-Ahí pasa la rarita… -me dijo mi amiga Iris. Elevé mi mirada hacia el frente. Una chica de cabellos castaños caminaba entrando al instituto. Era una nueva alumna, había empezado hace ya un mes y todos los alumnos la habían calificado como "rara" por sus comportamientos: no hablaba mucho y muchas veces ni contestaba.
Nos encontrábamos bajo el árbol que se encontraba enfrente del instituto. Estábamos yo, Iris y Castiel. El último mencionado escuchaba música con sus auriculares a todo volumen, así que no escuchó el comentario.
-No me gusta aquel sobrenombre. –le dije, volviendo a mirar la pantalla.
-¿Y esa reacción por qué, Armin? –me preguntó la pelinaranja. Me encogí de hombros en modo de respuesta. Suspiró –intenté ser amable con ella, pero ya sabes, Castiel comenzó a esparcir aquel apodo y bueno… se volvió… ¿contagioso?
-No sé… -sonó el timbre. Sacudí al pelirojo y nos levantamos para ir a clases.
-Qué mierda -susurró entre dientes mi amigo – lo siento, ni en pedo voy a matemáticas, nos vemos por allí. –levantó su brazo y se dirigió al lado opuesto a nosotros. Pero a los segundos volvió. A su lado, el profesor. Tuve que contener una sonrisa al ver como el viejo "retaba" a Castiel por su poco "esfuerzo" para mejorar en clases.
Entramos y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Yo, al lado de Iris, atrás de la rara. En clase, digamos que no era el mejor alumno, me la pasaba dibujando, o mejor dicho, intentando dibujar, ya que se me daba fatal el dibujo.
-Ahora, grupos de a cuatro. Los que están adelante se dan la vuelta y ya está. Fácil, ¿pudo entender señor Castiel?
-Eso creo. –contestó, levantando una ceja.
-Entonces, todos entendieron. Comiencen a contestar el formulario –nadie rió, Castiel se dio la vuelta y comenzó a "hacer" lo que había dicho el profesor.
Kentin y la otra chica se dieron la vuelta. Iris comenzó a hablar con el militar y yo solo miraba a la la castaña que mantenía su vista al banco.
-¡Hola! –le dije amigablemente. Elevó la vista tímidamente y pude notar que sus ojos eran azules… no, más claros. Color cielo, llegando al turquesa. Igual que el mar del Caribe. –esos ojos… -susurré. La chica los abrió más y se sonrojó un poco. -¡Son iguales a los de la princesa Peach! –le sonreí. Ella levantó una ceja. -¿Sabes… quien es, no? –asintió suavemente, dudosa. –Genial, ¿cómo te llamas?
-Armin,-me interrumpió Iris –hagamos estas dos, ellos harán las otras. –miré a mi amiga y asentí. Comencé a hacer las preguntas, sin dudarlo, ya que, si no, la pelinaranja se enojaría.
No crucé palabra alguna con la castaña en todo el día. Era como un fantasma, la veía en un lugar, pero cuando alguien se cruzaba ya no estaba.
A la salida, siempre me iba con Iris y Alexy, mi hermano gemelo (para las que no sabían). La acompañábamos a su casa y luego íbamos a la nuestra. Caminando, nos encontramos con Kentin.
-¡Kentin! –gritó mi hermano y se le lanzó arriba.
-¡ALEXY! –gritó el militar, asustado por aquella reacción. Literalmente, lo tiró al suelo con una técnica que desconocía.
-Oye, eso fue muy mortal kombat… ¿Qué haces por aquí? –le pregunté.
-Iba caminando y… tenía ganas de tomar algo, así que me desvié de mi camino habitual
-¡Genial! Vayamos todos. –propuso mi amiga
-No sé, Iris…. –vi la cara de mi hermano. Suspiré. –Okey, vayamos todos. Pero que sea en el centro comercial.
Llegamos al centro, nos dirigimos a la cafetería y nos sentamos en una mesa, cercana a las vidrieras. Charlamos un rato. Iris y Alexy se ofrecieron para ir a buscar las bebidas. Les di el dinero, al igual que Kentin, y se fueron.
-¿Y? –me preguntó.
-¿Qué? –crucé mis piernas y me apoyé en el cómodo sillón.
-Te vi hablando con mi compañera de banco hoy –se acercó un poco, poniendo sus codos en sus piernas y apoyando su cabeza en sus manos.
-Solo quería saber su nombre…
-¿Lo conseguiste?
-…-me encogí de hombros, pero tuve que decirle la verdad. –No
-Qué lástima
-¿Por qué?
-Ni yo me lo sé. -Reí por lo bajo. El militar cerró los ojos e hizo un gesto de desaprobación.- que sea su compañero no significa nada.
-Sí que significa, eres el que pasa más tiempo con ella… Dios mío, ¿hablará con alguien?
-Ni idea. –nos quedamos en silencio -¿y cómo andan las cosas con Iris? Se ven bien juntos
-Y… ¿cómo andan las cosas con Alexy? Se ven bien juntos –abrió los ojos como dos platos y antes de que pudiera decir algo, lo interrumpí. –era una broma, eso mismo siento yo cuando me preguntan algo con ella. Solo es una amiga, listo.
-Okey, eso espero.
-Diles que ya vengo, voy al baño. –me paré y me dirigí al pasillo del baño. Cuando ya nadie de mis conocidos me estaban viendo, me fui directo a la tienda de video juegos. Si, lo tenía todo planeado. Caminando, pude distinguir aquella melena castaña viendo la vidriera
-¡Princesa Peach! –grité. Mucha gente se dio vuelta, pero luego volvieron a lo que hacían. La chica se me quedó observando, sin expresión alguna. Solo podía notar cómo se sonrojaba. –no pensé que te gustaban los videojuegos… -cuando iba a decir algo, la interrumpí. -¿Cómo te llamas?
-L-Lea… -me dijo finalmente. Suspiró, como si su misión hubiera sido cumplida.
-¿Lea? –asintió. Sonreí –qué lindo nombre… muy lindo, si. –nos quedamos en silencio. -¿Entramos? –hice ademán para entrar a la tienda.
-Es que yo… -miró la tienda y luego a la gente que nos rodeaba –Está bien.
Entramos, todos se voltearon a ver a mi acompañante. La observaron mucho tiempo, pero cuando cruzaban mirada conmigo, se volteaban. Fui a la sección de "PSP", en cambio, ella se fue a la de "PC". De vez en cuando me asomaba para verla; debía de medir cerca del metro setenta y cinco, tenía la cintura marcada y un poco de caderas. Tenía la espalda adecuada y unas piernas largas. Su cabello llegaba hasta sus codos, era enrulada y de un castaño muy claro (n/a: al estilo de la cantante "Lorde" pero más claro y más largo)
Me acerqué a ella abanicándole el juego que había elegido.
-¿Y tú? –me miró y sacó una expansión de los Sims 3 -¿En serio?
-Si… soy fanática de ellos… -miré el dvd: "Los Sims 3 aventura en la isla" –es… un buen juego.
-No lo dudo, es de EA. ¿De qué trata? –abrió los ojos como dos platos al oír aquella pregunta. Sonreí divertido. -¿Qué?
-No puedo creer que no los conozcas –esta vez, no hizo pausas. -¡Son geniales! Bueno, no son el juego "wow, que geniales". No dormí por un día jugando a este –sacó otro disco, pero esta vez era una expansión llamada "¡Vaya Fauna!" –Bueno, eso. Te los presto si quieres, tengo todos –se cruzó de brazos.
Nos quedamos en silencio y ella, como si fuera un reflejo se sonrojó y agarró el disco de mis manos.
-M…me tengo que ir –dijo. Se fue a la caja, pagó el juego y salió por la puerta. Hice lo mismo que ella pero corrí hacia ella.
-¡Lena, espera! –ella paró pero no se dio la vuelta. –No pensé que eras fanatica.
-No… no lo soy –me dijo. Agarró con una mano, el codo de su otro brazo. –Solo juego los que me parecen entretenidos
-¿No hacemos todos eso?
-O los que me permitan mi PC…
-Bueno, eso ya es otra cosa… -reí por lo bajo. -¿No quieres venir? Estoy con unos amigos tomando algo, aquí, en el café.
-Lo siento… pe-pero no puedo –me miró a los ojos. Turquesas. Se fue y salió por la puerta del centro, esta vez no la seguí.
Volví con mis amigos. Ya estaban terminándose el café. Me preguntaron por qué tardé tanto, mi excusa: mucha gente. Cuando ya se encontraba mi vaso vacio, salimos y cada uno se fue a su respectiva casa.
-Alexy, ¿conoces a Lena? –le pregunté, de camino a casa
-¿Quién?
-La rara… -él asintió pensando.
-¡Ah! La de cabellos castaños –asentí. –un poco, estamos en arte juntos… muchas veces me olvido mis pinturas y ella me presta su pincel –rió para él mismo. –parece ser una buena persona, pero no hablamos mucho… debe de ser muy tímida.
-Si… ¿y sabes por qué le dicen "rarita"? Hoy Iris hizo aquel comentario.
-Ah, es muy fácil, fue un día que faltaste…
Flash Back
{Narrado desde Perspectiva de Alexy}
Estábamos con Rosa discutiendo sobre cuestiones de vestimenta ya que su novio quiere empezar a hacer la línea de ropa para otoño cuando Castiel se nos unió a la conversación, claro, cambiando de tema a uno más importante.
Sin darnos cuenta, estábamos tapando unos casilleros. Cuando la dueña llegó no dijo nada, solo se quedó ahí en silencio, mirando al suelo. Castiel no había notado su existencia, asi que cuando se dio la vuelta se la llevó puesta. Los dos cayeron al suelo, pero para colmo, cuando el pelirojo iba a decirle una grosería, él gritó.
-¡UN FANTASMA! –y se fue corriendo. La joven se encontraba con el pelo cubriéndole medio rostro y sus ojos, al ser tan claro y contrastan con su tono de piel, se podría decir, que brillaban.
Fin del Flash Back
-Ya sé que es muy estúpida la razón, pero en aquel momento, hasta yo y Rosa nos pegamos un sustito –rió de nuevo. Rodee los ojos y saqué las llaves para abrir el portón de la casa.
Cuando iba a cerrar la pequeña puerta de metal que entraba a nuestro jardín delantero, Lena pasaba por delante de allí, por los audiculares puestos. ¿Corría?
-¡LENA! –grité y comencé a perseguirla.
Dio un pequeño vistazo hacia atrás y comenzó a acelerar el paso. Yo seguía gritando su nombre y corría con todas mis fuerzas.
-¡AYUDA! –comenzó a mover los brazos como una loca. Aceleré el paso y la pasé, haciendo que ella pare y me mire a los ojos.
-Soy… Armin –dije, intentando respirar como un ser humano. Tragué aire y comencé a hablar normalmente -¿Sucede algo?
-¿Eh?
-Estabas corriendo…. –miré su atuendo: calzas deportivas, zapatillas y una remera sin mangas. Tenía el pelo atado… -¿estabas ejercitando? –Asintió -¿a esta hora de la noche? –asintió, de nuevo. –Eres super rara. –su rostro se posó al suelo y cruzó sus brazos. Me acerqué un poco y bajé mi rostro hasta su altura –lo decía del buen modo.
-Que bueno –aún seguía con el rostro hacia abajo
-¿Qué escuchas?
-¿Eh? –antes de que pudiera decir algo, agarré uno de sus audiculares blancos. –Em… es Linkin Park, The Catalyst
-Interesante –dije mientras escuchaba la melodía. –muy interesante.
-¿Vi-vives por aquí?
-Sí, allí –señalé mi casa. Alexy estaba allí apoyado mirándonos. Podía notar su sonrisa burlona. –y el chico de allí es mi hermano. Saluda –levanté su brazo y comencé a moverlo. Lena se sonrojó inmediatamente.
-B…Bueno… me voy… debo… terminar –se puso el otro auricular y siguió trotando. Cuando pasó por mi lado, pude notar que tenía un tatuaje: Toad en color rojo.
-Interesante, muy interesante
-¡ARMIN VEN AQUÍ MISMO O TE BORRO LA PARTIDA DE LO QUE SEA! –gritó Alexy
-¡YA VOY! –comencé a caminar hacia mi casa.