Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece.
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Una manera de olvidar
Chapter XVII
Descaro
Un par de semanas más tarde Kenan había sido capaz de salir de la enfermería —Todavía estás débil. -No llegarás a ningún lado así. Le dijeron un par de veces, unas cuantas personas—. A decir verdad lo único que le molestaba de ello era el no saber muy bien qué hacer. Jamás había sido muy sociable, pero prefería mil veces estar entre todo el bullicio que llegaba ahogado desde fuera antes que seguir ahí. Sobre todo luego de sentirse igual de inútil por días en esa silla.
Ahora le habían dado algo nuevo para vestir y la herida de su brazo ya no corría peligro de volver a sangrar. Seguía doliendo, pero no le suponía demasiado problema. Conoció a Natsu, Happy y a la gran mayoría del gremio en poco tiempo, sin embargo siempre que podía se inclinaba por elegir la compañía de Lucy. Aunque de vez en cuando prefería evitarlo para darle tiempo con Gray —¿Cómo lo supiste? -No soy un idiota—.
Descubrió gracias a eso que podía llevarse bastante bien con Cana.
—Vaya, chico. Si antes con esa cara podías tener a cualquiera, imagínate ahora con menudas manchas.
Kenan bufó con diversión, sobre todo al verla guiñarle un ojo. Como bien había dicho Porlyusica, podían quedar rastros. Y aunque las manchas iban disminuyendo con el tiempo, no era la gran cosa y en ese momento daba la sensación de que habían acabado por quedarse así. Parte de su mejilla derecha y cuello, que era lo que solía verse, estaban oscurecidos. También se extendía por su pecho y abdomen en distintos lugares. Su antebrazo izquierdo, parte del derecho y su mano correspondiente, y en sus piernas, de igual manera.
—Supongo, las chicas tenéis un gusto por los chicos marcados.
—Tatuajes, cicatrices... músculos —asintió bebiendo de su cerveza.
—Jamás lo comprenderé —confesó, ignorando su insinuación al físico.
Cana rodó los ojos con una sonrisa, como si eso fuera obvio.
—Un chico marcado siempre es más atractivo porque da la sensación de tiene alguna historia interesante que contar. Aunque en realidad no a todas les importa. Algunas simplemente... ya sabes, les gusta que se desnuden.
Kenan vio el gesto que hizo y miró en esa dirección, dándose con la imagen de Gray y Lucy charlando animadamente en la barra. No pudo evitar sonreír ligermente, comprendiendo la broma. Hacían falta a penas medio día para darse cuenta de esa habilidad de Gray de desvestirse tan rápidamente.
—¿Qué me dices de Gajeel?
—Eso es más bien exagerar con lo de parecer un chico malo.
—¿No que te gustaba la historia tras sus marcas? Además, ¿sabes que podría escucharte, no?
—¿Quién preguntó en primer lugar? —rió.
Kenan rió también, sin llegar a sonreír del todo, cogiendo su vaso con cerveza para beber. Nada más tragó un mareo lo tomó desprevenido, junto con una punzada en la cabeza. Frunció el ceño, cerrando los ojos por un instante.
—No te lo está haciendo fácil, ¿eh? —ella le dedicó una mirada de comprensión.
—Es cosa de acostumbrarse —afirmó, volviendo a tomar su vaso para esta vez beberlo hasta el fondo. No era mucho lo que quedaba de todas formas.
Bajó la cabeza un poco, provocando que el cabello le cayera a los lados mientras sobaba su frente. Cuando iba a levantar la mirada nuevamente vio de reojo una figura a su lado. Se encontró con los ojos azules y la expresión apenada de Lisanna. La sonrisa no llegaba a sus ojos, su rostro gritaba sobre una impotencia que no se habría esperado.
—En ese caso no deberías beber demasiado.
—No lo hago —dijo, mirando el interior de su vaso—. Fueron a penas dos.
—Unos días más con Cana y acabarás diciendo fueron a penas siete —sonrió un poco más alegre, provocando breves risas en los otros dos—. Vine a darte esto —siguió, tendiéndole un frasco de vidrio que llevaba un líquido lila dentro. Estaba tapado con un corcho—. Wendy envió a Charle y me pidió que te lo entregara. Se lo dio Porlyusica, asumiendo que más de algún mareo o malestar te iba a dar. La mitad debería durar por unos días.
El pelirrojo lo miró con algo de curiosidad, tomándolo de entre los dedos de Lisanna. Lo sacudió, observando con minuciosidad el líquido.
—¿Esto ayudará?
—No creo que lo enviara si no fuera así —le sonrió.
Asintió, mirándola fijamente por un momento. Pronto apartó la mirada y decidió destaparlo y beberlo de inmediato. Lisanna lo vio sorprendida cuando lo dejó vacío.
—¿Seguro no necesitarás más?
Él lo pensó un segundo, para finalmente volver a mirarla.
—Si necesito más, por favor ayúdame a conseguirlo —dijo.
Lisanna abrió la boca para decir algo, deteniéndose antes de hacerlo, un poco sorprendida por lo confiado que sonaba a pesar de que se lo decía a una persona prácticamente desconocida. Parecía seguro de que no se negaría. Cuando lo vio sonreír ella acabó por devolverle el gesto.
Bueno, tenía razón.
—Será un placer.
Se giró para seguir hacia la mesa donde estaba su hermano, alzando la mano en señal de despedida a los dos. Ya se estaba haciendo tarde y se iría con Elfman a casa, o al menos Mirajane había insistido en ello. Bien podía quedarse y echarle una mano pero no siempre se lo permitía.
Kenan se encontró con que ya no tenía nada que beber, y luego con la mirada astuta de Cana sobre él.
—Lisanna es una linda chica...
—Suena como comenzaría una madre a punto de preguntar a su hijo si dicha chica le gusta —dijo, indiferente a sus insinuaciones.
Cana sonrió, alzando las manos, dando a entender que no era su culpa.
—Yo sólo decía —apretó los labios, aguantándose la risa.
Kenan rodó los ojos. Esa mujer había demostrado que no se le escapaba nada, quizás debía andarse con cuidado a su alrededor.
[ ... ]
Erza y Mirajane habían estado de acuerdo en que podían hacerse con una cama lo suficientemente cómoda y entregarle el cuarto de la enfermería por las noches.
Por otro lado, Kenan agradeció a Lucy un par de veces cuando escuchó que le había ofrecido alojo a Denis, sin embargo se enteró de que la chica se había negado a causa de Gray y Lisanna había estado proporcionándole un lugar donde dormir. Se vio tentado a reír cuando la rubia le dijo que por más que le había dicho —en privado— que no vivía con Gray, había insistido en que no le gustaba la idea de irrumpir en su privacidad.
Antes de irse a casa le mencionó que parecía feliz con Lisanna.
—Mirajane.
Cuando sólo quedaba ella se acercó a la barra, donde se aseguraba de dejar todo preparado y en su lugar para mañana. Mirajane le dedicó una sonrisa, invitándolo a hablar.
—¿Es posible que pueda usar la biblioteca?—preguntó.
—Uhm, por supuesto —asintió—. Si la necesitas siempre puedes ir.
—¿No la cierras?
—No —ladeó un poco la cabeza, curiosa por la pregunta—. Siéntete con la libertad de pasearte por ella.
Cuando se despidió de Mirajane y todo el gremio estaba silencioso y oscuro, salió de la enfermería y comenzó a buscar la biblioteca. Después de unos minutos dio con ella y se adentró, encendiendo las luces. Se sintió gratamente sorprendido cuando cayó en cuenta de las dimensiones de ese lugar. Seguramente encontraría algo que le fuera útil.
[ I ]
Lo primero que salió de sus labios esa mañana fue un nombre.
—¡Natsu!
No era uno que estuviera muy a gusto de gritar, menos porque se debía a que estaba acostado junto a ella. Lucy soltó un suspiro cuando el chico no se movió ni en lo más mínimo. Eso no significó que no estuviera cada segundo más enfadada que el anterior.
—¡Natsu! —gruñó, logrando liberar una de sus manos para encestar un golpe en plena cabeza del chico.
—¡Luce! —exclamó su nombre con pereza, soltándola finalmente para llevarse las manos al lugar de su cabeza afectado.
Lucy lo ignoró por completo, dirigiéndose en silencio al baño después de coger unas cuantas prendas de su ropero. Una vez cerró la puerta y se apoyó en ella se quedó mirando a ningún lugar mientras se repetía una y otra vez que eso no podía seguir así. Había intentado cerrando su ventana con seguro para evitar precisamente despertarse con su amigo al lado, cosa que nuevamente se estaba volviendo costumbre. Pero Natsu había pensado que estaba trabada, y con la fuerza que el muy bestia tenía había conseguido estropearle el seguro. Claro que ella no estaba nada feliz con eso.
Así que el día anterior se lo había comentado a Gray, buscando saber si estaba de acuerdo con que pusiera a Natsu al tanto de las cosas. La idea de su amigo abrazándola por las mañanas no le había agradado, por supuesto, pero le había dicho que lo hiciera si deseaba o no podía evitar que siguiera ocurriendo.
Soltó un suspiro.
Decidió hacerlo a penas saliera del cuarto de baño. Ya no se sentía nada cómoda con la idea de despertar junto a Natsu. Eso estaba bien cuando los dos estaban solteros y daba igual que durmieran uno al lado del otro como amigos —aunque ella no lo viera de esa manera, le gustaba en aquel entonces, demonios—. Lo que la hacía recordar que Natsu seguía estando con Lisanna. ¿Qué diablos hacía apareciéndose en su cama?
Con el ceño fruncido cerró la puerta luego de haber cubierto sus necesidades, bañado y lavado sus dientes. Por supuesto, Natsu seguía tirado de manera desastrosa en su colchón.
Cerró los ojos un momento, armándose de paciencia para lo que se venía.
—Natsu, despierta —puso una mano sobre su hombro para zarandearlo un poco. Como siguió en lo suyo volvió a golpearle la cabeza—. ¡Natsu!
Él soltó un grito.
—¿Por qué me golpeas, Luce? No he quemado tu cama, u orinado fuera de tu inodoro —se quejó con los ojos cerrados y el ceño fruncido.
—Tenemos que hablar. Te necesito con todos tus sentidos —explicó, cruzándose de brazos sin despegar su mirada de su rostro.
—Que aburrido, ¿y si mejor cocinas? —masculló, removiéndose. Abrió los ojos levemente— ¡Me muero de hambre!
—¡Claro que no! —bufó— En serio necesitamos hablar y no cocinaré ni para ti ni para mí hasta que lo hagamos, ¿comprendes?
Natsu acabó por sentarse en la cama de la chica, pasándose la mano por los ojos, todavía con un poco de sueño. Sacudió la cabeza y encorvó un poco la espalda, para entonces mirarla directamente.
—¿Qué quieres hablar? —murmuró, nada feliz con la idea.
Lucy se sintió aliviada al ver que estaba dispuesto a hacer un esfuerzo para ponerle atención.
—Escucha, Natsu. No puedes seguir llegando tarde y acostándote conmigo —dijo directamente, recibiendo una expresión de espanto de parte de su mejor amigo cuando cayó en cuenta de lo que estaba diciendo.
Lo vio fruncir el ceño.
—¿De qué estás hablando? Antes no te quejabas —gruñó—. ¡Hasta te pegabas a mí cuando tenías frío!
Lucy asintió, un poco avergonzada al recordarlo.
—Tienes razón, pero tú lo has dicho. Antes —recalcó—. Ahora... las cosas son un poco diferentes.
—¿Qué tan diferentes pueden ser? Estás hablando tonterías —se quejó.
Ella volvió a suspirar.
—No son tonterías—dijo seriamente—. Natsu, estás con Lisanna. Y yo... también estoy con alguien...
Natsu se quedó mirándola fijamente, con el ceño mucho más fruncido que antes. Claramente la idea de que se lo estuviera negando le desagradaba, creyó Lucy.
—No estoy con Lisanna. ¿Y tú con quién puedes estar? No vaya a ser que tienes fiebre Lucy, tus fantasías se salen de control —alargó su mano hasta su rostro, pero Lucy lo miró sorprendida, sin comprender del todo. Por acto reflejo evitó su mano y se acercó, mirándolo fijamente.
—¿Estás diciendo que no podría tener novio? —preguntó con un tono tan suave pero que gritaba claramente la amenaza entre líneas.
—Eres Luce —sonrió.
Volvió a golpearlo cuando soltó esa estupidez. ¿Simplemente porque era ella no iba a ser capaz de conseguir a alguien que la quisiera así? Había olvidado lo poco considerado que era Natsu. Encima se atrevía a decirlo con esa tonta sonrisa, como si fuera divertido.
—¡Luce!
—¡Te lo mereces, ahora largo!
[ ... ]
—No sería tan imbécil...
Lucy se sentó a su lado con los brazos cruzados. Lo miró de reojo y alzó una ceja. Gray boqueó, perplejo. Acabó suspirando cuando Lucy se derrumbó sobre su hombro y deslizó su brazo por su espalda, hasta que su mano alcanzó a acariciar su hombro y cabello.
—No te sientas mal por eso —dijo en su oído. Dejó un beso en el, luego otro en su pómulo—. No creo que Natsu se haya referido a eso, sabes que tiene una manera de expresarse difícil de comprender. En todo caso si no te cree es cosa de él, pero yo estoy bastante seguro de lo capaz que eres de conseguir a alguien que te quiera. ¿Por qué piensas que me adelanté?
—¿Es en serio? —murmuró con tono desconfiado.
Gray siguió dejando besos en su mejilla.
—Sí. Podrías tener a quien quisieras, ¿sabes? —respondió. Lucy soltó una risita cuando él bajó un poco, casi hasta su cuello y la besó de nuevo. Entonces volvió a enderezarse a su lado— Recuerdo que pensé que al menos lo habría intentado, incluso si no me querías como yo a ti.
—Que considerado...
—Sí, aunque hubiera sido incómodo, ¿tal vez? —sonrió de lado.
Lucy se acomodó para quedar de lado y puso una mano sobre su pecho. Inmediatamente sus dedos dieron con la espada de su collar y jugaron con esta mientras pensaba en lo que había dicho.
—No lo creo —afirmó.
—¿No? —enarcó una ceja con curiosidad. Segundos después asintió— Supongo que estás en lo cierto.
—Bueno, tal vez hubiera sido incómodo en un principio. Pero no iba a arruinar nada —sonrió.
—Sólo mi corazón.
Lucy le dio un golpecito en el pecho al tiempo que soltaba una risa juguetona. Esta vez ella se estiró un poco y depositó un beso en su mejilla.
—Cana dijo que nos avisaría sobre el día para el que cambiaría nuestra... reunión.
—Creo que esa reunión de volverá algo extraña...
Lucy enarcó una ceja, sin comprender en absoluto a qué se refería. Gray sonrió levemente cuando cayó en cuenta de su expresión.
—Ya lo sabrás.
Ella frunció el ceño.
—Pero Gray...
—¡No comas ansias! —rió, dándole golpecitos en la cabeza. Lucy se quejó por lo bajo, sintiendo ganas de apartar la mano de Gray de un manotazo. Sin embargo, solo estrelló su cabeza contra su hombro nuevamente.
[ II ]
Kenan no cerró los ojos en ningún momento de la noche. Buscó por horas y horas, y las otras horas que quedaron hasta el amanecer las pasó leyendo los libros que había escogido.
Una hora después escuchó unos leves ruidos desde el gremio. Debía ser Mirajane, quien dijo que volvería temprano y que por lo tanto, si gustaba, se diera la libertad de pedirle algo para comer.
Kenan podía decir que había encontrado lo que buscaba, pero no lo suficiente del tema. Le frustraba que todos los libros dijeran lo mismo, y que la información no saciara su intriga como esperaba. Soltó un suspiro y decidió ponerse de pie, pero al intentarlo sus piernas flaquearon. Hubiera caído de no ser porque alcanzó a apoyarse en el librero. Después de un rato el efecto pasó y agradeció que haya sido a causa de haber estado sentado por horas y no porque fuera verdad lo que los demás decían. Estaba seguro de que ya estaba bien, podía caminar a su antojo y no era necesario que descansara más, como decían los otros.
Dejó los libros apilados en una esquina, tras otra pila de libros que iban sobre cocina, al parecer, y finalmente regresó para saludar a Mira. El hambre lo estaba torturando.
Cuando llegó vio a Mira acomodar todos los utensilios de la barra y limpiar un poco la superficie. Inmediatamente ella escuchó sus pasos, a raíz del silencio que había en el gremio.
Mirajane lo miró con curiosidad, notando que no había bajado de la enfermería.
—Buenos días.
—Buenos días —le sonríe, pero Kenan sabe perfectamente que notó que no había dormido nada. Está seguro de que principalmente por sus ojeras—. ¿Querrás algo de comer?
Kenan asintió, dedicandole una suave sonrisa de agradecimiento. Mirajane no volvió a hablar y se adentró por una puerta tras la barra, entre los estantes con licores. Suponía que era la cocina.
Pasaron unos minutos y otros pasos resonaron en el gremio. Kenan volteó para encontrarse con Lisanna, que a penas lo vio le sonrió alegremente.
—Hey —lo saludó una vez estuvo más cerca—, ¿qué tal tu primera noche como un nuevo ser en el gremio?
A Kenan le causó gracia que mencionara que era un nuevo ser ahora que era capaz de caminar. En algún momento le pudo parecer ofensivo, sin embargo no fue así y rió con sinceridad por su ocurrencia. La vio tomar asiento justo a su lado con esa aura tan enérgica de siempre.
—Creo que bien.
—Me alegro —dijo, pero pronto su sonrisa se suavizó un poco más—. Sobre Denis... Estaba muy cansada, ni siquiera cuando estabas despierto en la enfermería podía descansar bien. Se nota que eres muy importante para ella, te ama mucho. La dejé durmiendo por lo mismo, recién anoche pudo conciliar el sueño.
Kenan enarcó una ceja por la conclusión de Lisanna. Ciertamente era fácil mal interpretar la situación, pero no se veía con el ánimo o confianza de mencionar que estaba equivocada. Denis jamás lo amaría de esa forma en que, estaba seguro, todos suponían. Quizá algún día se lo contara a alguien, y Lisanna parecía una buena candidata, pero mientras tanto podía creer eso cuanto quisiera.
No comentó nada sobre el tema, simplemente se lo tomó como lo más normal del mundo.
—Y tú, ¿tienes alguien que te ame?
Se le notó en los ojos que su pregunta la tomó desprevenida. Kenan se quedó mirándola con curiosidad, y al final la vio sonreír de nuevo. Estaba sonriendo porque siente impotencia o porque prefería quitarle hierro. Se da cuenta de inmediato que, en efecto, podría ser perfectamente el tipo de persona que le resta importancia a sus problemas o sentimientos frente a los de otros. Es una forma de actuar noble y considerada, pero infinitamente estúpida.
—Creí que lo tenía, pero sólo vi lo que quería ver.
—Ya veo.
Lisanna se centró en sus dedos, un poco incómoda. Kenan supo que ya no se atrevía a mirarlo, probablemente muy avergonzada de confesar algo así.
—Podrías decirle a tu hermana que te de desayuno —Cambió de tema.
—¿Qué, por qué? —pregunta, curiosa.
—No me gusta comer solo —Es lo único que se limita a decir.
Kenan la miró fijamente, y se dio cuenta de que algo había cambiado en Lisanna. Ella sonrió nuevamente, apenada, pero algo en su gesto se siente como si le dijera que no volverá a comer solo. O quizás solo está viendo lo que quiere ver, igual que ella.
[ ... ]
—Jamás creí que unos huevos estrellados podrían ser tan deliciosos.
Mirajane ríe, sobre todo al notar lo hambriento que estaba. Siempre le había causado ternura ver a los chicos en esa situación, era como volver a verlos cuando eran pequeños. Con sus ojos brillantes por ver el desayuno o la merienda después de entretenerse jugando. En el caso de Kenan, se toma la libertad de imaginarlo igual.
—Mira es la mejor cocinera que te puedas encontrar —sonríe Lisanna, comiendo un pastelito. Kenan le insistió a Mirajane que le trajera algo y Lisanna acabó cediendo, pidiendo algo no muy exagerado.
—¿Estás diciendo que a ti no se te da?
Mirajane se mantiene ocupada acomodando vasos y demás, continuando su trabajo de antes.
Lisanna lo mira con cierta sorpresa. Sobre todo porque a penas ha comenzado a comer y ya pareciera que está por acabar.
—No diría que no, pero...
—Seguro que cocinas igual de delicioso —dice mientras come—. Deberías intentarlo.
Ella sigue mirándolo con curiosidad. No está muy segura de a qué viene todo eso.
—Podría, pero es el trabajo de Mirajane. Ella gana dinero así... —murmura.
Lisanna se remueve un poco incomoda en su asiento ante las palabras descaradas de Kenan. Mirajane está ahí a menos de tres metros, y con el silencio en el que estaba sumido el gremio podía escucharlos perfectamente.
—Entonces yo te pagaré a ti.
—¿D-disculpa?
Kenan la mira con intensidad, casi pareciera que está preguntándose qué es lo que le pasa para actuar así. A Lisanna le sorprende notar que está hablando totalmente en serio y que su duda implícita es genuina, sus siguientes palabras se lo confirman.
—Sólo me gustaría probar algo hecho por ti, no es nada del otro mundo.
Lisanna se muere por decirle que, de hecho, sí que es de otro mundo. Nadie en su sano juicio le pagaría a una persona sólo para probar cómo cocina, más aún si lleva hablando menos de un día con ella. Por lo mismo Lisanna incluso se arriesgaría a decir que está siendo demasiado agradable y complaciente, al punto que es abrumador.
—Bueno, quizá otro día podamos seguir hablando de esto. Me dirijo a la biblioteca —Lisanna capta un tono sujerente, en el mejor sentido de la palabra. Tampoco es normal que alguien diga dónde va, pero se queda mirándola más de lo debido a los ojos como para pensar que no fue intencional.
Bueno, considerando que era casi un desconocido quizá sí fuera de agradecer que mencionara su paradero. Más aún cuando estaba débil físicamente.
—Gracias Mira.
Lisanna sacude la cabeza, creyendo que se está montando demasiados dramatismos por algo tan al azar.
Se gira en el asiento cuando él se va después de agradecerle a su hermana, y se la encuentra de frente. Lisanna siente su corazón salirse.
Mirajane enarca una ceja, casi que ni parece que fuera su hermana sonriente y dulce que actualmente es. Normalmente cuando Mirajane se da cuenta de cosas suele mantener su imagen agradable, pero esta vez es la excepción, y a Lisanna le da la sensación de que no estaba tan equivocada con Kenan.