Hola, bellas personas que leen esto. Lo siento mucho por actualizar hoy en vez de ayer; pero entré a la escuela y tenía demasiada tarea. Aquí les dejo el último capítulo de esta adaptación, espero de todo corazón que les guste y que lo disfruten.

Disclaimer: Esta historia le pertenece a Julie James y los personajes son de Stephenie Meyer.

Disfruten.


Capítulo Treinta

—Hay alguien aquí que te quiere ver, Alice.

Alice miró el reloj de la computadora en su escritorio. Eran después de las dos, lo cual le sorprendió. Había estado tan atrapada tomando notas de los expedientes que había estado leyendo, que se le había pasado la hora de la comida.

—Gracias, Jane. ¿Esa persona tiene nombre? —Comprobó su calendario, no tenía ninguna cita anotada para esa tarde.

A través del altavoz, la voz de la recepcionista bajó a un susurro. —Se supone que no te lo debo decir.

Después de todo lo que había pasado recientemente, Alice no estaba segura de que le gustara como sonaba eso. Tomó el teléfono. — ¿Por lo menos conozco a esta persona?

—Sí. Sin duda —dijo Jane.

—Entonces, ¿por qué no puedo saber quién es él o ella?

—No lo sé, sólo dijo que debo hacer que vengas aquí. Oh, está mirando por encima, me tengo que ir. —Jane colgó rápidamente.

Alice puso el teléfono de nuevo en su base. Consideró las posibilidades.

¿Jasper o Garrett?

Cualquiera de los dos, la llevaría a comer, decidió. Se moría de hambre.

Se levantó de su escritorio y se dirigió hacia el pasillo, preguntándose que era todo ese misterio. Su instinto le decía que era Jasper. Se había dejado caer por su oficina con frecuencia en el último par de semanas, tanto por razones profesionales como personales.

Pensar en él siempre ponía una sonrisa en su rostro. Desde el arresto de Witherdale, Jasper había pasado casi todas las noches en su casa, excepto las pocas noches que ella había pasado en su desván. Habían estado ocupados durante la semana, después de haber vuelto al trabajo tras la noche del ataque, pero lo compensaban en las tardes y los fines de semana.

Jasper había decidido encargarse de reparar la barandilla de las escaleras, junto con algunas otras renovaciones en su casa, y Alice había decidido ayudarlo, lo que significaba que se sentaba en la esquina a beber vino y a leer uno de los cientos de libros de su colección que poco a poco parecía estar llevando a su casa. Levantaba la cabeza de vez en cuando, en algún momento alrededor de la segunda copa y comenzaba a notar todas las maneras en que los músculos de Jasper se doblaban debajo de su camiseta, mientras trabajaba, y en lo delicioso que se veía sudado y desordenado, y, oh, de pronto se encontraban en el suelo sudando y desordenándose de formas en que no se requería de un martillo ni de clavos.

Lo mejor de todo, sin embargo, era que le encantaba la forma en que hablaban, si salían al cine, a un restaurante durante la cena, o se acostaban en el sofá con su cabeza contra el pecho de Jasper mientras él le contaba de sus primeros casos, y ella le compartía recuerdos de su padre.

Por suerte, la atención de los medios que los rodeaba, finalmente parecía estar muriendo, algo que ambos estaban esperando. La historia más grande en la prensa de las últimas dos semanas había sido la acusación y la posterior dimisión del fiscal del Distrito del Norte de Illinois. A fin de cuentas, Alice suponía que el arresto de Stefan había salido bastante bien. El lunes por la mañana después del ataque de Witherdale, ella "casualmente" estaba en el área de recepción cuando Jasper y Edward habían llegado con su orden de detención.

Hubo un montón de gritos y maldiciones por parte de Stefan, especialmente cuando Jasper le puso las esposas. De pie a un lado con algunos de los fiscales adjuntos, Alice vio cómo Jasper se mantenía en calma y profesional. Había dicho algo en voz baja que sólo Stefan pudo oír, y Stefan había asentido en silencio, con su labio inferior temblando. Curiosamente, después fue totalmente cooperador.

Siguiendo de cerca al escándalo que involucraba a Stefan había estado el de James Witherdale. No sucedía todos los días, después de todo, que la guardia privada de un senador de . fuera detenido por el asesinato de una chica en uno de los hoteles más lujosos de Chicago. Esa detención, por desgracia, había puesto a Alice y a Jasper directamente en el punto de mira: después de los ataques se hizo imposible mantener en secreto que ella había sido testigo, más o menos, del asesinato. Los medios de comunicación rápidamente les vincularon a ella y a Jasper con el aparentemente nunca olvidado comentario de "tiene la cabeza en su trasero" de hacía tres años.

Aunque el refrito de los comentarios de Jasper por lo general llevaba a otra sesión de ceño fruncido por su parte, a Alice personalmente le parecía divertido de ver. Incluso lo había deslizado una vez, mientras él estaba tratando de quitarle el control remoto de las manos para apagar las noticias de las diez, le había dicho en broma que deberían compartir las imágenes con sus hijos algún día, como prueba de su amor a primera vista. Cuando Jasper no se había quitado de inmediato del sofá, y en su lugar había sido bastante amoroso después de su comentario, ella lo tomó como una señal de que no lo había asustado mucho.

Ahora, mirando adelante a la inesperada visita de Jasper, Alice apuró su paso y dobló la esquina hacia la zona principal de recepción de la oficina.

Él no estaba allí. Toda la zona de espera estaba vacía, de hecho.

Sobre el mostrador de recepción, Jane levantó las manos.

—Me dijo que no quería esperar aquí. Dijo que quería hablar contigo en un lugar privado así que lo puse en la vieja oficina de Stefan ya que nadie la está utilizando en estos momentos.

Muy extraño, pensó Alice. Más intrigada que nunca, cortó a través de la sala de espera y por el corredor en el lado opuesto. Cuando llegó a la ex oficina de Stefan, vio a un hombre alto y fornido de pie delante de la puerta. Él asintió mientras ella se acercaba.

—Puede entrar, señorita Brandon.

Manteniendo un ojo a su alrededor, Alice abrió cautelosamente la puerta y entró. Un hombre corpulento con el pelo plateado bien recortado y un traje caro estaba parado frente a la ventana, mirando la vista del lago Michigan. Cuando ella entró, él se dio la vuelta y le sonrió con un aire elegante.

—Buenas tardes, señorita Brandon. Gracias por reunirse conmigo con tan poco aviso.

Alice cerró la puerta detrás de ella. —Senador Newton —dijo con sorpresa—. Es un placer conocerlo. ¿Qué... le trae a nuestra oficina hoy? —A pesar de su extraña conexión, y del hecho de que sabía mucho más sobre la vida personal del senador de lo que nunca había querido, todavía no lo había conocido o hablado con él.

Newton cruzó la habitación. —Creo que ambos sabemos que esta visita está retrasada, Alice. ¿Está bien si te llamo Alice? —Él se sentó en una de las dos sillas de cuero de la parte frontal de la vieja mesa de Stefan—. ¿Por qué no te sientas?

Alice asintió. —Por supuesto.

A la luz de todo lo que había sucedido esa noche en el Península, se sentía raro estar sentada en la oficina antigua de Stefan con Newton. En realidad, se habría sentido extraña sentada con él en cualquier lugar.

—Estoy en deuda contigo, Alice, y quería darte las gracias en persona —dijo Newton—. Por lo que el Agente Especial Carlisle Cullen me ha dicho, tú sola evitaste que fuera arrestado y, sin duda, salvaste mi escaño en el Senado. Inocente o no, nunca hubiera sobrevivido al escándalo de verme implicado en un asesinato. Por no hablar de mis... conexiones con la Srta. Sutherland.

—Soy consciente de eso, senador. Pero, honestamente, el equipo del FBI asignado al caso merece todo el crédito. Sólo pasé a estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

—Casi perdiste la vida por estar en ese lugar en ese momento —señaló Newton—. No puedo decirte cuánto lo siento por eso. Cómo siento un montón de cosas, en realidad. Fui un tonto y mis errores lastimaron a los demás. En algunos casos, gravemente —Sus ojos se nublaron de tristeza.

Alice asintió, sin saber cómo responder. Hablar con Newton era aleccionador. A pesar de que las intenciones de Victoria Sutherland hacia el senador habían sido menos que honorables, como Jasper había confirmado, ahora que Witherdale había dicho todo sobre el plan de chantaje, el incidente seguía siendo un triste testimonio de lo que algunas personas pueden hacer por conseguir dinero. O de su desesperación.

—Ya te he disgustado —señaló Newton.

—Estoy bien. Estoy aliviada de que todo haya terminado.

—En realidad, no ha terminado todo —señaló Newton—. La renuncia de Stefan Briggs quiere decir que tengo una tarea importante por delante. Como el más veterano senador de Illinois, es mi deber hacer una recomendación al presidente en relación a la persona que debería ser nombrada como el nuevo fiscal de . Y creo que conozco al candidato correcto —Hizo una pausa deliberadamente.

Alice se hizo hacia atrás por la sorpresa. — ¿Yo?

Newton asintió. —Tú.

Alice trató de decidir la mejor manera de responder. —Agradezco la consideración, senador. En verdad, lo hago. Pero si puedo ser franca, no espero que me ofrezca el trabajo por gratitud. Tampoco quiero que lo haga.

Newton sonrió a eso, como si estuviera de acuerdo con su respuesta. —Tenía la sensación de que ibas a decir eso. Así que permíteme asegurarte que esto no tiene nada que ver con la gratitud. Después de las acusaciones contra Stefan, lo último que haría en este momento sería arriesgarme a un potencial escándalo al nombrar a un candidato que no esté plenamente calificado para el trabajo. En todo caso, tu conexión conmigo contará en tu contra.

Alice se mantuvo escéptica.

Newton se echó a reír. — ¿Tengo que convencerte más?

—Si habla en serio acerca de esto, entonces sí, tendrá que hacerlo.

— Dios mío, no estaban bromeando cuando dijeron que eras un hueso duro de roer —murmuró Newton—. Está bien… te daré los aspectos más destacados, los hechos que más me convencieron cuando mi equipo de investigación de antecedentes se acercó con tu nombre. Tienes el mejor expediente en juicios entre todos los ayudantes en este distrito. Los jueces… sí, hablamos con los jueces, dicen que eres valiente y tenaz en la sala del tribunal. Después de Briggs, francamente, eso es lo que necesita esta oficina. Te ves bien en el papel: vienes de una familia de clase trabajadora, pasaste por la escuela de leyes, tu padre murió heroicamente como oficial de la ley, y los medios de comunicación ya piensan que tienes las bolas de acero por haber sobrevivido a la terrible experiencia con Witherdale. Pero lo que más me convenció, Alice… y sé que estás siendo muy humilde y de bajo perfil sobre esto, es que, por petición del propio fiscal general, has estado temporalmente asumiendo ese cargo desde la salida de Stefan. Viendo que no te has quemado en el lugar, pensé que te daría una verdadera oportunidad en el trabajo. Eso es... a menos que no lo quieras.

Alice sintió mariposas en el estómago. Mierda, esto realmente estaba pasando. No había necesidad de convencerla más allá. —Sería un honor, senador, ser su candidata para el puesto.

Newton pareció aliviado. —Bien. Menos mal. Tengo que ser honesto contigo, no teníamos un plan de refuerzo. En realidad estoy sudando un poco debajo de mi chaqueta.

Alice se echó a reír. —Trataré de ser menos dura en el futuro.

Newton sonrió cálidamente mientras le estrechaba la mano. —Haz las cosas exactamente como te parezcan, Alice.

Ellos se levantaron de sus sillas y se acercaron a la puerta juntos. —Es curioso que lo mencione, Senador... porque espero que entienda que, a diferencia de Stefan, no seré una mera figura decorativa en esta posición. Tengo la intención de continuar con los casos que llevamos.

—Con tu historial, lleva todos los casos que desees. Sólo asegúrate de ganarlos —Con un guiño, Newton abrió la puerta y asintió a su guardia afuera.

Alice lo vio salir. Estaba sola en la oficina de Stefan, tratando de envolver su mente alrededor del hecho de que había una buena probabilidad que fuera su oficina en un futuro no muy lejano.

Alice Brandon, Fiscal de .

Eso tenía un timbre que le gustaba.

Con una sonrisa, se dirigió de regreso a su oficina, pronto sería su ex oficina. Una vez allí, cerró la puerta, luego se sentó en su escritorio y tomó el teléfono.

Él era su primera llamada, por supuesto, y le contó todo. Cuando terminó de compartir la noticia, se dio cuenta por su voz que estaba sonriendo en el otro extremo de la línea.

— Felicitaciones, abogada —dijo Jasper—. Te lo mereces.

Ella se dio cuenta por su tono que le estaba ocultando algo. —Ya lo sabías, ¿no?

Jasper se echó a reír. —Está bien, lo sabía. A Carlisle se le escapó que a dos agentes de nuestra oficina se les había asignado comprobar tus antecedentes. He tenido reservas todas las noches de esta semana en Spiaggia, a la espera de que Newton te lo dijera. Me imaginé que finalmente deberías tener tu cena allí, y esa era la razón perfecta.

Hombre imposible, siendo tan dulce y todo. —Todavía estoy tratando de decidir lo que siento por el hecho de que supieras sobre esto antes que yo.

—No te decepciones —dijo Jasper—. El hecho de que he estado ridículamente orgulloso de ti por días no cambia la ilusión que deberías tener sobre esto. Además, yo lo sé todo. Probablemente deberías empezar a acostumbrarte a eso.

—Y con esa nota, colgaré —dijo Alice.

— ¿Echándome para poder llamar a Garrett? —Jasper bromeó.

—No —dijo ella enfáticamente.

Maldita sea, en realidad él lo sabía todo.

Y dos semanas más tarde, tenían otra ocasión para celebrar. No obstante, una por la que Jasper estaba un poco menos entusiasmado.

—Feliz cumpleaños, Jasper —dijo Alice cuando se sentaron en una de las mesas del bar para esperar. Lo había llevado al restaurante Socca esa noche, un bistró a pocas manzanas de su casa—. Treinta y cinco años. Creo que merece un regalo o dos.

Jasper frunció el ceño. —Alice, te dije que no me dieras nada.

—Bueno, pensé que era una de tus aparentemente interminables órdenes que tengo planeado pasar por alto —Ella sacó dos sobres de su bolso y los puso sobre la mesa frente a él. Uno era grande y de alrededor de un par de centímetros de grueso, el otro pequeño, pero con algún tipo de objeto en él.

—Elige.

Jasper tomó el sobre más grande.

—Buena elección —dijo ella.

Jasper abrió el sobre y encontró un documento grueso de varias páginas. Lo sacó hacia fuera y le dio la vuelta. Los nombres en el título saltaron hacia él:

LOS ESTADOS UNIDOS vs ARO VULTURI; era una acusación penal, firmada por la propia fiscal de ., con cargos para treinta y cuatro miembros de la organización de Vulturi, entre ellos Aro Vulturi, con más de un centenar de cargos por violaciones de la ley federal y estatal. Incluía todo, desde cargos por crimen organizado, drogas y armas de fuego, a asalto agravado, tentativa de homicidio y asesinato.

Jasper pasó las páginas de la acusación en silencio. Sin embargo, cuando estaba casi a medio camino, se detuvo y leyó cuidadosamente las cuentas relacionadas con el asesinato del agente de la DEA que había tratado de advertirle, y su propia tortura a manos de los hombres de Vulturi. Todo lo cual había sido presentado, párrafo por párrafo, con detalles gráficos.

—No me importa si no los atrapo por otra cosa. Los colgaré solo por eso —le prometió Alice en voz baja—. Lo presentaré la próxima semana. Pensé que así podría dar comienzo a mi nueva posición con un gran Bang.

Jasper deslizó la acusación de nuevo en el sobre. Sería una explosión, con todos los derechos. Él extendió la mano y entrelazó sus dedos con los de ella. Ella sabía lo que la acusación significaba para él, pero necesitaba estar segura de que no lo estaba haciendo por las razones equivocadas. — ¿Estás segura de esto?

—Definitivamente. He querido llevar este caso durante tres años.

—Las cosas podrían volverse peligrosas —le advirtió Jasper—. Debes tener cuidado de cómo manejas esto. Witherdale y Stefan no son nada en comparación con Aro Vulturi.

—Le he dado dedicado un montón de tiempo a pensar en cómo deberíamos proceder —dijo Alice—. Me gustaría traer a todos los agentes de la oficina de Chicago, los de algunas de las otras divisiones también, y hacer órdenes de detención simultáneas. Agarrar a Vulturi y a sus hombres de una sola vez, para que no tengan tiempo de hacer un contra movimiento. Necesitaré a alguien con quien pueda contar para liderar el grupo de trabajo. Estaba pensando que deberías ser tú. También creo que deberías ser el que detenga a Vulturi.

Jasper consideró las consecuencias de todo lo que ella acababa de decir. Parte de eso le daba un poco de pánico.

Alice levantó la cabeza, malinterpretando su expresión. —Pensé que te gustaría tener el honor de derribar a Vulturi.

—Oh, infiernos sí.

—Entonces, ¿qué pasa con tu mirada?

—Se me acaba de ocurrir que, como fiscal de ., ahora estás en una posición de autoridad sobre mí.

Alice levantó una ceja. —Tienes razón, Agente Whitlock. Hay una nueva sheriff en la ciudad.

— ¿Cuánto tiempo has estado esperando para decir eso?

Ella se echó a reír. —Cerca de dos semanas —Ella empujó el segundo sobre delante de él—. No te olvides de tu otro regalo.

Jasper lo recogió. —Estoy pensando que nada puede superar la cabeza de mi más jurado enemigo en un plato —Abrió el sobre y sacó su contenido.

Se había equivocado.

Unas llaves y un control remoto de puertas de garaje.

Lo atrapó con la guardia baja, algo raro en él, Jasper miró a Alice. — ¿Significa esto lo que pienso que significa?

—Supongo que depende de lo que pienses que significa. Si piensas que significa que te estoy pidiendo que vivas conmigo, estarías en lo cierto —Su expresión se tornó más seria—. Si también piensas que significa que me levantaré cada mañana preguntándome qué hice para merecer tenerte de vuelta en mi vida, bueno, estarías en lo cierto acerca de eso, también.

Jasper se quedó por un momento... aturdido. Nadie le había dicho jamás algo como eso.

—Ven aquí —dijo con voz ronca. Agarró su silla y la acercó. La besó, suavemente al principio, luego su mano se movió a su espalda y la empujó más cerca mientras las emociones se apoderaban de él. La movió hacia atrás para sostener su mirada. —Te amo, Alice. Ya lo sabes, ¿verdad?

Ella le devolvió el beso, susurrando las palabras en su oído. —Te amo, también.

Le tomó a Jasper toda su fuerza no levantarse de allí y arrastrarla a su casa en ese mismo momento. La combinación de todo lo que ella acababa de decir, por no mencionar su suéter negro, su falda ajustada, y los tacones que llevaba, estaban volviéndole loco. Él le lanzó una sonrisa furtiva. —Espero que no te importe saltarte el postre esta noche. Tengo que tenerte a solas. Me estoy muriendo aquí.

—Dios mío, Jasper, con una mirada como esa, deberías conseguir una habitación. Y tratar de no escoger la que está junto a un cadáver esta vez.

Al oír la familiar voz masculina, Jasper maldijo en voz baja. —En serio, Alice, tus amigos eligen el peor momento siempre —Se dio la vuelta y vio a Garrett de pie delante de él.

—Feliz cumpleaños, amigo —Garrett sonrió, dándole una palmada en la espalda. Detrás de él, Jasper pudo ver a Edward, Richard, Carmen y su marido.

—Invité a algunas personas para celebrar tu cumpleaños —dijo Alice tímidamente. Ella alzó las manos—. Sorpresa.

—Tenemos suerte de venir con el paquete —explicó Garrett—. Piensa en eso como un regalo colectivo de todos nosotros para ti: Cinco bien molestos y excesivamente intrusivos nuevos amigos.

—Es el regalo que se sigue dando —dijo Edward.

Jasper sonrió. —Estoy conmovido. En serio. Y ya que parece que me mudo, permítanme ser el primero en decirles que son siempre bienvenidos a mi casa y a la de Alice. Sujeto a un mínimo de cuarenta y ocho horas de notificación previa.

Cuando el maître se acercó para acompañarlos a su mesa, Alice empujó a Jasper lejos del resto del grupo.

— ¿Estás bien con esto? —le preguntó.

—Sí. Es genial —Él la besó en la frente—. Gracias.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello. —Y en respuesta a tu pregunta anterior, no me importa saltarme el postre. De hecho, ya tengo un postre planeado para cuando lleguemos a casa.

A Jasper le gustó el sonido de eso.

— ¿Me puedes dar una pista?

—Me involucra usando tus esposas.

Cristo, lo dejó duro. La idea de ella desnuda a su merced arrojaba su cuerpo en picado. Jasper la empujó a un rincón donde se encontraban fuera de la vista. —Al diablo con la cena, nos iremos ahora —gruñó.

Alice negó tímidamente. —No podemos dejar la fiesta tan pronto. Sería indecente.

En respuesta a sus bromas, Jasper puso las manos en la pared junto a ella, sujetándola.

—Entonces, señorita Brandon... ¿Es esta la forma en que será contigo?

Sus ojos brillaron diabólicamente.

—Siempre.

Fin


Eso todo, amigos. Espero que les haya gustado la historia tanto como a mí me gustó adaptarla.

Gracias a todas las personas que leyeron, a las que dieron Follow y Favorite, a las que se unieron al "Pequeño pero exclusivo grupo de personas que comenta esta historia", sobre todo gracias a Vkii, Dany, Flora-ntvg-Cullen y Andy, por todo su apoyo (y sus reviews) desde el inicio de esta historia, gracias a los lectores fantasmas (no pueden faltar).

Me encantó adaptar esta historia para ustedes.

Sin nada más que decir por el momento.

Nos leemos pronto.

-Karla