[Inserte texto]
Lamento no actualizar tanto. Todo es culpa de las garrapatas chupa vidas.
En fin, aquí teneis
Espero lo disfruten
Sigue a esas pesadillas
.-.
Eran las 11 pasadas, y él de verdad quería largarse a la oscuridad exterior. Ya no había llamadas que contestar, ni órdenes que preparar; el chirrido del viejo ventilador en el techo y del trapeador siendo remojado en agua, era lo único que llenaba el aire.
Apenas el viejo oso gris de su jefe salió para decir que se podían marchar, tomó su morral y se despojó del delantal de aquella pizzería. Salió sin decir nada y voló directo a su departamento mientras se ponía un pasamontañas que se perdía con el fondo.
.-.
El calor salía de su cuerpo en un vapor que se entremezclaba con las sombras de la noche, lo cual indicaba que se acercaba a su destino. A dos cuadras del edificio, los gritos enloquecidos de alguien desgarraron la atmosfera sin piedad, ahuyentando incluso a los espectros más aterradores que se pudieran pensar. Se acomodó más el morral quitándose el pasamontañas y aterrizó en el suelo irregular mientras encendía un cigarrillo. Las toxinas entraron como un vendaval de alivio dentro de su organismo calmando un poco a su inquieto corazón.
Subió los desgastados peldaños de metal que crujían bajo sus pies y se interno dentro del sexto nivel que tenía una simple bombilla encendida sobre el pasillo. Siguió moviéndose dentro del edificio, contemplando el resto de los departamentos oscuros. Con puertas despostilladas y roídas por las termitas, con los muebles cubiertos de plástico donde el polvo abundaba y las cortinas siendo levantadas por antiguos fantasmas que debieron de haber habitado aquel lugar. El suelo era un entremezclado de moho y ratas en descomposición. Los gritos cada vez más cerca, eran lo único que lo mantenía alerta, además claro, de los gigantescos agujeros que podrían hacerlo caer hasta el sótano.
Casi al final del pasillo, un hoyo irregular de gran profundidad, le impedía continuar. Tiró el cigarro dentro del monstruo negro, viendo como se perdía poco a poco; y después, abrió las alas con total naturalidad cruzando al otro lado. Mantuvo las alas abiertas y sobrevoló ligeramente sobre el suelo evitando tocarlo y a los pedazos de madera que sobresalían como dientes.
Llegó a una puerta con el número 125 grabado con rasguños. Los gritos, provenían de ese lugar, y se escuchaban dolorosamente inquietos al otro lado de la portezuela. Quito las cerraduras y seguros al pedazo de madera, y se interno dentro de la pieza. Apenas hacerlo, los alaridos cesaron con rapidez. La habitación existía a oscuras y lo único que irradiaba algo de luz, era la vieja televisión encendida en una esquina del departamento, la cual, alguien estaba viendo. La luminiscencia de la pantalla, contorneaba su silueta, proyectando su sombra hasta sus pies. Se encaminó hacia el aparato y a su televidente con sigilo; al momento de aproximarse, aplaudió al aire y la estancia se iluminó.
Se plantó al lado de la televisión y observó una caricatura donde unos gatos trataban de entrar a una casa, en la cual, vivía otro gato que era su amigo. Sin embargo, un perro y su hijo siempre se los impedían con situaciones graciosas en las que ellos salían heridos.
Carraspeó para al instante tener una mirada de café con leche sobre él, provenientes de una joven leona que lo veía con sorpresa y una pizca de alivio. Tenía las piernas cruzadas sobre su regazo y había una navaja con sangre seca a su lado, más no percibió ningún corte en su opaco pelaje amarillo. Una jeringa con la aguja aún goteando, estaba en su mano, y una pequeña hinchazón en su brazo le hizo darse cuenta de que se había drogado nuevamente.
-Mark- soltó la chica con una voz somnolienta para después verlo con una mueca de disgusto. Convenientemente los efectos de la sustancia habían pasado justo cuando él llegaba; sencillamente genial-. Bonitas horas de llegar, murciélago zoquete.
Suspiró evidentemente molesto por la bienvenida poniendo los ojos en blanco, dándole a entender que la ignoraría.
-¿Porqué tardaste tanto?- riñó como si de una madre se tratase.
-Katra, no estoy de humor- bufó entre dientes.
-¿Dime cuando lo estás?- respondió irónica al momento que sus ojos se desviaban un poco a la televisión-. Por última vez, Mark ¿por qué tardaste tanto?
Suspiró tratando de controlarse para no estrangularla.
-Discúlpame por trabajar tan jodidamente lejos y que las alas me dolieran terriblemente después de lo de ayer, sumando que mi jefe es un puñetero de lo peor y que tuve que parar para comprar la leche en un lugar donde solo servía una puta caja registradora con una fila enorme delante de mí- al hablar, levantaba los dedos para dejar en claro su situación-. Así que, discúlpame por tardar tanto, Katra, porque tú lo único que haces, es quedarte aquí gritando como desquiciada y viendo caricaturas estúpidas con la misma temática de siempre.
Evidentemente se había mosqueado por todo lo que había dicho su compañera y no tenía ni un pelín de remordimiento por lo que le había tirado en cara.
-Ya- soltó Katra al momento que apagaba la televisión y se , voy a darme una ducha.
Al pasar a su lado, Mark vio el cansancio agudo y sombrío que cubría sus ojos cappuccino, acompañado de las venas saltadas que se manifestaban de un rojo brillante en las corneas, vislumbró también unas cuantas lagañas y unas amoratadas y visibles ojeras bajo su mirada. Su cuerpo delgado y disminuido no pasó desapercibido. Cada vez, las costillas se le pegaban más, y sus piernas no eran más que un par de palillos a punto de romperse. Verla simplemente era una sensación indescriptible de dolor latente y atroz. Ella también había sufrido demasiado con todo lo que les pasaba, y hasta ese momento se dio cuenta de toda la mierda que le había tirado, pero, uno: lo hecho, hecho está; y dos: eso no eclipsaba los problemas que él también tenía, y tal vez, un poco mayores. Decidió no decir más y ni siquiera disculparse al verla otra vez.
Mark, vació el contenido del morral en la barra de la cocina y se dispuso a preparar la cena. Apenas puso el agua a hervir, sintió un cosquilleo de alerta en la espalda al percibir la presencia del ser que más odiaba, y eso que "odiar" se quedaría corto para que describiera lo que sentía por él. Lo aborrecía hasta la medula de su ser. Lo despedazaría entero con sus propios dientes de ser posible, y él lo sabía muy bien.
-Esa chica es un poco molesta ¿no crees? Siempre sintiéndose la más importante. Que conste que te advertí de ella antes de que la trajeras aquí- lo escuchó lanzar un escupitajo en su mente.
Asqueado se giró a picar los vegetales.
-Cierra la boca, Rajken, o ¿quieres que te la cierre yo?- habló con una sonrisa socarrona-, y tu sabes que puedo hacerlo.
-Hmph-Rajken bufó-. Eres un mocoso llorica, Mark. Desde que te conocí, no has cambiado para nada, y eso está comenzando a hartarme.
-Pues acostúmbrate amigo- dijo al momento de vaciar las verduras en la olla caliente-, estaremos así hasta el final de los tiempos. Siempre juntos.
-O hasta que yo pueda convencerte completamente de darme lo que quiero.
-Eso jamás, chacal- sacudió la cabeza-. Jamás conseguirás algo de mí o de Katra.
-Eso lo veremos querido.
-Lo verás todos los días, de principio a fin y ¿qué crees? ¡En primera fila! Fascinante ¿no?- un poco de sarcasmo nunca estaba de más.
Escuchó un gruñido que reverberó en todo su cráneo dejándolo aturdido por un momento.
-Aún no volteo todas mis cartas sobre la mesa, Mark. No te fíes- escupió las palabras, como si de veneno se tratase.
-¿Cuándo lo he hecho?- contestó suavemente recuperándose del desconcierto.
-Touché.
Siguió con su labor hasta que Rajken habló nuevamente.
-La leona aún sufre de aquellas pesadillas.
-Dime algo que no sepa- giró los ojos con ironía.
-Bueno, ni tu ni ella saben lo que de verdad reflejan. Ella cree que no son más que malos sueños, sin embargo, no lo son querido niño. Todo sueño, tiene rastros de verdades. Y cuando se enteré de ello…- produjo un silencio sepulcral que le hizo sudar las manos-…será demasiado tarde para su salvación.
-No si yo estoy ahí- repuso tratando de reflejar confianza.
-Cuando más necesitas a una persona, es cuando ella no desea ser encontrada…- el chacal carcajeó en su mente, sintiendo su cuerpo vibrar ante sus espasmos de alegría-. Y tú muy bien conoces esa sensación bajo la piel ¿o me equivocó?
-Estás trastornado- soltó con un suspiró al momento que servía una especie de sopa en dos platos y los ponía sobre la barra-. Yo encontraré la forma de protegerla.
-Tanta ternura me asquea- una risa maliciosa le caló en los huesos, y Rajken continuó-. Aunque la chica es lo que menos me interesa en estos momentos- resopló poniendo énfasis en cada palabra-.Tú eres quien me preocupa porque ¿Cuándo aceptaras todo lo que tienes dentro? Además de mí, claro- una risilla se le escapó para después recobrar la postura-. Todo ese poder que te corre por las venas, ni siquiera has explotado el mínimo de él. Aunque…- susurró- yo podría usarlo por ti.
Apretó los dientes.
-Lárgate ya.
-¿No te gusta tenerme aquí?- soltó con una voz teatralmente ofendida-. ¡Oh! Qué mente tan pesada me tocó.
-¡Fuera!- rugió mentalmente.
-Idiota.
Una última risa y su presencia se desvaneció dentro de él.
Se masajeó la cabeza teniendo la sensación de que Rajken seguía ahí merodeando sin motivos. Comenzó a comer lentamente la sopa. En ese momento, Katra apareció tallándose los ojos con furia; vestía una de sus antiguas playeras de rock y un short caqui. Se sentó sin decir nada y atacó al plato de sopa frente a ella. No cruzaron palabras en toda la cena e incluso después de ella.
Minutos más tarde, ambos se fueron a descansar.
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-¡Mephiles!
La garganta le produjo una quemazón horrible al elevar aquella simple palabra apenas despertó. Tenía el cuerpo empapado en sudor y los ojos le escocían en sus cuencas, como si estuvieran hirviendo en su caldo, provocando que algunas lágrimas se escaparan, fundiéndose rápidamente con la humedad de su cuerpo. El corazón le latía desbocado en el estómago, y creyó que lo vomitaría. Las lagunas de la pesadilla seguían latentes, y al rememorar unos cuantos segundos atrás, se arrepintió; apenas tuvo tiempo para apartarse el pelo de la cara cuando vomitó. Tosió sintiendo el líquido arder en su esófago, y lo tragó con asco. Su marcapasos yacía en su buro, apagado. Su pulso era salvaje, devorador y terrible, y con eso comprobó que no había vaciado el corazón al suelo.
Se levantó con urgencia pasándose el brazo por la frente y sorbiéndose los mocos. Abrió la puerta de su compañero y se interno en su habitación.
-Mark- le picó la nariz-. Despierta roedor volador.
Por toda contestación recibió una palmadita en la mejilla.
-Calla Katra. Buenas noches
Hizo un mohín mientras encendía la luz de la habitación. Mark se tapó con las cobijas hasta la cabeza y la dio la espalda. Su ceño se frunció tanto que le desfiguró la cara como un temible monstruo que se esconde bajo las camas.
-Murciélago de pacotilla, levántate ahora o te juro que Rajken será el menor de tus problemas.
Mark se deshizo de su cómoda protección de la luz y bostezó. La miró con ojos entrecerrados y las orejas gachas.
-¿Qué queréis ahora?- pregunto con cara de pocos -y muy escasos- amigos.
-Una pesadilla.
Su amigo giró en todas direcciones tratando de despabilarse.
-¿Y qué? ¿Quieres que te consuele y dejarte dormir conmigo? Ni loco. Buenas noches- se acurrucó entre las mantas y comenzó a dormitar nuevamente.
Suspiró enfadada ¿Por qué se empeñaba en ser tan cabeza hueca? ¡Tenía que escuchar lo que había visto! ¡Ahora! Puso los ojos en blanco al momento que caía con todo su peso sobre las partes íntimas del pobre susodicho.
-Está pesadilla es distinta, roedor alado-vociferó aún estando sobre él.
-¡Santo Chaos!- chilló para instantáneamente quitársela de encima y sobarse la entrepierna-. ¡¿Estás loca, mujer?! ¡Me dejaste estéril, estúpida!- seguía revolcándose en la cama sobándose a más no poder mientras unas lagrimillas lubricaban sus ojos.
Se acercó a su lado y le palmeó las mejillas algo mojadas.
-Lo siento, pero si te callas y me dejas hablar, te conseguiré una bolsa de carne congelada.
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Las 3:15 am y había un murciélago con una bolsa congelada de bolitas de pescado entre las piernas con la esperanza de ser fértil aún.
-Te pasaste Katra- suspiró echando la cabeza hacia atrás-. No tenías que hacer eso.
-Era la única manera para que me hicieras caso.
-¡Pero no con esa manera!- brincó exaltado aún con la bolsa entre las piernas.
¡Pero qué marica es!, pensó, da gracias a Chaos de que no te corté las bolas de un tajó, o que te echara ácido en la cara, o que te metiera una araña en tu enorme orejota sorda, o… ¡demonios! Insultos tan buenos que se le estaban formando, pero no podía usar ninguno porque cuando la batalla comenzaba, no se detenía. Las peleas de insultos era una interminable ronda de pin pon que podría durar hasta el final de los tiempos, y ella no tenía hasta el final de los tiempos para contar lo que había visto.
-Quizás lo recuerde la próxima vez- fue lo único que salió de sus labios
Mark gruñó para sentarse nuevamente y seguir aplastando el plástico sobre sus pantalones.
-Y bueno, ¿Cuál era esa "pesadilla distinta a las demás"?- se burló haciendo comillas en la pregunta.
-Mephiles- sintió la garganta en llamas apenas el nombre salió.
-¿Quién?
-El que vi en la pesadilla.
-¿Y qué tiene de especial el tipo?- preguntó sin comprender aún su punto, entonces se dispuso a contarle todo por más horrible que fuera.
-La…pesadilla era distinto al resto- su voz temblaba en sus labios frenéticamente deseando escapar-. Lo noté apenas comenzó, porque éramos tú y yo. Estábamos caminando sobre una ciudad agarrados de las manos, sin saber a dónde ir. Nos lanzábamos tontas sonrisas al pasar por los escaparates y el tiempo parecía eterno- se detuvo para aspirar oxígeno y presionar las manos a su pecho-. Hacia un día precioso, creo, creo nunca haber visto un cielo tan azul y brillante en mi vida.
Mark escuchaba atentamente mientras colocaba los codos sobre las rodillas para estar a la altura de su cara y poder leer sus emociones.
-Entonces…todo cambió- su garganta se quebró al momento que levantaba la mirada, y siendo reflejada en las preciosas pupilas verde grisáceo de su compañero-. Mark… él… llegó.
El corazón latía deprisa otra vez y la cabeza le daba vueltas a las imágenes que, por desgracia, habían vuelto a despertar.
El murciélago la tomó de las manos y con sus pulgares las empezó a acariciar, haciendo círculos sobre sus nudillos. De pronto, sintió como su dolor y miedo eran compartidos con Mark, el cual, empezó a respirar agitado por las nuevas sensaciones que se le estaban siendo traspasadas.
Sintiéndose más tranquila, le brindó una tierna sonrisa y prosiguió con el relato.
-Mephiles se alzaba otra vez, pero ahora, sin la ayuda de Iblis...
-¿Hablas de Solaris?- preguntó el chico al fin recordando una referencia.
-Sí. Iblis es la fuerza bruta y Mephiles la mente consciente, juntos son Solaris- asintió-. Pero en este sueño, Mephiles estaba solo… pero era tan; poderoso, que ni Sonic y sus amigos pudieron derrotarlo.
Mark gimió con asombro sin separar sus manos de las de ella, mientras seguían compartiendo las emociones. Evidentemente la noticia sobre la caída del héroe azul era lo que más le dejaba pasmado.
-¿Ellos, ellos no lo derrotaron?
Ella también gimió al recordar lo que había sentido al llegar a aquella parte del sueño.
-No- y las lágrimas corrieron por su cara hasta llegar a su barbilla- No lo hicieron.
Pausa.
-Murieron, Mark. Estaban todos muertos a los pies de él- bebió las lágrimas casi con desesperación al ver eso nuevamente.
Pausa.
-Solo…solo alguien quedó.
-¿Quién?
-Amy Rose- el recuerdo de la eriza rosa corriendo tras el erizo la inundó por completo amortiguando un poco la amargura.
-¿La novia de Sonic?
-Ája.
-¿Qué tenía ella de especial?
-No pude notarlo, sólo, sólo pude ver cómo nos salvaba de ser devorados por él.
-¿Y nosotros? ¿Nosotros no hicimos nada? ¿No la ayudamos?- preguntó ansioso.
-No podíamos.
-¿Por qué?
Pausa, y la poca cena que quedaba en su lastimado estómago, se abrió pasó a su esófago, lista para salir. Vio la cara de Mark, al ver que él también estaba experimentando eso.
-Rajken nos tenía a su voluntad.
-¿Q-Qué? Eso, eso no puede ser ¿có-cómo lo logró?
-Nos quitó el corazón… además de que él… tenía nuestras almas.
Los ojos de Mark se abrieron a más no poder y se tragó la bilis con repulsión, al igual que ella.
-Nos encadeno a sus totales y completas órdenes sin poder evitarlo.
-Pero…
-Fuimos retenidos mientras todo comenzaba a estallar y las calles a bañarse de un río de sangre; llevándose a los héroes muertos.
Resopló moviéndose nerviosamente.
-Mephiles se acercó y…- rompió en llanto otra vez y su rostro se ensombreció- te juro, que nunca había visto cómo la oscuridad hablaba y ofrecía propuestas a Rajken.
-¿Y-y qué fue lo que le dijo?
-"Amigo mío, no haré un largo discurso para agradecerte por haberme ayudado a librarme… simplemente te ofreceré una cosa que nadie podría rechazar, ni siquiera tú…"
Pausa…
-"Te ofrezco… ser un dios"
La tensión aumento y ambos corazones se elevaron hasta el cielo, como si quisieran que aquello fuera real y se reunieran con su destino. Mark se separó de sus manos mientras ambos sudaban y los ojos ardían.
Ninguno dijo nada en unos segundos que parecían inmortales. Después de reponerse, se pusó en pie y se acuclilló frente la mirada anonada del murciélago.
-Amy Rose- susurró.
Mark, seguía respirando agitado, hasta incluso se había colocado la bolsa congelada sobre la cabeza.
-¿Qué con la eriza?- preguntó Mark tratando de regular su pulso.
-Ella es la clave y la salvación- se llevó la mano a los labios y los tocó sintiendo la fuerza de aquella oración.
-¿Y qué tiene ella de celestial o apocalíptico para ser eso que dices?
-La sombra de la venganza se cierne sobre ella.
-¿Y?
-Y eso es todo lo que se requiere para crear un monstruo.
¡Holas a todos!
Bueno, este es mi tercer capítulo de Hell and Silence. Cómo leemos, aquí no intervienen nuestros registrados personajes de SEGA, porque quise darle una oportunidad a mis FC´s. Sé que a veces aquellos fanfics con Fan Characters no son muy bien aceptados por todos, porque no tienen nada que ver con la historia y sólo se usan de relleno y para hacer triángulos amorosos; pero, lo que yo planeo es hacerlos más profundos. Deseo que conozcan a mis personajes y pues que al menos, se acostumbren en su presencia durante la historia.
También puede que queden demasiadas dudas sobre Rajken, pero conforme la historia progrese, todo saldrá a la luz. Os prometo.
Está es mi última actualización antes de Navidad, y bueno solo quería desearles unas felices fiestas llenas de paz, dulces y compañía.
Amzallag se despide y ¡Gracias por leer!