- ¡Vamos, vamos, vamos! - Eriko cliqueo el mouse como loco. - ¡Seis am! ¡seis am! ¡Vamos, que me mata el pollo de mierda! - El reloj se giro y marcaron las 6 de la madrugada, las risas de los niños no se hicieron esperar.

El pelinegro levanto los brazos victorioso.

- ¡Si, bitches! ¡Lo logre!

Hanna observo a su amigo con gracia, comenzando a reírse a sus espaldas.

- ¿De qué te ríes? - Eriko le lanzo un almohadazo a la pelirroja.

- ¡De ti! No puedo creer lo nervioso que te pones en ese juego. - Se burlo dando pataletas en la cama.

El pelinegro hizo un puchero. Había invitado a su mejor amiga a su casa con la intención de pasar una noche burlándose de sus gritos de nena ¡pero ya había intentado de todo y simplemente ella no se asustaba! Había tratado de que jugara , Tails Doll, Ben Drowned, leer creppypastas, incluso algunos videos de terror psicológico; y ahora, cuando estaba al borde de la desesperación, había escogido su último juego de terror (descargado) en su repertorio: Five Nights At Freddy´s. Tenía la trilogía lista para jugarse, y ella, escogiendo el mas tedioso (FNAF 2) lo había pasado en 6 horas, todo, sin inmutarse, solo riéndose. Oh si, tenía derecho a sentirse frustrado...y un poco aburrido.

- Vamos, que no dirías eso si hubieses jugado desde el juego 1 conmigo. - Se dejo vencer. En definitiva, Hanna S. nunca se asustaría; seria la chica más animada, noble, desarreglada y un poco ruda que este mundo haya visto, pero una miedosa, dudaba que en su familia existiera eso.

- Aja...Y...- La pelirroja sostuvo su cabello rizado en una coleta. - ¿De qué trata esta historia? Digo, todos los juegos que me mostraste tienen una historia. El duende verde ese se ahogo ¿no? Colitas* es una muñeca de trapo demoniaca y Sonic se volvió loco. Dime, ¿qué tragedia oscura...- Hizo énfasis, dramatizando con falsa dolencia - paso en ese lugar?

Si las miradas mataran, Eriko dejaría en ridículo a Jeff the Killer. Respiro profundo, llevando sus manos a sus sienes. Paciencia, que solo tenían 18 y no quería quedar calvo tan pronto.

- Mira, hubo 6 niños (creo) y fueron asesinados por un tipo de morado.

- Aterrador. - Se llevo las manos a las mejillas, jalándolas con "impresión".

- Y luego los cuerpos jamás fueron encontrados. Los metieron a los trajes o que se yo, el punto aquí, es que tu eres un idiota que trabaja como guardia nocturno con mala paga, evitando que te maten los robots-mesera-cantantes del lugar, ya que si te atrapan te embuten en un traje y te quiebran el cráneo. - Explico desinteresado. La verdad, en el mundo gamer era el juego más hablado por ahora. Era como enseñarle a un niño el 2 + 2.

Hanna parpadeo sorprendida.

- Wow...

- Vamos, no finjas. Sé que le encontraste un pero desde antes de que yo acabara.

- No, enserio. Me sorprendió.

- Hanna...

- ¡Es enserio, Eriko!

- Hanna...- Eriko se acomodo en su silla, una mano ayudo a descansar su barbilla.

Las mejillas de la pelirroja se sonrojaron y vencida suspiro.

- Esta bien...- Admitió rendida. El pelinegro asintió varias veces, como aprobando su alto conocimiento que tenia de la joven.

- Dilo, dilo. Escupe, se que lo quieres. - Hizo un ademan con su mano para que soltara la sopa.

La pelirroja igual se acomodo en la cama, sentándose con las piernas cruzadas en ella, los pescadores verde militar eran sus mejores amigos en la moda, a lo mismo que las camisetas viejas de su hermano mayor, no le molestaba que le quedaran unas cuantas tallas más grandes.

- Soy de la idea de que si eres un retrasado que no acabo la escuela está bien que trabajes en lo que puedas, pero no creo que fuese el único empleo disponible. - Al mirar la expresión rendida de su amigo la joven continuo. - Quiero decir, uno pudo lavar platos, volear zapatos, ayudar en los supermercados, etc ¡inclusive trabajar en una tienda de víveres! - Numero con los dedos de sus manos, luego de eso soltó una risa burlona. - Además de que, bueno, ya aceptando el que deba trabajar en ese lugar de mala muerte, me aseguraría de llevar un arma o preparar un plan.

- No es tan sencillo, Hanna. Si estuvieras en los pantalones de Mike, Jeremy o Fritz no dirías eso. Esas cosas miden más que un humano, pesan media tonelada cada uno y son muy rápidos.

- ¿Y a ti te consta? En los juegos solo te saltan encima. Ah, ya. Otaku-power ¿no? Seguro lo sacaste de esas páginas extrañas en donde lees historias; como la de Eyeless Jack y Slenderman.

El pelinegro levanto las manos en señal de que daba por saltado el tema.

- Mejor te acompaño a tu casa, tu madre me matara si pasa otra hora.

- Oh vamos, dijo que regresara a las 10.

- Hanna, son las 11:39.

- No es justo...- Se quejo en un puchero la menor. - Cenicienta se regreso a las 12 del castillo del pomposo príncipe.

- Si, pero Maléfica siempre volvía temprano a su castillo. Ahora, Bruja, vámonos. - Tomo su chaqueta y las llaves de su departamento.

Ambos caminaron unas cuantas cuadras y tomaron un autobús, justo a unas calles de la casa de la chica, la pelirroja se detuvo.

- Gracias por traerme a casa, Eriko. Puedo caminar desde aquí sola.

El mayor enarco una ceja.

- ¿Estás segura que no quieres que te acompañe?

- Segura. Por el amor de Dios, no pasa nada.

Eriko se lo pensó un momento, pero, decidiendo que era mas fácil que la pelirroja secuestrara a alguien a se la llevaran, se resigno.

- Esta bien. Cuídate y te veo mañana. - Abrazo a Hanna y ella correspondió lentamente. No estaba acostumbrada a tantas muestras de afecto, sin embargo, era muy raro que Eriko abrazara a alguien; esos momentos eran de valorarse.

- Adiós. - Se despidió con la mano antes de marcharse.

Al pelinegro le recorrió una extraña sensación, como si esa fuera una despedida real...Nah, debía estar paranoico por los creppypastas.

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.

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La pelirroja salió de la ducha con una toalla en el cabello. Se sentó sobre su cama y mirando el reloj sobre su escritorio se encogió de hombros. Ñeh, ¿que era una última partida antes de dormir? Prendió la computadora y se sentó frente a ella; en lo que se iniciaba se seco el cabello rizado. Había estado tan "feliz" de que sacaran la película Valiente, desde ese momento toooodos sus amigos la llamaban Mérida, todos menos Eriko el cual solo lo hacía cuando quería fastidiarla. Odiaba ese apodo, pero era cierto, Disney había creado una copia suya, solo que sin la cara tan redonda.

No quería descargar el juego, sería una pérdida de espacio, asique, una vez el navegador se abrió prosiguió a jugar un demo. La pagina que le abrió el juego era negra, y en ella aparecieron una letras rojas: Nombre.

Dudosa, pensó con lógica.

- Pagina negra con letras rojas a las 2:45 am; hora de los demonios y brujas en algunas culturas; para jugar una partida de un videojuego de terror en donde lo último que les interesa es saber tu nombre ya que todos los personajes ya poseen uno... - Entrecerró los ojos.

Se encogió de hombros y ajustándose la diadema de los auriculares, coloco un nombre falso: Mérida. La pagina comenzó a cargarse y pronto abrió la primera noche del juego 2.

- Solo un idiota pone su nombre real en estas cosas...- Murmuro comenzando a revisar las cámaras. - Hum, no recordaba este temporizador...- Los ojos celestes de la joven se centraron en el pequeño reloj de arena que aparecía como marca de agua enfrente de la pantalla. - Debe ser parte del demo, ese Scott* es todo un loquillo...- Se burlo mientras se colocaba la máscara de freddy. - Oh, la caja...- Se mordió el labio cargando de nuevo la música en el cuarto de regalos. De repente, todo se apago.

Hanna, algo nerviosa por el bienestar de su maquina volvió a prenderla, el modem hizo un par de sonidos extraños pero volvió a encender y tan pronto lo hizo, lo primero que mostro la pantalla fue aquel reloj de arena y las palabras escritas debajo "Time is over". La pelirroja agarro su mochila rápidamente, buscando como desesperada su celular, Eriko vendría en ese instante y le repondría su máquina. No se dio cuenta para cuando el clima había cambiado, hacia un maldito frio y todo estaba oscuro.

Cuando levanto la vista de la pantalla de su celular, ya no estaba en su cuarto, es más, ya no estaba en casa.

Miro las paredes, llenas de dibujos infantiles, parecía un local de...oh no...no...¡no!

- Mierda...- Se levanto del piso y reviso la hora en un reloj de pared. 4 am.

La joven miro a su alrededor soltando una que otra grosería, ¡eso no podía estar pasando! Un sueño, si, un sueño podría ser. Por tanto jugar esas porquerías.

- Cuando despierte matare a Eriko. - Sentencio mientras avanzaba entre los oscuros pasillos. - Menos mal no jugué Silent Hill antes de dormir...

Entonces se dio cuenta, estaba en la cámara 1. Su mente pensó a una velocidad increíble. Ventaja: Estaba cerca de la oficina del guardia. Desventaja: Dada la hora era casi un hecho que todos los estúpidos muñecos estuviesen accionados.

¡Un momento!...Miro con nervios su teléfono. Ella había agarrado su mochila antes de "dormir"...pero no era común que se hubiese llevado sus cosas a su sueño...es más, no era posible que la misma ropa y...llevo una mano a su cabello, como lo imaginaba: húmedo. Escucho ruido detrás suyo y un escalofrió le recorrió entera.

Sin importarle mucho se metió al ducto de ventilación arrastrándose como pudo.

- Por favor, por favor, por favor...- Murmura mientras el metal le pellizcaba la piel.

Pronto vio la luz al final del túnel. Un par de manos la recibieron y ella comenzó a patalear.

- ¡Suéltame! - Gruño golpeando en la cabeza a su atacante.

Jeremy cayó de espaldas por el golpe, soltando por accidente a la menor la cual cayo igual.

- Ouch...tranquila, ya estas a salvo. - El castaño se sobo la cabeza aun en el suelo. - La verdad, me alegra que vinieras directamente, de otra manera te hubieran a-atrapado... - Comento nervioso entregándole una mano a la pelirroja.

La joven observo al guardia, asique ese era Jeremy. Un joven de cabello castaño y ojos verdes, parecía tímido y sus manos temblaban.

- No, yo lamento haberte pegado, pensaba que eras un animatronic. - Se levanto, ignorando la ayuda del mayor.

- ¡¿Sabes de los tronicos?!

- Claro, ya que esto es un juego.

- ¿Juego?

Hanna lo miro por un instante, tan profundo que las mejillas del mayor se sonrojaron. La menor se abofeteo frente a Jeremy, el cual, asustado le reviso la mejilla.

- E-estas bien? - Pregunto ligeramente preocupado, a cualquiera le asustaría ver a una persona abofetearse tan de la nada.

Hanna le volvió a ignorar y aun sin creérselo abrazo al mayor, hundiendo su rostro en su pecho. Jeremy tembló ante el contacto tan intimo y sin saber que hacer se quedo estático.

Entonces la menor lo comprendió, eso no era una broma cruel de su subconsciente, no era un sueño ni una alucinación. Lo único que el cerebro no podía recrear jamás era el eco perfecto del latido cardiaco ajeno. ¿Cómo sabía que no era suyo? Fácil, el corazón de Jeremy se había acelerado, ten rápido que era distinto a su latir tranquilo e indiferente.

Se separo del mayor con la mirada decidida.

- Tienes que ayudarme.

Aun con el nudo en la garganta, el mayor trato de responder que no tenía idea de que pasaba, que no sabía quién era ella y que lo mejor sería que se fuese a casa apenas dieran las 6, sin embargo, como buen otaku que era, sintió que este era el tan inesperado inicio que los mangas de aventura siempre pasaba. Respiro profundo y justo antes de responder Toy chica apareció frente a él, en el pasillo.

- ¡L-la caja! - Chillo asustado y entonces Hanna reacciono. Si eso era la vida real ya sabía lo que pasaría.

Tomo el cubo entre sus manos y comenzó a girar con velocidad, justo a tiempo. Se escondió debajo del escritorio y le indico al mayor que usara la máscara. Jeremy obedeció y se coloco la cabeza del tronic, a los pocos minutos, la gallina se había marchado.

Hanna salió de su escondite y suspiro tranquila.

- G-gracias, Mérida.

- ¿Qué? - Hanna miro su pecho en donde colgaba un molesto gafete idéntico al de Jeremy en donde marcaba el Username que ella había escogido. - Olvida eso, mi nombre es Hanna. - Tiro el gafete lejos. - Y este no es mi mundo. Jeremy, necesito que me ayudes. Debo volver a casa. - Agarro de los hombros al adulto, sacudiéndolo levemente.

- N-no entiendo del todo. Pero c-como caballero tratare de ayudarte a encontrar tu ca-sa...- los zarandeos de la pelirroja habían logrado marearle y tan pronto como acabo su promesa escuchó un gruñido a costado suyo.

En el ducto derecho, Mangle había hecho acto de presencia. Gruño abriendo las fauces llenas de colmillos afilados. El castaño se hizo un ovillo en el suelo.

- ¡Ha-hanna, escóndete! - Recordó que no estaba solo en la oficina y fue entonces cuando lo vio.

- ¡A mí no me gruñes, zorra! - La chica golpeo con la silla en la cabeza a la animatronic, reparando por breves instantes la radio que dio como respuesta un cómico grito de caricatura antes de salir corriendo por el ducto.

- Wow...

Hanna devolvió la silla al suelo y miro al guardia mientras se sacudía las manos.

- Eriko tenia razón, estos bichos son molestos en la vida real. - Mascullo enojada observando al mayor.

Jeremy tenía cara de tonto, observando con los ojos brillantes a la menor, no solo era linda, también era fuerte.

- ¿C-cuántos años tienes? - Pregunto casi involuntariamente.

- 18. - Contesto con simplicidad la joven.

El castaño sacudió la cabeza con las mejillas rojas cual tomate, era un pedófilo, ¡le llevaba más de 6 años de diferencia!. No era momento de pensar en eso.

El reloj marco las 6 y el se saco la gorra de policía, liberando su cabello ondulado y rebelde festejo en silencio. Había logrado sobrevivir a otra noche en ese infierno, ¡estaba tan feliz por eso!

- Esto...uhh...¿tienes donde quedarte?...q-quiero decir...¿t-te llevo a tu casa? - Pregunto un poco nervioso.

Hanna bajo la mirada al piso, no era un robot, entendía que acababa de perderse, quizás hasta en una realidad alterna. No sabía en donde estaba, tenía muchas preguntas. Jeremy la miro comprensible, no entendía del todo lo que acababa de pasar, hace tan solo 2 horas, él había estado revisando las cámaras como una niña asustada y ahora, bueno, estaba con la chica que no se explicaba se había encontrado en la cámara 1. De inmediato había descartado la posibilidad de que fuese una ladrona o un homicida pues estaba desarmada y en pijama. La miro de pies a cabeza, el short y la camiseta parecían de varón; pero que extraño, debía de venir de otra época, esa ropa era de diseños muy raros.

- Si te dijera que no, ¿me llevarías contigo? - Las mejillas de la mayor se sonrojaron lentamente y jeremy no tardo en ponerse más nervioso.

Dormía en un departamento de soltero, para uno. No estaba muy seguro de llevar a una mujer, no, a una señorita a su hogar. Sin embargo, ella le había salvado la vida, y quisiera o no, ahora debía de responder de la misma manera.

- S-seguro. - Se llevo una mano a la cabeza tan solo para no quedarse quieto como idiota.

- ¿Enserio? - La mirada celeste le estaba matando, ¿porque no dejaba de verlo tan...feliz?

- S-si, enserio. V-vivo muy cerca de aquí. - Sonrió nervioso.

Hanna entrecerró la mirada, sospechosa.

- No me iras a hacer nada, ¿verdad Jeremy? - Se cruzo de brazos.

La simple idea de tocarla le erizo la piel al mayor, entonces, con la imagen de una Hanna bajo sus manos sacudió la cabeza varias veces.

- ¡No! ¡claro que no!

- Humm...¿por qué te sangra la nariz?

- ¡N-no! ¡Te juro que no! ¡E-es más! ¡Dormiré en el sofá si te parece bien!

- ¿Pensabas que dormiríamos juntos? - Inquirió juguetona la mayor, fingiendo enojo mientras Jeremy parecía apunto de un colapso nervioso.

- ¡N-no! ¡E-es que-! ¡y-yo!

- Humm...

.

.

.

(1)* En los gameplays que he visto, en algunos que están en Español le llaman Colitas a Tails (del juego Sonic).

(2)* Scott es el creador de FNAF

Hola! Espero les haya gustado este primer capítulo. La personalidad de Jeremy aun no me ha quedado clara, pero espero que haya quedado bien; su ayuda me serviría mucho, también algunos comentarios de la pequeña chica "Sherlock"

Bueno, espero sus reviews! Gracias por leer :)

Adios, Mii.