El regreso de Mikan

Resumen: Han pasado tres años desde que Mikan murió en una misión de la academia. O eso creían todos, porque ahora Mikan ha vuelto, pero muy cambiada. ¿Qué habrá pasado?

Y... ¡aquí está el epílogo! Os dije que no tardaría casi nada en traerlo, ¿verdad? Acabo de subir el capítulo anterior y no sé aún si os gustará... Aquí tenéis el, ya sí, último capítulo que subiré a este fanfic.

NOTA: Gakuen Alice no me pertenece pero la historia es mía y solo mía ;)

(Texto)=comentarios míos

Texto= pensamientos de los personajes

~Texto~= mensajes por telepatía

Epílogo: Un futuro mejor

Al conocer la noticia de las muertes de sus respectivos jefes, tanto los pocos esbirros que quedaban con vida del lado de Kounji como los pocos miembros de la OYS que no habían perecido en la batalla de la academia empezaron a dispersarse. Porque, al fin y al cabo, ¿qué sentido tenía seguir luchando si ya nadie se lo podía ordenar, ya que quien lo había hecho hasta ahora estaba muerto?

En ese momento, Mikan seguía arrodillada junto al cuerpo de Meiko mientras lloraba en silencio su pérdida, la pérdida de su padre, y la pérdida de sus hermanos Kenshin y Hanabi.

Natsume estaba a su lado, con un brazo colocado sobre sus hombros para reconfortarla. No sabía exactamente por qué Mikan parecía tan afectada por la muerte de esa chica, teniendo en cuenta el "pequeño detalle" de que apenas la conocía, y de que estaba seguro que a Mikan no tenía a Meiko en gran estima, que digamos. Además, sabía que Mikan había estado haciendo misiones para la OYS durante los años en los que no estaba con ellos, por lo que suponía que ya había presenciado una muerte antes (o muchas).

Cuando acabó la visión lanzada por Meiko, Natsume se dio cuenta de la repentina conmoción de su novia, pero lo atribuyó erróneamente al hecho de que la chica que tenían delante estaba muerta.

Mientras, Mikan reflexionaba sobre lo que acababa de ver. Sabía que algo no encajaba allí, pero no había conseguido averiguar qué. Durante la visión, le había llegado la sensación de que un factor de la historia en concreto tenía algo especial con una importancia escondida.

De repente, la chica recordó. Sí, había ocurrido dos años atrás…

Flash Back

-¿Cómo que dejarás de entrenarme?

-Lo que oyes, Mikan.

Había pasado un año desde que era parte de la OYS y conocía a Riusaki, y apenas un par de semanas antes Mikan había empezado a hacer misiones para la organización. Ahora los dos se encontraban en casa de Mikan (en casa de su abuelo, más bien), tras una intensa tarde de entrenamiento.

-Hace dos semanas que empezaste a trabajar para la OYS oficialmente. Ya no necesitas un entrenador que te enseñe, ya has demostrado que puedes defenderte tú solita en situaciones de auténtico peligro de muerte. Además de que me han ordenado que entrene a alguien más.

-¿En serio? ¿A quién?

-No lo sé. Solo me han dicho que ella lleva viviendo en el edificio central de la OYS varios años sin entrenamiento, el cual empieza mañana.

-¿Ella?

-Sí… Al parecer es solo una niña.

-Me gustaría verla…

-Oye, ¿qué tal esto? Tengo que conocerla mañana por la tarde, justo después de tu siguiente misión. Cuando vuelvas de la misión te estaré esperando en la cafetería de la tercera planta, y entonces iremos juntos. ¿Te parece bien?

-¡Claro! Tengo curiosidad por conocerla. Aunque me pregunto… ¿por qué estaba viviendo en el edificio central si ni siquiera era entrenada, y deduzco que tampoco hacía misiones?

-No lo sé, la verdad. Ya lo veremos mañana, supongo.

.

Al día siguiente…

.

Tras la misión, Mikan se fue rumbo a la cafetería del tercer piso, donde se supone que Riusaki la estaría esperando. Y no se equivocó: allí estaba.

Sin apenas decir unas pocas palabras, los dos se dirigieron al segundo sótano del edificio. Al parecer, aquel era el piso donde se encontraban las diferentes salas de entrenamiento propias de la OYS. Tras salir del ascensor, Riusaki y Mikan cruzaron una gran puerta de metal para llegar a parar a una gran estancia (del tamaño aproximado de un pabellón/gimnasio de instituto) de paredes de hormigón y suelo liso y reluciente de color gris claro.

Aquí y allá había colocados varios artefactos diferentes para poder entrenar (muñecos y maniquíes, cuchillos, estructuras para trepar, etc).

En el centro se encontraba una pequeña y adorable niña de unos cinco años. "¿¡Van a poner a entrenar a una niña de solo cinco años!? Ahora entiendo por qué no la habían dejado entrenar ni mucho menos hacer misiones hasta ahora. Pero, ¿por qué tenían a una niña viviendo aquí?" Eso era lo que se preguntaba Mikan mentalmente al ver a la pequeña de ojos castaños y cabello de un rojo furioso, como el fuego o la lava.

-Hey, pequeña. Soy Riusaki, y a partir de ahora seré tu entrenador. Te volverás muy fuerte dentro de unos años, aunque será duro. ¿Cuál es tu nombre?

-Me llamo Hanabi –dijo en voz bajita y con pinta de estar un poco asustada. Entonces miró a Mikan-. ¿Y quién eres tú, onee-san?

-Soy Mikan, encantada –contestó ella con una sonrisa y voz dulce-. He venido con Riusaki a conocerte. Mucho ánimo con él y con tu entrenamiento, Hanabi-chan. ¡No te rindas!

Tranquilamente, dio media vuelta y se fue en dirección a la puerta. Cuando ya estaba frente a esta, dirigió la vista atrás para descubrir que la niña aún mantenía su vista fija en ella. Sonrió, le dijo adiós con la mano, y se fue de allí en dirección a su casa en el campo.

Fin del Flash Back

¡Así que aquella niña pequeña era Hanabi! Ahora muchas cosas cobraban sentido para ella. Entonces tuvo una idea.

~Riusaki, ¿me oyes? ¿Dónde estás?~ ~Estoy en el hotel Paradise de la ciudad de Tokyo, acabo de matar a Shihowaito, ¿por qué?~ ~ ¿¡Que acabas de matar a Shihowaito-san!?~ ~Bueno, en fin. Meiko ha muerto, y sé cuál es la identidad de Hanabi. ¡Tenemos que sacarla de donde quiera que esté!~ ~Ah, ¿tú también has podido ver la visión? Ya lo sé. Me llamas para que te ayude, ¿verdad?~ ~ ¡Exacto! ¡Llévame hasta allí! ¿Sigues entrenándola, no? Te esperaré en la entrada principal de la academia, no tardes~

Mikan se levantó de golpe del lugar y le dijo a Natsume (quien también se levantó) que tenía que ir a una parte y hacer una cosa fuera de la academia, pero antes de que ella pudiera dar un solo paso, él la agarró de la muñeca.

-¿Adónde vas? Voy contigo.

-No tienes por qué venir, Natsume. Puede que nos encontremos con algunos agentes de la OYS dispuestos a atacarnos y podría ser pe-

No pudo terminar, pues un beso de él no la dejó terminar. Estuvieron así unos momentos, y cuando por fin se separaron, Mikan estaba sorprendida y con la cara muy roja.

-He dicho que voy contigo –en cambio, Natsume solo sonreía de medio lado-. Vamos.

Caminaron juntos hasta fuera de la academia sin ningún problema, ya que la barrera se había caído completamente al inicio de la batalla. Allí se encontraron con Riusaki.

-Ah, con que te has traído a tu novio. De acuerdo, por mí ningún problema.

-¿¡C-c-cómo sabes…!? –empezó a decir Mikan volviéndose a sonrojar violentamente.

Riusaki no contestó, solo sonrió y le dijo a Mikan que Hanabi se encontraba en el mismo lugar que donde la conocieron dos años atrás. Natsume no sabía de quién estaban hablando ellos dos, pero no dijo nada y solo le dio la mano a Mikan para teletransportarse junto a ella y Riusaki hasta en interior de un edificio en otra ciudad.

Aparecieron en la misma sala de entrenamiento. Al fondo de esta, una pequeña niña de siete años con su pelo rojo hasta los hombros le lanzaba patadas (y gritos de karate) a un maniquí acolchado colocado frente a ella.

Entonces se fijó en que no estaba sola, y cesó por un momento su entrenamiento soltando algún que otro jadeo. Observó con curiosidad a los tres presentes: primero miró a Riusaki, a quien conocía de sobra, luego miró a Mikan, a quien al principio pareció no reconocer, pero que después se acordó de ella y sonrió, por último dirigió su mirada hacia Natsume, a él no lo conocía de nada.

-¡Hola, Hanabi-chan! ¿Te acuerdas de mí?

-¡Es verdad! Eres esa chica, Mikan-nee, ¿verdad?

-¡Vaya! Te acuerdas de mi nombre. Éste de aquí es Natsume –el nombrado solo asintió a modo de saludo-. Hemos venido a sacarte de aquí –la niña los miró con más curiosidad aún.

-¿Por qué?

-Verás, Hanabi-chan –respondió esta vez Riusaki-. Shihowaito-san ha muero.

-Shihowaito-san es ese señor que vino a ver nuestro entrenamiento el mes pasado, ¿no?

-Sí, ese mismo.

-Oh, bueno. No pasa nada, ya que me dijiste que no te caía bien. ¡Entonces no podía ser bueno! –exclamó Hanabi con decisión y de manera demasiado adorable para Mikan.

-Verás, Hanabi-chan. Como él ya no está, he venido a recogerte porque a partir de ahora quiero cuidar de ti, ¿estás de acuerdo? –propuso Mikan con voz dulce y dejándolos a los dos chicos bastante sorprendidos.

-¿De verdad? ¡Suena guay!

Mikan no podía estar más feliz. Un rato después, los cuatro se teletranspotaron de vuelta a la academia. Ahora que Kounji había muerto, la academia cambiaría a mejor. Mikan estaba segura de ello.

Esperaba convertirse en la nueva onee-chan de Hanabi, y poder cuidar de ella lo mejor posible. También, le contaría sobre lo que había hecho Meiko (las cosas buenas, por supuesto), para que pudiera recordar a su verdadera hermana acompañada con cariño y buenos pensamientos.

Abcdefg

¡Terminé! ¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado el epílogo. Y todo el fanfic, de paso. Al final he conseguido terminarlo el mismo día que el último capítulo, estoy muy contesta (al igual que cansada).

Ahora sí que sí, quiero daros mil gracias por todo el apoyo que tuvo esta historia. ¡Estoy orgullosa de haberla terminado por fin, a pesar de no ser muy larga!

¡ADIÓS Y MUCHAS GRACIAS A TODOS Y TODAS OTRA VEZ! SE DESPIDE FELIZMENTE Y YA DEFINITIVAMENTE, VIANA D'ASCOLLI