Pereza

Aclaración: todos los personajes pertenecen a JK Rowling y la trama a AnneM. Oliver quien me dio la autorización de traducir su historia al español.

Nota de traductora: Hola a todos. Esta es una traducción de la historia "Sloth (part 3 of the Seven Deadly Death Eater Tales). Su autora, AnneM. Oliver, me ha dado la autorización de subir la historia en español por lo que le estoy muy agradecida. ¡Espero que disfruten de esta historia!

N/A: Pereza: aversión al trabajo o de cualquier esfuerzo físico. Apatía.

Punto de vista de Scabior

Parado en la esquina de una construcción de ladrillos, a una cuadra de distancia, él vio como una mujer caminaba fuera de la entrada de un gran edificio muggle. Ella puso sus manos sobre sus ojos para protegerlos de la luz solar, mientras que movía su cabeza, primero a la derecha, luego a la izquierda, como si ella estuviera buscando algo…o a alguien. El hombre retrocedió por la esquina para que ella no lo viera.

Él la había estado siguiendo por días, escondiéndose cuidadosamente por los callejones y detrás de los edificios así ella no podría saber que él la estaba siguiendo. Muy pronto, él revelaría su presencia a ella, pero aún no.

¿Ella podría reconocerlo? Reflexiono en su cabeza. El breve encuentro que compartieron 10 años atrás se mantuvo vivo y siempre presente en su mente, pero él no sabía si se podía decir lo mismo de ella. Él estaba seguro que si lo hizo, por alguna razón él sentía una conexión con ella, una conexión que no se había debilitado incluso en sus años de encarcelamiento.

Sí, ella sin lugar a dudas lo recordaba, aunque por razones completamente diferentes a las de él.

Ella comenzó a caminar finalmente, dejando caer su mano a un costado. Caminaba hacia su dirección por lo que él se pego al costado del edificio para que no lo viera. Todo lo que podía hacer era esperar. Si no fuese porque estaban en la parte más concurrida del Londres Muggle el quizá se hubiese revelado en ese momento. Solo quería enfrentarse a ella para medir su reacción.

Pero no, él tenía que esperar. Si había esperado por diez años ¿Qué podía costar unos días más, unas horas más, unos momentos más de su vida?

Él tenía planeado todo con precisión hasta el último detalle. Cuidadosamente, había ensayado lo que iba a decirle. Después de todo, el había tenido mucho tiempo para considerar las consecuencias de sus acciones. Todo era tan perfecto… realmente lo era. Podría conseguir realmente lo que quería y ni siquiera tendría que trabajar por ello. Ella haría todo el trabajo mientras el cosecharía las recompensas. Sonriendo para sí mismo, él la vio caminar e inhalo de forma profunda. Ah, sí, el recordaba su esencia. Esta se había incrustado en su alma…una mezcla de especies y manzana con extractos de vainilla. Algo demasiado sano, perfecto y muy puro para gente como él.

Un hombre podía perderse con su olor solamente. El recuerdo vago de ese olor lo ayudo a soportar los largos años de encierro en Azkaban, donde pago sus pecados contra ella y toda la humanidad.

Él tuvo que reírse de este último pensamiento.

Ahora ella pagaría por sus pecados también. Porque en su humilde opinión, sus pecados eran peores que los de él. Su pecado fue el sentimiento de pesar y remordimiento que él sentía cada vez que pensaba en ella. Esos eran extraños y dolorosos sentimientos que él nunca sintió hasta que la conoció, y no volvería a sentirlos una vez que acabara con ella. A veces el arrepentimiento era tan duro como si arriba de él cayera un diluvio. No le gustaba esa sensación. No era justo que él sintiera culpa mientras ella estaba tan tranquila. No pudo evitar que las personas inocentes resultaran heridas. No pudo evitar que ella resultara herida.

El tampoco podía evitar el dolor que sentía cada vez que pensaba en ella, lo que ocurría casi a diario.

Pronto, ella pagaría que su corazón, que ya estaba negro volviera a sentir.

Cuando el cerraba sus ojos por las noche, la veía sufriendo de dolor en el suelo. Sentado solo en su pequeña habitación del hotel, la que se convirtió en su hogar por pocos días, el podía oír sus gritos. La torturaron y abusaron de ella, no era más que una niña en esos momentos, y ella emitió gritos de dolor y agonía pura, y por alguna razón se culpaba a él mismo por eso.

¿Cuándo sucedió esto? El no podía recordar un solo momento de su anterior vida que el sintiera empatía por alguien. Si vida entera fue marcada por una máscara perfecta de frialdad, hasta que ella apareció y lo arruino.

Realmente todo era culpa de ella, y esa era la razón de lo que iba a hacer. La odiaba. Verdaderamente lo hacía ¿Cómo hacia ella que él se sintiera mal por algo que era su derecho innato de hacer? Él solo estaba haciendo su trabajo-su deber- y no podía encontrar error en eso ¿Verdad? Bueno, no más.

Saliendo de su escondite, camino por un grupo de muggles justo a tiempo para verla entrar al conocido pub que la llevaría al Callejón Diagon. Él no esperaba que ella entrara ahí hoy, pero estaba bien. Esto simplemente significaba que había llegado el momento de revelarse.

Pasando a través de la multitud, pensó que todo estaba funcionando de manera perfecta, mas esplendido de lo que nunca pensó. Pronto, estaría haciendo su voluntad, pagando su penitencia en lugar de él.

Ella desapareció de su vista, pero no importaba. Él sabía dónde encontrarla. Espero cinco minutos hasta que finalmente el ingreso al pub.

El encuentro

"Hola, Tom" Hermione llamo al camarero mientras caminaba a la parte posterior del bar, hacia el portal que se comunicaba con el Callejón Diagon. Sacando su varita, ella golpeó la pared de ladrillos con la punta de la misma haciendo el patrón para luego atravesarlo, dejando atrás el Londres Muggle, pasando al Londres Mágico.

Por alguna razón, ella miro hacia atrás apenas ella toco la acera. Tenía los pelos de sus brazos y cuello en punta desde que comenzó a caminar esa tarde. Sentía como si alguien la estuviese observando, o siguiendo, y no era un sentimiento vago sino una real de temor.

No era la primera vez en esos días que se sentía así. Mirando hacia atrás una vez más, ello solo vio a algunas brujas y magos caminando, ocupándose de sus propios asuntos. Ninguno de ellos le dio un sentimiento de alerta.

Continuando con su recorrido, ella se dirigió a un pequeño edificio que albergaba su oficina, tiro de la puerta y atravesó la entrada. Ese pequeño edificio estaba en la desembocadura del Callejón Knockturn, lo que lo hizo el lugar perfecto para su trabajo.

Arrojo su bolso y su chaqueta en una silla para luego sentarse detrás de su escritorio. Solo entonces se detuvo de repente, jadeando. Alguien más estuvo allí. Ella lo sabía tan bien como su propio nombre.

Dando un paso hacia la silla donde había arrojado su bolso, por tanto, su varita, la saco de su vaina e hizo una pausa. Luego, se dio vuelta lentamente con su varita en mano.

Fue entonces cuando lo vio. Un hombre estaba en la esquina más alejada de su oficina, de pie, entre medio de la oscuridad y de la poca luz que se filtraba por su ventana. Su rostro estaba completamente en sombras, pero sus manos estaban en la luz. Ella pudo distinguir que estaban vacías para su alivio.

"¿Quién eres?" ella pregunto con voz firme y su mano agarrando de manera fuerte la varita. Apuntaba hacia la persona, alerta.

Ella no tenía miedo, por extraño que parezca. Sabía que debía sentirlo pero no pasaba nada. Cuando el hombre no respondió, ella volvió a preguntar con más fuerza "Le pregunte quien eres y me gustaría saber que está haciendo aquí"

El hombre cruzo las piernas por los tobillos, metiendo sus manos en los bolsillos de su largo abrigo de cuero.

"Por favor, mantenga sus manos donde pueda verlas".

El saco las manos de sus bolsillos de a poco, luego cruzándolas también, diciendo "Desde que me dijo 'por favor', cariño, voy a cumplir. Pero tengo que avisarte que estoy desarmado, si eso es lo que te preocupa".

Con agilidad y gracia, el movió sus piernas lentamente, descruzándolas y apartándose de la pared. Sin embargo, su rostro aun estaba parcialmente oculto.

"De un paso a la luz", exigió.

"Simplemente estoy aquí para hacerte una pregunta, si no te importa, ¿Podría bajar tú varita? A menos que quieras que te muestre la mía, ya que tú me enseñas la tuya"

"No" dijo de forma rotunda. Ella no iba a negociar con un hombre escondido en la esquina de su oficina de abogados. "Ahora responda mi pregunta acerca de quién es usted y luego de un paso amablemente hacia la luz".

"Bien, bien, lo hare, mi amor, pero si lo hago, bajaras tú varita ¿De acuerdo?" El levanto sus manos hacia arriba, alejándolas de su cuerpo. "Ya ves, es una cuestión de confianza ¿No crees? Confió en que no vas a hechizar a un hombre desarmado, y tú tienes que confiar en mí también".

Se movió por completo a la luz y luego le sonrió.

Fue entonces cuando vio su rostro. De repente, su mundo se movió, los recuerdos inundaban su mente. Esa terrible noche…tolo lo que ella había soportado…la malvada mujer…los pensamientos llegaron de forma repentina con fragmentos de imágenes, dejando casi caer su varita de la sorpresa.

Agarrándola más fuerte, para que no se caiga, se dio cuenta que se estaba causando ella misma daño con el agarro. El dolor la estabilizo de los recuerdos. Cuando encontró su voz, le pregunto "¿Qué puedo hacer por usted, Sr. Scabior?"

Respondiendo la pregunta

La pequeña sangre sucia le reconoció. Debía de haber sabido que lo haría. Bueno, eso estaba bien, muy bien. Haría las cosas mucho más fáciles y a él le gustaban las cosas fáciles. El odiaba trabajar muy duro por lo que quería.

"Tú me recuerdas ¿Verdad?" pregunto lo obvio, moviéndose más cerca de ella, bajando sus manos mientras se acercaba.

"Si, por supuesto que lo recuerdo" ella le dijo con los dientes apretados, su agarre de la varita nunca vacilo "¿Cómo podría olvidarlo?"

"¿Cómo en verdad?" sin necesidad de seguir explicando, "Tenía miedo de que mis diez años de prisión hubiesen alterado mi buen aspecto hasta el punto de tener que convencerte que era yo. Es bueno saber que no es el caso, cariño".

El observaba como el pecho de ella subía y bajaba mientras se concentraba en sus palabras. Se dio cuenta que ella estaba tratando de pensar cuál sería su siguiente pregunta. El estaba seguro que era un reto para ella permanecer estable, cuando la presencia de él probablemente le había deformado la vida perfecta que tenia. A juzgar de la expresión dura que tenia, el iba a tener que ser muy cuidadoso para conseguir lo que quería de ella.

"En serio, tu puedes poner tu varita hacia abajo", repitió. "La mía está en mi bolsillo, dentro de mi abrigo. Incluso tu puedes tenerla pero solo mientras hablamos. Acabo de recibirla de vuelta y me siento apegado a ella, ¿Sabes? Yo odiaría perderla de nuevo". Movió sus manos lentamente dentro de su largo abrigo de cuero, sacó su varita y se inclino hacia adelante para colocarla sobre el escritorio.

Mientras se inclinaba más cerca, el inhalo una bocanada de su familiar e intoxicante esencia. La fragancia fue lo que lo sostuvo por diez largos años –torturándolo- haciéndole incapaz de olvidar. Por una razón, el aroma embriagador de ella, junto con el hecho de que ella se había vuelto más hermosa con la edad, hicieron hervir su sangre. ¿Qué derecho tenia ella de oler de forma tan buena, tan pura, tan sana? 'Acaso ella no había sufrido también?

¿Qué derecho tenia ella de lucir más deseable de lo que el destino podía permitir?

¿Qué derecho tenia ella de abrir esas emociones en él –latentes y familiares por el tiempo- que no eran bienvenidas? Habría preferido que ella lo hubiese maldecido apenas entro por la puerta, en vez de atacar a sus sentidos con su belleza, bondad y luz.

Maldita ella.

Joder, esto no iba como él lo había planeado. Moviéndose lentamente, dio un paso cerca de ella y se sentó en la silla de la derecha frente a su escritorio, donde ella solía sentarse, estaba seguro. "¿Por qué no te sientas, mi ángel? Tenemos algunas cosas que discutir, tú y yo".

Sorprendiéndolo, ella se sentó en la silla del otro lado del escritorio, incluso bajo su varita. "¿Qué es lo que usted y yo tendríamos que discutir, Sr. Scabior?

"Bueno, déjame explicarte", comenzó.

Hermione no podía pensar como él podía estar hablando y hablando sobre 'justicia' y 'hacer las cosas bien' y en el hecho de que él estaba frente suyo. Scabior, el ladrón, estaba sentado en su escritorio, llamándola a ella de todas las formas de cariño, confundiendo el infierno fuera de ella. Ese hombre era el responsable de la captura de Harry, Ron y ella. Él fue el responsable de entregarlos en la Mansión Malfoy durante su búsqueda de los horrocrux, y él fue el responsable, indirectamente, de su posterior tortura. Él fue la razón de que ella fue torturada hasta casi llegar a la muerte, casi a la locura, por Bellatix Lestrange.

Lo último que ella había oído de él era que continuaba su condena en Azkaban, y aunque los dementores ya no custodiaban la prisión mágica, el lugar seguía siendo inquietante y desgarrador. Sabía eso porque a menudo pasaba por allí debido a su trabajo. Y como sucedía a menudo, los últimos diez años habían alterado al hombre hasta el extremo.

Ella recordaba cuando el usaba ropa que parecía una mezcolanza de colores y diseños. Hoy en día, el usaba simplemente unos pantalones, botas y camiseta negras. Lo único que le resultaba familiar era su largo abrigo de cuero.

El hombre que estaba frente a ella…todo en negro…también lucía diferente por otras cosas. Su pelo, una vez largo, con trenzas y rastas por la espalda, lucia corto ahora, aunque todavía era lo suficientemente largo para que caiga por su cara. El tenía una especie de marca extraña, supuso que un tatuaje, debajo de su ojo izquierdo, y tenía más alrededor de su cuello y muñecas.

Supuso que podría decirse que el aun lucia un buen aspecto; sin embargo, todo lo que veía ella en él era el horror y sufrimiento de su pasado.

¿Qué quería? El aun no lo decía, en cambio, el estaba hablando sobre cosas mundanas como el tiempo y el precio del té. Ella se movió hacia delante de su asiento, colocando su varita arriba del escritorio. Solamente después, ella lo freno e hizo la pregunta de un millón de galeones.

"Deje de hablar y responde mi pregunta anterior. ¿Qué es lo que usted quiere? ¿Por qué esta usted aquí?

El sonrió. Los contornos de sus ojos se arrugaron pero Hermione sentía que su sonrisa era sincera. Espero pacientemente su respuesta, aun pensando en su sonrisa, en sus dientes blancos, sus ojos azules, sus manos con dedos largos y elegantes…que se movieron rápidamente hasta tomar su varita de arriba del escritorio.

¿Cómo pudo ser tan estúpida?

Ahora sí una sonrisa sincera jugo sobre su rostro, mientras se recostaba en su silla detrás del escritorio, cruzando las piernas, haciendo girar la varita en su mano, metiéndola en su abrigo junta a la otra.

"Quiero que me ayudes a encontrar a alguien", el dijo suavemente, apuntándola con la varita de él mientras hablaba.

Ella dejo escapar un resoplido poco elegante y dijo "¿No era la búsqueda de personas su fuerte?"

Nota de traductora 2: ¡Hola a todos nuevamente! A partir de ahora todas las notas mías las pondré a final de cada capítulo. Este es un shortfic de 5 capítulos. Es la primera vez que traduzco una historia por lo que cualquier crítica que quieran hacerme será muy bien recibida. Espero aprender y mejorar a medida que vaya subiendo los capítulos.

Lo único que pido es que si no les gusta la pareja que hacen Scabior/Hermione no lean, porque este fic trata exclusivamente de ellos.

Mi idea es empezar a traducir historias sobre parejas (solo con Hermione) que no son tan escritas en español. Actualizare una vez por semana. Realmente muchas gracias por tomarse el tiempo de leer. Que tengan un bello día.