarrollado que no debería poseer.

¿Tus ojos? ¿Qué le paso a tus ojos?— Cuestionó el de cabello platinado moviendo sus anteojos para ver mejor. Notablemente sorprendido.

Eso es algo que jamas sabrás. — Con la mano impregnada en chacra purpura, Sasuke atravesó por el centro el cuerpo de un sorprendido Kabuto…