Epílogo
Bueno chic s, en vista de que la votación se ha inclinado mayoritariamente hacia el si, aquí les traigo el epílogo … espero que les guste tanto como a mi me gusto, en su momento, escribirlo y, ahora, transcribirlo!
PD: a ver si consiguen sobrepasar las 100 reviews, ya llevan 97 así que yo se que pueden hacerlo ¡! A mi me haría mucha ilusión :) :) :)
Me callo y los dejo leer
Kate se sentía exhausta pero feliz. Decidió cerrar los ojos.
-Solo un momento- pensó pero su mente viajó para ofrecerle hermosos recuerdos de todo lo vivido esos últimos años.
¡Quién iba a decirle a ella que se encontraría así de nuevo siete años después de la primera vez!
Su vuelta a Nueva York había sido algo complicada al principio. Alexis no se había tomado muy bien que "después de todo lo que Kate lo había hecho sufrir, él decidiera darle una nueva oportunidad así, tan fácil" pero al ver a su papá y a Bred felices, había terminado aceptando a las dos nuevas integrantes de su familia con gusto.
Las cosas con Collin no habían sido tan sencillas, él sí había exigido la prueba de ADN que Rick no había necesitado y, aun con el resultado negativo en su mano, había tratado de impedir que le cambiaran el apellido a la pequeña, lo que gracias al abuelo Jim y algunos de sus colegas, solo había quedado en eso, un intento y un mal rato para toda la familia.
Después de aquel angustioso momento, fue el tiempo de habituarse poco a poco a la convivencia familiar. Los bebés parecían haberse adaptado bien a los ritmos del otro y, para suerte o desgracia de sus padres, solían tener las mismas necesidades casi al mismo tiempo, lo que los sorprendía y los divertía pero también les complicaba un poco las cosas cuando, por ejemplo, Kate estaba sola con ellos y tenía que amamantar a Johanna a la vez que le daba el biberón a Bred. Pero, como con todo lo demás, acabaron por encontrar la técnica ideal que se adaptaba a ellos. Los primeros años, entre sollozos, pañales, dientes, biberones, pasos, papillas, carreras, golpes y caídas, pasaron lentamente y muy rápido a la vez. Rick seguía escribiendo pero Kate decidió quedarse en casa por el momento, ambos críos eran demasiado para Martha y ella no quería que unos completos desconocidos se ocuparan de sus bebés, porque tanto para Castle como para ella, Bred y Johanna eran hermanos y ocupaban el mismo lugar en sus corazones.
Pero ahora los bebés ya no eran tan bebés y ambos iban al cole, a la misma clase, por supuesto, ya que, desde su primer día de kínder, habían dejado claro que, si no estaban juntos en el salón, convertirían el día de la profesora en un infierno entre gritos, llantos, travesuras e innumerables idas al baño para cambiarles la muda completamente mojada. Les había costado un mes y medio darse cuenta de cuál era el problema ya que, en casa, ambos se mantenían completamente secos incluso durante la noche y, en la escuela, no permanecían así ni una hora completa. Gracias a Dios, solo era rebeldía y, una vez juntos, todo se solucionó y se convirtieron en los alumnos ideales.
A penas iban a cumplirse tres años de su reincorporación laboral. Rick había aceptado a regañadientes y no había cedido en sus condiciones: horario reducido, fines de semana libres y cada día en casa a las 5 de la tarde.
-Si te reducen el salario no importa-había dicho. Esto solo lo haces, como dices tú, para sentirte útil y realizada, no es como si necesitáramos el dinero.
Y ahora se encontraba ahí, en esa habitación fría. Extrañaba a sus hijos y a Castle como si no los hubiera visto en semanas aunque hiciera apenas una hora que se habían marchado, ella no estaba acostumbrada a pasar la noche lejos de su familia, a perderse la hora del cuento, el abrazo grupal antes de dormir, las caricias y besos de sus pequeños que, aunque ya tuvieran 7 años, para ella siempre serían sus bebés. Una lágrima solitaria se escapó y se deslizó por su mejilla, ¡se estaba volviendo una sensiblera!
Todo había sucedido de repente, no sabían cómo ni por qué, bueno una idea se hacían del cómo, pero lo que definitivamente era irrefutable es que aquello no entraba para nada en sus planes. Les había costado adaptarse a la idea pero finalmente lo hicieron y estaban contentos con el nuevo giro que iban a dar sus vidas. Sabían que era un poco una locura pero si el destino –sí, sí ella, Kate Beckett ahora creía en el destino- si el destino había decidido que así fuera, ¿quiénes eran ellos para oponerse después de todo lo bueno que él les había regalado?
Y no lo habían hecho, se habían adaptado a lo que el universo les ofrecía. De cualquier modo, ninguno de los dos habría sido capaz de "hacer algo al respecto" sin odiarse a sí mismos por ello el resto de sus vidas. Y esa era la razón por la que se encontraba lejos de casa, un poco nostálgica y agotada, pero feliz, acostada en aquella cama de hospital mientras observaba dormir a su pequeño Alexander que había nacido a penas 6 horas antes.
El bebé se removió un poco y abrió sus ojitos, eran iguales a los de Johanna recién nacida, pero algo le decía a Kate que, a diferencia de su hermana que al crecer había sorprendido a todos heredando el color azul penetrante de los ojos de su papá, el recién llegado tendría sus ojos, "los mismos ojos que la abuela Johanna" como solía definirlos su hija cuando la observaba detenidamente los sábados en la mañana acostados todos juntos en la cama grande.
Una sonrisa apareció en su rostro al recordar la primera vez que los niños habían aparecido en su cama para despertarlos. Nunca antes en su vida se había sonrojado tanto como esa mañana de octubre.
Ella y Castle estaban desnudos, entre las sábanas, riendo muy bajito para no despertar a nadie mientras se acariciaban y se besaban como dos adolescentes enamorados. La situación se les había salido de las manos rápidamente y, en ese momento, ella se encontraba sujeta al cabecero de la cama, de rodillas y mordiendo la almohada para no despertar a todos. Castle, por su parte, usaba su espalda para ahogar los gemidos, no sabía si la estaba mordiendo, rasguñando o si solamente succionaba su piel, lo que sí sabia era que aquello no la ayudaba a contenerse y que en pocos segundos no aguantaría más y un estallido de placer la llevaría al séptimo cielo, otra vez. Esa era la ... ya hasta había perdido la cuenta pero estaba segura de que habían recorrido el kamasutra completo y, tal vez, incluso habían inventado algunas posturas nuevas esa noche.
-Es nuestra noche de bodas- había dicho él la quinta vez que la había despertado esa noche- y no porque hayamos decidido posponer la Luna de Miel hasta que los niños sean más grandes, tenemos que desaprovechar también esta noche. Además, todos duermen- había añadido con una sonrisa traviesa en el rostro.
Pero eso fue siglos atrás, cuando la luna aun brillaba alta y en todo su esplendor en el hermoso cielo estrellado que era testigo de su primera noche como marido y mujer, ahora, los primeros rayos de sol habían dado paso hacía varias horas a una mañana bastante soleada.
-Rick- susurró ella de repente en un gemido ahogado- voy a …- continuó con lágrimas de éxtasis en los ojos. Pero el sonido de la puerta de la habitación golpeando contra la pared la interrumpió y ambos giraron sobresaltados y tratando de cubrirse y así negar la evidencia.
Al mirar hacia la puerta encontraron allí parados a su príncipe y su princesa, sonrientes con sus pijamas enterizos abombados en la parte baja por el bulto de sus pañales llenos de toda la noche. Tenían 21 meses y, al parecer, habían elegido el mejor día para aprender a salir solos de su cuna doble.
El llanto de Alexander la sacó de su ensoñación, tenía hambre. Pero justo cuando iba a levantarse para cargar a su pequeñín, una voz susurrando desde la puerta la detuvo.
-No te muevas- le dijo- ya te lo doy yo, tú descansa.
-¿Castle? ¿Qué haces aquí? Sabes que el horario de visitas terminó hace mucho ¿verdad? ¿Cómo has entrado? Y ¿dónde están los niños?- le preguntó Kate mientras él se acercaba a la cunita, cargaba al bebé y se lo pasaba, no sin antes darle un tierno beso en la frente.
-Tranquila, no te alteres, acuérdate cómo le costaba comer a Johanna cuando tú estabas nerviosa.- le respondió él sonriendo- Los niños están en casa, le pedí a Alexis que estuviera al pendiente, casi nunca tiene tiempo de venir a verlos así que, ahora que está aquí, aceptó encantada, además se los dejé cenados, bañados y dormidos. Estoy aquí porque extrañaba a mi hermosa mujer- continuó dándole un suave beso en los labios- y a mi perfecto hijo- esto lo dijo acompañado de una caricia en la cabecita del pequeño que comía suspirando de satisfacción.- En cuanto a lo de entrar … bueno- dijo mirándose las manos adoptando, de repente, el aire de un niño pillado en plena travesura- tuve que esconderme un poquito y convencer a una hermosa señorita rubia con unos ojos hermosos y una sonrisa angel …- la mirada asesina de su esposa lo hizo parar en medio de la palabra y continuar luego- de unos setenta años, para que me dejara pasar.
Kate sonrió sacudiendo la cabeza mientras se recorría hacia delante para que él se sentara contra el cabecero de la cama y poder apoyar su espalda en su pecho, como acostumbraban hacer cuando le daba el pecho a Johanna.
-No tienes remedio- le dijo riendo.
-Y por eso estás locamente enamorada de mi- respondió él con un gesto de suficiencia.
-Tienes razón- aceptó ella- estoy completamente enamorada de ti y no te cambiaría, ni a ti ni a nuestros hijos, ni por todo el oro del mundo- terminó girando la cabeza para besar a su esposo en los labios mientras el pequeño abría sus ojitos y, sin saber por qué lo hacía, dejaba de succionar para curvar sus pequeños labios en una tierna sonrisa, la primera de muchas que el amor que se profesaban sus papás le provocaría a lo largo de su vida.
Que les pareció? No los defraudó el epílogo? Es digno de la historia?
Repito, tripito y cuatripito (y perdón por no haberlo dicho más a lo largo de la historia) que les agradezco infinitamente su apoyo, sus comentarios, amenazas y chantajes jajajaj de verdad que sin sus reviews, publicar no sería lo mismo … nunca pensé alcanzar un día las (casi) 100 reviews en una sola historia escrita por mi ¡!
Tambien me quiero disculpar por mis crisis de "ahora que necesito reviews que me suban el animo parece que todos se fueron y nadie comenta"
Había pensado, publicar el epílogo al final de la semana o al principio de la próxima para acortar la espera de la tan esperada boda peeeeero, tuve un ratito para terminar de transcribirlo y preferí no ser tan mala haciéndolos esperar también por esto, igual que yo me quejo que la ABC nos hace con EL EVENTO DEL SIGLO así que …. No olviden su ultimo comentario de esta historia por favooooooooooooooooor!
PD: si todavía no dejaste ninguna review en este fic, esta es tu ultima oportunidad, no la desaproveches (jajaj :P) ahí abajo, cuando termines de leer este testamento que me estoy aventando, hay un cuadrito … dame tu opinión, de este final, o del fic entero o de las cosas que más amaste o mas odiaste o de las que te gustaron solo más o menos, de lo que quieras, pero deja una huella de tu paso pleaseeeeeeeeeeeeee ….. a mi me alegran la existencia y a ti no te cuesta un gran esfuerzo si ¿? gracias :) :) :)