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"LOS MUCHACHOS DE PETUNIA"

Autor: Severusphoenix

CAPÍTULO 2

Descargos: No soy dueña del Potterverso, tan sólo me estoy divirtiendo.

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Vernon condujo toda la noche con los niños acurrucados en el asiento trasero con mantas y almohadas. El corazón de Vernon latía con agitación. Estaba nervioso; había aceptado la oferta casual de un conocido, esperando que el hombre hablara en serio. Su corazón dio un retorcijón doloroso, y aspiró lentamente, esforzándose en relajarse y el apretón lentamente cedió.

Durante sus muchos viajes a Lingfield Park para las carreras de caballos durante el verano, había terminado conociendo a unos pocos propietarios de caballos, entrenadores, etc. Él hablaba con ellos mientras los niños admiraban a los caballos y Harry trataba de descubrir uno que estuviera seguro de ser ganador. Varios de ellos se habían quejado por la falta de contadores decentes que pudieran cobrarle algo que ellos pudieran pagar.

Vernon esperaba obtener algo de trabajo en las cuadras, llevando los libros, ayudando a configurar los impuestos... cualquier cosa que se necesitara, y cobrar menos por ello que los otros contadores. Había encontrado un aviso de un hotel cercano a las pistas que cobraba semanalmente. Iba a tener que decidir rápidamente si podrían quedarse, para poder inscribir a los niños en una escuela antes de que Servicios Infantiles dieran con ellos.

Ellos llegaron a Lingfield antes del amanecer y Vernon estacionó el auto viejo en la zona de descanso esperando que nadie notara a los niños durmiendo en la parte de atrás. Se cubrió con una manta, y tiritó un poco. Todavía las noches no estaban tibias y Vernon esperaba que no tuvieran que pasar mucho tiempo en el auto.

Vernon dormitó ligeramente y despertó con la salida del sol, para después conducir hacia el hipódromo con el corazón tambaleante. Los niños y él salieron vacilantes del auto, y fueron al baño más cercano a asearse y ponerse ropa limpia. Vernon sacó uno de los dos trajes que había empacado y fue a cambiarse en un cubículo, tarea difícil considerando lo pequeño de su tamaño.

Por suerte, esa zona de la pista de carreras estaba casi desierta de momento, ya que estaría repleta por la tarde para las carreras que con la primavera habían comenzado de nuevo. Vernon se estiró el traje, y se apretó el cinturón suspirando. Había perdido mucho peso los últimos meses, entre la preocupación y la falta de dinero. La comida ya no era una gratificación, ellos compraban lo que era más barato y sólo lo necesario. Por suerte Harry era muy bueno para improvisar y hacer cundir la comida.

Harry salió y jaló la chaqueta de Vernon―. ¿Quieres que te lo arregle, tío? Soy muy bueno en eso... he estado haciendo que se alarguen nuestros pantalones y se estiren para acomodarnos... estoy seguro que puedo achicarlo un poquito.

Vernon parpadeó con sorpresa―. Claro que sí, Harry. Pero ten cuidado, solamente traje dos trajes, el resto lo dejé almacenado.

Harry asintió y aferrando la tela con su mano izquierda se concentró murmurando el encantamiento que había visto en el libro de Encantamientos que el profesor Snape le había enviado a tía Petunia. Él había hallado muchos hechizos útiles en ese libro. Pronto hizo que la camisa y los pantalones, como la chaqueta, se ajustaran. No era un calce justo, pero se veía mucho mejor que antes, para alivio de Vernon. Seria un error parecer demasiado desesperado.

Ellos salieron de los baños, y Vernon envió a los niños a conseguir desayuno dándoles unas monedas. Luego caminó lentamente hacia los establos sintiéndose como un prisionero camino a la horca. Consiguió decir un amable―. ¡Buenos Días! ―a los pocos con quienes se encontró.

Por fin vio a McGurdy, quien le había dicho que necesitaba que un contador lo ayudara con algunas cosas... uno que no cobrara un brazo y una pierna. Lo saludó con lo que esperaba fuera una sonrisa alegre.

―¿Usted y sus amigos aun están necesitando de un contador que los ayude con los impuestos? ―inquirió Vernon, esperando no escucharse desesperado.

McGurdy asintió con curiosidad―. Por supuesto que sí. No me alcanza el dinero para pagarle a ellos, y no consigo entender nada de los libros... soy un entrenador y odio los números.

Vernon asintió, aliviado. La mayoría de los entrenadores poseía establos pequeños con que vivían, siempre esperando ser ganadores la siguiente temporada, pero con gastos que siempre eran indeseables. Él podría ofrecerles servicios de contabilidad a bajos precios... y su dinero ayudaría a mantener a los niños fuera de las calles.

Pronto tuvo una lista de entrenadores y propietarios, y hasta unos cuantos jinetes, que querían que mantuvieran al día sus libros o que les hicieran la declaración de impuestos. Ellos le encontraron un cuarto vacío justo en los establos para que trabajara y le prometieron traer sus cajas con los papeles en la mañana.

El pago mantendría un techo sobre sus cabezas, esperaba. Encontró a los niños en el patio de comidas con el corazón más aliviado. Ellos condujeron hasta un motel cercano que rentaba por semana, y Vernon fue a hablar con el dueño. Hubo algo de negociaciones y le ofrecieron a Vernon pagar una tarifa más baja si adelantaba un mes. Él vaciló, pero contaba con ese monto. Cortaría bastante su presupuesto, pero garantizaría un techo sobre las cabezas de los niños por un mes.

Los llevó hasta la puerta de su nuevo hogar y descargaron sus cosas. Era pequeño, una salita-comedor, una cocina diminuta, y un baño de tamaño decente, más un dormitorio con dos camas de plaza y media.

Harry suspiró―. Bueno, cuando menos no vamos a compartir una cama de una plaza, Dud.

Dud se rio entre dientes, y encendió la pequeña televisión―. Tenemos los canales locales, pero cuando menos es algo.

Desempacaron la ropa en el ropero, mientras Vernon conducía hasta la oficina de correos y rentaba una casilla para recibir su correo, en especial para recibir el cheque mensual de Harry que enviaba el gobierno. Esperaba que esto no causara que los trabajadores sociales en la escuela decidieran que ellos necesitaban una 'intervención'.

De ahí fue a la escuela para inscribir a los niños. Tuvo que proveer una dirección física y se elevó una o dos cejas al decirla, pero no dijeron nada para su alivio. Suponía que ellos esperarían a ver si los niños parecían estar 'bien' cuando comenzaran la próxima semana.

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Harry y Dudley mientras tanto habían vaciado el contenido de la bolsa mágica hasta conseguir un gran montón. Ellos guardaron las ollas y otras cosas de cocina, y las cosas de limpieza. Después vaciaron otro montón con las ropas de cama y almohadas. Y por último los libros y cosas de escuela. La bolsa, para alivio de todos, tenía una gran capacidad.

Harry tomó el libro de encantamientos y movió su mano izquierda, lanzando un Fregotego en cada superficie.

―Es mejor que lances ese hechizo anti-pestes también, a estos hoteles no los llaman "nidos de cucarachas" por nada ―Dudley sonrió burlón.

Harry hizo una mueca, y lanzó el hechizo una y otra vez contra cada bicho y alimaña que aparecía en el libro. Decía allí que esto duraría por dos o tres semanas, pero él se prometió repetirlo semanalmente, por si acaso. Había muchos otros encantamientos caseros, pero esto ya lo había dejado agotado.

Vernon regresó tras haberse detenido en una tienda para comprar algunas pocas verduras y algo que pudiera hacerse en el microondas (que venia con el cuarto, para su alivio). Harry pronto tendría una lista de lo que necesitaban, de eso estaba seguro.

Vernon quedó complacido con lo que muchachos habían logrado, los cuartos se veían bastante agradables, y hasta habían colocados fotografías familiares sobre el televisor.

―Yo arreglé las camas. Sé que necesitas tener un colchón firme, por tu dolor de espalda, tío ―le dijo Harry con una sonrisa.

Vernon le devolvió la sonrisa... los niños se habían portado muy bien en esto―. Gracias, Harry, y veo que ustedes dos han arreglado muy bien este lugar.

Se sentó a la mesa, y los llamó―. Los negocios que he conseguido nos mantendrán pagando la renta sin problemas, y con suerte cubrirá la calefacción, electricidad y agua. El cheque mensual de Harry del gobierno cubrirá otras cosas ―dijo Vernon calladamente.

―Podemos conseguir trabajo después de la escuela, y trabajos de verano ―dijo Dudley categóricamente, y Harry asintió con él.

―No quiero verlos bajar sus notas, aunque el trabajo de verano es una buena idea ―dijo Vernon asintiendo―. Tenemos una semana antes de que empiece la escuela así que pueden ver por aquí si hay algo.

―Estaremos bien, tío ―dijo Harry con convicción, y ellos consiguieron juntar los tres nudillos para sellar su afirmación.

Vernon terminó acomodado en su cama que estaba como nueva, con un suspiro. Se sentía más esperanzado de lo que se había sentido por meses. Sí, ellos parecían haberlo perdido todo . . . pero habían aterrizado sobre sus pies. Los niños y él estaban juntos, él tenía trabajo, y contaban con un plan.

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Harry y Dudley caminaron la media milla hasta la pista disfrutando del día primaveral, y que por una vez había dejado de llover. Dudley estaba deseando no haber vendido sus bicicletas, pero ellos necesitaban el dinero, y ahora no tenían donde guardarlas, y de haberlas dejado afuera desaparecerían en un instante.

Vernon había ido temprano a trabajar, dejando lo que esperaba fuera suficiente para mercadería para quince días. Harry había planeado cuidadosamente las comidas para dos semanas, incluyendo las bolsas de almuerzo para Dudley y él de la próxima semana. Después de hacer la lista, fue con Dudley hasta la tienda de comestibles. Para su deleite, encontraron allí un periódico con cupones, y la tienda tenía algunas cosas que estaban en 'dos por uno' para su alivio.

Había sido cuidadoso para conseguir obtenerlo todo, con excepción del café que le gustaba al tío Vernon. Todo lo que podían solventar ahora era el instantáneo. Harry había decidido no llevarlo. Fueron de regreso al motel para guardar las cosas, y almorzaron temprano para después salir hacia el hipódromo.

Harry sentía como si hubiera fallado. Vernon adoraba su café matutino, preparado con una cafetera eléctrica especial. Él solía llevar un termo grande al trabajo con este café, diciendo que no podía tolerar el café regular. Harry y Dudley se habían negado a dejar que vendiera la cafetera, y Harry la había metido dentro de su bolsa negándose a sacarla de nuevo.

La caminata los llevó de nuevo hasta los establos. Dudley estaba ansioso por trabajar allí, alrededor de los purasangre que amaba, aun cuando no hiciera mucho más que limpiar las cuadras. Harry esperaba convencer a los mozos de establo que podrían hacer lo mismo. Para su suerte, resultó que McGurdy había perdido a uno de sus mozos de cuadra, que se había ido con un establo más grande que le había ofrecido más dinero, así que tenía trabajo para ellos.

Dudley se abocó al trabajo sucio con una sonrisa. A Harry le señalaron una gran cantidad de sillas de montar y aperos sucios para limpiar y aceitar. Harry estaba contento de hacer eso en vez de limpiar las cuadras.

Ellos trabajaron hasta que fue cerca de la hora de la cena, y McGurdy les pagó su dinero. No era mucho, pero si venían todos los días, sumaria. Harry y Dudley se detuvieron en el patio de comidas para usar los baños y asearse un poco. Harry fue el primero en salir, y se quedó mirando a los propietarios ricos que llenaban el salón VIP. Era sólo que no le parecía justo que ellos tiraran cada día el suficiente dinero para mantener a Harry y su familia.

Los hombres pasaron junto a él, y Harry notó como un caballero de edad tenía su billetera medio colgando afuera de su bolsillo trasero, con un grueso fajo de billetes en ella, no era de extrañar que no entrara en el bolsillo. Harry pensó con rapidez y susurró un hechizo, provocando que la billetera cayera al piso sin que lo notaran. Harry luchó con su conciencia, y después corrió a recogerla.

―Señor... ¡Señor! ―gritó Harry, atrayendo la atención del hombre. Harry corrió hacia él sosteniendo la billetera―. Se le cayó esto ―dijo entregándosela en la mano.

El pequeño grupo de propietarios adinerados se lo quedaron mirando, pero el anciano lo miró con bondad―. Bueno, y aquí que me estaba quejando acerca de lo mala reputación de la nueva generación . . . me has hecho comerme las palabras, jovencito ―Harry se puso rojo, sintiéndose algo culpable, a pesar de haber devuelto la billetera―. Ten esto, espero que lo pases bien en el receso de primavera ―el hombre le entregó algunos billetes, y le dio una palmada en el hombro, alejándose luego con el grupo.

Harry miró hacia abajo y se asombró. El hombre le había dado veinte libras. Bueno, él sabía que el hombre era rico, y eso no hacia ni un hoyo en el fajo de billetes de su billetera. Aferrando los billetes que tenía en la mano corrió con Dudley hacia la tienda. Un tarro tamaño económico de café le duraría al tío Vernon un mes.

Su conciencia protestó acerca de pendientes resbaladizas y gritó acerca de que una cosa conducía a la otra. Él sólo sonrió y se dijo a si mismo que el tío Vernon tendría su café... y que él trataría de no hacer cosas como estas de no ser absolutamente necesario.

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Vernon trabajó duro, y obtuvo buena cantidad de clientes para llevarles los libros, y preparar sus declaraciones de impuestos. Tuvo que cobrar por debajo de los otros contadores, así que no podía cobrar mucho, pero consiguió llevar a casa un poco más de lo que había pensado, y fue fácil pagar el siguiente mes de renta. Eso lo puso casi feliz.

La escuela no era diferente aquí de la de Surrey. Harry hizo los horarios para Dudley y él para mantenerse al día con todo, y consiguieron trabajar en los establos casi todas las tardes, y los fines de semana. Ambos adquirieron algunos músculos, y cuando el clima se hizo más cálido, bronceados.

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Una tarde de sábado después de volver a casa, Harry estaba sentado junto a la tv, examinando el cordón del cable sin usar. Había estado experimentando con algunos cordones de tv cable en la pista. Había provocado un cortocircuito en dos de los cables, pero se imaginó que los de la pista de carreras podían reemplazarlos con facilidad. .. después de todo no había matado los televisores. Ahora estaba seguro de haberlo hallado el truco.

Harry conectó el cable en la parte trasera de la tv, y aferró el cordón dejando que su magia pasara suavemente por este, manteniendo el poder en un hilo fino, esa era la parte difícil. Descubrió el camino hasta la fuente y empujó en esta con suavidad, y después extrajo la energía de regreso por el cordón y permitió que fluyera dentro de la tv.

Dudley dio un grito de alegría y se rio―. Lo lograste … esa es una película de paga la que están pasando.

Ellos revisaron los canales que ahora estaban activados. Harry no había conseguido todos, pero tenía todos los que a ellos les gustaban, así como algunos canales de películas.

Cuando Vernon llegó a casa se quedó mirando boquiabierto la tv, miró a Harry con sospecha, y después suspiró.

―Trata de que no te atrapen, y no hagas estallar nada ―dijo por fin, y después colocó uno de sus canales favoritos.

Harry sonrió y chocó su palma con la de Dudley. Una cosa más restaurada al tío Vernon.

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Llegó mayo, y los negocios de Vernon empezaron a disminuir. Las cuadras (caballos y jinetes de un dueño) iban y venían por supuesto. McGurdy había ido a Epsom por unas pocas semanas, y después había regresado. Por dinero extra había estado mostrándoles a algunos de ellos como llevar adecuadamente sus libros de contabilidad, de modo que algunos de ellos ya no lo necesitaban tanto.

McGurdy lo llevó a un lado justo antes de que terminara la escuela.

―Vas a querer cambiarte de sitio, ya sea a Epsom o Salisbury. Escuché que varias de las cuadras más grandes y con más dinero puede que estén buscando contratar a alguien de forma permanente como contador. Por lo menos allí tendrás negocios frescos, creo que aquí le enseñaste a demasiados dueños como arreglárselas por sí solos ―McGurdy le sonrió, y después miró con seriedad a Vernon―. Sé que tienes a dos muchachos de que cuidar. Salisbury puede ser tu mejor opción.

Vernon asintió aturdido. Ellos acababan de acomodarse en el motel. Por supuesto que no habían pensado que fuera permanente, pero no quería desarraigar a los niños tan sólo para ir a otro lugar de forma temporal.

Le contó a los niños lo que McGurdy había dicho, y ellos parecieron tan abatidos como él. Como siempre, Harry fue el más sensato.

―¿Por qué no vamos allí este fin de semana para ver, la escuela habrá terminado y podemos buscar algún trabajo permanente para ti, y si hay algún alojamiento que podamos pagar. Hemos ahorrado un poquito, y podríamos ver inclusive un departamento ―Harry sonrió―. Si pudimos hacer este sitio habitable, piensen lo que podríamos hacer con un lugar más grande.

Vernon asintió, y Dudley pareció menos aprensivo.

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Ellos cargaron su auto el día sábado, cerrando con cuidado todo lo que dejaban. Salisbury quedaba a buena distancia, y ellos partieron muy temprano. El valle era hermoso, y ellos esperaban darle un vistazo a Stonehenge más tarde.

El hipódromo era hermoso, y ellos encontraron allí a un propietario que los conocía de Lingfield Park. Él les mostró una cuadra que según había escuchado estaba en necesidad de un nuevo contador.

―Oí que el último trató de estafar al dueño... vaya idiota ―dijo el hombre―. Solamente un imbécil absoluto intentaría estafar a ese hombre . . . todos saben que no hay que meterse con él.

Vernon asintió y fue hacia la fila de casillas del establo que ellos ocupaban por la estación. Harry reconoció los colores, y sonrió. Unos pocos de esos caballos habían estado en Lingfield, incluso hasta su viejo amigo el alazán, y el gris presumido.

Vernon habló con el entrenador, quien se acercó al dueño y después le hizo señas a Vernon para que se acercara a conversar con él. El dueño era un hombre impresionante, y Vernon tragó en seco al mirarlo a los ojos.

―¿Tengo entendido que usted anda buscando trabajo como contador? ―inquirió el hombre con tono helado.

―Así es, señor, estoy buscando mudarme a esta área y busco un trabajo permanente, ya que tengo a dos niños de once años de quienes cuidar ―contestó Vernon, porque había escuchado que el hombre tenía un niño de la misma edad y esperaba poder ablandarlo un poco. Le hizo señas a sus dos muchachos―. Este es mi hijo Dudley, y mi sobrino, Harry Potter.

Los ojos grises se agrandaron de golpe, para sorpresa de Vernon, y Lucius Malfoy estuvo a punto de torcerse el cuello al moverlo tan rápido para mirar la cicatriz de rayo y los ojos verdes color Avada Kedavra.

Quedó sin palabras por unos breves momentos, y después se aclaró la garganta. Intentaba pensar con desesperación como usar esto mejor para su beneficio. Harry Potter y su familia estaban a su alcance . . . ¿pero qué hacer?

―Bueno, he escuchado cosas buenas de usted, por supuesto ...―Lucius no había escuchado nada, pero ese no era el tema. Arrastró la mirada de nuevo hacia Vernon con renuencia. No le importaba si Vernon apenas era capaz de sumar uno más uno y obtener la respuesta correcta. Él iba a contratarlo para hacer cualquier trabajo que quisiera―... estoy seguro de que puedo darle ese empleo. El puesto viene con una casa, por supuesto, en la finca familiar. Donde tenemos a los caballos cuando no se encuentran compitiendo...

Bueno, el empleo no venia con casa antes... pero Lucius los quería en la Mansión, bajo sus protecciones mágicas mientras pensaba que hacer exactamente. Narcissa era una Black, y era prima de Harry en tercero... o cuarto grado. Estaba seguro que eso sería importante. Draco siempre había querido tener un hermano y Harry era un pariente sanguíneo.

Las cosas podrían arreglarse para beneficiar a todos.

Mientras tanto, Vernon se veía muy entusiasmado acerca de la casa, así como con el sueldo que mencionó Lucius. Ellos estrecharon manos, y Lucius les dio la dirección a la Finca Malfoy. Ellos vendrían al día siguiente.

Lucius esperó hasta que ellos se fueron para Desaparecerse hacia su hogar para consultar con Narcissa.

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Autor: No sé nada de carreras de caballos, así que no daré detalles. Sin embargo, el plot se complica.

N/T: Muchas gracias por comentar, favorecer y seguir este fic. Y mis agradecimientos especiales Levi a quien comentó una errata en el primer capítulo, que después gracias a esto enmendé. Espero que sigan corrigiendo cualquier cosa extraña ;)

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