PRÓLOGO
POV Bella
Tan arrepentida y sola como me sentía, busqué un hotel en donde hospedarme luego de dejar ir a mi amor por segunda vez. En cuanto llegué a la habitación me puse mi pijama y me aovillé en una cama que desconocía completamente, pensando que mi futuro con respecto a mi vida amorosa era completamente incierto, por no decir, que era un fracaso total. De alguna manera quería escuchar una voz que me dijera que todo iba a estar bien (como la vez anterior) pero la voz de ese alguien seguramente estaba pasando por la misma situación que yo, o se estaría preparando para enfrentarla; en este mismo instante, no sabía si ir a buscar a mi amigo o quedarme aquí, llorando amargamente.
Todo era mi maldita culpa, nunca podría culpar a Jasper por esto porque yo fui la que accedí; sí, puede que haya sentido un gran vacío en mi pecho a causa de que Edward y yo estuviéramos tan distanciados en aquella época, pero eso no me daba ningún motivo para engañarlo y mucho menos con mi mejor amigo, no importaba cuanto alcohol hubiera ingerido tal noche. Edward tenía razón, pude decirle lo que sentía y nada de esto estaría pasando.
En un momento de debilidad (Más de la que ya estaba experimentando) miré el anillo de compromiso en mi dedo, observé con anhelo ese corazón azul con diamantes alrededor, que expresaba perfectamente todo el amor que Edward sentía por mí: Su corazón rebosante de un amor puro y resplandeciente, mostraba que estaba dispuesto a dar todo por mí – No valgo la pena – Pensé y cuando fui a tirar el anillo al otro extremo de la cama, recordé leer la inscripción dentro de él: – "Siempre tuyo-EC" – Acto reflejo y como una acción masoquista de mi parte, lo volví a poner en el lugar que estaba; tal vez sentía que en aquella maravillosa joya, había una pequeña parte de él y yo me negaba a perderla.
Sin saber a qué hora, me quedé dormida en la cama del hotel… Dormida por mucho tiempo, si tengo que ser sincera.
Pasaron seis meses y se acercaban las fiestas decembrinas. Me sentía como dopada porque no me acuerdo de mucho y lo poco que hacía, era por inercia con expresiones en mi rostro, que a simple vista eran alegres; Sin embargo, quien me conociera, sabía que yo estaba ahogándome en mi propio barranco. La rutina que había creado era más que todo por sobrevivir y para que no me vieran mal, tratando de no recordar la usencia de lo que me mantenía atada a este mundo. Lo primero que pensé fue que Edward me daría máximo una semana para enviarme un acta o documento de divorcio; sin embargo, eso nunca llegó, ni ha llegado hasta el momento – ¿Qué estará esperando? – No es que yo deseara que llegara ese documento porque yo lo amaba, pero tampoco sabía que esperar de él.
Toda la familia se enteró de nuestro altercado, ellos sabían todos los detalles, no me pregunten cómo lo supieron: Por lo menos yo no dije nada, Jasper vivía en su mundo y no ventilaba su vida privada ni, aunque algo muy importante para él, dependiera de ello. Edward es demasiado reservado para eso, a menos que le den unas cuantas copas y Alice… No sé, ella es muy impredecible.
Si volvemos a la historia: Me quedé en el hotel por tres días hasta que renté un apartamento en el cuál estoy viviendo actualmente, seguí trabajando en el mismo lugar, no volví a hablar con Edward, ni siquiera lo veía o me cruzaba con él… A pesar de que lo extrañaba, no lloraba todas las noches como la vez anterior; pero sí anhelaba su cuerpo junto al mío y el sonido de su voz. Veía a Rosalie, a Emmet y al pequeño Matt cuando podía, siempre trataban de sacarme información y yo me negaba a dárselas. Cuando el tema quedaba clausurado, Emmet trataba de hacerme reír y Rose me sacaba de la depresión en la que me sometí, sin contar todas las travesuras de mi ahijado: esa era la mejor parte porque me devolvía a la vida y podía reír con naturalidad, al menos por unos cuantos minutos.
A Alice tampoco la veía mucho y era algo evidente, solo nos vimos una vez en la calle y con la sola mirada parecía que quería arrancarme la cabeza. El resto de la familia de Edward: Esme, Carlisle y Elizabeth, no estaban muy contentos con lo que había pasado; yo sabía que Esme y Elizabeth intentaban entender aunque fuera difícil, Carlisle analizaba la situación sin estar de un lado o del otro; no obstante, ellos no opinaban y preferían no intervenir porque decían que eso era problemas de pareja. Charlie por otro lado, nos culpaba a los dos; pero más a mí – Raro ¿No? – Me dijo que yo era la que tenía que buscar un espacio y decirle a Edward lo que estaba sintiendo, lo cual es completamente cierto.
Para seguir con mi mala suerte, a la semana de mudarme al departamento hicieron recorte de personal en mi trabajo y gracias al cielo, o lo que fuera, a mí no me dejaron sin empleo; pero, a mi superior sí y lo reemplazaron con una muchacha tan solo unos cuantos años mayor que yo: Diana Diaz. Al principio se mostraba reticente y me dejaba trabajo como si no tuviera otra cosa que hacer, al fin y al cabo lo agradecía porque eso no me daba tiempo de pensar en Edward y tampoco podía salir y fingir ante mi familia y amigos que todo iba perfecto en mi vida. Después la conocí mejor gracias a que ambas nos tuvimos que quedar una tarde solas por trabajo y nos volvimos amigas y no solo compañeras de trabajo, ella sabía que estaba casada (Obviamente no pude ocultar mi anillo de matrimonio) pero no sabía con quién, ella solo sabía estrictamente lo necesario.
Con Jasper hablé cuatro meses después, no sé cómo hizo para encontrar el restaurante en el que yo almorzaba, ya que ahora lo había cambiado todo, todo en mí había cambiado: Había terminado de hablar con Diana para salir esta noche, según ella, yo necesitaba "distraerme" y hasta me propuso almorzar con ella; no obstante, yo sentí que necesitaba tiempo sola; Almorcé sola, estuve a punto de ponerme en pie para pagar la cuenta y llegó Jasper con una media sonrisa; tenía el cabello más corto, sus rizos dorados llegaban hasta un poco más arriba de sus orejas; el resto, parecía estar igual, solo que más corpulento.
*Flashback
– Hola, hermanita ¿Me puedo sentar? – Preguntó sonriéndome y yo asentí. Retiró la silla de en frente y se acomodó.
Alejé mi plato y empecé a hablar con él – ¿Cómo has estado? Dime qué has hecho en todo este tiempo – Sonreí igual que él. Lo había extrañado mucho en todo este tiempo que no nos habíamos visto.
Él ladeó la cabeza – Al principio estuve terrible, ya te imaginarás que me quise cortar las venas en una situación determinada – Los dos soltamos una pequeña risita, Jasper era muy extremista; sin embargo, ya me lo imaginaba ahogado en alcohol… Lo que me aterraba era que él, si quiera considerara la idea de suicidarse. Él continuó al ver mi cara de horror – Afortunadamente lo superé. Si quieres que hablemos de trabajo, todo sigue igual de monótono, aunque va bien y me gusta lo que hago, solo que he considerado ver otros sitios en los cuales pueda trabajar; lo bueno es que ya resolví todo con mi "familia" y dejaron de molestarme hace poco tiempo – Sonrió y sus ojos se iluminaron.
– Que bien; me alegro mucho por ti, Jazz.
Puso sus codos sobre la mesa – Ahora cuéntame de ti, quise ir muchas veces a tu departamento para consolarte y apoyarte, hacerte sentir que yo estaba para ti, como el hermano mayor que creo ser para ti – Sonrió presumido y luego bajó la cabeza – Pero sabía que si lo hacía terminaríamos llorando los dos – Bromeó y yo no pude evitar reírme – Ya, en serio ¿Cómo te fue esta vez? – Cortó rápidamente.
– Estuve más ocupada esta vez: me entretuve en mi trabajo y mis momentos libres los pasé con la "Gran familia McCarthy Hale", casi no lloré. Mi jefa Diana también ayudó bastante, aunque eso no es símbolo de que no duela – Él bajó la cabeza y asintió, rápidamente me volvió a mirar inquisitoriamente como pidiendo que le explicara como lo había tomado Edward. Suspiré – Edward… Actuó como tuvo que actuar, no me esperaba otra cosa; me sorprendió que fuera tan lindo conmigo antes de que yo le confesara todo, fue difícil. Cuando le dije la verdad y él la asimiló, simplemente tomó sus cosas recordándome que yo le había prometido que nunca lo engañaría otra vez, después preguntó si yo seguía engañándolo y lo que yo había sentido, en menos de nada, juntos estuvimos frente a nuestros autos… Despidiéndonos – Una lágrima rodó por mi mejilla pero la alcancé a limpiar antes de que Jasper lo notara.
Él puso una mano sobre la mía – Lo siento mucho. Todo esto es mi culpa, no debí haberme embriagado y mucho menos convencerte a ti de hacer lo mismo que yo. Después ir a ese lugar, nunca debí arrastrarte con mis problemas… Te lo dije, estoy mejor solo y no quería hacerte daño – Se recriminó.
Negué con la cabeza – No fue tu culpa… Al menos no del todo: Yo no debí pensar que el alcohol o el acostarme contigo, iban a llenar el vacío que tenía en mí pecho; yo tenía que decirle a Edward lo que sentía – Los dos nos quedamos pensativos en silencio hasta que yo volví a hablar – Y a ti ¿Cómo te fue con Alice?
Él se rascó la nuca incómodo – Yo… no podía… no sabía cómo decirle. La tarde siguiente a la que ella llegara de su viaje la llevé al parque, le dije todo sobre mis padres, me abrí completamente con ella – Él tragó saliva – No sabía cómo hacerlo pero lo hice, ella… Su sonrisa fue magnifica, la mejor obra de arte que he podido apreciar. Sus palabras después de que me sinceré, al menos diciéndole la verdad de por qué me sentía tan mal, fueron: "Gracias por confiar en mí, yo te confiaría mi vida" y se recostó en mi hombro… Me sentí la peor escoria del universo. Luego de un instante en el que ella sentía paz y yo solo sentía repulsión por mí mismo, me armé de valor y me puse frente a ella para terminar de decirle la verdad; le dije todo… Con lágrimas en sus ojos me dijo "Tú me aseguraste que solo eran amigos, que se querían como hermanos", con la cabeza gacha yo le respondí "Y así es; pero en ese momento no estabas, tenía tantos problemas y me sentía tan solo… Me ahogué en alcohol". Ella puso su mano en forma de puño, en un instante llegué a pensar que me golpearía y me lo merecía, en lugar de eso, con el dorso de su mano limpió las lágrimas que tenía esparcidas por su rostro, se puso en pie… y con voz llorosa y enfadada me dijo: "Eso no te justifica de ninguna manera". Allí se fue y yo me quedé sumido en mi propio dolor.
Tragué saliva ruidosamente; Jasper se perdió en sus recuerdos, tenía la misma pose de cuando lo encontré en el parque con la mirada ausente. Llamé al mesero y pedí una botella de agua para tranquilizar a mi amigo, para devolverlo a la realidad y hacerle entender que ese recuerdo en el que él estaba pensando, ya había sido parte del pasado. No me costó mucho hacerlo, luego de que tomó dos tragos de agua, medio me sonrió.
– No tienes que estar preocupada por mí, Bells – Comentó al ver mi cara de horror. Yo fruncí el ceño preguntándome de qué estaba hablando – Hace un poco más de un par de meses no estoy tan mal. Créeme cuando te digo que moví cielo y tierra para que Alice volviera a escucharme y creer en todo el amor que siento por ella – Sonrió mirando a la ventana – No fue nada fácil.
Lo miré aún más confundida – ¿De qué estás hablando? ¿Enloqueciste? ¿Volviste a embriagarte? – Hice una pregunta tras otra.
Él negó con la cabeza haciendo una mueca seria – Como te dije al principio, duré un tiempo encerrado en mí mismo sin querer ver a nadie y como ya te imaginarás, vivía ebrio todo el tiempo. Una noche iba caminando por las calles con mi botella de wiski y me encontré con Emmet, él fue quién me hizo entrar en razón… Yo no podía perder a la mujer que me hacía feliz y que había penetrado tan hondo en mi corazón. Desde esa noche me concentré en perseguir a Alice, llevarle regalos, escribirle cartas, comprarle cualquier cursilería que me encontrara e incluso seguirla en cualquiera de sus viajes de trabajo, dejé de trabajar mientras estaba de viaje siguiéndola a ella, sin importarme que no me quisiera ver o me rechazara – Hizo una mueca que no entendí – Hasta hace algo más de un par de meses, ella cedió y me dejó explicarle todo nuevamente; pero no me aparté de su lado hasta que no me dejara confesarle todo el amor que sentía por ella y le dije que si no me aceptaba, seguiría enviándole cada detalle que le había enviado hasta ahora o incluso más y seguiría a su lado sin importar que pasara.
– La convenciste, supongo – Afirmé.
Ladeó la cabeza – Estuve en periodo de prueba. No me importó cuando me lo propuso… al menos me daba una oportunidad.
– ¿Y ahora? – Pregunté.
De la nada apareció un remolino pequeño muy a la moda, con una gran sonrisa; tenía el cabello más largo y ondulado, de un castaño más claro, los mismos ojos color esmeralda que me recordaban tanto a Edward. Ella se sentó al lado de Jasper tomándole la mano y mirándolo con adoración. Me sorprendió que Alice viniera hasta aquí, sobre todo si sabía que me vería y justo en este instante ella me sonreía.
– Ahora somos prometidos – Dijo Alice con una sonrisa que no le cabía en el rostro. Orgullosa, me mostró el anillo que Jasper le había regalado: Un anillo en oro con un gran diamante en el centro.
Abrí los ojos y la boca a más no poder – Oh Dios, los felicito mucho. Sé que serán muy felices, yo… yo… no sé qué más decir, solo que se cuiden mucho, ambos son maravillosas personas. Alice, cuida mucho a Jazz y no quiero que lo tomes a mal, yo quiero a Jasper como a un hermano y solo quiero que él sea feliz con una mujer que lo ame. Y Jasper, Alice es una de mis mejores amigas, sé que no la desilusionarás.
– No te preocupes – Me respondió ella – Yo comprendo lo que pasó y tuvieron motivos para actuar de la manera en la que lo hicieron, de todas formas ya no me interesa recordarlo y quiero pensar que nunca sucedió… Me quería disculpar por esa mirada asesina que te envié cuando nos vimos.
Sonreí y bajé la cabeza – No tienes que disculparte, cualquiera en tu lugar hubiera hecho eso y mucho más – Hice una pausa – Entonces ¿Cuándo se casan?
– A mediados de marzo – Respondió Jasper – Alice quiere tener tiempo para planear nuestra boda y que sea perfecta, además ninguno de nosotros quiere esperar – Miró a Alice – ¿Por qué no le dices la razón de que estemos juntos aquí?... Bueno aparte de que yo quería saber cómo estabas.
Ella asintió – Si, lo iba a hacer – Alice me miró, soltó la mano de Jasper para tomar una de las mías con sus dos manos – Queríamos pedirte que fueras mi madrina – Sonrió.
Ahora sí estaba más que sorprendida – ¿Cómo es que Alice Cullen me pedía eso? – Ella era consciente del que sería su esposo la había engañado conmigo, sin duda se había vuelto tan loca como Jasper, incluso más. No tenía idea si es que estaba soñando y por eso parpadeé varias veces, yo fui la razón por la que ella y Jasper terminaron su relación hace cuatro meses.
– ¿Yo? – Titubeé perdida después de un rato.
– Si tú, tonta – Se carcajeó Jasper – Alice fue quien propuso la idea y no lo creas, a mí también me sorprendió – Me respondió sonriendo.
– Pero… pero… yo… – Titubeé de nuevo.
– No quiero un "No" por respuesta – Dijo Alice con un tono que no daba lugar a réplicas.
Sonreí, casi lloro de felicidad porque esa propuesta significaba que Alice ya lo había olvidado y que volvíamos a ser las amigas que éramos antes – Claro, Alice. Estaría honrada de ser tu madrina de matrimonio – Me paré a abrazarla a ella y luego a Jasper.
*Fin del Flashback
El día de las fiestas navideñas esperaba pasar mi navidad con mi papá, Emmet, Rosalie y el pequeño Matt. Claro, también quería estar con Jasper; sin embargo, sabía que él estaría con Alice, celebrando con Esme, Carlisle, Elizabeth y… Edward; no sabía exactamente cómo iba a salir eso último.
Por lo menos esa era la navidad que yo tenía planeada para mí, hasta que en algún momento me subí en el auto de Charlie suponiendo que iba para el departamento de Emmet y Rose… Para mi gran sorpresa terminé en la mansión Cullen – Están tramando algo – Todos en la familia estaban tramando algo y no era muy difícil adivinar que Alice y Jasper eran los precursores de todo eso.
– Me niego rotundamente a bajar del auto – Le dije a mi papá con los brazos cruzados sobre mi pecho. Ya estábamos al frente de la mansión Cullen, la que tenía una gran y ostentosa decoración navideña con luces por todos lados.
– Bells… Por favor… – Trató de insistir pero lo interrumpí antes de que dijera algo más.
– No, quiero ir al departamento de Rose y Emmet como estaba planeado – Respondí caprichosa.
– Verás; Emmet, Rosalie y Matt están adentro, esperándonos – Me confesó tratando de encogerse de hombros.
– Me embaucaste, no puedo creer que me hayas embaucado – Me bajé del auto.
Me tomó un poco de esfuerzo porque llevaba un vestido largo, color azul agua marina con adornos brillantes y ni qué decir de los zapatos, eran los tacones más altos que había usado en toda mi vida; llevaba zarcillos del mismo color del vestido y hasta mi maquillaje era igual, algo natural. Adivinen de quién era el regalo, exacto: de Alice; Se suponía que era regalo de navidad pero ella misma me insistió que lo usara esta noche y ahora sabía la razón.
– ¿A dónde vas? – Preguntó mi papá.
– Tomaré un taxi y pasaré la navidad sola, durmiendo en mi departamento – Casi grité.
Él se pasó una mano por la cara – Bella, por Dios...
Mi papá iba a decir algo; no obstante, en ese preciso instante, Alice salió de la mansión jalando a Jasper de la mano, los dos venían con una gran sonrisa en sus rostros y no esperaba menos de ellos; sin embargo, ese par me iba a escuchar.
– Viniste Bella – Gritó Alice alegremente y me abrazó, luego Jasper me acogió en sus brazos con emoción contenida.
Bufé – Mi papá me embaucó –Pasé una mano por mi cabello suelto con ondas bien marcadas y volví a hablar – Si y no puedo creer que ustedes hayan planeado esto, sin contar que convencieron a mi papá… Es el colmo – Hablé molesta.
– Si lo supieras, nunca hubieras venido – Se excusó Alice encogiéndose de hombros haciendo una mueca inocente.
Bufé y miré a Jasper, sabía que él me iba a decir algo – Además, toda tu familia está aquí – Sonrió – Incluyendo a tu esposo.
Me puse furiosa – Jasper… ¿estás?… tu… él… sabes que… Aghhh – Dije palabras sin sentido. El aludido me miraba con una ceja arqueada y una sonrisa socarrona mientras Alice y mi papá fruncían el ceño sin entender. Traté de calmarme sin dejar mi ira completamente – ¿Podemos hablar en privado para que nadie sepa que te mataré primero? – Pedí.
Todos soltaron una risita menos yo, Jasper asintió. Juntos caminamos hasta la calle opuesta a donde se encontraba la mansión. Solté un suspiro – ¿Cómo es posible que planearas esto? Edward está ahí, no lo veo hace seis meses, seis largos meses en los que no sé nada de él y tú… Él debería estar odiándote por lo que le hicimos a él y a Alice ¿Perdiste la cabeza?
Él soltó una carcajada – Exactamente no sé si "Me odie" las últimas semanas ha sido cordial conmigo. Debo admitir que cuando le dijimos que Alice y yo estábamos comprometidos, él se paralizó completamente, como si estuviera decidiendo entre golpearme o sacudir a Alice para hacerla entrar en razón – Trató de ocultar una risa por el recuerdo – Lo otro que dijiste ¿No crees que seis meses fue suficiente tiempo? ¿No lo extrañas? Ustedes dos se aman y siempre se ponen obstáculos para estar juntos, no entiendo por qué son tan tercos ¿Por qué no se permiten ser felices?
– Jazz, cometí un error… He cometido error tras error con él – Susurré con la cabeza baja.
– Todos cometemos errores, somos seres humanos a fin de cuentas; si no cometiéramos errores seríamos dioses o algo parecido ¿No crees? – Me preguntó mientras intentaba levantar mi cabeza. Habló de nuevo al ver que yo no cedía – Entonces hagamos una cosa… Yo quiero pasar esta navidad con mi hermanita, como las otras navidades que compartimos desde que nos conocemos; hazlo por mí ¿Quieres? Enséñale a todo el mundo y a ti misma que eres una mujer fuerte.
Negué con la cabeza – No soy fuerte: Me escondo en un departamento que nadie (aparte de ti conoce) me encierro en mis propios sentimientos, no le digo a nadie lo que pienso… Lo siento Jazz, esta será la primera navidad que no estaremos juntos – Ya tenía lágrimas en los ojos.
Él tomó mi mano, yo me soltaba lentamente… entonces lo vio – ¿Sigues llevando el anillo de compromiso? Eso quiere decir que lo amas y lo sigues viendo como tu esposo, búscalo – Me animó y empecé a morderme el labio inferior – Bells, no dejes que algo momentáneo los separe… Te diré algo: Edward también usa su argolla de compromiso – Lo vi con los ojos abiertos, me sentía anonadada, hubo un ligero silencio hasta que Jasper de nuevo lo interrumpió – ¿Por qué crees que él, siendo abogado, no te ha hecho llegar un acta de divorcio? – Y con esa pregunta, se desprendió de mí y me dejó allí en la calle.
– Espera, espera. No me puedes dejar así – Traté de arreglar el maquillaje de mis ojos porque supuse que algunas lágrimas habían corrido el rímel y el delineador. Encaré a Jasper – Primero vamos a ir a la condenada fiesta y luego seguimos hablando tú y yo.
POV Edward
Desde que me despedí de Bella por segunda vez, todo en mi vida volvió a ser como era antes: Aburrido, calculador, rutinario y monótono; volví a vivir en la casa de mis padres y seguí trabajando en el bufete como un robot, no descansaba los fines de semana y buscaba cualquier pretexto para no tener un periodo libre, todo el tiempo estaba con mis clientes, en mi oficina o haciendo reuniones de trabajo, de lo único que hablaba era de trabajo; porque sabía que si tenía un solo descanso, pensaría de nuevo en ella y eso me haría daño.
En pocas palabras, yo estaba pretendiendo borrar cualquier cosa que me hiciera recordar que Bella alguna vez había entrado en mi vida; por eso mismo, volví a hacer lo que hacía antes de conocerla, solo que ahora era más intenso ese personaje autómata: Me levantaba temprano para ir al trabajo y llegaba a altas horas de la noche a la casa, las pocas y casi inexistentes veces que no había trabajo, salía a correr con mi reproductor de música o alzaba pesas, no descansaba los fines de semana y tenía poco contacto con las personas que me rodeaban que no fueran parte de mi trabajo; Entre ellas mi mamá, Alice y Elizabeth, esta última estaba viviendo en mi casa por un tiempo indefinido y, no era que me molestara; pero, siempre que la veía me preguntaba por mi estado de ánimo, también me recordaba la sortija que aun cargaba en el dedo de mi mano. Con mi papá solo hablaba cuando era estrictamente necesario y no tocábamos ningún tema personal.
Lo irónico de todo esto es que nunca me quité esa sortija ni para bañarme, aquel objeto estaba completamente adherido a mí y no sabía por qué, simplemente no me lo podía quitar. Cuando veía la argolla, las palabras de la inscripción gritaban en mi mente – "Siempre tuya - BS" –. Por eso ni siquiera consideré realizar un acta de divorcio, no lo haría por lo menos por ahora, cuando algo en mi interior bramaba que esa mujer era mía y no podía dejarla libre… Solo necesitaba tiempo. Además ella tampoco se había pronunciado y eso me daba la esperanza de que tampoco se quisiera divorciar de mí, no tenía conocimiento de las razones por las cuales eso me alegraba y me hacía sentir tanta paz...
La situación que pasé con Alice fue dura, al menos teníamos el consuelo de que estábamos juntos y al principio, por mucho que a mí me doliera y me quisiera derrumbar con ella, me hice el fuerte por ella, porque ella necesitaba de mí y no la quería dejar sola; además; de alguna manera, juntos nos complementábamos y ambos sentíamos nuestro dolor.
En el tiempo en el que Alice me dijo que se iba a casar, realmente me puse feliz por ella, pensé: – "Oh Dios, por fin superó al idiota y va a seguir con su vida" – Yo entendía todo el sufrimiento por el cual ella había pasado porque ambos lo compartimos, lo vivimos juntos y me alegraba saber que alguien había llegado para curar su corazón… Saqué conclusiones muy pronto, Jasper me encaró para decirme que él era el prometido de Alice y quedé impactado, quería golpearlo – ¿Cómo se atrevía a hacerle eso a mi hermana? ¿Cómo es que Alice era tan tonta de permitirlo? ¿Cómo es que se casaban después de lo que pasó? – Esas y más preguntas acosaron mi mente, Alice puso una mano en mi hombro diciendo "Lo amo y lo pasado quedó atrás… Él me ha demostrado que me ama y yo confío en él" Bufé, no estuve muy de acuerdo con lo que ella me decía pero se le veía feliz y ella ya era una mujer "madura" (O algo por el estilo), yo no era quién para interponerme, solo sabía que si él la lastimaba de nuevo, yo lo golpearía hasta la muerte y lo seguiría hasta el infierno solo para hacerlo sufrir más y más. Finalmente, acepté su compromiso, intenté llevarme bien con Jasper por petición de Alice y… lo que no me esperaba fue que una semana después me pidieran ser el padrino: Obviamente acepté porque la mirada asesina de Alice no me dio opción.
…
Ya estaba en la fiesta de navidad, en mi casa, con mi familia… y Jasper – No tengo que ser tan rudo con él – Me dije mentalmente recordándome a mí mismo que él era mi cuñado después de todo y ahora era parte de mi familia. Alice estaba brincando por todos lados revisando la decoración y la comida junto con mi mamá, ellas decían que este año celebraríamos con junto con más personas, a lo que yo fruncía el ceño pero no preguntaba nada; me sentía en "estado vegetal", como me había catalogado Elizabeth.
Mi tía Selena estaba de luna de miel con su nuevo esposo, ella era la mamá de Elizabeth y su hermana (mi prima) Denisse, quién permanecía a mi lado haciendo comentarios con segundas intenciones para que yo fuera a buscar a Bella. Ella ya lo sabía todo, Elizabeth no se podía quedar con la boca cerrada y menos con su hermana. A mi parecer, Denisse tenía poderes de convencimiento, estaba considerando hacerla parte del bufete, porque ya me estaban picando las manos y las piernas me temblaban para influenciarme a irme en el auto y buscar a Bella, aunque no supiera dónde; Sin embargo, nunca le hice notar nada a mi prima, yo no le respondía sus comentarios y en lugar de eso, los evadía buscando fijar mi atención en otra cosa antes de perder la cabeza.
Pasó un rato y sonó el timbre, mi mamá corrió a la entrada con una sonrisa – Llegaron nuestros primeros invitados – Gritó antes de siquiera llegar a la puerta, por lo cual papá y yo sonreímos y miramos a Alice quién corría y saltaba por todos lados – De tal palo, tal astilla – Pensé.
Seguí hablado con Denisse, esta vez procuré que fueran temas poco interesantes y que no me volviera a hablar de Bella; desgraciadamente, ella no lo podía dejar tan fácilmente: En cualquier oportunidad que tenía me la mencionaba.
– Deberías considerar trabajar en el bufete – Tomé un sorbo de champagne
Ella arqueó una ceja – ¿Te estoy convenciendo? – Una ligera sonrisa se formó en su rostro.
– Denisse, eres peor que Elizabeth – Negué con la cabeza – No me convences ni un poco: Bella hace parte de mi pasado y allí la quiero dejar, quiero retomar mi vida donde la dejé.
– ¿Entonces por qué tienes tu argolla de matrimonio? – Se puso una mano en la barbilla – ¿Por qué no le has enviado un documento de divorcio? – Se encogió de hombros – Sería más fácil retomar tu vida si estuvieras soltero de nuevo ¿No crees? – Tomó un sorbo de champagne mientras sonrió de esa forma tan calculadora y malévola que nos caracterizaba a los Cullen cuando conseguíamos algo.
Quedé mudo, después le iba a responder y vi a Emmet y a Rosalie entrando a la sala principal, Rosalie cargaba a un pequeño en sus brazos, su hijo que creo que se llamaba Matt; pero nunca estaría seguro, ya que perdí el contacto con ellos al mismo tiempo que lo perdí con Bella. Los miré extrañado y confundido mientras ellos saludaban a mi familia, al final se acercaron para saludarme a mí; cuando me di cuenta, Denisse no estaba – Cobarde – Pensé para mí.
– ¿Qué cuentas, hermano? – Me saludó Emmet palmeándome un hombro. El saludo se me hizo extraño, estaba siendo demasiado amable conmigo.
Arqueé una ceja y me encogí de hombros – Nada… Supongo ¿Qué cuentas tú? – Le devolví la pregunta.
Él se acercó más a Rosalie quien tenía una expresión neutra, no me miraba con odio pero tampoco con afecto. Emmet me respondió – Yo, bueno; soy muy feliz con mi novia y vivo encantado con mi hijo. Es como si tuviera la familia perfecta, solo me falta proponerle matrimonio a Rose – Dijo orgulloso y le sonrió a su novia, quién a la vez hizo lo mismo y puso cara de enamorada.
Sonreí medianamente y luego escuché la voz de Rosalie – Hola, Edward.
– Hola, Rosalie ¿Cómo has estado? – Pregunté por educación.
Hizo una mueca – Bien… Yo… – Miró a Emmet y le entregó a su hijo – ¿Me permites unas palabras, Edward? – Emmet la miró sonriendo mientras yo asentía con el ceño fruncido.
Ambos caminamos hasta una habitación que quedaba cerca de la sala principal pero era lo suficientemente lejos como para tener privacidad y que no nos escucharan. Rosalie estaba ansiosa, parecía nerviosa o algo así porque nunca la vi en ese estado, siempre daba la impresión de ser una mujer fuerte y no dejar vencerse por nada; ahora estaba ante mí, jugando con sus manos y con el ceño fruncido, como encontrando las palabras para decir algo.
Ella tomó aire, pareció que por un segundo se había armado de valor y luego se arrepintió, pasó una mano por su cara volviendo a tomar aire – Edward, mira… – Alcanzó a decir pero la interrumpí.
Ya sabía el motivo de esta charla, no quería escucharla, no me interesaba tener a "otra" Denisse frente a mí, así que la corté sutilmente poniendo una mano en frente de su rostro y bajando la cabeza.
– Rosalie no, ya no más – Ella me miró confundida – Ya sé lo que vienes a decirme – Hice comillas en el aire – "Bella está mal, no me lo dice pero sé que es así" "Todo es tu culpa por dejarla mal" – Traté de interpretar un tono de voz lastimero y después enfadado en la frase – Me vas a decir eso y no sé qué otras cosas más; pero de seguro, tendrán que ver con lo mismo y no quiero escuchar nada de eso – Empecé a masajear mis sienes con los dedos de una mano mientras por el rabillo de mi ojo, alcanzaba a ver que Rosalie me miraba con el ceño fruncido. Tomé aire – ¿Quieres la verdad? Si la extraño, no tuve el valor de pedirle el divorcio porque la amo y la buscaré, no me importa lo que pasó; es solo que, necesito información de donde está y eso no lo puedo conseguir esta noche, supongo que ninguno de ustedes sabe dónde está – Suspiré frustrado – Tendré que esperar hasta mañana.
Alcé la mirada, Rosalie negaba con la cabeza y una sonrisa de suficiencia se posaba en su rostro al mismo tiempo – No vine a hablarte de eso y tampoco pretendía que me confesaras nada de lo que dijiste, aunque si te soy sincera, si me da una gran satisfacción. La verdad, quería disculparme – Su sonrisa desapareció y yo la vi con expresión confundida – Todo el tiempo fuiste el hombre prefecto para Bella y desde que te conocí, yo me negaba a aceptarlo, te traté muy mal, fui muy injusta contigo… La verdad es que cuando vi mal a mi mejor amiga y luego vi al hombre por el que ella estaba sufriendo, solo me entraron ganas de protegerla a ella y de golpearte a ti.
Asentí – Ella me comentó que ustedes eran como hermanas.
– Desde que se llegó aquí fuimos ella y yo, siempre nos protegíamos de todo y de todos, no importaba la situación – Bajó la cabeza – No pretendo que me entiendas, ni mucho menos que aceptes mis disculpas; pero quería dártelas y quería que supieras la razón por la que yo estaba actuando tan fría y grosera contigo.
– No tienes que pedir disculpas, entiendo lo que tratabas de hacer por ella y me merecía parte de los insultos que me diste. Ya está todo arreglado y gracias por escucharme… Tenía a mis primas, a mi hermana e incluso mi mamá algunas veces me dijo que buscara a Bella; ninguna de ellas me permitía hablar y… justo en este momento, solo quiero verla.
Alzó una ceja y sonrió burlonamente – Al menos tu querías hablar. Bella se encerró en ella misma, puso la expresión de falsa felicidad que todos conocemos y ahora está viviendo en quién sabe dónde; las veces que Emmet y yo tratábamos de ayudarla, ella se negaba a hablar, eludía el tema, jugaba con Matt o inventaba una excusa para irse… Según ella, también pasaba tiempo con Diana, una compañera de su trabajo – Me miró a los ojos con tristeza – El único amigo que la podía reconfortar bien, no estaba y eso me tenía tan…
Arrugué mi frente – Espera ¿Jasper y ella terminaron con su amistad?
Ella ladeó la cabeza – Ambos estaban muy mal. Después de algunos meses; Emmet, una noche se encontró a Jasper caminando por la calle con una botella de wiski en la mano, pareciendo un indigente, estaba bastante ebrio y Jasper solo repetía que se quería morir porque no estaba con Alice; allí fue cuando Emmet lo hizo entrar en razón, con mucho esfuerzo, debo agregar. En el momento que Jasper ya estuvo bien y estaba tratando de recuperar a Alice, yo fui a buscarlo porque creí firmemente que él sabía algo de Bella, después de todo eran mejores amigos… Me sorprendí bastante cuando él me dijo que no sabía nada y que no hablaba con ella desde que ambos habían decidido que les iban a contar la verdad.
Me pasé una mano por el cabello – Pero ¿Por qué harían una cosa así? – Pregunté.
– Jasper me dijo que al principio ambos estaban sumidos en la depresión y después, él se culpaba a sí mismo por dañar el matrimonio de su mejor amiga, por eso no iba a volver a involucrarse y sabía lo mucho que ustedes se amaban, así que en alguna época volverían… Hasta que decidió asegurarse de que Bella estuviera bien y, sin que ella se diera cuenta, la siguió – Me envió una mirada que no entendí – Ambos sabemos que él la conoce como la palma de su mano, incluso la conoce más que nosotros y, con una sola mirada él supo que no estaba bien, así que fue a verla… Luego de cuatro meses en los que ninguno de los dos tenía contacto con el otro.
– No puedo creer, nunca pensé que ellos fueran a distanciarse tanto… Por tanto tiempo, ellos son como mellizos. Ambos se sumieron en la tristeza pero pudieron superarla juntos. Alice y yo lo hicimos, no fue fácil, pero lo hicimos.
Ella negó con la cabeza – Era diferente para ellos, porque habían traicionado a las personas que más querían. Los dos son fuertes; pero, ver al otro derrumbado a causa de lo que ellos supuestamente habían provocado, los hizo separarse – Ella se silenció por un segundo – No me preocupé por ella porque pensé que estaba con Jasper y cuando Emmet me dijo que se había encontrado a Jasper en la calle, ebrio… Yo… Yo… no supe qué hacer.
Asentí – Por mucho que me doliera aceptarlo en ese entonces, yo también quería que ella estuviera bien y pensé que estaba con él, riéndose de lo que me habían provocado a mi hermana y a mí – Negué con la cabeza – Te lo repito, nunca me imaginé que ellos se hubieran alejado.
Ella sonrió nostálgica – Ya no importa, desde que Jasper y ella volvieron a ser los amigos que eran antes, veo a Bella más animada, no como antes; pero de todas formas, al menos tiene alguien con quien hablar; porque, él es la única persona con la que de verdad habla y a veces siento celos pero los olvido cuando veo a mi amiga bien – Yo asentí y ella hizo un gesto con la mano – Bueno, basta de la charla motivacional, ya quiero ver a Emmet y a mi bebé.
Ambos salimos de aquella habitación como si nada hubiera sucedido, caminé hasta la chimenea y observé como los troncos de madera se volvían cenizas ante mis ojos, pensé que la quería ver, eso era algo irrefutable; como le dije a Rosalie, yo extrañaba demasiado a Bella: Quería ver su sonrisa, el brillo en sus ojos color chocolate, deseaba el sabor de sus labios rozando contra los míos, quería sentir el calor de su cuerpo contra el mío, ansiaba la más mínima caricia que proviniera de ella; pero, si he de ser sincero conmigo mismo, no sabría cómo iba a actuar en el segundo en el que la volviera a ver.
Negué con la cabeza tratando de sacar todas esas ideas, al menos por esta noche y tomé una copa de champagne de la mesa del centro, para luego apoyarme a un costado de la chimenea dónde podía ver perfectamente el ambiente familiar de felicidad que se sentía en mi casa – Todos están felices ¿Por qué no puedo estar feliz? – Me pregunté mentalmente, jugué con mi copa sintiéndome frustrado. Alcé mi vista hacía la entrada de la sala principal y me percaté de que Alice venía con Charlie y no con Jasper – Ella había salido con Jasper ¿Por qué demonios ahora entra con Charlie? Y de todas formas ¿Qué hace Charlie aquí? – Eso no me dio buena espina, me puse tenso, más tenso que cuando vi a Rosalie y a Emmet entrar. Charlie saludaba a todos los que estaban en el lugar: mis padres lo recibieron encantados, Elizabeth y Denisse también, aunque esta última no lo conocía; Emmet y Rosalie lo saludaron con la misma alegría de siempre, solo faltaba yo.
Él se acercó a mí con una ligera sonrisa, no entendí el porqué de esa sonrisa y en mi mente había miles de preguntas. Extendió su mano hacía mi – Edward, siempre es un placer verte.
Fruncí el ceño ligeramente, si con Rosalie me había sentido confundido, Charlie definitivamente rompía el record. Dejé de pensar, estreché su mano y respondí – Lo mismo digo, Charlie; me alegra que hayas venido.
Charlie se alejó sutilmente en cuanto terminó de saludarme; unos segundos después, Jasper entró; pero, no venía solo, había alguien detrás de él. Traté de enfocar mi mirada y me encontré con la sorpresa de que era una mujer y le tomaba la mano – Ahora si lo mato, Jasper Withlock está muerto – Sentencié en mi mente, sin siquiera sentarme a sopesar los hechos – ¿Y qué tenía que sopesar? – Jasper se atrevía a venir aquí con otra mujer y pasársela en frente a su prometida, esta última resultaba ser mi hermana y yo no iba a permitir que él saliera vivo de esta.
Puse mis manos en forma de puños, los apreté tanto como mis dientes, iba a dar un paso para golpearlo sin pedirle ningún tipo de explicación; hasta que la mujer detrás de él, dejó ver la mitad de su cuerpo. Quedé paralizado, toda la furia y la rabia que recorrían mi cuerpo quedaron en stop e iban desapareciendo poco a poco, mis ojos se abrieron hasta que no pudieron más – Bella – Pensé. No necesité ver su rostro, sabía que era ella.
Ella tenía la cabeza gacha, se notaba el gran trabajo que había hecho con su peinado al definir más sus, ya espectaculares bucles castaños, llevaba un vestido largo que la hacía ver como un ángel y yo… yo me sentía tan impotente por no saber qué hacer, aun mas por estar allí de pie mientras otro estaba con ella, no me importaba si era su mejor amigo o mi cuñado. Me fijé en sus manos, Bella me dijo en alguna ocasión, que cada vez que ella se sentía insegura agarraba la mano de Jasper, para que él le trasmitiera su apoyo – En parte es así – Pensé al ver que Jasper estaba calmado y con el pecho firme, mostrando que estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario por ella; mientras, mi Bella temblaba, le temblaba ligeramente la mano y no era capaz de levantar la cabeza.
No sabía qué carajos hacer, mi cuerpo estaba tieso, estático en su lugar y como si eso no fuera suficiente, no sé por qué a mí endemoniado cerebro se le ocurrió pasarme todas las imágenes de ellos dos disfrutando del dolor que me habían causado junto a mi hermana… No importa que eso no hubiera sucedido nunca: en la mayor parte de los seis meses que Bella y yo pasamos distanciados, creí fervientemente que había sido así y ahora me estaba torturando con eso.
Alice corrió hacía donde estaba Bella y la abrazó, luego mi mamá, Elizabeth, mi papá y mi familia presentó a Denisse como mi prima y bueno… prácticamente todos los que estaban en la sala la saludaron, excepto yo: Estaba dividido (Literalmente) Una parte de mí me decía – Idiota, ve, abrázala, demuéstrale cuanto la haz extrañado y que aun la amas – y la otra parte, la parte orgullosa, prepotente y egocéntrica que estaba predominando hasta el momento, me gritaba – No seas imbécil, te ha traicionado dos veces ¿Qué esperas? ¿La tercera?; ahora no puedes ser tan retrasado de volver a lo mismo ¿Quieres sufrir de nuevo? MANTENTE EN TU POSICIÓN, SUBORDINADO – Tomé un sorbo de champagne, sentía que necesitaba algo más fuerte porque mi cabeza iba a explotar en algún momento.
De un momento a otro apareció mi papá a mi lado poniendo una mano en mi hombro, le puse una expresión confundida: Primero, la mujer que me volvía loco estaba en el mismo lugar que yo; segundo, tenía una guerra mental en mi cabeza y estaba desesperado por beber hasta perder la consciencia; tercero, todo el mundo parecía interesado en mi vida privada y se querían meter en ella y ahora ¿Qué quería él?
Apreté el tabique de mi nariz – ¿Qué pasa, Carlisle?
Él sonrió – A mí no me pasa nada, tú eres el que está aquí alejado de todo el mundo, teniendo en cuenta que estás en una reunión familiar – Respondió encogiéndose de hombros.
– No me vengas con evasivas; yo sé que viniste a decirme algo, dilo ya y acabemos con esto.
– Está bien, solo vine a hablar contigo porque hace más tiempo del que recuerdo, tú y yo ya no hablamos – Soltó una pequeña risa – Ni siquiera nos dirigimos la palabra para discutir.
– Estoy ocupado y lo sabes.
– Antes de que la conocieras a ella también estabas ocupado, aun así hablábamos o a veces discutíamos, pero nos manteníamos en contacto – Lo iba a cortar pero él alzó la mirada y siguió hablando – Tu esposa está muy hermosa esta noche – Sonrió mirándola.
Me pasé una mano por la cara, no pude evitar mirarla; pero, volví a mirarlo a él instantáneamente – ¡Dios! Primero fue Elizabeth, luego Alice, un tanto después llegó Denisse, después mi mamá, cuando Jasper empezó a pasar más tiempo aquí en la casa, me la recordaba indirectamente, solo hacías falta tú. No Carlisle, no quiero hablar de ese tema.
– Edward… es que… te veo mal, hijo; por supuesto, estoy orgulloso de todos los logros que tienes como abogado; pero estás olvidando tus logros como persona, y… no me quiero entrometer, es solo que te voy a hacer una pregunta; no me respondas a mí, respóndete a ti ¿Eres feliz? – Me miró y luego yo desvié mi mirada a dónde estaba Bella, riendo por algo que seguramente le había dicho Emmet porque ella estaba con Rosalie, con Matt y con él – Se ve tan preciosa cuando sonríe – Pensé.
– Papá… yo… esto es muy difícil; todo el tiempo me recuerdo a mí mismo que ella me mintió y no quiero que eso vuelva a suceder; te lo confieso, tengo miedo de que si la vuelvo a perdonar, ella me va a volver a mentir. No sé si confiar en ella – Negué con la cabeza, preciso este día me tenía que volver sentimental y confesarle lo que sentía a cualquiera que se me acercara.
– Te voy a contar una historia, hijo. Hace algunos años vi a una muchacha en mi bufete y pensé: Es una muchacha que viene a buscar trabajo como cualquier otra o será alguna cliente, me agrada un poco; hasta que vi a mi propio hijo hablarme como nunca lo había hecho para defenderla a ella y me hice una mala imagen de ella porque yo ya tenía el futuro de mi único hijo hombre planeado para que él fuera próspero y "feliz"; no pensé en lo que él quería para su vida; creí, dije e hice cosas que no debí hacer contra aquella muchacha porque creí que ella estaba arruinando a mi hijo. Un tiempo después me llevé la gran sorpresa de que mi hijo estaba cometiendo un error y por más de que yo lo hiciera entrar en razón, él no cedía – Bajé la cabeza entendiendo que se refería al fraude y mis negocios ilícitos – Pero después pensé que no lo descubrirían. Hasta que llegó aquella muchacha que yo tanto odiaba por corromper a mi hijo y resultó que ella lo salvó, incluso cuando yo creí que él era culpable de todo; ella siempre creyó en él y desde ese instante, yo siempre la veía a primera hora en mi oficina o en mi casa, mostrándome todas las pruebas que podía conseguir sobre su inocencia – Le dio un sorbo a su champaña – Te lo voy a confesar, Edward; tu mamá, Alice y yo, creímos que eras culpable, la única que nunca dejó de confiar en ti, fue Bella, ella decía que a ti te habían embaucado o engañado de alguna forma para que los representaras y al final fue así – Asentí y él continuó – Yo me pregunto, si ella pudo confiar en ti en momentos tan extremos como ese ¿No podrías tu confiar en que ella no volvería a mentirte? Ella te ama después de todo y te lo ha demostrado en muchas ocasiones – Me quedé pensativo y en eso mi papá palmeó mi espalda – Te dejaré con la duda, recuerda que ella está a tan solo unos pasos de ti y hoy es navidad.
Mi papá me dejó allí solo, al lado de la chimenea; fue bueno que me recordara parte de la historia que había vivido con Bella, miré mi argolla de compromiso, me la saqué y leí la inscripción; después de eso no me quedó ninguna duda, tenía que hablar con ella, nos merecíamos estar juntos y este pequeño error no nos iba a separar porque ella me dijo que no estaba en sus cinco sentidos cuando lo cometió y yo también me sentía culpable por no estar para ella; solo digo, yo soy un "casi jefe" del bufete, yo manejo mi propio horario y debí estar más tiempo con ella; en parte, también fue mi culpa… Jasper era su mejor amigo, su hermano y me lo demostró aunque yo estaba cegado por el monstro de los celos. Si Alice podía dejar el pasado atrás – ¿Por qué yo no? – Sin contar que Isabella Swan era la mujer con la que había decidido pasar el resto de mi vida, tenía que confiar en ella.
Giré mi cabeza unos noventa grados y me encontré con que Elizabeth y Denisse estaban sentadas en un sofá doble, hablando con Bella; yo quería estar solo para hablar con ella, así que le envié un mensaje a Elizabeth:
"Quiero hablar con ella – E"
Vi la sonrisa de mi prima y también por lo que noté, no pudo ocultar su emoción, apretó la mano de Denisse y le dio una sonrisa cómplice; seguramente, ella se inventó una mala excusa, porque Bella tenía el ceño fruncido y una expresión de incógnito en su rostro. Tomé aire y empecé a caminar lentamente, algo ansioso, sin saber muy bien qué decirle, estaba nervioso, eso era algo irrefutable; porque con Bella, nunca sabrías que podía llegar a suceder.
En menos tiempo del que imaginé, yo estaba frente a ella, sentí que me temblaba el cuerpo cuando ella alzó la mirada y enfocó sus preciosos orbes color chocolate en mis ojos, me puse más nervioso y no sabía qué decirle; el silencio no era placentero, como muchos de los que habíamos compartido en nuestros mejores momentos, llegaba a ser neutro, con un toque se densidad. Ella se corrió hasta el respaldo del sofá y extendió sus manos sobre su regazo, cruzó sus piernas haciendo que se vieran sus zapatos de tacón y con eso, perdí un poco la razón porque detrás de ese vestido largo se escondían sus hermosas, suaves y largas piernas.
Me animé a hablarle – Hola ¿Está ocupado este lugar? – Sonreí de medio lado, como sabía que a ella le gustaba.
Ella se encogió de hombros, pude ver el leve sonrojo que tanto había extrañado – Estaba con Elizabeth y Denisse, pero creo que no volverán – Me senté a su lado y entonces noté que llevaba el anillo de compromiso que yo le había regalado, hacía juego con su vestido y todo lo que tenía puesto esta noche. Arrugó su frente – ¿Sucede algo malo? – Preguntó.
Negué con la cabeza y sonreí levantando la mano donde estaba su anillo – Aun lo tienes – Ella bajó la cara, estaba más sonrojada que antes y no pudo ocultarlo detrás de su cabello. Levanté su cara con mi dedo índice – No tienes porqué sentir pena o algo parecido, mira – Le mostré la mano donde llevaba mi argolla.
Sonrió levemente – No creí que lo hicieras y sinceramente, se me estaba haciendo raro el hecho de que no me enviaras un documento de divorcio.
La miré con miedo – ¿Por qué crees que haría algo así?
Ella bajó la mirada de nuevo – Bueno, te fallé y luego nos despedimos, pasaron seis meses en los que no supe nada de ti, no me atreví a buscarte porque temía tu rechazo y tienes toda la razón en estar molesto, yo no merezco estar en tu vida… Solo te causo sufrimiento y quiero que seas feliz con alguien que te quiera y esa… – Puse un dedo sobre sus labios interrumpiéndola.
– Esa mujer que me hace feliz eres tú, yo también te desilusioné cuando descubriste que yo era un delincuente y aun así me apoyaste… Creíste en mí. Lo que pasó antes también fue culpa mía porque te abandoné, tenías razón en sentirte así, yo soy quién va a creer en ti. No envié el documento de divorcio porque por más dolor que sintiera, te seguía amando y antes de dejarme influenciar por arranques emocionales, tenía que ser racional – Le confesé.
– ¿Entonces? – Preguntó ella.
– Podrías vivir conmigo, si quieres, como antes; en el departamento que teníamos o compramos otro, no importa – Propuse y ella sonrió asintiendo, así que di por sentado que aceptaba.
No tengo ni la más mínima idea de cómo Alice llegó a la escalera que estaba arriba de nosotros, tampoco sabía el momento en el que lo hizo, simplemente estaba allí y gritó – Muérdago – La miré con la ceja arqueada y Bella la miró confundida.
– Alice, no creo que esa tradición aplique a esta fiesta en específico – Dije.
Noté que Bella estaba buscando la mirada de Jasper para sentirse apoyada ý cuando la encontró, él sonreía con la misma expresión que Alice tenía en su rostro; Bella lo miró como diciéndole "Te mataré", Jasper medio se tensó pero no dejó de sonreír.
La voz cantarina de Alice me sacó de mis pensamientos – Vamos, no pierdan tiempo, todos estamos esperando – Volví mi vista a mi familia y todos nos estaban observando con una gran sonrisa.
– ¿Estás listo? – Me preguntó Bella al oído, supuse que había aceptado que no teníamos otra salida y tendríamos que hacerlo delante de todos.
Yo sonreí asintiendo, tomé su cara entre mis manos y ella pasó sus brazos por mi cintura, la gloria la terminé de sentir cuando por fin probé sus dulces labios sabor a fresa; delineé sus labios suavemente, solo rozando lo necesario porque no quería pasarme y que ella pensara cosas equivocadas, estuve asombrado cuando ella me acercó más a su cuerpo y profundizó más el beso sin que dejara de ser lento y la muestra de que era una "Reconciliación" (Si así podía llamarle).
Terminamos el beso porque se nos agotó el aire y porque fuimos conscientes de que había más personas a nuestro alrededor, aplaudiendo con alegría. Yo tenía ganas de saltar eufórico por toda mi casa, ganándole a mi propia hermana (y eso ya era mucho decir). Ya había respondido la primera pregunta que me había hecho mi papá esta noche: – ¿Yo era feliz? – No, antes no lo era, porque Bella no estaba en mi vida, tenía miles de problemas y me faltaba ella para tener la fuerza de afrontarlos, sin contar que, no tenerla a ella junto a mí: era uno de mis más grandes problemas; Ahora, era completa y perfectamente feliz porque estaba seguro de que lo que faltó en nuestra relación, las dos veces que la terminamos, fue comunicación y ya sabiendo eso, no volveríamos a caer en lo mismo; De resto, lo teníamos todo, amor más que nada y eso… eso era más que suficiente para mí.
*Tres meses después
Otro día de trabajo terminado, agradecía al cielo que fuera viernes y no podía esperar llegar a mi casa para ver a Bella, me tenía algo desconcertado que le hablé hace unas horas y había algo raro en ella: su tono era diferente, algo ansioso, tal vez nervioso; sin embargo, yo sabía que, lo que fuera que estuviera pasando, no podría ocultármelo por mucho tiempo: En estos tres meses, Bella y yo habíamos avanzado mucho y nos decíamos absolutamente todo, nos contamos cosas de nuestra niñez, nuestros miedos y nuestros mayores secretos.
Me sentí relajado cuando abrí la puerta de la casa y sentí que el olor de la cena que estaba preparando Bella, junto con la música que escuchaba: estaba sonando la canción "Your love is my drug" de Kesha. Sonreí al verla batiendo algo que tenía en una olla mientras movía sus caderas al compás de la canción y cantaba:
Lo que tú tienes chico, es difícil de encontrar
Pienso en ello todo el tiempo
Soy una adicta mi corazón está frito
¡No puedo sacarte de mi cabeza!
Porque tu amor, tu amor, tu amor es mi droga
Tu amor, tu amor, tu amor
Tu amor, tu amor, tu amor es mi droga
Tu amor, tu amor, tu amor
No me importa lo que diga la gente
La prisa es el precio más alto que pago
Me siento tan bien cuando estás conmigo
Pero me derrumbo e imploro cuando te vas
Me quedé en el umbral de la puerta de la cocina hasta que no lo soporté más y mi cuerpo entero pidió que me acercara a ella y sintiera el contacto con su piel. Así que la abracé por detrás y dejé un beso en su mejilla como saludo, ella tembló un poco por la sorpresa hasta que vio que era yo y se relajó.
– Me asustaste – Me reprendió sonriendo y luego se volteó para besar mis labios con pasión, algo que no esperé que pasara pero que igual me agradó. – No pensé que llegarías tan temprano hoy.
Sonreí ampliamente – Hoy es viernes ¿Olvidas que los viernes salgo a esta hora? Algunas veces llego más temprano que tu – La besé – ¿Qué estás cocinando?
– Raviolis con relleno de carne en salsa blanca con champiñones – Sus mejillas se enrojecieron tan solo un poco y me miró desde debajo de sus pestañas – Tu favorito.
Arqueé una ceja sonriendo – ¿Y la razón es…?
Ella apretó más el cucharón que tenía en su mano y revolvió la salsa un segundo, luego volvió a mirarme – Que te amo ¿Tiene que haber un motivo aparente para que cocine algo que te gusta? – Preguntó con tono inocente.
– Está bien, iré a ducharme y vuelvo contigo.
…
Ambos estábamos sentados en la mesa, al principio no hablábamos de nada y sentí a Bella tensa cuando sirvió la comida, le pregunté por su trabajo y lo que había hecho en el día; pero, eso pareció tensarla más. Se sentó a mi lado, como siempre que comíamos juntos; luego, aclaró la garganta, tomó un sorbo de su copa champagne; no entendía por qué champagne, no sabía que estábamos celebrando; pero de todas formas, no iba a decir nada.
– ¿Cómo te fue en el trabajo, amor? – Preguntó sonriendo. Di gracias a Dios porque ella rompió el silencio en el que nos encontrábamos.
– Bien, fue estresante porque sin Carlisle todo ha sido complicado y estar al mando es más difícil de lo que yo pensaba. Desde que él decidió que ya era hora de retirarse y heredarme el bufete, me volví literalmente loco.
Ella soltó una pequeña risita – Si, Jasper me ha comentado algo sobre eso; si te sirve de algo, también lo estás volviendo loco a él y Alice te va a arrancar la cabeza si le haces daño a su marido – Bromeó y puso una mano sobre la mía – Yo sé que tú puedes – Me animó sonriendo. Se quedó en silencio por unos minutos terminando de comer – A propósito, hay algo que debo hablar contigo – Se volvió a tensar.
– ¿De qué se trata, mi cielo? Me puedes decir lo que sea – Bebí un sorbo de champagne y sonreí.
– Mmmmm bueno.
Tomó un sobre que estaba en la silla de al lado y me lo entregó, el sobre ya estaba abierto; fruncí el ceño al leer lo que decía en la hoja y quedé en estado de shock, ella tomó mi mano entre las suyas, intentando calmarme, sentí un sudor frío recorrer mi cuerpo y luego tuve que hacer la pregunta más idiota que se me pudo ocurrir luego de que ya había leído aquella hoja.
– ¿Estás embarazada? – Fruncí el ceño mirando el papel, todavía no podía creer que decía "POSITIVO" el resultado de la prueba.
Escuché la voz queda de Bella – Si, tengo tres semanas y media.
Me pasé la mano por el cabello y un arranque de energía inexplicable, llenó todo mi cuerpo… simplemente tuve que explotar: Sonreí, levanté la mirada hacía Bella – VOY A SER PADRE, ME VAS A HACER PADRE – Tomé su cara entre mis manos y la besé con fuerza – Gracias, gracias, es el mejor regalo que me puedes dar, te amo.
Ella empezó a reírse con fuerza mientras la cargaba a nuestra habitación – No pensé que reaccionarías así, pensé que sería algo como "Oh bueno, lo tendremos" y en tu mente pensarías que querías una familia para después.
Fruncí el ceño – ¿Por qué pensaría algo así?
– Acabas de asumir el poder en el bufete, tienes mucho trabajo y debes estar estresado con todo eso.
La dejé con delicadeza en la cama – Eres mi esposa, cuando me casé contigo pensé, no solo en todo el amor que te tenía, sino también en que quería formar una familia contigo y estás haciendo mi sueño realidad.
– No tienes idea de cuánto te amo – Dijo sonriendo.
La besé – También te amo.
– Te puedo dar varias ideas para que me lo demuestres.
…
Robert Cullen Swan tenía dos años, mi hijo era demasiado inteligente para su edad y nos hacía sufrir a Bella y a mí como nunca antes, él no se cansaba con nada, lo peor de todo era que dormía en el día y toda la noche se mantenía despierto como un pequeño vampirito llorón, pidiendo que Bella o yo lo atendiéramos. A pesar de todo eso, amaba a mi hijo como nada en el mundo, cuando dijo "Papá" casi me vuelvo loco, le dije a todas las personas que conocía, incluso a algunos de mis empleados, quienes me creyeron loco, en ese momento entendí a Emmet cuando dijo que quería anunciarlo por televisión o poner una gran pancarta.
Mi familia entera también estaba encantada, Rosalie y Emmet se casaron cuando Robert tenía un año y nosotros (Bella) se ofreció a cuidar a Matt mientras ellos se iban de luna de miel. Charlie pasaba un día a la semana a ver a Robert, mi papá y mi mamá prácticamente vivían en mi casa porque mi mamá no se quería separar de él. Según Bella y mi mamá, Robert era mi versión de bebé, tenía el mismo color de mis ojos y cabello, sin contar que tampoco se podía peinar y su carácter era igual al mío; al menos, me conformaba con que mi hijo había sacado la nariz respingona de Bella.
Jmmm y Jasper, ese era otro caso, porque era el típico tío consentidor que todo le daba y estaba malcriando a mi hijo, cada vez que él iba (Casi siempre) le llevaba algún juguete o dulce que a él le gustaba y jugaba con él durante horas, lo cual agradecía porque era muy difícil que mi hijo se cansara, a no ser que Alice lo llevara de compras o lo pusiera a probarse ropa.
Cuando Emmet y Rosalie llegaron de su luna de miel, nos alegraron a todos con su presencia, sobre todo a Matt; pero los primeros días fue un caos completo porque ellos también querían conocer y prestarle atención a Robert y Matt se sintió desplazado e hizo una rabieta, hasta que Emmet y Rosalie tuvieron que hablar con él y finalmente Matt se acostumbró a la idea y ahora dice que es el "Hermano mayor" de Robert.
Estoy muy feliz con mi trabajo y mi familia, le propuse la idea a Bella de tener más hijos y ella sonrió, solo que creyó que debíamos esperar hasta que Rob creciera un poco más, tal vez esperar un año e intentarlo de nuevo. En este punto entendía a Emmet cuando dijo que era completamente feliz con su hijo y con la mujer que amaba a su lado y si en este momento tuviera que morir (Aunque no quisiera hacerlo) moriría pleno, orgulloso de todo lo que había logrado y completamente feliz porque a cada segundo que veía a Bella me enamoraba más de ella y me encargaba de demostrárselo; sin contar a mi hijo, quién había sido el resultado de que ella y yo podíamos superar cualquier obstáculo juntos, él era el fruto de nuestro amor y nos había enseñado que ya no habían más secretos… No más DOBLE VIDA.
Hola! Bueno, como lo prometí, aquí está el prólogo… Esto fue lo que resultó, de lo que en un principio era una simple idea, me dije - ¿Y si Bella investiga a Edward? – y de allí surgió toda la historia. Espero que la hayan disfrutado tanto como yo, porque sinceramente yo me emocionaba con cada capítulo, pensaba todo el día en los diálogos que podían decir los personajes y me picaban las manos cuando no podía escribir.
Quiero agradecerles a todas mis lectoras y a las que se unieron en mi grupo de Fb, no saben lo mucho que me emocionaba con cada comentario que dejaban: En especial, Diana Diaz que estaba super pendiente de las actualizaciones y sin falta dejaba review y comentario en Fb; y a Denisse Flores, mi amiga que siempre me apoyó desde el inicio hasta el final de la historia (y lo digo literalmente), una vez cuando hablamos ella me dio la idea del final del fic pero en ese momento ella no sabía lo que yo iba a escribir.
Finalmente, pero no menos importante quiero darle las gracias a todas las 155 lectoras que hacen parte de mi grupo, a todas las lectoras silenciosas que no hacen parte del grupo pero que leen el fic y no me queda más que decir GRACIAS! Nos leemos en mi otro fic.