¿Estas satisfecho con tu cuidado?

Capítulo 1

"¿Cuántos años dijiste que tenías?"

Tadashi miró al joven que estaba delante de él, examinándolo. Sus ojos no pudieron evitar detenerse en la cintura del chico, adornada con unas pantaletas de encaje. Tenía el cabello negro, alborotado, pero con unas orejas de gato en el tope, seguro era una de esas tontas diademas que se compraban por dos dólares, su figura en si era delgada y pequeña, sus ojos eran los más grandes que Tadashi había visto, de un hermoso color café. ¿Y su boca? No quería admitirlo, pero era perfectamente besable, con un adorable espacio entre sus dos dientes frontales.

Y sin embargo el joven inventor no pudo permitirse perderse en sus pensamientos. No cuando la persona que estaba en frente de él no tenía más de 15 años.

El chico torció la boca y se cruzó de brazos, miró a Tadashi con desdén. Definitivamente no le había hecho gracia ese último comentario. "¿Vas a querer el servicio, o no?"

¡El servicio! Claro, el dichoso servicio que Fred y Gogo le habían contratado. El servicio que solo se disfrutaba cuando cumplías 20 años. El servicio que cualquier joven adulto podía desear. El servicio que incluía una habitación de hotel por el resto de la noche. El servicio. Ese servicio. ¿Pero en realidad iba a tener sexo con un chico que apenas había entrado a la adolescencia? La moral de Tadashi era mejor que eso.

"¿Qué edad dijiste que tenías?" Preguntó tontamente una vez más.

Sin decir una palabra, el joven tomó su abrigo y la mochila con la que había llegado. Se dirigió a la puerta, dispuesto a cerrarla de un portazo, pero un fuerte agarre lo detuvo antes de que pudiera cruzar el umbral.

"¡Espera!" Dijo el universitario. No podía dejar que el chico se fuera así como así. Tadashi sabía que no era su asunto, pero si un niño de esa edad se dedicaba a la prostitución entonces tenía que hacer algo, cualquier cosa.

"¿Estás loco? No me toques." Se quejó el muchacho, zafándose rápidamente de las manos del extraño. Se quitó la diadema con orejas de gato y la metió a su mochila con poco cuidado, sin preocuparse por cerrar el cierre. Definitivamente tenía prisa por salir de la habitación.

Tadashi miró impotente como el niño se ponía el abrigo al salir de la habitación, mochila en mano y refunfuñado algo acerca de dementes pervertidos que le hacían perder el tiempo. Las orejas de gato se asomaban tímidamente desde el bolsillo frontal, subiendo y bajando con cada paso que daba, hasta que el gastado cierre no aguantó más y cayeron al suelo, acompañadas por unos cuantos papeles arrugados.

Al parecer el joven estaba demasiado ocupado gritando que no había devoluciones, porque dio vuelta a la izquierda y bajó las escaleras, seguramente dirigiéndose al lobby del hotel y saliendo por la puerta principal, dejando sus pertencias olvidadas en el suelo.

"Imposible." Murmuró Tadashi, llevándose la mano a la frente. Solo había una palabra para definir el frugal encuentro: un desastre.

Pasaron los segundos y el pasillo quedó completamente en silencio. Si había huéspedes en las habitaciones vecinas ninguno salió para averiguar de qué se trataba tanto griterío, y Tadashi agradeció la falta de interés.

El estudiante tomó su cárdigan, que descansaba en una silla a lado de la puerta, y salió de la habitación, sintiéndose completamente derrotado y algo avergonzado. Las orejas de gato se burlaban de él desde su triste posición en el piso y Tadashi resistió la tentación de pisarlas en su camino hacia el elevador, pero entonces el característico logo de la universidad a la que asistía captó su atención. Debajo del accesorio había un folleto, y Tadashi inmediatamente lo reconoció como el que le daban a los aspirantes que preguntaban por las carreras que ofrecía la escuela. En la parte inferior del papel se podía distinguir la caligrafía algo descuidada de un adolescente.

Era una vista tan curiosa. Unas orejas de gato y un folleto de la universidad más prestigiosa de San Fransokyo, ambos tirados en el piso de un hotel barato, era un contraste bastante gracioso. ¿Y por qué un niño de esa edad, y con esa… profesión, tenía en su poder uno de esos? No se les daba a cualquiera, tenías que entrar a las oficinas y pedir una visita guiada por el campus para que te dieran ese papel. ¿Podría ser? ¿Acaso el chico quería aplicar a la escuela?

Era una idea absurda, pero no imposible, y si Tadashi era famoso por algo era precisamente por eso, por mirar todo con un nuevo ángulo.


La mañana siguiente transcurrió como las típicas mañanas suelen ser. Después de una rápida ducha y de un desayuno poco saludable, Tadashi se encargó de prender el horno que la Tía Cass usaría para hacer sus famosos panqués de los miércoles. Se despidió de ella con un beso en la mejilla y la promesa de llegar temprano para ayudar con el café.

No había olvidado al chico de la noche anterior, las orejas de gato aún descansaban en su gastada mochila, y pesaban como un ladrillo. Quería llegar a la escuela y preguntarles a sus amigos que pasaba por sus cabezas al meterlo en un hotel con un menor de edad. ¡A quien se le ocurría!

Tadashi resistió las ganas de golpearse la frente. Si era honesto consigo mismo tenía que admitir que parte de la culpa era de él. No había protestado cuando Gogo le dijo que le había encontrado compañía para esa noche, y mucho menos cuando Fred le dijo que todo estaba pagado. Incluso Honey Lemon le había dicho que necesitaba relajarse después de haber trabajado días y días en su proyecto de robótica, y Wasabi se encargó de llenar sus bolsillos de condones. ¡Todos parecían muy de acuerdo con la idea de que necesitaba algo de acción! ¡Él quería algo de acción! De haber sabido que un niño se aparecería la cosa hubiera sido diferente. No hubiera salido del campus, sintiéndose triunfal y atrevido.

Sus mejillas, evidentemente sonrojadas, pasaron desapercibidas una vez que montó su motocicleta y se puso en marcha. Al menos podría compartir con alguien su mortificación al llegar a la escuela.

Los silbidos y los aplausos se hicieron evidentes cuando el estudiante entró a los laboratorios. Gogo sonrió desde su estación y Fred inmediatamente dejó el comic que estaba leyendo en favor de correr hacia su amigo. "No hay necesidad de agradecernos, galán." Dijo el muchacho, dándole unas palmaditas en la espalda.

Honey, que también se había unido al grupo, se acercó a Tadashi con una sonrisa en los labios. "Uy, Tadashi, ¡tienes que contarnos los detalles!"

"Woa, no, muchas gracias. Mis oídos no necesitan esa información." Interrumpió rápidamente Wasabi, negando rápidamente con la cabeza.

Pese a su triste humor, Tadashi no pudo evitar soltar una carcajada. Era entrañable ver como sus amigos mostraban interés por él, en una extraña y curiosa manera, casi se sentía mal por cuestionarlos en primer lugar. Casi.

"Ah, todo salió bien." Comenzó casualmente, quitándose la gorra de la cabeza y dejando su morral en el suelo. "Llegó puntualmente al hotel, empezó a desvestirse, muy lentamente por cierto y entonces…" Una pausa, para darle un efecto dramático. Honey se mordió el labio, Gogo tronó la burbuja de su chicle. "Habló. Y me di cuenta de que era un niño de 15 años."

"¡¿Qué?!" Gritó Wasabi, dejando caer una de sus herramientas al piso, los demás dejaron escapar jadeo al unísono, Fred hizo una mueca de horror. "¿15 años? No me digas que tu…"

Tadashi entendió de inmediato a lo que se refería, y subió sus manos de forma defensiva. Negando con la cabeza rápidamente. "¡Claro que no! ¡No me iba a acostar con él! ¡Por favor!"

El resto del grupo dejó escapar un suspiro de alivio. Honey se acercó rápidamente a su amigo. "¿Y qué pasó después?"

"Cuando le pregunté su edad se ofendió por completo y salió de la habitación, ni si quiera me dejó decir una palabra más." Respondió Tadashi, que se giró hacia donde estaban Gogo y Fred. "¿En que estaban pensando? ¿Mandarme a un niño de esa edad?" No estaba enojado, pero sí sorprendido. Sabía, o al menos quería creer, que ninguno de los dos estaban enterados de que le habían contratado a un… ¿Cómo se les llamaba en primer lugar?

"No teníamos idea, lo juro." Intervino Fred. Gogo asintió a su lado. "Llamé a una agencia, ellos aseguran que todos sus trabajadores son mayores de edad, y que están limpios. Me pareció la mejor opción."

"Incluso nos mandaron la foto de la persona." Continuó Gogo, sacando su celular y buscando entre sus archivos. Al encontrar el que buscaba se lo enseñó a Tadashi. Se trataba de un joven, tenía el cabello negro y los ojos grandes, pero definitivamente no era el mismo chico que había conocido la noche anterior.

"No es él." Dijo Tadashi, masajeando su cien. No le gustaba la idea de un menor de edad trabajando para alguien en un negocio tan delicado como la prostitución. San Fransokyo era una ciudad enorme y no faltaban las dichosas agencias que ofrecían sus servicios a cualquiera que marcara al número indicado. Aún se podía encontrar a la casual jovencita inclinándose hacia la ventana de un auto. Y a nadie le importaba. Los mismos policías le daban la espalda a ese mercado. Y si ya había encontrado a un niño enredado en esa telaraña, quien sabe cuántos más podían andar por ahí. "¿Me podrías pasar el número de donde lo contrataste?" Preguntó Tadashi a Fred, sorprendiendo a sus amigos.

"Claro, pero… ¿para qué lo quieres?"

Tadashi sonrió ligeramente y sacó los papeles que el chico había dejado caer de su mochila. Wasabi se adelantó y tomó el documento. Al igual que Tadashi reconoció la forma de inmediato. "¿Qué significa esto?"

"Se le cayeron ayer, después de que salió hecho una furia de la habitación. Junto con esto." El estudiante les mostró las orejas de gato. "Creo que quiere aplicar para nuestra universidad."

Honey tomó el accesorio, examinándolo. "Pero dijiste que no tenía más de 15 años. Dudo que alguien de esa edad pueda entrar."

"Sin mencionar que es poco probable que alguien con esa… posición tenga interés en hacerlo." Sugirió Wasabi, cruzándose de brazos.

Tadashi se encogió de hombros y torció la boca. "Pero no es imposible."

"Este es el número." Interrumpió Gogo, dándole su celular a Tadashi, que lo guardó en su propio teléfono. "El nombre que nos dieron fue Delicious Bot, lo sé, algo ridículo."

El joven le agradeció, terminando de guardar el contacto. Honey le regresó la diadema y le sonrió con simpatía. "Sigo sin entender que quieres hacer una vez que lo contactes, Tadashi. ¿En serio crees que con una llamada telefónica, de un cliente que lo ofendió, dejará la prostitución? Me parece que no tienes un plan."

"O que eres muy ingenuo." Contribuyó Gogo, regresando a su proyecto.

"Descuida, algo se me ocurrirá." Le aseguró Tadashi, devolviéndole la sonrisa a su amiga e ignorando el otro comentario. "Por ahora hay otro asuntito que tengo que resolver."

Tomando los papeles que aún tenía Wasabi, el estudiante se dirigió a su laboratorio privado, sintiendo que había hecho algo de progreso.


Hola a todos! :)

Este fanfic será muy corto, solo unos 10 capítulos, ya tengo cada capítulo planeado y también tengo un final! En verdad quería escribirlo porque tengo dos fanfics que no he terminado y MUERO POR HACERLO, pero no encuentro la inspiración, por eso decidí escribir esto, para ver si me llega de golpe o si al menos me ayuda a sacar algo.

Es Hidashi (Hiro/Tadashi), aunque en este fic obviamente no son hermanos, así que si no te gusta la pareja entonces ya puedes darle click al botón de regreso, aunque para ser honesta no tendrá mucho romance al principio ya que la situación no lo requiere. De todos modos espero que les guste y que me dejen un comentario con sugerencias, preguntas, etc! Es lo que me anima a seguir escribiendo.

:D Adiooouuuusss!