Nota: Contiene mucho lenguaje fuerte.


Pláticas nocturnas

Esos ojos, esas bocas entreabiertas y la sangre alrededor; eran las imágenes que a menudo visitaban sus pensamientos mientras dormía. Despertó de un sobresalto, respirando agitadamente entre las sábanas húmedas por el sudor. Se llevó la mano a la frente tratando de alejar las gotas que comenzaban a curvearse sobre sus cejas. Dejó escapar un suspiro y miró hacia el techo tratando de recuperar el aliento.

La ventana se encontraba abierta dejando entrar algo de aire en la habitación así como la luz que la luna llena que se encontraba en el cielo lleno de estrellas. Miró hacia afuera, sentado desde su cama, y se enfureció al recordar que un cielo muy parecido había sido de las últimas cosas que vio junto con sus amigos fallecidos. Se levantó de la cama enfurecido, tratando de contener el llanto y salió de su habitación.

Los pasillos se encontraban alumbrados por las lámparas de gas que siempre encendían en el cuartel por lo que no se vio en la necesidad de encender ninguna vela. No sabía exactamente a dónde iría, sólo deseaba salir de esa habitación; quería alejarse de la luna. Caminó descalzo entre los corredores, avanzando entre las puertas que se encontraban cerradas. No había muchos ruidos, sólo de repente escuchaba los ronquidos de uno que otro cadete, en otras ocasiones ligeros rechinidos provenientes de los colchones indiscretos que soltaban los secretos de algunos soldados pero nada que lo comprometiera a él, al menos él sí estaba siendo cuidadoso de que los pasos de sus pies descalzos no alteraran a nadie.

Después de algunos minutos de caminar decidió ir a la cocina a prepararse algo de té. Había dos cocinas en el cuartel; la cocina general para la elaboración de las comidas para las tropas y otra pequeña cocina para uso personal. Aunque cualquier persona podía tener acceso a ésta, su uso se limitaba ya que se enfatizaba mucho el uso moderado de las reservas de comida. La rústica cocina estaba algo oscura ya que contaba sólo con una ventana no muy grande y las lámparas de gas no se encendían después de la hora de dormir por lo que Levi tuvo que caminar con algo de cuidado ya que no estaba familiarizado con la distribución de la habitación. Calentó el agua sobre el fuego que no tardó mucho en encender. Mientras dejaba que el fuego hiciera lo suyo, se acercó a la alacena en donde guardaban las bebidas. No había mucho de dónde escoger y en realidad no tenía una referencia como para saber qué bebida le gustaría más o no. Había algo de alcohol, una que otra botella de whiskey y vino pero supuso que no se quitaría a ese rubio de encima si era sorprendido bebiendo algo embriagante por lo que dirigió su vista hacia una caja con bolsillos repletos de tés. Igual que como con el alcohol, había poco de dónde escoger. Tomó una bolsa de té negro y la olió. No le pareció del todo mal.

El agua estaba lista y por fin pudo hacer su bebida caliente que se llevó a la mesa y comenzó a tomar en medio del silencio y la soledad de la noche. Cerró los ojos al sentir el vigorizante sabor en su lengua y dejó escapar un suspiro, satisfecho pero su paz no duró mucho tiempo. Escuchó pasos. Tenía dos opciones: esconderse o quedarse ahí y esperar a ver qué pasaba por lo que decidió quedarse, cosa que le parecía más digna.

Después de un breve momento, los pasos por fin tuvieron dueño. Hange apareció en la cocina, tallando sus ojos por debajo de sus lentillas. Bostezaba sin reservas y caminaba arrastrando los pies. Levi aún se encontraba sentado en la mesa bebiendo su té sin mostrar ningún tipo de sorpresa de verla ahí y ella parecía no notar su presencia. La excéntrica soldado abrió la alacena y sacó una botella de whiskey para verter un poco en un vaso de cristal. Caminó con desgane a la mesa y se sentó frente a Levi.

-Si tú no dices yo tampoco- dijo llevándose el contenido del vaso a la boca. Se limpió lo poco de alcohol que se acumuló en la comisura de su boca y miró a Levi, apoyando sus brazos sobre la mesa, como si tratara de sostenerse sobre ellos. -¿Qué haces aquí a esta hora?- preguntó con un ligero arrastre en su voz.

-No podía dormir- contestó Levi mientras le daba un sorbo a su té.

-Ya veo- replicó Hange, riéndose un poco mientras veía hacia la ventana. –Sabes… a veces me pregunto qué se sentirá estar afuera, viendo las estrellas sin que el horizonte tope con las paredes y sin que aparezca una criatura que amenace con la paz- Levi observaba a la mujer quien ya había apoyado su cabeza sobre su mano, mirando nostálgica hacia afuera. Una nube pasó por la luna, cubriendo ligeramente la luz que liberaba, dejándolos por unos segundos prácticamente en penumbra, sin embargo, sintió que Hange ya lo estaba mirando a los ojos. –Esa es una de las razones por las que sigo aquí. La incertidumbre del futuro que todos deseamos y la incertidumbre de los misterios que nos acosan afuera. Es triste que nuestros camaradas no van a estar ahí para vivirlo- Levi sintió una carga pesada en su estómago al escuchar estas palabras; Hange continuó –Seguramente que nosotros tampoco-

Levi dejó la taza sobre la mesa y observó a Hange. Estaba hasta cierto punto cansado de escuchar comentarios sobre Farlan e Isabel; ya no quería escuchar más "lo siento por ti" o "lamento tu pérdida", ya no quería saber más que sus compañeros sentían lástima por él pero en ese momento, se dio cuenta que Hange no hablaba sólo de sus compañeros; sus palabras eran honestas y no provenían de una tristeza ajena.

-Aún estamos recuperándonos de esa expedición- dijo Hange de pronto cambiando ligeramente el tema mientras se sirvía más whiskey de la botella que se había traído a la mesa. –Perdimos muchos elementos-

"Elementos" pensó Levi sintiéndose molesto por el uso del término cosa que no dudó en hacerle ver a Zoë.

–Finalmente fueron elementos, Levi… Dentro de las misiones eso es lo que somos-

-¿Crees que somos unos malditos peones?- preguntó Levi casi abalanzándose sobre Hange quien sólo lo miró sin reaccionar ante la agresividad del cadete.

-No lo creo. Eso somos Levi. Somos sacrificios, somos elementos que salen a pelear, que salen a buscar, todo en pro de la humanidad, todo en pro de investigar y de saber qué hay allá afuera-

-Eran mis amigos- masculló mientras encajaba su mirada fruncida sobre su superior.

-No digo que no lo hayan sido- respondió Hange completamente inmune ante la reacción de Levi que a cualquier otra persona le habría resultado intimidante. –Sin embargo al salir de las paredes lo mejor que podemos hacer es dejar los lazos que nos atan a nuestras emociones; afuera existimos para sobrevivir no para convivir.-

-Suenas a ese imbécil- respondió Levi cruzándose de brazos.

Hange miró a Levi. Dejó escapar una risa y de nuevo miró hacia afuera.

-No me sorprende que digas algo así- Levi sólo la miraba. –Vienes de un lugar sucio, de un lugar en condiciones deplorables y estoy segura que estás familiarizado con las enfermedades, con el pus, la peste, la mierda, la muerte…-

-¿A qué vienen estas pendejadas?- preguntó impaciente, interrumpiéndola sin pena alguna. Hange sonrió.

-Viene a que sabes de todas estas condiciones físicas, estas situaciones que entorpecen o detienen la máquina andante pero hay enfermedades de la mente y del corazón; tal vez no lo habías pensado pero sé que sabes a lo que me refiero-

En efecto, no lo había pensado pero pudo comprender las palabras de Hange.

-Tal vez los métodos de Erwin no sean los más humanos; ¡Ja! Irónicamente, una de las personas más poderosas de nuestra generación es capaz de hacer a un lado su propia humanidad para salvarnos a todos… pero aunque no parezca, así como tú, como yo y como casi todos en el cuartel, Erwin ha perdido camaradas, gente cercana a él, gente que amaba… eso sólo ha formado su carácter y es la única manera en la que ha podido salir adelante.-

Levi estuvo a punto de responder pero otra voz que no era ni la suya ni la de Hange interrumpió la conversación.

-Hange-

Ambos miraron hacia la entrada de la cocina y vieron a un hombre en piyamas parado en el umbral. La mitad de su rostro era tapado por la pared ya que su gran altura era mayor que lo alto de la puerta. Inhaló rápidamente, absorbiendo los aromas y sonrió.

-Té negro, ¿por qué no invitaste?-

Hange giró los ojos, tomó el vaso de cristal mientras se ponía de pie caminando hacia Mike Zacharius quien sonreía aún teniendo sus ojos ocultos detrás de la pared. –Vete a dormir Mike, si Erwin se entera que pasas más tiempo en los dormitorios de otros y si a eso le sumas que descubre mis visitas nocturnas a la cocina, no nos la vamos a acabar- dijo tomando su brazo como si estuviera acariciando a un animal dócil. Miró fugazmente a Levi y le sonrió, desapareciendo junto con Mike entre el corredor.

De nuevo se quedó solo. Su té se había terminado y sólo quedaban los restos de yerbas al fondo de la taza la cual depositó en el contenedor donde dejaban los platos sucios. Sentía deseos de lavar todo lo que se encontraba ahí pero sabía que haría ruido y despertaría a más personas. De buena suerte que Mike sólo olió el aroma del té y no el suyo, por lo que por el momento, sólo Hange lo había visto.

De nuevo miró hacia afuera; aún estaba oscuro por lo que supuso que no era muy tarde y que aún podía regresar a la cama pero no tenía sueño. Debido al té sentía que su corazón estaba acelerado y unas ganas inmensas de ir al baño por lo caminó para desechar lo que fuese que tenía que sacar.

Entró al baño y se sentó, esperando y esperando. La habitación contaba con varios cubículos para uso de los soldados y asumió que estaba solo por lo que dejó escapar un largo suspiro en lo que hacía lo que tenía qué hacer. Después de algunos minutos alguien tosió, lo cual hizo que Levi casi saltara pero no supo qué hacer. Esperaba poder estar en el baño con la libertad de no ser molestado, además de que, ya no quería tener más conversaciones pero como si aquella persona escuchara sus pensamientos y quisiera joderle todos sus planes, habló.

-¿Quién es?-

Claro. Reconoció esa voz.

Cuál era su suerte de estar cagando al mismo tiempo que la persona que más detestaba en ese momento por lo que decidió no responder además de que, ¿qué podría decirle?, no es como si se muriera de ganas de hablar con él, más bien, esperaba que no le hablara, que lo dejará en paz, por lo que no respondió.

-¿Levi?-

-¿Cómo carajos…?- exclamó mirando hacia todos lados sospechando de que Erwin lo hubiera visto pero no había manera de que eso fuera posible, estaba encerrado, no había alguna apertura por la cual pudiera verlo y además, cuando entró, el baño parecía estar vacío.

-Eres el único cadete que se rehúsa a tratarme con respeto- dijo. Aunque Levi no podía verlo, por el tono de su voz, sabía que Erwin sonreía.

"Muy buena la cagada que se ha de estar echando" pensó Levi con disgusto.

-¿Y bueno qué? ¿Quieres que tengamos una charla amena mientras soltamos mierda? Ese es tu plan para ganarte mi respeto… ya veo-

-No, en realidad no-

"Psht, no puedo creer que responda esto seriamente"

-Todas las noches a esta hora me levanto para venir al baño… es recurrente; no sé aún qué alimento provoca esto- comentó casualmente.

-No me interesa- dijo Levi tratando de pujar lo más que podía para terminar con esto y no tener que escuchar semejante conversación tan irrelevante para él pero el comandante no paraba de hablar.

-Me despierta un dolor agudo en el estómago y tengo que venir a sentarme aquí casi por horas-

-No pregunté - contestó Levi, tratando de enfocarse en hacer sus necesidades y marcharse lo más pronto de ahí.

-Paso tanto tiempo aquí en las noches; me da tiempo de pensar… involuntariamente- esto último lo dijo con una risa que sonó algo amarga, de pronto Levi comenzó a escuchar con atención. –Son estos los momentos que más me aterran-

-¿Cagar?- preguntó Levi con una risa sarcástica.

-Psht. No, no específicamente este momento-

Hubo un largo silencio. Levi comprendió a lo que se refería el comandante y las palabras que Hange le había hablado poco antes volvieron a resonar en su mente. Erwin tenía miedo de lo que la soledad y el silencio producían; traían recuerdos, invocaban fantasmas, producían pesadillas… De pronto escuchó que una de las puertas de los cubículos se abrió y el agua caer de las cubetas que se encontraban en el baño.

-Espero que puedas conciliar el sueño- escuchó decir a Erwin.

Hubo una pausa y después los escuchó los pasos provenientes de pies descalzos hacerse cada vez más y más silenciosos hasta que por fin dejaron de escucharse dejando a Levi pensando después de una escatológica pero algo profunda conversación.