Capitulo 1 "Nos vamos conociendo"

Era ya demasiado tarde, no iba a llegar a tiempo, corría con todas mis fuerzas y mis capacidades físicas. El frio hacia que mi aliento se volviera una nube blanca. La mochila golpeaba bruscamente mi espalda. Con mis manos agarraba mi gorro para que no se volara.

Pasé por delante del centro comercial, la cafetería y luego…por allí, ese lugar en el que él me dijo el último adiós, ese parque que hacia que todos los recuerdos volvieran a mi. Como lo extrañaba. Paré en su entrada, quedándome embobada.

-FlashBack –

-Ken... ¡ya suelta las galletas!-le sonreía. Él estaba en cunclillas en el suelo, elevó la vista hacia mí y me hizo un puchero, falso obviamente. Yo sabia cuando él decía la verdad o la mentira, era como un libro abierto.

-pero...Su...-señaló su comida favorita. Suspiré. Solo comía eso, siempre se alimentaba de "remolinos cremosos". Asentí con mi cabeza y luego agarré un zumo de naranja de la heladera.

El kiosco en el que estábamos, se encontraba al lado de un árbol, en frente de la gran laguna. El viejo hombre nos miraba, intrigado, mientras sostenía en su rostro una media sonrisa. Ken pagó por nuestra comida y nos pusimos a dar un paseo hasta que decidimos sentarnos en la orilla del agua. Ken no sonreía, agarraba la bolsa morada con todas sus fuerzas.

-¿qué te sucede? -abrí el jugo y tomé un sorbo. Él abrió sus galletas, mordió una y luego dejó el paquete en el piso.

-Su... ¿qué harías si hoy sería tu último día de libertad? -me preguntó mientras miraba a los patos nadadores.

-Jum...-pensé. ¿Me lo estaría preguntando en serio?. Tomé un sorbo más de mi jugo. -Depende...

Dirigió la vista hacia mí. -¿depende?

¡¿Desde cuando Ken se volvió una persona profunda?! Me miraba, pero yo no a él, sus anteojos impedían que lo mire directamente a los ojos.

-Si, que se yo. -volví a pensar mi respuesta -si eres negativa irías a tu casa y te podrías a llorar sobre lo que vas a perder, pero si eres positiva estarías disfrutándolo al límite... -nos quedamos en silencio unos momentos -¿por qué me preguntas?

Tragó saliva -Me voy...

-¿ya? ¿Quieres irte? Pero... Pensé que la estabas pasando bien con nuestro "picnic improvisado"... -la sonrisa o cualquier gesto que demostrara felicidad se transformaron en frustración.

-No... -me agarró las dos manos y las apretó fuertemente. -Su, mi padre me inscribió en el servicio militar. -no dije nada, el siguió -dice que debo convertirme en algo más, no ser débil...

No podía creerlo, pensé, al comienzo, que era una broma, pero luego, al ver su rostro supe que era toda la verdad. Quedé en shock, respiraba lento. Unas lágrimas comenzaron a asomarse por mis ojos, pasando por mis mejillas hasta caer al suelo.

-No, no llores por favor... -sacó la bolsa de su espalda y me la dio. -es para ti.

Limpié mis lágrimas con el dorso de la manga y saqué el contenido. Un oso de peluche marrón claro con una remera blanca.

-Ken...es precioso. -yo no tenía nada para él, así que de mi mano me saqué mi pulsera favorita y se até a la muñeca -es para que no me olvides…

-¿como olvidarme de ti? -dijo.

Ese ya no era mi Ken inmaduro y feliz, era otro, uno que no volveré a ver, por mucho tiempo.

Le tomé la cara con las dos manos, él se sonrojó.

-Ken, te voy a besar -le dije, el asintió con la cabeza. Me acerqué a él y lo besé suavemente, posando mis labios contra los suyos. No hubo lengua, solo fue un beso de labios.

Luego de eso, no lo vi más. Dejé de asistir a clases por dos días. Tuve que regresas y darle la cara a todos como "la amiga olvidada de Ken" (¡Gracias Peggy!)

Miré como la nieve caía por las desnudas ramas del gran árbol. Escuché el timbre a lo lejos, continúe con mi acelerada marcha.

Llegué tarde, ya nadie estaba en el patio. Caminaba casi en cunclillas para llevar hasta mi locker, donde se encontraban mis cuadernos y libros. Sentí que alguien me agarraba el hombro. Paré y me di, lentamente, media vuelta; el guardián del pasillo se encontraba moviendo su cabeza, negativamente. Mordí mi labio inferior. Agarró mi hombro y comenzó a empujarme hasta la sala de delegados, donde Nathaniel me esperaba.

Entre por el umbral, estaba sentado en su silla de "delegado" leyendo unos papeles. El chico golpeó la puerta abierta, Nath levantó la vista y nuestros ojos se miraron. Hice un movimiento brusco para soltarme del" guardian de pasillos". Él gruñó y se fue.

Me acerqué al escritorio y me senté en la silla de enfrente, comencé a girar un lápiz que estaba perpendicular a la mesa.

Su… ¿de nuevo? –se tapó la cara con unas de sus manos.

Upsss –hice una mueca extraña. –mi alarma no sonó (mentira)

Sabes que hoy no servirá eso… -apoyó sus dos brazos en la mesa y las estiró. Rozaron nuestras manos y yo, como un acto natural, la moví y la ubique sobre mi regazo. Se levantó de su silla, dio la vuelta hasta ubicarse cerca mío. Me agarró los hombros con sus manos -¿No tendrás otra razón?

¿Jum?

Se alejó de mi y se dirigió a la puerta, donde giró la perilla, perpendicular a la puerta. Giró su cabeza y me dio una media sonrisa, traviesa. Lo miraba, desorientada ¿Qué quiere?

No te hagas la inocente, yo se tus intenciones –se acercaba lentamente a mi.

Repito, ¿¡Jum!?

Se puso en cunclillas enfrente mío, acariciando mis rodillas sobre el pantalón. Esto lo leí en un manga… no será que…

WoW, espera un poco Nath –agarré sus manos para quitarle de encima mío.

¿Así que ya caíste? –se relamió los labios –tu sabes que yo te quiero Su, te haría feliz.

Nath, no quiero repetir la conversación de la semana pasada…

Anda, Su, tu eres la chica más fácil del instituto, no te resistas.

¡¿QUÉ?! –me levanté de golpe –¿¡Me estas tratando de puta!?

Él se puso a mi altura y me empujó contra una pared, acorralándome entre sus dos brazos. Me besó en los labios, jugando con su lengua. La pasaba por mis dientes y tocaba la mía. Mordió suavemente mi labio inferior. Gemí casi en un susurro. Besó mi frente, la punta de la nariz y luego el cuello. Pasó su lengua, dejando un rastro de saliva.

Sus manos comenzaron a moverse en mi cuerpo, sacándome mi gorro y luego bajando el cierre de mi campera. Sentí frío. Después, bajaron más hasta llevar al botón de mi pantalón.

Instantes luego, los dos nos encontrábamos en ropa interior, en el suelo. Él estaba arriba mio. Mis brazos, arriba de mi cabeza sostenidos por una de sus manos, la otra estaba rozando cada centímetro de mi blanca piel. Agarró el elástico de mi braguita y comenzó a bajarla, hasta dejarla a la altura de mi rodilla. Me besó apasionadamente. Yo quería negarlo, no quería que esto pasara, pero un calor adentro mío me impedía intervenir.

Su.. –susurró en mis labios. Luego, sentí un dolor agujo en mi zona intima; había metido un dedo (el mayor) adentro mío. –estas toda mojada –metió otro más. Grité levemente.

Nath comenzó a respirar fuertemente. Sacaba y metía sus dedos rápido, su otra mano estaba tocando su calzoncillo. Cuando vi que estaba por bajárselo, dije:

Nath, por favor, déjame… -comencé a soltar unas lágrimas. Se me quedó viendo, sus ojos irradiaban deseo, pero un poco de culpa. Rápidamente sacó sus dedos dentro de mí y los lamió. Luego se levantó.

Vístete y vete de mi vista. –me tiró la ropa a mis brazos. –si llegas tarde otro día, esto será peor.

Me puse mi abrigada ropa lo más rápido que pude. Destrabé la puerta y corrí al pasillo. Me dirigí a mi locker y lo abrí; saqué mis libros y los mantuve en mis brazos, mientras mi vista estaba en el vacio. ¿Qué acababa de suceder?, ¿por qué me dejé llevar? Unas lágrimas comenzaron a brotar. Mi parte intima me ardía de dolor pero al mismo tiempo de algo más… rocé un dedo por arriba de mi pantalón y gemí, casi en susurro. Con mi mano libre, tapé mi boca y miré a mí alrededor. Nadie.

Cuando el timbre sonó me dirigí al Aula "A". Violeta no estaba, Alexy tampoco. Mis dos mejores amigos habían faltado, justo el día en el que más los necesitaba.

El día transcurrió más rápido de lo que creía. Llegué a mi casa agotada, tomé una duche y me dirigí a la nevera, donde saqué jugo de tomate para preparar una salsa para los espaguetis que estaban en el frizzer, dentro de un tapper.

Vivo sola de hace más de cuatro meses, mis padres, ambos médicos, se fueron a recorrer África para ayudar a las etnias que los necesitaban. No tenia mascotas, ya que la ultima que tuve no duró ni una semana (R.I.P Ruffus, fiel ratón).

El microondas sonó. Metí la pasta en un plato y le puse la salsa arriba. Me senté en una mesa y comencé a comer. En ese instante mi celular suena:

Mensaje nuevo [1]. Número desconocido

Bienvenida seas. Desde hoy en adelante serás nuestra linda esclava.

Su.

Abrí los ojos como dos platos, abajo del mensaje, había una foto: Nath estaba arriba mío, metiéndome los dedos. Yo gemía.

¿Qué quieres?

Le pregunté. Al instante, llegó su respuesta.

Es suficiente prueba para que ya estés bajo nuestro control, ¿no?
Te esperamos mañana en el lado oscuro del comercial.

No respondí. Cerré mi teléfono de un golpe. Miré mi económica cena y luego la tiré al tacho de basura. Subí las escaleras y me senté en mi cama. ¿Iba a ir? ¿y si eran secuestradores?..no, imposible, ellos sabían de esto. Abrí la foto de nuevo y pude notar que Nath miraba a la cámara, sonriendo. Un escalofrió me invadió el cuerpo. Él lo sabia… él estaría mañana en el lugar acordado. Me acosté en mi cama. Gruñí y me cubrí el rostro con mi almohada.

¿Por qué?

¡Fin Capitulo 1!

Espero que les haya gustado ;)

Nos vemos en el siguiente día.

Spoiler:

"-Su, quedate quieta que ya casi esta…-susurró Castiel"
[…]
"Bienvenida Seas, esclava"