Capítulo III

Y gracias a que tuve una review más que en el primer capitulo pero, sobre todo gracias a una nueva "apuesta" con guiguita, aquí les traigo el tercero un poquito más rápido. Recuerden que cuantas más reviews dejen más ganas me entran de actualizar y mas rápido busco un hueco para pasarlo a la compu o siempre pueden hablar con guiguita para que me chantajee o me apueste algo :P :P ajajjaaja¡!

Quiero agradecer a los que le dieron follow o favorito a mi historia o a mi perfil y a todos aquellos que leen mis historias en silencio … me encantaría que además de leer también dejaran una huella de su paso por aquí porque el porcentaje visitas vs. reviews no es muy equitativo la verdad y ya saben que a mi también me gusta leerlas y que sus comentarios y sugerencias me ayudan a mejorar en esta y otras historias ¡!

Y ahora …. A leer se ha dicho¡!


Collin estaba en la oficina, en el receso para la comida cuando vio la noticia en la tele y decidió llamar a Kate para asegurarse de que estaba bien y no había visto cómo el escritor abrazaba a su nueva esposa o cómo la besaba o cómo acariciaba su, ya muy prominente, tripa. El teléfono sonó una y otra vez sin que nadie lo oyera del otro lado. Kate estaba agotada entre el paseo, los remordimientos y el llanto, y había caído rendida. Collin se preocupó, Kate no había tomado bien la noticia de la nueva vida de Castle y, aunque había tratado de sacarla de todo eso llevándosela a Londres, la verdad era que no había conseguido animarla o hacerla olvidar. De hecho, cada vez estaba más y más deprimida y se encerraba en sí misma, en sus recuerdos y ni siquiera hablaba con él. Y el hecho de estar casi siempre sola en casa, encerrada sin salir mientras él trabajaba, no la ayudaba mucho y él lo sabía.

Decidió darse una escapada para asegurarse de que ella no hubiese hecho ninguna estupidez que luego no tuviera remedio, a fin de cuentas no tenía mucho trabajo en ese momento y si sucedía algo urgente le avisarían.

Al llegar la encontró acostada de lado, rodeada de fotografías de ella y Castle que él no sabía que tenía, y abrazada a otra foto. Al parecer sí que había visto las noticias pero por lo menos estaba a salvo, no había cometido ninguna locura. Recogió las fotos una a una y se quedó observando la chispa que tenían los ojos de ella, esa que él nunca había visto en persona, esa que ya había desaparecido casi completamente cuando él la había conocido y que se esfumó aquella noche en la discoteca.

Kate comenzó a agitarse en su sueño.


Era temprano, acababa de despertar después de dormir 24 horas seguidas. Era domingo, hacía 2 días de aquella salida a la discoteca. Decidió salir a correr, tal vez eso la despejaría y la ayudaría a sacar ese beso de su cabeza, eso y la noche que había pasado con Collin. ¡Dios, nunca debería haberse dejado llevar así por la rabia y el despecho! Corrió durante al menos dos horas, haciendo pausas para recuperar el ritmo de su respiración mientras caminaba.

Cuando se disponía a abrir la puerta de su casa, a las 8:30 de la mañana, se sintió observada y se tensó, no llevaba su pistola con ella. Antes de que pudiera darse la vuelta, un cuerpo la aprisionó contra la puerta sin dejarla voltear la cabeza, olía a alcohol, mucho.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi?- dijo tratando de parecer relajada, pero la tensión de su cuerpo la delataba.

-Quiero la verdad, quiero oírte decirme la verdad a mi, no a alguien más, a mi.

-¡Rick!- suspiró Kate reconociendo su voz.

-Si Kate, soy yo. Ahora voy a soltarte y no vas a volver a huir. Vas a abrir la puerta y vamos a encerrarnos en tu casa hasta que me digas la verdad y por qué lo hiciste. Luego, te prometo que me iré y no volveré a molestarte.


Kate lloraba y se debatía. Collin trataba de calmarla acariciándole el pelo pero no servía de nada.

-No Rick, no te vayas, perdóname- gemía en sueños- ¡Yo también te amo!- gritó y abrió los ojos sobresaltada.

-Tranquila Kate, solo fue una pesadilla. Todo esta bien, estoy aquí contigo. Todo va a estar bien.

La mirada preocupada de Collin la hizo guardar silencio. Ella quería decirle que nada estaría bien nunca más porque para estar bien, para ser feliz, ella necesitaba a Rick y él estaba casado con Jacinda ahora, y todo por su culpa, porque no había sido capaz de decirle que lo amaba, porque no había podido disculparse por no haberle dicho que lo recordaba todo, porque, una vez más, fue una cobarde y trató de que él entendiera sin palabras. Por eso lo besó, por eso le hizo el amor, pero él no había entendido, le había agradecido por regalarle una despedida así y le había jurado que nunca más la molestaría, antes de irse convencido de que ella no lo amaba y que solo era tensión sexual lo que había entre ambos, y eso ya se había solucionado porque ella le había ofrecido la mejor despedida de su vida. Y viendo la luz en la mirada de Rick en esas fotos de la tele había sentido su corazón romperse una vez más y la culpa comprimirle las entrañas, ella pensaba que la causa de su felicidad era su relación con Jacinda y el hecho de esperar un bebé de esta, aunque para Rick solo el bebé fuera importante y día tras día tratara de imaginar que ese pequeño ser era fruto de su amor por Kate y no de ese error que había cometido al iniciar una relación con su ahora esposa.

Kate se calmó un poco y trató de levantarse, necesitaba ir al baño, pero le estaba costando mucho trabajo. Lo que más odiaba de su "nueva vida" era sentirse tan cansada y sin fuerzas para nada. Collin le dio la mano para ayudarla y ella recordó aquella primera vez que había necesitado una mano para levantarse.


Estaba en la sala de descanso con Kevin, Javier y Lanie, hacía 3 días que había regresado de su baja obligada, y Lanie había subido a ver como se encontraba porque su amiga decía que la seguía encontrando extraña.

Se había levantado de golpe para ir a dejar la taza en el lavabo y lo siguiente que recordaba eran las manos de Lanie cacheteándola suavemente y las de Ryan y Espo sujetando las suyas para ayudarla a sentarse de regreso en el sofá. Estaba en el suelo, con la espalda recargada en el sillón, se sentía mareada y sin fuerzas. Después de aquello, Lanie no la dejó tranquila hasta que accedió a hacerse aquellos análisis "para asegurarse que todo estaba en orden", como le había dicho su amiga. Gracias a Dios Gates no había presenciado ese episodio, de lo contrario habría tenido que quedarse otro mes encerrada en casa y eso estaba volviéndola loca.


Ahora se encontraba más débil e indefensa que aquella vez porque además de eso, sus emociones estaban mucho más revolucionadas que entonces, sentía que en cualquier momento deberían ingresarla por un brote psicótico o algo así, ya ni ella misma se soportaba. Perdida en esta reflexión tan esperanzadora, logró ponerse de pie, más gracias al esfuerzo de Collin que al suyo propio, él la estaba abrazando por atrás como si quisiera que ella se apoyara en él y no solo físicamente, como aquella vez hacía unos 4 meses cuando había aparecido por la 12. La traidora de Lanie lo había llamado después de obligarla a que le contara la escena de la discoteca.


-Necesitas apoyo, amiga y, sobre todo, alguien que te saque de aquí.- le había dicho- Está claro que él te quiere, sino no habría venido por ti. Es tu oportunidad, con él puedes empezar de nuevo, en Londres, lejos de todo y de todos. Allá puedes ser quien tú quieras, nadie conoce nada de tu pasado, ni siquiera él. No lo dejes ir, cariño, es tu mejor opción ahora.

Había terminado accediendo, porque Lanie tenía razón, era lo que le quedaba por hacer en ese momento y porque Collin quería ser parte de eso y merecía serlo, porque era bueno y en verdad se preocupaba por ella.

Se había sentido mal al bajar del avión ya en Londres, estaba algo mareada y le costaba caminar en línea recta, pero tenían una fila de personas atrás esperando para salir y no podían detenerse así nada más, entonces Collin se había colocado en su espalda y había deslizado sus brazos bajo los suyos, alzándola un poco para que le fuera más fácil avanzar.


De repente escuchó un ruido y cómo Collin exclamaba y se tensaba en su espalda. Volteó la cabeza para preguntarle qué pasaba y vio el miedo reflejado en su cara. Ahora sí que no entendía nada.

-¿Estás bien?-le preguntó Kate.

-Yo … yo … ¡Sí! ¿y tú?- tartamudeó él.

-¡Claro! ¿por qué no iba a estarlo? Estoy igual que siempre. ¿Te pasa algo Collin? Yo … ¿hice algo que te incomodó?

-No, no, no es eso, Kate. Tú no … quiero decir … ¿no te sientes mal? ¿cómo estás? ¿te duele algo?

-¡Para ya, Collin! ¿de qué hablas? ¿qué está pasando?

-¡Kate, mira el piso!

-¡Oh, Dios mio!