Capítulo XVI

Los dejo con el último directamente, ya me aviento el choro abajo ¡! Disfruten porque ya no hay más!


Kate y Rick se fueron a la habitación de Lanie para conversar "en privado".

-Tenían aproximadamente una hora y media antes de tener que salir a alimentar a Johanna- pensó Kate.

Ambos se sentaron sobre el borde inferior de la cama, uno junto al otro y, tras tomar aire profundamente, Kate empezó a relatarle los sucesos, empezando por la salida con Collin. Sí, si quería tener una buena relación con el papá de su hija y que este comprendiera, o al menos tratara de hacerlo, su comportamiento y su salida del país, tenía que ser completamente sincera y contarle todo lo que había ocurrido en esos meses, antes de que ella se fuera a Londres y también las semanas que siguieron al nacimiento de la hija de ambos.

Rick no podía creer a sus oídos, se pellizcaba con disimulo constantemente para asegurarse de que todo aquello no era una pesadilla ¿cómo podía haber hecho el amor con la mujer de sus sueños, aquella de la que hacía años que estaba perdidamente enamorado, y no recordar nada?

Pero a medida que Kate avanzaba en su relato, Castle pasaba de la incredulidad a la culpa, de la culpa al enojo, enojo consigo mismo por haber sido un estúpido y haberse alejado de ella, y del enojo a una emoción extraña que no sabía definir formada por la perplejidad mezclada con la felicidad, rociada de inquietud y con unas pizcas de angustia y miedo, todo bañando en una cama de incertidumbre.

Johanna era su hija, suya y de Kate, como tantas veces había soñado durante el embarazo de Jacinda. Tenían una hija en común y ella se lo estaba confesando con lágrimas en los ojos, lágrimas de culpabilidad pero con un trasfondo que parecía ser emoción con una pequeña chispa de ilusión, de esperanza, pero acompañada por una gran dosis de miedo, miedo a la reacción de él, a volver a perderlo para siempre, miedo a compartir con él una hija que se pasarían de mano en mano sin siquiera dirigirse una mirada a los ojos al hacerlo.

Kate le estaba pidiendo perdón, perdón por no haber pensado en esa posibilidad pero ella estaba segura de haberse cuidado por lo que le pareció evidente que el embarazo había sido la consecuencia de su noche en brazos de Collin, no porque con él no hubiera tomado precauciones sino porque en aquel momento estaba dolida y enojada, por eso todo fue brusco y casi violento y no podía estar segura de que el preservativo hubiera aguantado, además ni siquiera estaba segura de haberle prestado mucha atención a aquello porque había tomado demasiado y no lo recordaba con nitidez. Siempre había tenido claro que su hija era fruto de esa noche de frustración, de lágrimas, de rabia, de celos, de deseos de estar entre unos brazos completamente distintos a aquellos que la recorrían en una caricia que a ella le parecía vacía y carente de todo sentimiento. En ningún momento había dudado, ni una sola vez se había planteado que la pequeña pudiera ser la hija de su escritor, SU hija con SU escritor, y ahora se trataba de idiota porque les podía haber ahorrado mucho sufrimiento a los tres si lo hubiera pensado en su momento. Pero de cualquier modo él estaba con Jacinda por aquel entonces y, aunque pesaba que él la habría elegido a ella antes que a la rubia, no quería que él se quedara con ella por pena, por lástima, por obligación. Ella quería amor o nada, porque sí, lo amaba tanto como él a ella y solo le había mentido por miedo, pero ahora el terror al rechazo y al fracaso que sentía en su interior no tenía razón de ser, el infierno que había vivido durante el embarazo por la ausencia del amor de su vida mezclado con las hormonas, le había dado el valor para afrontar la verdad de sus sentimientos y, pasara lo que pasara después, al menos ella habría hecho todo lo posible esta vez.

-Espera ¿qué?- la cortó Castle en su relato- repite eso.

-Que esta vez, al menos habré hecho todo lo que esta en mi mano.

-¡No! Eso no, lo otro, lo que dijiste antes que eso.

-Que mi miedo, mi pánico al rechazo y al fracaso ya no tiene lugar en mi vida, no ahora que Johanna esta en ella.

-¡Noooooo, no! Lo de antes. Dijiste que no te habría gustado que yo me quedara contigo por el embarazo, por lástima o por obligación, ¿qué dijiste luego de eso?

Las mejillas de Kate se tornaron escarlata y, de repente, ese miedo del que acababa de renegar la invadió, pero iba a superarlo, ahora era más fuerte que él y lo iba a lograr, iba a repetir lo que acababa de decir- Dije- empezó tratando de que su voz no traicionara los nervios que sentía- que … no quería, ni quiero tu pena, ni tu compasión … no volveré a alejarte de Johanna porque es tu hija también y tienes derecho a verla crecer pero …- hizo una pausa para tomar aire y, tragando con dificultad, juntó el valor necesario para, muy bajito y muy rápido como si temiera no ser capaz de acabar la frase si se detenía, decir- yo solo quiero tu amor o absolutamente nada, mantendríamos una relación cordial por nuestra hija pero nada de amistad, visitas sociales o cafés matutinos, eso no podría soportarlo.- Dicho esto bajó la mirada y entrelazó sus dedos nerviosamente.

-Tú … tú … ¿quieres mi amor?- tartamudeó el escritor- ¡Dime que escuché bien, que no es una broma!

-Escuchaste bien, no es una broma- confirmó ella levantando levemente la cabeza para mirarlo a los ojos tímidamente- Yo … escuché lo que dijiste hace dos años en el cementerio y nunca lo olvidé, pero no te dije nada porque tenía miedo a que lo nuestro no funcionara porque no me sentía preparada y no quería perder nuestra amistad, pero fui una tonta y por mi culpa todo se complicó, debí decirte la verdad y pedirte un poco más de tiempo, tú me lo habrías dado como siempre, pero fui una cobarde y preferí negar la evidencia. Pero ahora estoy aquí Rick, estamos aquí y tú ya no estas con Jacinda, ni yo con Collin, y … y ya no quiero huir más. Tenemos una hija en común Rick, y esa niña es lo mejor que me ha pasado en la vida, ella me salvó como tú lo hiciste y los amo, los amo más que a mi propia vida- Castle la miraba perplejo, esa faceta de Kate sincerándose y abriendo su corazón no la conocía, mientras ella seguía hablando, completamente entregada a su confesión, luchado consigo misma por no desmoronarse, por no dejar que esas lágrimas que fluían a raudales de sus ojos con cada palabra le impidieran terminar de decir todo lo que tenía guardado en su corazón desde hacía tanto tiempo- Sí, los amo a los dos, son todo para mi y no quiero perderlos, no quiero estar separada ni un segundo de ninguno de los dos nunca más, quiero que formemos una familia Rick. Tú, Bred, Alexis, Johanna, Martha, mi papá y yo, juntos y felices para siempre, rodeados del amor que sentimos los unos por los otros. Eso es lo único que quiero de ti Rick, eso es lo único que anhelo para mi vida y la de nuestra hija, pero si no se puede … si tu no compartes ese sueño conmigo, entonces … entonces yo solo viviré lo más cerca posible para que Johanna no tenga que cambiar mucho sus rutinas cuando esté contigo- terminó volviendo a mirar hacia abajo, temiendo una negativa por su parte y esperando unos reclamos que tenía claro que se merecía.

Pero eso nunca llegó, es más, de la boca de Rick no salió ningún sonido, y lo siguiente que sintió Kate fueron los dedos de Castle sujetando su barbilla haciendo presión hacia arriba mientras con la otra mano le secaba las lágrimas, pero luego sintió sus labios, esos labios que tanto había extrañado, con los que había soñado noche tras noche anhelando, ansiando poder acariciarlos con los suyos una vez más, no, no solo una vez más, muchas más, para toda la vida; esos labios tiernos suaves, dulces la estaban besando de nuevo, en un intercambio lleno de amor, un beso que hacía que sus corazones latieran rápido, muy rápido y al unísono, que sus respiraciones se aceleraran y que una bandada de mariposas alzaran el vuelo en sus estómagos, provocándoles un escalofrío y haciendo que las lágrimas que habían dejado de resbalar por el rostro de Kate, se adueñaran ahora de los ojos de ambos y se deslizaran por sus mejillas bañando sus lenguas, que danzaban en completa sincronización, de un ligero sabor salado que los hizo sonreír a ambos.

Faltos de oxígeno, terminaron por separarse y juntaron sus frentes mirándose a los ojos y diciendo al unísono:

-TE AMO, ALWAYS


Desde la habitación oyeron, unos minutos más tarde, a Bred y Johana llorar al mismo tiempo, sin duda esos dos pequeños iban a entenderse muy bien y a volverlos locos a ellos. Ambos se separaron y se dirigieron sonrientes y tomados de la mano hacia el salón.

No todo estaba solucionado. Todavía tenían muchas cosas que confesarse y que aclarar, pero el primer paso estaba dado y lo más importante es que ahora ambos estaban en la misma página y ya nada ni nadie, ningún malentendido o "no-dicho" podría separarlos.


Y siento anunciarles que esta historia que amé escribir y con la que yo misma me volví a emocionar mientras la transcribía, llegó a su fin … es mi historia más larga hasta ahora y la única de más de un capítulo acabada por el momento y siempre será mi primer bebé, mi historia favorita … espero que la hayan disfrutado tanto como yo ¡! Muchas gracias a todos los que leyeron, siguieron, dieron favorito y comentaron este fic, de verdad es muy satisfactorio recibir retroalimentaciones de algo que salió de tu imaginación y que compartiste con el corazón!

Bueno y preguntaré por última vez para todo aquel que comentó o no esta historia pero que quiera dar su opinión sobre este asunto y que todavía no se haya animado a hacerlo, les doy tres días más para decidir por mayoría de votos la respuesta (comentario con ausencia de respuesta cuenta como un no) y la pregunta es: ¿Quieren epílogo?

PD: mi madre vino a visitarme por lo que estaré bastante ocupada las próximas semana y no tengo transcrito el epilogo todavía, así que, si la respuesta es positiva, tendrán que tenerme un poco de paciencia para la publicación, hare lo posible por darme prisa pero no prometo nada ... Los veo en los comentarios !