Volvíiiiii ... siii dos en un mismo día ! nooooo no es un milagro, es el efecto del entusiasmo de sus reviews que también me entusiasma a mi, aunque la verdad algunos están mas interesados en las fotos que en la historia! me tome la libertad de ponerlas como imagen del fic ya que no se cómo (creo que no se puede) poner imágenes o links adentro de un capitulo y ya que las fotos no son tan conocidas por acá como en twitter para que no se tengan que volver locos buscándolas !

Camy: Ilexi05 es su nombre aquí en ff, si te creas una cuenta puedes comunicarte con ella por mensaje privado !Como pediste, actualizo ya y no creo que me dedique a los fics M, me da pena hasta a mi misma leerlos y saber que yo lo escribí ! 😳

Melanie2591: ya se que tienes cuenta y que puedo decirte esto en privado pero quiero estar segura de que lo leerás: NI CREAS QUE PORQUE YA ACTUALICE PUEDES DEJARME REVIEW SOLO EN EL SEGUNDO CAPITULO, SIGO ESPERANDO DESDE EN LA TARDE LA REVIEW DE ESTE, PORQUE SI NO ERES CAPAZ DE REPETIR REVIEW, ME VOY A PLANTEAR MUY MUY MUY SERIAMENTE SEGUIR DEJANDOTE LEER ANTES ! Y como dicen por ahi, tu lugar en la premier esta muy muy comprometido ya! conste

PD: nop, no chantajeo a mis lectores, Melanie es más que una lectora, es una amiga y le cuesta un poco expresar por escrito lo que piensa o siente, por eso hay que presionarla un poco! 😁

Disfruten de la lectura y de las fotos y no olviden dejar su review, las espero con ansias!


II

Ella tardó en reaccionar más de lo acostumbrado. No se había equivocado al decir que ese día estaba especialmente sensible. Nunca antes había conseguido descender por su pecho antes de que ella lo aprisionara entre sus brazos. Pero, al parecer, ese día, cualquier estímulo la llevaba más allá de lo sospechado y esa idea lo emocionó de repente. Iba a llevarla al límite, él adoraba complacerla, obedecer a sus exigencias, pero ese día no iba a ceder, iba a llevar a Kate Beckett, la dura detective y la dulce compañera, hasta el borde del abismo y solo con un objetivo: hacerla saltar de él y mantenerse fuerte y entero para atraparla y sostenerla en su "caída" hacia el séptimo cielo, como tantas veces ella había hecho con él, sin permitirle el placer de regresárselo, siempre exigiendo tenerlo completo antes incluso de permitirle probar las mieles más profundas de su ser. Pero esta vez sería distinto, estaba totalmente entregada, subyugada por las caricias hábiles de su lengua sobre su pezón, hinchado y anhelante que pedía a gritos ser succionado, mordisqueado, acariciado … le encantaba perderse en sus pechos, masajearlos, sumergir su rostro en y entre ellos, acariciar sus contornos con su nariz y su lengua, pellizcar suavemente sus pezones y oírla gemir, jadear y arquearse hacia arriba en busca de más contacto.

Toda ella era perfecta. Adoraba su piel suave y sedosa, sus largas piernas que culminaban en esos pies simétricos y adorables que a ella le gustaba esconder entre sus piernas cuando se destapaba en medio de la noche y se le enfriaban; le encantaba la curva de su cuello, cómo terminaba armónicamente, en una caída perfecta en sus delicados hombros que él disfrutaba besando en las mañanas para hacerla despertar; la silueta de sus caderas lo enloquecía, y admiraba enormemente sus brazos delgados y musculosos a la vez que daban paso a sus hermosas y finas manos de largos dedos que igual podían ceñirse a la camisa de un sospechoso elevándolo en los aires, que acariciarlo a él magistralmente, haciéndolo enloquecer; y no hablar de su posterior que, todavía a día de hoy lo dejaba postrado y embobado cuando se inclinaba a escribir en la pizarra blanca de la comisaría; pero sin duda alguna, su perdición eran sus pechos, eran la combinación perfecta entre discreción y voluptuosidad cuando estaban cubiertos, pero cuando los tenía frente a él sin ningún barrera, simplemente perdía el raciocinio. La forma en que encajaban a la perfección en sus manos lo hacía fantasear con que habían sido creados sola y exclusivamente para que él pudiera tocarlos, besarlos, acariciarlos y dibujar deliciosamente con la punta de su dedo los contornos de su pezón hasta hacerle perder el control de sí misma.

Ese que en ese preciso instante estaba seguro que Kate ni se acordaba que existía puesto que se encontraba retorciéndose y contorsionándose bajo él en busca de un mayor contacto.

-Y esto a penas empieza, amor- pensó mientras abandonaba el objeto de sus sueños y fantasías para desplazarse hacia abajo lentamente, acariciando su cintura con su manos mientras dejaba un reguero de besos húmedos y ardientes sobre su vientre, deteniéndose brevemente a jugar con su ombligo, tan perfecto como el resto de su cuerpo, para proseguir sinuosamente hacia abajo, rezando por que el "Oh Rick, ven aquí" que tan bien conocía no llegara esa vez. Había una razón por la cual ella nunca le había permitido ir más allá y, aunque lo disfrazaba de urgencia, él sabía que había algo más atrás y pensaba descubrirlo ese día.

Para evitar "riesgos innecesarios" se separó de ella, provocando un suspiro de frustración que lo hizo sonreír- tal vez ella estaba aun más entregada de lo que él pensaba- pero aún así continuó con sui idea inicial y descendió hasta sus pies, masajeándolos delicadamente en un movimiento conjunto y ascendente de sus manos y su boca. Al llegar a sus muslos y desplazarse al interior de estos, la oyó gruñir e intentar cerrar las piernas, pero cuando él se lo impidió, sujetándoselas, no opuso mayor resistencia por lo que él siguió ascendiendo, tentativamente, acariciando en el exterior y besando el interior hasta que se acercó peligrosamente al centro húmedo y cálido de ella.

-Rick- la oyó decir. Fue más un lamento que una queja, una petición o una orden. Su mente trataba de evitar aquello por alguna razón como cada vez pero, en esa ocasión, no tenía fuerza suficiente para luchar contra su cuerpo que pedía a gritos que él continuara con sus atenciones.

Rick ascendió un poco y, lentamente, comenzó a acariciar con su nariz el borde de la ropa interior que ella aun conservaba puesta, descendiendo pausadamente, dejando rastros ardientes en la piel de ella que rogaba internamente, ya no sabía si para que él se detuviera o para que se deshiciera de una vez por todas de aquel obstáculo y la hiciese enloquecer como estaba segura que solo él podía hacerlo quitándole el poquito de control sobre si misma que aun tenía. Porque ella lo sabía a la perfección: ese era su punto débil y por eso nunca lo había dejado llegar, sabía que una vez ahí, él haría mil maravillas y ella se desharía, moriría de placer con solo sentir su aliento justo ahí, donde más lo necesitaba y siempre lo había necesitado, pero su lado racional y dominante le había impedido dejarse llevar. Por mucho que amara a Castle y confiara ciegamente en él, no podía darle todo el poder, necesitaba mantener un poco la cordura para poder sorprenderlo, no quería convertirse en una muñeca sometida a sus deseos, y sabía que eso sería exactamente lo que sucedería si lo dejaba continuar, y ella quería actuar, hacerlo sentir todo lo que él despertaba en ella pero …

-¡Dios!- demasiado tarde, la nariz de él acababa de rozar suavemente su punto más sensible. Aun a través de ese trozo de tela que le estorbaba como nunca habría podido imaginar, ese leve contacto la había descolocado por completo. Su pelvis se había elevado violentamente hacia él, rogando, suplicando más mientras que sus manos se aferraban a las sábanas al sentir cómo todo su interior se desvanecía, o, quizás se llenaba, tal vez, sus órganos acababan de volverse líquidos y esa era la calidez que recorría todo su vientre agitándola, sofocándola, haciéndola gritar cosas sin sentido solo ante la idea de que él repitiera aquello, ese sutil roce que había provocado que hasta el interior de sus ojos palpitara de excitación. Hacer el amor con Rick siempre la había hecho delirar pero, esta vez, sería especial, por primera vez se entregaría completamente y en todos los sentidos a un hombre, le daría a Rick la clave para volverla demente y sabía a la perfección que él no se aprovecharía de ello. Ni ella misma sabía por qué hasta el momento se había negado a aquello si al fin y al cabo ya se había abierto en cuerpo y alma a él y le había dado asilo en lo más profundo de su corazón pero, por más que la idea de aquello le hubiera parecido inquietante antes, ahora sentía que era lo correcto, el momento adecuado y se sentía tranquila, en paz con ello y muy muy excitada con todo lo que Rick pudiera y, estaba segura, estaba a punto de hacerle.