Epilogo
La habitación estaba en penumbras y con pasos silenciosos dos personas entraban a dicho lugar, tuvieron que cubrirse la boca para no dejarse en evidencia, por la emoción que tenían a lo que iban a hacer.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca de su objetivo, una de las personas dio la señal a su acompañante de que ya había llegado el momento. Y juntos se abalanzaron sobre las personas que dormían.
-¡Arriba!- gritaron a la vez que subían a la cama.
-¡Oh no, Kate, no te dije que cerraras la puerta, sabia que ustedes dos tramaban algo- Rick señalo a sus hijos, ya de once y siete años.
-Creí que tu lo habías hecho- dijo aun adormilada.
-Oye papá ¿que hay de desayuno?- pregunto pregunto su hijo.
-No lo se campeón ¿que quieres?
El niño puso cara de pensativo...
-Huevos con bacon...- dijo.
-Uyy wuacala... no, eso no Max- dijo Kate, todos se giraron hacia ella frunciendo el ceño.
-Mamá pero ese desayuno de papá es muy rico- protesto Amalia.
-Mejor elige otra cosa Max- dijo la mujer, su esposo aun no dejaba de mirarla, mientras los niños decidían que pedirían para desayunar.
-Papááaa - lo llamo su hijo, Amalia y yo decidimos frutas, pancakes, leche, jugo y...
-Ya, ya entendí- dijo -¿Esta eso bien para ti Kate?- la miro con una sonrisa en el rostro.
-Si, esta mas que bien- se acerco a él y le dio un tierno beso en los labio, que hizo a sus hijos protestar- Buenos días- dijo al separase.
-Buenos días- dijo él.
-Y buenos días mis amores- dijo mirando a sus hijos que se acercaron a ella.
Luego de unos minutos todos se dirigieron a la cocina, con su típico baile de camino a esta, las trenza largas de Amalia se movían a rienda suelta, mientras bailaba provocando la risa de su hermano.
Después de desayunar la "tropa" ya estaba lista para su rutina del día, los niños se alistan para ir a la escuela y los adultos al trabajo, ya que ambos había retomado sus carreras dos años después de encontrar a sus hija.
-Chicos ya están listos- les pregunto desde las escaleras-
-Ya voy mamá- escucho decir a Max y un - Si- de Amalia. Max cursaba el segundo grado y Amalia el quinto, a pesar de no haber asistido antes a la escuela, estaba adelantada. Rick y ella se habían encargado de asistir a su hija antes de inscribirla a la escuela hace tres años cuando Max cumplió los cuatro, tenia los conocimientos necesarios para poder cursar el segundo de primaria.
Es un niña muy inteligente, los dos lo eran y se lo demostraban cada día a las personas que los rodeaban.
Recordó el primer día de clase de ambos.
Kate fue la primera en despertarse ese día, muy temprano para su gusto, pero no le importo, se ducho y despertó a su esposo para que fuera preparando el desayuno mientras ella despertaba a los niños. Se dirigió a la habitación de su hija, al entrar la niña aun dormía, se acerco en silencio a la cama. -Amalia... dijo y sonrió- después del juicio en el que Carlos y Elizabeth fueron condenados a cadena perpetua, la niña pidió que no quería seguir llamándose Esther, porque le recordaba a ellos, los malos, así que un día y para acostumbrarse a su "nuevo nombre" no contesto a nadie que la llamara así. Lo peor del juicio había sido que Amalia tenia que declarar. -Amalia - volvió a llamarla, esta vez logrando que la niña despertara, Kate sonrió- buenos días cariño, ¿estas lista para tu primer día de clases? Su hija la miro desorientada, pero luego le sonrió a la vez que asentía. -Si- se sentó en la cama- Buenos días mami-dijo y la abrazo. -Bien. Espera unos minutos y date una ducha yo voy a despertar a Max. Salio de la habitación de su hija y se dirigió a la de su hijo. El niño también aun dormía, se acerco, sabia que le costaría mas que a Amalia, era un dormilón igual que su padre. Ya listos los niños, les tomaron un par de fotos que no tardaron en recibir los demás familiares, y emprendieron el camino a la escuela. -Bien- dijo Kate agachándose- ¿Están listos? -Mami ya soy un niño grande- dijo Max asintiendo. -¿Estas seguro hombrecito?- el niño asintió. -¿Amalia?- miro a su hija- recuerda lo que hablamos- esta asintió. -Los números no asustan, ni son malos mami- dijo muy segura, les había costado aclararle eso pero después la niña entendió. -Exacto cariño, los números no asustan .Estoy muy orgullosa de ustedes- les dijo.- Rick, no te vas a despedir, le dijo tratando de aguantar la emoción y de no llorar. ¿Estas bien papi? - pregunto Max. -Si campeón estoy bien , muy feliz. -Bien Max- dijo Amalia extendiendo su mano derecha a su hermano.- Vamos -¿Mamá, papá nos llevan?- termino diciendo Amalia. Sus padres sonrieron y se acercaron a sus ellos. El, proceso de curación, fue largo, para todos ellos, hubo momentos en los que Amalia recaía, pero ellos estaba ahí para ella. La niña siempre se negó a volver al psicólogo por mas que ellos intentaron, por lo que ellos eligieron dos días a la semana en los que ellos mismo, serian los psicólogos de sus hija. Un mes fue después de comenzar con su método, fue que su hija fue capaz de comenzar a contar lo que había pasado, como padres escucharla, fue muy doloroso.
-Oh, si, si.
Los chicos ya estaban a su lado y ella aun estaba en sus pensamiento, Amalia y Max se miraban entre ellos con una sonrisa.
-Mamiiiiiiiiiii -la llamo Max haciendo que esta reaccionara.
-¡Oh Dios mio Max, que susto. -El niño siempre solía asustar a algún familiar, Kate decía que eso lo había heredado de su padre.
-Lo siento- dijo con una sonrisa- pero es que no contestaba y papá dice que...
-Si, si, ya se lo que dice tu padre, que por cierto ¿Donde esta?- miro a su alrededor, buscándolo con la mirada.- A ver chicos un minuto y encuentren a su padre- le dijo a sus hijos que salieron corriendo en busca de Rick, ella decidió sentarse en una silla que tenia al lado, se sentía cansada. Por suerte el la oficina no tenia mucho que hacer, pensó.
En el despacho era donde encontraron Max y Amalia a su padre.
-Papá, mamá dice que te des rápido- Max entrado seguido de su hermana, su padre ni se inmuto, así que se acercaron mas a él.
-¿Que miras? - pregunto Amalia al ver que su padre tenia un calendario en sus mano.- Papá ese no es el mes en que estamos- dijo confundida- Papáaa.
-Lo siento chicos- les sonrió- ¿Donde esta su madre?
-Esperándonos- respondió Max.
-Pues sera mejor que nos demos prisa- dijo poniéndose de pie.
Sus hijos se miraron."¿Eso era lo que intentaban ellos, no?"
Al salir del despacho Rick visualizo a su esposa sentada en una silla, ¿Por que ella aun no le había dicho nada? esa pregunta surgió en su mente mientras se acercaba a ella. Sonrió, él conocía una y mil formas de hacer que ella le dijera esas cosas. Aunque pensó que seria mejor preguntarle.
La mañana fue una tortura para Rick que no dejaba de observar a su esposa, a cada parte que ella se dirigía ahí estaba él, mirándola, preguntándose porque ella aun no le había dicho nada, si era algo que los dos buscaban, no quería suponer que no eran ciertas sus sospechas, pues que estaba seguro de que si lo eran. Observo que la secretaria de su Kate la había dejado a solas en su oficina, podía verla ya que las persianas estaban abiertas, dejando a su vista todo lo que ocurría dentro.
Se dirigió hacia ella.
-Hola, cariño- dijo entrando al lugar, ella simplemente le dirigió una sonrisa y se puso de pie.
-Hola. ¿Vamos a buscar a los niños? no tengo ningún caso aquí así que... no se tu pero yo ya quiero irme a casa.
-Pues... bien, si vamos.
No fue hasta después de la cena, que Rick se había atrevido a preguntarle.
-Kate, podemos hablar.- ella estaba acostada en el sofá. Se sentó, sonrió sabia que Rick sospechaba.
-Si, claro ¿de que quieres hablar?- le pregunto.
-Ve...veras... yo.
-Si...- él estaba nervioso, se parecía a ella cuando se entero de su primer embarazo.
-¿Tienes el periodo?- dijo rápidamente. Kate rió a carcajadas ante su pregunta.- Perdona yo...
-¿Rick, en serio quieres preguntarme sobre mi periodo?
-No... la verdad.. es que.
-¿Quieres preguntarme si estoy embarazada?- dijo y el asintió con entusiasmo. Ella sonrió- Pues, déjeme decirle Señor Castle, que has dado en el blanco. Tengo dos semanas, bueno eso según mis cálculos- dijo con una sonrisa- Y si, eso significa que vamos a tener un bebé - termino de decir e inmediatamente sintió los labios de él sobre los de ella.
-Te amo, te amo - dijo Rick entre besos, mientras ella sonreía, él continuo con sus besos ahora por el cuello de su esposa.
-Rick, no ya basta me haces cosquillas- le dijo sin poder evitar reírse.
-Hey - escucharon la voz de Max que estaba de pie junto a su hermana en la puerta de la sala de juegos- ¿Por que tantas risas?.- se acerco a sus padres.
-¿Si, por que? - dijo Amalia después de acercarse también a sus padres.
-Pues, porque mamá y yo les tenemos una sorpresa- miro a sus esposa que asintió con una sonrisa.
-Fin.