Gracias por la acogida a esta historia, aquí les dejo el segundo capítulo, espero les guste, y gracia una vez más a la persona que me ayudo a que esto vea la luz. Tú sabes, es para ti.
2.-
La tensión siguió acumulándose hasta que un día, en lo que se suponía sería un arresto sencillo, las cosas simplemente acabaron por salirse de control.
Kate entró como una tromba en cuanto se abrió la puerta del ascensor; detrás venían Espo, Ryan, Robert y, al último, Castle, cabizbajo. Ella llegó hasta su escritorio pero no se sentó, más bien apoyó ambas manos en el mueble, con la vista fija en algún punto de la pared; en cuando Castle llegó hasta su silla, estalló la tormenta:
-Castle, ¿cómo pudiste ser tan estúpido? ¿Te das cuenta que no sólo te pones en riesgo a ti sino a todo el equipo? ¿A la misión? -Le lanzó a la cara.
-Beckett… Yo…
-¿Yo qué? ¿Yo no pienso lo que hago? ¿Yo no puedo por una vez obedecer una orden sencilla? ¿Yo amo ponerme en riesgo cada vez que puedo? Rick, ¡pudieron matarte! O a alguno de nosotros por tratar de impedirlo -se sentó en su silla con ambas manos cruzadas en su regazo.
-Creo que ya he dicho que lo siento, ¿cómo podía yo saber de…?
-¡Ése es precisamente el punto, Castle! No podemos saber cómo van a ir las cosas. Y por eso necesitamos seguir un procedimiento, obedecer instrucciones…. ¿Sabes? Olvídalo.
-¡¿Eso es lo que quieres?! -preguntó de pronto Castle mirándola fijamente-. Pues bien, inspectora Becket, lamento ser tan insoportablemente molesto últimamente, le aseguro que no se repetirá.
Y, dicho esto, tomo su chaqueta y se dirigió al ascensor dejándola perpleja; no era tampoco la primera vez que Kate le reprendía por su impulsividad, pero sí era la primera en que él parecía tomárselo tan en serio.
Los otros tres miembros del equipo sólo agacharon la cabeza, cada quien fingiendo estar enfrascado en sus propios asuntos y Kate…ella se quedo sin saber qué hacer mirando cómo las puertas del ascensor se cerraban.
Esa noche, ambos con una copa en la mano, ella en su departamento y él en su loft, meditaban sobre lo sucedido. Kate aún sentía escalofríos al recordar verlo en medio de la balacera y el pánico al pensar que algo podría pasarle, al pensar que nunca podría decirle todo lo que sentía por él, que nunca podría agradecerle cada sonrisa que había dibujado en su rostro, que nunca podrían darse esa oportunidad que ambos buscaban desde hacía tanto tiempo. Sintió que estuvo tan cerca de perderlo que decidió que ya no quería seguir esperando por el mejor momento para ellos, el mejor momento era este momento y ella estaba decidida a tomarlo.
Rick, por su parte, estaba dolido por la actitud de ella; los celos le quitaban objetividad y sólo sentía que era una molestia para ella y para el equipo. Con esa misma falta de objetividad fue que tomó la decisión más dolorosa del último tiempo:
-Bien, Kate, me retiro del juego, te dejaré en paz –dijo, dirigiéndose a la nada, bebiendo su copa de un trago.
Al otro día, cuando se abrió la puerta del ascensor, Beckett rápidamente dirigió su mirada a la silla de Rick. Quería disculparse por su reacción de ayer, pero la silla estaba vacía, y permaneció así el resto del día.
La situación se mantuvo igual el resto de la semana; Rick aparecía a media mañana o un rato por la tarde, pero siempre tenía algo que hacer, ya sea una reunión en la editorial, algo del colegio de Alexis, en fin…y el rato que coincidían, él estaba al teléfono o charlando con los chicos.
Ambos llevaban la procesión por dentro, Rick luchaba por disimular y hacer como que todo estaba bien, incluso trataba de bromear con los chicos, y se obligaba a llevar el café de Beckett cuando aparecía en las mañanas por la doce.
Kate, por su parte, se sentía superada por la situación; no sabía cómo manejarlo, extrañaba al antiguo Rick y no sabía cómo manejarse con el de ahora. Y, para colmo, Robert parecía sentir que tenía el camino libre con ella y se lanzó derechamente en plan conquista, llegando incluso a traerle café una mañana, café que se enfrió sobre el escritorio. No podía beberlo; hacerlo era casi como serle infiel a su escritor.
Esa mañana, Kate se aburrió de la lejanía de Rick y decidió tomar cartas en el asunto.
-Rick, ¿me acompañas?
-Eh, claro -contestó algo incómodo, tampoco podía evitarla eternamente; por lo menos no si seguía yendo a la comisaría, y no estaba preparado para alejarse del todo…no aún.
Ese viaje en auto fue una oda a la tensión; Kate no sabía de qué hablar, y Rick no estaba en plan de ponérselo fácil.
-Has estado ocupado estos días -comentó Kate por hablar de algo.
-Sí, bueno, entre la editorial, Alexis, y… Sí, he estado algo ocupado, pero… no creo que me hayas extrañado demasiado ¿verdad? -esto último dicho en un tono bastante más seco que de costumbre.
-¿A qué te refieres, Castle?
-A nada; sólo digo que no creo que me extrañes mucho. Ya tengo mi reemplazo ¿no?
Kate dio un frenazo brusco y se giró hacia él.
-¡¿Es eso Rick?! ¿Es por Robert que te has estado comportando así? ¿En serio? -Le preguntó, sintiendo inevitablemente una chispa de alegría. No estaba cansado de ella y del trabajo en la 12, ¡sólo estaba terriblemente celoso!
-Déjalo Beckett -dijo Rick recostándose en el asiento.
y bien, se reciben opiniones y sugerencias espero les siga gustando, creo que las cosas si que se están complicando para Kate, a ver si ahora reacciona...Gracias por leer.