El inicio de todo

Sesshomaru Taisho, 32 años, ojos ambarinos, cabello platinado y de profesión arquitecto, de carácter hosco y solitario, tenía como sueño conquistar el mundo, si bien no literalmente si a través del la edificación de sus diseños alrededor de él. Gracias a su pericia y dedicación no le fue difícil hacerse de renombre en muy poco tiempo. Esa era su única preocupación y aunque llevaba algún tiempo con Kagura no le veía futuro ya que no lo consideraba más importante que materializar su sueño y hubiese continuado así de no ser porque un día se atravesó en su vida ella.

Rin Sakura, 29 años, ojos marrones, cabello castaño y dueña de un pequeño negocio, poseedora de un carácter afable y que siempre mostraba una sonrisa a todo el mundo. El sueño de su vida se vio materializado cuando después de muchos sacrificios logro a echar a andar su invernadero junto con una pequeña empresa de arreglos florales. En algún momento de su vida tuvo la idea que pasaría el resto de sus días con su novio de siempre Kohaku, así que cuando la relación se vino abajo no se le cruzó por la cabeza que volviese a desarrollar esa clase de sentimientos por nadie más y se hizo a la idea que tal vez no lo haría de nuevo hasta que un día lo conoció a él.

El día de la gran inauguración del edifico correspondiente a su último diseño, Sesshomaru Taisho ataviado con un elegante atuendo negro, atendía cordialmente a todas las preguntas referentes a la obra y aunque secretamente odiaba esa parte de su trabajo sabía de buena mano que las relaciones públicas y la publicidad eran fundamentales para su profesión.

Normalmente esta actividad era más llevadera por que llevaba a Kagura consigo, pero después de un análisis a su situación de vida decidió dar por terminada la relación ya que usando las palabras dichas a la mujer "su vida esta tomando un rumbo en donde una relación amorosa no tiene cabida"

Una vez concluida las formalidades con los reporteros, el prominente arquitecto estaba a dispuesto a irse de pero recordó que debía mostrar modales adecuados con el empresario que lo había contratado y despedirse como era debido antes de partir.

Haciendo un recorrido visual por el enorme salón en busca de su objetivo, noto que se encontraba elegantemente decorado con arreglos florales y detalles botánicos. Una vez hecha esta observación se centro en su tarea hasta que pudo localizar al empresario platicando amenamente con un grupo de personas. Entonces sin más demora se dirigió hacia él.

Utilizando la grave voz de la cual era dueño, se hizo notar entre los del grupo y sus intenciones de despedirse rápidamente no se hubieran visto truncadas de no ser por que el empresario cortésmente insistió en presentarle a su familia que lo acompañaba, el joven arquitecto no pudiendo eludir esa petición saludó lo más afable que le fue posible, a la esposa y a las hijas del gran empresario y cuando pensó que le presentaría a la última de ellas, su interlocutor le anunciaban que aquella persona de cabello castaño y amplia sonrisa no era otra que la responsable de la decoración del salón que anteriormente le había llamado la atención.

Que extraño es el azar, ya que cualquiera que hubiere apostado a que esa mujer de enormes ojos y delgada contextura nunca podría llamar la atención de una persona como el arquitecto hubiera acertado de lleno y de igual manera hubieran en el hecho de que a una mujer tan cariñosa y de sentimientos tan nobles no tenía nada que ver con aquel hombre tan hostil y amenazador.

Pero como la vida está llena de sorpresas estás dos personas tan diferentes y opuestas se vieron inmersos en una relación tan inesperada como intensa.

Aunque en un principio no fue sencillo sortearon cada uno de los obstáculos que caracteres tan dispares podrían dar. Ella acostumbrada a mostrar abiertamente su cariño, más de una vez se sintió rechazada cuando espontáneamente le tomaba la mano o le daba un beso en público y el tuvo que aprender que al estar con alguien que realmente te interesa, es hacer concesiones y que su modo de ser tan parco no iba de acuerdo con ella, cuando más de una vez entre lágrimas causadas por alguna discusión suscitada entre ellos, ella intentaba romper su relación haciéndole ver que nada tenían que hacer juntos dos personas tan distintas.

Pero no acostumbrado a recibir negativas lo que en un principio parecía un reto a sus capacidades se convirtió en la mejor de sus derrotas, ya que desarmando totalmente ante ella empezó a desear ese toque delicado y ese cariño a manos llenas importándole muy poco el lugar, el día y la hora en donde se encontraba.

Ella con su amabilidad y alegría creo el puente que hacía falta para que él entablase de nuevo comunicación con su familia y más aún con ese medio hermanó, que aunque en extremo parecidos físicamente, no lo consideraba más que el hijo que su padre tuvo, ya que para su sorpresa ella inicio una hermosa amistad con Kagome la novia de su hermano, así como una cercanía fraternal con el propio Inuyasha, su padre y si porque no con su madre, aunque nunca la llamaba así, el arquitecto era consciente de que Izayoi lo trataba como si fuera su propio hijo mirando siempre por su bienestar desde que su padre se caso con ella.

Él siempre había estado orgulloso de sus habilidades en la cama, se jactaba consigo mismo de que ni una mujer que hubiese compartido su lecho se había quedado insatisfecha, consciente de esto pensó que las relaciones sexuales con Rin sería la única parte sencilla de la relación, pero que equivocado estaba cuando estando con ella sintió algo que nunca había experimentado, la necesidad sobrehumana de satisfacerla no solamente a nivel físico sino a nivel espiritual, haciendo que la experiencia acumulada se fuera directamente a la basura por no tener cabida en ese tipo de entrega.

Ella cuya experiencia sexual se limitaba a la vivida con Kohaku, quien nunca fue demasiado apasionado en la alcoba, no esperaba la avalancha de sensaciones que él le hacía sentir y queriendo corresponderle de alguna se entregaba en cuerpo y alma a e intentaba que en cada beso y en cada caricia trasmitirle algo de lo que sentía cada vez que estaban juntos y así en esa entrega muchas veces el amanecer les sorprendía ya que ninguno quería separase del otro.

Un nuevo contratiempo se dio cuando después de casi un año de estar juntos, Rin no quería dar el siguiente paso y rechazo en más de una ocasión la idea de irse a vivir juntos, siempre aludiendo que no quería interferir en vida y la rutina de él y que estaban perfectamente así cada quien en su casa y pasando algunos días juntos pero siempre volviendo sus respectivos hogares.

Pese a externar esto ella secretamente tenía miedo, el miedo que pude tener una persona que había estado sola desde muy temprana edad y que ahora se veía ante la situación de que sí se mudaba con Seshomaru corría el riesgo de que las cosas salieran mal y lo perdiese a él y a la familia con la que tanto se había encariñado.

El en un ataque de ira que enmascaraba el dolor recibido por un nuevo rechazo, le dijo que ya se había hartado y que ya no estaba dispuesto a continuar con esa estúpida relación en donde sentía que sólo él era el único interesado. Ella incapaz de emitir ningún argumento que lo calmara y lo alejara de esa idea, lo vio irse de su casa haciendo realidad su temor, de nuevo estaría sola y esta vez solamente ella era la causante.

Dejando pasar algunos días no se sorprendió cuando al buscarlo recibió su rechazo alegando que no tenían ningún asunto que discutir. Y él aunque tenía muy claro cuán grande era su amor por ella se convenció a sí mismo que no estaba hecho para una relación duradera y haciendo uso de esta excusa este rechazó bajar su orgullo y darle a ella oportunidad para aclarar las cosas.

Ella resistió todo lo que pudo hasta que algún tiempo después el accedió a verle en su oficina no sin antes advertirle que su tiempo era preciado y que no lo desperdiciara y ella le aún a sabiendas que ya lo había perdido y lo que había habido entre ellos se había esfumado, le dijo que sólo quería explicarle el porqué de su comportamiento y que después de eso le dejaría en paz.

Empezó pidiéndole una disculpa por todo lo que su silencio y cobardía le habían causado, pero no quería que se llevara una idea equivocada de la situación. Le dijo que el amor que sentía por él había crecido enormemente pero que en la misma manera el miedo a perderlo se había hecho presente, le contó algo de lo que siempre había eludido hablar, sus padres, le dijo como ellos y su hermano habían muerto en un accidente automovilístico el cual sucedió cuando ella era muy joven y que después de eso paso su infancia y adolescencia en hogares de acogida hasta que pudo independizarse y vivir sola.

Le contó que durante algún tiempo creyó que su vida con Kohaku era lo más cercano a tener una familia, pero que también se dio cuenta cuán equivocada estaba en ese tema hasta que ellos dos estuvieron juntos y conoció lo que era tener una familia a través de sus padres, hermano y cuñada. Le dijo que nunca había desarrollado el sentimiento de pertenencia hasta que lo conoció y se enamoro de él. Pero le dijo también que su egoísmo le hizo no querer arriesgarse a perder todo eso por algo tan delicado como mudarse juntos.

Finalizo su conversación diciéndole que creía que siempre iba a quererlo pero que ya no lo molestaría más y que le deseaba la felicidad en donde quiera que para él se encontrarse.

Esperando algunos momentos la emisión de alguna respuesta, abandonó el lugar después de que esta nunca llegara. Asumiendo su nueva situación volvió a su hogar y guardo en una caja todos los artículos que a él pertenecían. Esa noche decidió que ya no lloraría y que llevaría en sus recuerdos los gratos momentos que su relación con Sesshomaru Taisho le había dado.

A la mañana siguiente se sintió mejor que los días anteriores y decidió que le llevaría flores a sus padres y hermano, ya que estando frente a sus lapidas solía calmar su espíritu y la pena era más sencilla de llevar, una vez que estuvo lista oyó el timbre sonar y pensando que el taxi que había solicitado había llegado, se dirigió a la puerta pero cual no fue su sorpresa cuando al abrirla choco de frente con el arquitecto de ojos ámbar, el cual le sacaba por lo menos una cabeza de alto.

Dándose unos segundos para recobrarse de la sorpresa le preguntó la razón de su visita y obteniendo solamente por respuesta un "perdóname", estuvo a punto de decirle que no había nada de perdonar pero el volvió a decir "perdóname por todo y déjame ser tu familia por el resto de mi vida" al mismo tiempo que le extendía una pequeña flor que guardaba en su chaqueta.

Rin no supo en un momento se acercó hacia a él y lo abrazo con todo lo que sus fuerzas le dieron besándolo en el rostro y las manos, diciéndoles que era lo único que podía desear en este momento. Devolviéndole el gesto Sesshomaru comenzó a besarla de manera apasionada hasta que el timbre sonó recordando sus planes anteriores y pidiéndole a él que la acompañase a su destino.