I

Ese día, el Sol alumbraba como cualquier otro, pero éste le brindaba la energía necesaria a la joven Tai para comenzar con buen humor. Levantándole los espíritus a tal magnitud que ésta incluso se encontraba bailando y cantando Northern Lights de 30 seconds to Mars mientras cocinaba su almuerzo para la escuela. Ella había decidido que este nuevo año como 'prepa' en la escuela superior sería diferente a su último año de la intermedia.

Mientras esperaba que la comida se cocinara, Tai escribía, en la computadora un mensaje a su hermano Tatsuya, ella estando de pie en la cocina y ahora cantando con todo ánimo Bright Lights. Dando por finalizado y enviado la comprobación de que estaba bien a su hermano, se propuso prepararse para la escuela.

- "I been up in the air, lost in the night.
I wouldn't trade it all for your life.
You lust for my life.
Is this the end?
Hey!

You were the love of my life, the darkness, the light.
This is a portrait of a tortured you and I.
Is this the, is this the, is this the end?

I'll wrap my hands around your neck so tight with love, love, love.
A thousand times I tempted fate,
A thousand times I played this game,
A thousand times that I have said,
Today, today, today."

Cantaba feliz mientras se vestía y preparaba. Sin darse cuenta de que en la calle se detenían buscando aquella voz majestuosa.

- "In the middle of the night
When the angels scream
I don't wanna live a life
That I believe
Time to do or die"

Olvidándose de las consecuencias Tai cantó como nunca, dejando a flote su naturaleza. Luego de terminar con su rutina diaria y sintiéndose más tranquila Tai partió de su casa y se encamino a la escuela. Bajando del cuarto piso por las escaleras debido a que el ascensor estaba averiado ella se entretenía cantando con armonía sus canciones favoritas, sin notar que todo aquel cerca de ella quedaba hipnotizado al escuchar su dulce voz. Tan pronto la adolescente puso pie fuera del edifico notó como todas las personas que caminaban por las aceras se habían detenido. En sus caras había una expresión muy común para la joven. Era el rostro de aquel que había caído en manos de la influencia de su canto. Comprendiendo lo que estaba sucediendo la joven Kagami escapa de la escena con pasos apresurados para llegar rápido a la institución y librarse del caos que muy seguro sucederá. Ya que sabía que tan pronto el hechizo pasara la gente se volvería loca buscando el paradero de aquella bellísima y extraordinaria voz.

Me detuve frente los portones de la escuela para observar a la multitud de personas. Era una vista que nunca en mi vida había visto. En América, los estudiantes se reunían fuera o en los pasillos de la escuela. Aquí daba la impresión de que un festival estaba ocurriendo en esos precisos momentos. Montón de estudiantes se encontraban en los alrededores, varios de ellos tratando de convencer a un recién ingresado a que se inscribiera en el club, otros reencontrándose con sus amigos y otros viendo todo lo nuevo en nuestra recién comenzada vida de estudiante de preparatoria. De veras que Japón es un mundo aparte. En serio, quien rayos hace tanta festividad para el comienzo de clases, ¿no deberían estar con caras largas? Es el primer día de clases, gente, ¿Por qué rayos están tan felices? Di un largo suspiro y solo pude encontrar una palabra que describiera todo esto… japoneses. ¿En serio, quien los entiende?

-En vez de estar pensando en estupideces, deberías estar buscando tu salón Tai- me reproche a mí misma.

Con paso lento, pero decidido camino por el campus. Era un buen día, soleado con buena brisa y a pesar de todo el bullicio que me rodeaba, había una atmósfera de tranquilidad y calma. Respiré profundo y exhalé todo nerviosismo que quedaba dentro de mí. Era un nuevo comienzo, la gente no me conocía y solo tenía que estar pendiente de mi voz. Simple, ¿no? Esquivé a todo 'peatón' hasta llegar al 'bulleting board" donde habían varios papeles con los nombres de los estudiantes y sus salones correspondiente. Me acerqué al tablero, leí la lista hasta que encontré mi nombre, Kagami Tai, clase 3C.

Sentí emoción al leer mi nombre en aquella lista. El corazón me palpitaba como si quisiera salir de mi caja torácica. Tenía que relajarme. Suspiré profundo y mire la hora en el celular. Faltaban 15 minutos para las ocho. Moví mis pies sin mucho ánimo, pero con seguridad hacia el edificio cuando de pronto una voz sonó a través del altavoz pegado a las paredes.

"Buenos días, estudiantes de Seirin. Les habla su director Tadashi. Por favor, diríjanse al gimnasio para dar comienzo a la ceremonia de bienvenida." Dijo la voz, de lo que claramente era un hombre de muy larga edad.

Suspiré una vez más. De hecho, hoy había estado suspirando demasiado. Seguro que este cambio me está afectando más de lo que pensaba. Luego de varios pasos me di cuenta que no tenía ni idea de para dónde demonios iba. Miré a mí alrededor y noté que grupos de estudiantes se dirigían hacia la misma dirección.

-Será mejor seguirlos. De seguro van para el gimnasio.- una vez más me envolví tanto en mis propios pensamientos que no me percate que el grupo de chicos al que seguía se había separado de los demás y se dirigían a otro lugar que no era el gimnasio; y solo lo capté cuando me encontraba parada frente a una puerta de metal o aluminio gris. Subí la mirada y vi que esta habitación estaba adherida a un edificio. – Esto no parece ser el gimnasio. ¡Rayos! ¿Y en dónde se metieron esos?- me pregunte a mí misma. Mire a mí alrededor por si veía a alguien, pero nada. Deben de estar ya en la ceremonia. Y yo aquí, perdiendo mi tiempo. Si solo supiera donde queda el condenado gimnasio. Estiré la mano para abrir la puerta y un escalofrío me recorrió la espalda. Algo me daba mala espina y eso no me gustaba para nada. Retrocedí lentamente hasta que mi espalda chocó con algo. Me congelé al instante. Todas las alarmas se encendieron en mi cabeza, tenía que salir de ahí. ¡Y era ya!

-Oh, ¿pero que tenemos aquí?- dijo una voz fría detrás de mí y en cierto modo macabra. Volteé la cabeza para ver al sujeto que tenía detrás. Este era más alto que yo por una pulgada, pero definitivamente más fuerte que yo. Su cara era horrible. Era larga, cabello negra y barbilla pronunciada. Los ojos juntos, cejas gruesas, un bigote casi sin pelo, labios demasiados finos y sin curvatura, tenía varios aretes en las orejas, una en la ceja izquierda, otro en el labio inferior y otro último en la nariz como si fuera un toro.

-eh… yo… bueno…- no sabía que decir. Tenía su cara a dos pulgadas de distancia de la mía, y le podía ver todos los poros y el sudor y la suciedad de su cara.

-Hmm, ¿te perdiste ovejita? No te preocupes, sempai te va a cuidar- ¡DIOS! ¡Su aliento es terrible! Huele peor que una alcantarilla. ¿Qué demonios se metió este en la boca? ¡Oh, por Dios! ¡No sonrías! Ugh, creo que vomitaré por culpa de su putrefacción bucal y sus amarillentos dientes.

Estaba pensando en lo asqueroso que era el sujeto que no me había percatado que él había abierto la puerta y me empujaba hacia adentro. Reaccioné cuando tropecé con mis propios pies, y fue ahí que di cuenta de que me empujaban hacia la habitación, la cual era claramente un armario.

-Eh… No creo que debería entrar…- traté de hacer reaccionar a Shrek, pero este solo me empujo más fuerte.

Adentro lo esperaban el grupo al que anteriormente estaba siguiendo. – ¡Hey! Miren lo que me encontré.- dijo con una sonrisa sucia en su rostro. Sus amigos le devolvieron la risa malévola. Un escalofrió me recorrió el cuerpo. Nada de esto me gustaba. Tenía que salir de ahí y era ya. No quería hacer eso, pero al parecer no tengo otra opción. Me estaba alistando para utilizar mi voz, cuando de pronto el sujeto que me estaba aguando cayó al suelo, agonizando de dolor mientras se sujetaba el estómago.

Lo miré sorprendida, pestañé varias veces para asegurarme que no me estaba fallando la vista. En ese momento escuche un: "¡Oye! ¿Qué hiciste perra?", sus exclamaciones no me hicieron para nada feliz, en especial cuando me llamo perra, como se a través a comprarme con esa horrorosa bestia. Me volteé para insultarle y vi sus cuerpos paralizados. Tenían la boca abierta en su último grito hacia mí, pero no se movían. Sus ojos parecían que iban a salirse de sus cuencas y denotaban miedo. Di unos pasos para acércamele, cuando de pronto sentí que algo me agarraba la mano y me alaba lejos de ahí. Dirigí mi mirada hacia mi muñeca y la subí para ver a un chico unas pulgadas más pequeño que yo, de piel pálida y cabello azul celeste. Corrimos una distancia razonable y nos detuvimos frente a un edificio con doble puerta, de color crema.

Respiré profundo, para poder recuperar el poco aliento que me faltaba.

-Gra…cias- dije entre cortado. Ya más calmada, me erguí directa para poder mirarle a los ojos. En ese momento él también se paraba derecho y me miraba sin expresión en el rostro. Su piel era pálida como la leche, sus ojos grandes eran un azul celeste al igual que sus cabellos. Su cabeza era pequeña y redonda, perfecta para su cuerpo. Una nariz igual de tamaño con la punta redonda. Tenía unos labios finos, de color carnoso y daban la impresión de ser sedoso. Tan solo ver su rostro daba la impresión de estar viendo a un niño pequeño.

-Deberías tener más cuidado a quien sigues,….- me dijo con un tono dulce, pero a le vez directo y sin emociones. Dejo el final de la oración inconclusa como esperando por algo.

-¡ah! Lo siento, soy Kagami Tai. ¿Cómo hiciste eso?- le pregunte refiriéndome a la escena anterior.

-Soy un espectro, Kagami-san. Y mucho gusto. Soy Kuroko Tetsuya- termino de decir haciendo una pequeña reverencia.

continuara...


primero: KNB no me pertenece

segundo: si encuentran algun errorcito dejenme saber y lo arreglare lo mas pronto posible.

Bueno este es el primer capitulo

espero que les haya gustado, aunque no haya sido mucho

Por si hay una madre por ahi, FELICIDADES EN TU DIA

y otra cosita: si hay un fan de 30 second to mars, a ver si adivinan de que cancion es el ultimo verso, hehehe

si tienen ideas o quieren que algo pase en la historia solo dejenme saber y hare todo lo posible por hacerlos feliz :)

hasta la proxima~