Nuevo fic, la sinopsis está arriba, espero que os llame la atención lo suficiente como para darle una oportunidad :)

Aclarar solamente, por si eso ayuda en la lectura, que después de este primer capítulo hay un salto temporal de dos años, que es en el periodo en el que se desarolla la hitoria.

Espero que os guste y si tenéis un minuto para dejar una review, se agradece.

PD. Tengo varios capítulos más escritos, por lo que no tardaré tanto en actualizar.


Capítulo 1:

-Hemos terminado, lo nuestro… - cojo aire antes de continuar, pasando una mano por mi cabello, como si eso ayudase a hacer el proceso menos duro – Lo nuestro se ha acabado.

-Kate, por favor – Él insiste, pero yo niego. Puedo ver el brillo en sus ojos, la desesperación en su mirada. También él pasa una mano por su cabello, intentando encontrar las palabras que me hagan quedarme, pero esta vez no lo va a conseguir. He tomado una decisión, y es lo mejor para los tres.

Giro la cabeza hacia la puerta, observando mi pequeña maleta, de color púrpura, junto a un bolso de deporte, en el que he metido las cosas de Emily, lo que considero necesario para unos días. Volveré a por el resto de nuestras cosas en los próximos días, cuando sepa que Rick no está en casa.

A pesar del nudo en mi garganta, de mis ojos hinchados y del gran dolor que siento dentro de mí, como si me estuviesen apuñalando el corazón, sé que ha llegado el momento. Evito mirar a Rick, pues a pesar de todo lo que me ha hecho, lo que nos ha hecho, siento cómo mi corazón se parte en pedazos al verlo así. Aunque no se lo merezca, aunque todo esto haya sido su culpa.

Me levanto, acariciando inconscientemente el anillo en mi dedo anular, ese que significaba todo para mí y ahora solo es un recuerdo de dolor, de traición. Echo un rápido vistazo al salón, clavando la mirada por un par de segundos en la puerta de nuestro dormitorio, y siento cómo una lágrima acaricia lentamente mi mejilla. Pues que me esté marchando, no significa que duela menos. Este ha sido mi hogar durante unos años, el lugar donde mi amor por Rick se forjó, se intensificó, donde creció nuestra hija… Marcharme significa decir adiós a muchas cosas. Sin embargo sé que en el fondo no ha sido mi decisión, no he sido yo la que he puesto nuestra relación en peligro, la que lo he mandado todo al carajo después de tanto tiempo…

Mi mano izquierda se cierra sobre el asa de mi maleta, y justo en ese instante siento los pasos de Rick acercándose. Rodea mi cintura con su brazo, apoyando su nariz sobre mi hombro.

-Por favor, quédate – me susurra por última vez – Te quiero, Kate.

Suspiro antes de contestar, tratando de ser fuerte, a pesar de que no soy más fuerte que él, a pesar de que esto me está destrozando a mí más que a él. De hecho, ya ni siquiera sé si él de verdad siente eso por mí, ya sus palabras no tienen el mismo valor.

-Haberlo pensado antes de acostarte con otra – mis palabras salen claras y directas. Cogiendo el valor que necesito, aparto sus manos de mi cintura, agarro el bolso del suelo y abro la puerta, sin mirar atrás.

Él no intenta retenerme de nuevo, simplemente me deja ir, espero que sabiéndose consecuente de lo que ha hecho.


Cuarenta minutos más tarde llegó a la casa de mi padre. No será nuestro hogar permanente, necesito buscar un lugar para mí y Emily, un lugar que convertir en nuestro hogar, suyo y mío. Pero no puedo pensar en eso ahora, no todavía.

-Katie… - mi padre me mira, con cierto tono de pena, pero sobretodo, preocupación en su mirada - ¿Qué ha pasado? ¿Has discutido con Rick?

-Ahora no papá – le pido yo, pues todavía no me siento capaz de verbalizar todo lo que ha pasado. Ni siquiera he tenido el valor de contárselo a Lanie.

Él simplemente me deja pasar, sin borrar el tono de preocupación que cubre su cara, y me ayuda con el bolso y la maleta. Avanzo hacia el salón, donde encuentro a mi pequeña. Observa la televisión embobada, al mismo tiempo que remueve su pequeña mano en el interior de un pequeño paquete de galletas en forma de conejitos.

Mis ojos no pueden evitar llenarse de lágrimas y, sabiendo que sea como sea, tengo que ser fuerte por ella, que ambos tenemos que llevar esto con cierta naturalidad para que nuestra hija no salga perjudicada de todo esto, me acerco a ella cuidadosamente, envolviéndola en mis brazos.

-¡Mami! – exclama ella, alegre, sonriéndome y mostrando pequeños trozos de galleta sobre sus dientes. Sus ojos azules iluminados al verme buscan a alguien más por encima del respaldo del sofá, y eso hace que mi corazón se rompa un poco más - ¿Papi? – pregunta inocentemente, todavía buscándolo con la mirada.

-No cielo, papi no va a venir hoy – Ella me mira, sin comprender nada – Esta noche vamos a dormir en casa del abuelo, ¿vale?

-¿La tasa del abelo? – pregunta, esta vez agachando su mirada a su mano, en busca de más galletas.

-Sí, cielo, con el abuelo.

Pronto parece perder el interés, y sin hacer más preguntas se sienta en mi regazo, posando de nuevo su mirada en la televisión. Yo suspiro y beso su cabeza.

Minutos más tarde, mi padre se sienta a nuestro lado, y estira una mano, ofreciéndome una taza blanca de cerámica, que desprende un halo humeante y un exquisito olor a café. Intento esbozar una pequeña sonrisa de agradecimiento y acepto la taza, es justamente lo que necesito ahora.

-Gracias papá. Te… te lo contaré todo, solo necesito un poco de tiempo – le digo, esperando que sepa entenderme, sin sentirse ofendido creyendo que se trata de una falta de confianza.

Él no dice nada, se limita a asentir, con una mirada protectora por su parte, y pasa una mano por encima de mi hombro, ofreciéndome así su apoyo. Y eso es suficiente para los dos.

Observo, el oscuro líquido en la taza, y mi mente se traslada a unos días atrás… al principio del fin.


-¿En serio crees que te está engañando? – pregunta Lanie, después de dar un sorbo a su cerveza.

- No lo sé Lanie, yo… estoy hecha un lío – le confieso – Él me asegura que no, pero su comportamiento no es normal, él… se comporta diferente desde hace unas semanas. Sale todas las noches para "documentarse" – digo, realzando esta última palabra – prefiriendo eso a quedarse conmigo y Emily…

Lanie guarda silencio, seguramente tratando de imaginar una escena en la que Rick me pueda ser infiel. Sé lo que está pensando, a mí también me parece increíble en cierto modo, pero no sé qué otra cosa creer.

-Y además tengo esta especie de… sentimiento, este…

-Instinto detectivesco – dice Lanie, encontrando las palabras por mí.

Yo asiento, sacudiendo de nuevo mi cabeza y mirando mis manos.

-¿Y qué dice él de todo esto, es decir… no ha intentado justificar sus salidas nocturnas?

-Hoy hemos vuelto a discutir – le digo, aunque eso ya lo sabe, viene siendo nuestra rutina estas últimas semanas – le he dicho que si no tiene nada que ocultarme, que si de verdad se trata de un trabajo de documentación, se quedase esta noche con nosotras, y continuase el trabajo mañana.

-¿Y que ha dicho?

-Que no podía… que se trataba de un asunto importante.

Ahora es Lanie quien sacude la cabeza.

-No sé, me cuesta creerlo. Es Rick, siempre ha perdido el culo por ti, aunque es verdad que últimamente se ha distanciado más con todos nosotros – dice ella, pensativa ahora – ¿Y si…?

Observo su cara, sabiendo que no va a soltar nada bueno, pero no puedo evitar querer saber qué se le ha ocurrido.

-¿Y si qué? – pregunto, esperando que continúe.

-¿Por qué no le sigues?

-Lanie…

-No, lo digo en serio. Tú quieres salir de dudas, y él no te aclara nada. ¿Por qué no rastreas dónde está y vas a buscarlo? Si te está engañando lo descubrirás, y si no… bueno, si no, tendrás que admitir que estabas equivocada y pedirle perdón – dice, encogiéndose de hombros.

-No. Absolutamente no, no le voy a espiar – digo, mientras la idea de mi amiga se va abriendo paso en mi mente – Además… no puedo dejar sola a Emily.

-Por Emily no te preocupes, yo estoy aquí. Y sobre lo otro… ¿quieres saber qué hace Castle por las noches o no?


Una hora después, sin creer todavía que haya hecho caso a Lanie, observo una vez más la pantalla de mi móvil. Si la aplicación de la NYPD de localización no se equivoca, y rara vez lo hace, solo me queda una manzana para llegar hasta Rick.

El simple hecho de saber que se encuentra en el Bronx ya me asegura que estaba mintiendo, pues supuestamente estaba llevando a cabo su investigación en el Uper East Side.

No entiendo qué puede estar haciendo. Según el localizador, está en la calle, ningún movimiento. Quizás esté dentro del coche… Me acerco sigilosamente a la esquina colindante con la calle en la que él se encuentra. Cuando asomo la cabeza lo veo, apoyado en nuestro coche, de brazos cruzados, con la mirada perdida en el suelo.

Da la sensación de estar esperando a alguien. Reprimo el impulso de salir hacia él y preguntarle qué hace, pedirle explicaciones de qué es más importante que quedarse en casa una noche cualquiera acostando a su hija, dándose un baño de espuma conmigo, acompañado de una buena charla y una copa de vino, y hacerme el amor después.

Minutos más tarde escucho unos ruidos al otro lado de la calle. Asomo la cabeza y observo cómo una mujer, con un corto vestido de color rojo, unos tacones del mismo color, una melena rubia y una espléndida sonrisa, se acerca lentamente a Rick.

Un gran sentimiento de decepción, de desilusión, tristeza y traición se hacen con todo mi cuerpo, impidiéndome siquiera moverme. Observo cómo Rick se acerca unos centímetros, y cómo se inclina hacia ella, besando después su boca al mismo tiempo que la agarra por la cintura con descaro. Cuando acaban de besarse, ambos se suben en el coche y se marchan por el otro extremo de la calle.

Yo simplemente me quedo allí, sintiendo cómo mis ojos y mi pecho arden, sintiendo cómo mi corazón se rompe en pedazos con un solo golpe. No hay duda de que ése era Rick, y yo misma acababa de ver cómo se besaba con otra mujer, marchándose con ella después, disipando así cualquier atisbo de duda en mis sospechas.

El dolor pronto da paso al enfado y pongo rumbo a casa de nuevo.

Cruzo los brazos sobre mis rodillas y miro el lado vacío de la cama. El enfado crece en mi interior sabiendo que en lugar de pasar la noche conmigo, ahora Rick prefiere pasarla con otra.

Miro hacia el otro lado, observando el intercomunicador, comprobando que Emily duerme en su cuna plácidamente, ajena a todo. Tras agradecerle a Lanie la idea seguir a Rick, y contarle todo lo ocurrido, mi amiga se marchó a su casa, no sin antes recordarme que si necesitaba algo podía encontrar apoyo en ella.

Escucho los ruidos provenientes de la puerta del loft, los ruidos que he estado esperando toda la noche. Cojo aire y agarro su almohada con decisión, que desprende su olor, lo cual me enfada todavía más, y salgo al salón.

-Kate… - se calla en seco cuando ve mi cara de enfado, en contraste con mis ojos hinchados.

Simplemente me acerco hasta él y le ofrezco su almohada, de una forma un poco brusca, empujándola contra su pecho, de manera que él se ve forzado a agarrarla.

-¿Qué…? – su cara de confusión hace que mi incredulidad ante toda esta situación crezca todavía más.

-Te he dejado una manta en el sofá, puedes dormir ahí esta noche – le digo de manera seca y cortante, dirigiéndome de nuevo hacia nuestro dormitorio.

-Kate, espera – dice él, agarrando mi brazo – No entiendo a qué viene esto, ¿podemos hablar?

-Igual la mujer con la que te estabas besando esta noche y a la que, seguramente, te has tirado después, entienda algo – le digo, deshaciéndome de su agarre.

-Me… ¿me has seguido?

-¿Eso es lo único que te importa? - le pregunto, alucinada – De todas formas, parece que al final sí que tenía mis motivos para desconfiar.

-Kate, esto… no es lo que parce. Yo…

-No tengo ganas de hablar ahora. Mañana llevaré a Emily con mi padre y después hablaremos.

-Kate…

Yo simplemente me introduzco en el dormitorio y cierro la puerta, apoyándome de seguido en esta, llevándome las manos a la cabeza, sabiendo que lo nuestro ha terminado.