Disclaimer: Ninguno de los personajes de la saga Harry Potter me pertenecen, son propiedad de la ingeniosa J. K. Rowling. Sólo me pertenecen los personajes restantes y el fic. Sólo por diversión.


Crystal Manor

─No puedo creer que te hayas comportado de forma tan infantil con Kingsley, Severus ─gruñó Jessica, sacudiendo los restos de ceniza de su capa con un movimiento de su mano─. Mira que mostrarte complacido por su turbación, y no bastándote con ello, aprovechaste cada oportunidad para restregarle en la cara su revocación. ─negó con la cabeza mientras colocaba la abrigadora prenda en el perchero─. Debería darte vergüenza.

─¿Y por qué debería darme vergüenza? ─preguntó Severus con serenidad, acomodándose en el sofá─. Solo estoy disfrutando de las consecuencias de las peticiones que él mismo hizo en reiteradas ocasiones. ¿No quería que tú intervinieras en la solución de todo este desastre? ¿No pedía que usaras tu posición para arreglar la discordia con el Tridium? ─sonrió guasón─. Pues bien, deseo concedido.

La castaña rodó los ojos─. Cualquiera que te escuche hablar, pensaría que despedí a Kingsley del ministerio.

─Pues, a juzgar por su expresión desorientada, eso parecía.

─¡Oh ya deja de burlarte! ─lo regañó, lanzándole un cojín que el mago desvió sin problemas.

─Aunque admito que tu decisión de colocarlo como tu mano derecha me sorprendió. ─Severus se levantó de su asiento y se acercó a la bandeja de bebidas. Decidió por servir dos copas de vino─. Después de asignar a Potter al cuartel de aurores con Black, pensé que sería restituido como Jefe de Seguridad Mágica.

─Para ese puesto tengo a alguien más. Gracias ─murmuró al recibir una de las copas ofrecidas por el pocionista. Tomó un sobro del rojizo líquido─. De hecho, estoy esperando respuesta de esa persona.

El mago se detuvo en su camino a su asiento, observándola temeroso─. ¿Le dijiste a alguien más que estás viva?

─Esta persona es de confianza, Severus ─replicó Jessica con expresión seria─. Si no fuera así, ni siquiera me plantearía en asignarle un puesto de tal importancia.

─¿Por lo menos puedo saber quién es?

─Lo sabrás en su momento.

Severus bufó molesto, sentándose nuevamente en el sillón─. Apuesto lo que sea a que tu secretismo es porque no me va a gustar tu elección.

─Al contrario, estoy segura de que estarás de acuerdo con mi decisión. ─Jessica cabeceó pensativa de un lado a otro─. Aunque admito que no es de tus personas favoritas.

─Por Merlín ─exhaló con desasosiego, dándole un buen sorbo a su bebida─. Como si no tuviera suficiente con los mellizos endemoniados para agregarle ahora un invitado sorpresa a la ecuación.

─Créeme, además de ellos, no tienes que preocuparte de nadie más.

Severus asintió meditativo, mientras observaba su copa de vino, oscilando el poco líquido que quedaba en ella─. ¿Estás segura de que solo esos dos y... Voldemort serán nuestros dolores de cabeza?

─En ese caso, sinceramente no lo sé. ─Jessica se pasó la mano por su alisada y larga cabellera, pensando detenidamente en su pregunta─. Ellos no están solos, por lo que sus mortífagos están englobados en ese dolor de cabeza.

─Y Marian también podría ser un problema ─agregó el pocionista, frunciendo el ceño al recordar algo─. ¿Por qué no le contaste a Shacklebolt sobre el parentesco asariano de los Beaumont?

─Porque no quiero más caos ─respondió ella con expresión cansada─. No quiero correr el riesgo de que esa información caiga en manos de otros ministerios y ellos, a su vez, decidan iniciar una reclamación por justicia parcial que llegaría a oídos de Arthemius y Acquarius. ─se estremeció al pensar en todo lo que se vendría encima si ese fuera el caso─. Allí si habría una verdadera guerra.

─Pero, si Raynor y Emerick se enteraran, los tendríamos a nuestro favor para acabar con ellos, y Marian no podría hacer nada para protegerlos, no si quiere que su reino siga en paz.

Jessica negó con la cabeza─. Si este "desliz" de la familia asariana sale a la luz, la paz es lo menos que reinará en Asarath. Al contrario, el reino enfrentaría un fuerte colapso político, no solo como monarquía sino también como guardianes. O ¿Cómo crees que se tomarían los asarianos y los demás reinos al saber que los sobrinos de la reina de Asarath fueron quienes intervinieron en las fronteras de Acquarius y Arthemius? O que están liderando un grupo de brujas y magos oscuros, o qué ellos violaron uno de los deberes más importantes como monarquía y como guardianes, qué fueron ellos quienes secuestraron e intentaron matar a la intercesora del Consejo para provocar una guerra entre ambos mundos. Y eso sin contar que han mostrado ser un peligro en potencia por sus conocimientos de los Koriak…

─Bien, ya entendí ─gruñó Severus, alzando la mano en señal de alto─. Con los mellizos basta. Pero, eso no significa que, tarde o temprano, se sepa quiénes fueron los culpables.

─Eso lo sé, pero todo radica en cómo se da a conocer. ─Jessica suspiró─. Estoy consciente de que la verdad haría más fácil solucionar todo este desastre pero, no le deseo semejante mal a Marian. Además, sería cambiar un desastre por otro, y ya me estoy adaptando a este.

─Bien. ─Severus se acercó a la castaña y le quitó la copa de las manos, y se dispuso a rellenarla nuevamente junto a la suya─. Ya que nos abocaremos a este dilema, además de tomar el mando del ministerio, ¿Qué tienes en mente?

─Pues…, es obvio que si no comprendemos que hay detrás del regreso de Voldemort y como obtuvieron los conocimientos de los Koriak, estaremos dando pasos de ciego. Es por eso que… ─Jessica se acercó al mago, que estaba rellenando su copa, y le acarició sensualmente el brazo, haciendo que él se detuviera y la mirara con extrema atención─. Necesito de tu mente analítica para discernir esas interrogantes.

El pelinegro enarcó una ceja y le sonrió burlón─. ¿Solo necesitas mi mente?

─De momento, sí ─susurró acercándose más a él hasta posar sus labios en su oído─. Tu cuerpo será mío después, cuando nuestras mentes necesiten dejar de funcionar y que no exista nada más que nosotros siendo deliciosamente uno.

─¿Ah sí? ─Severus la tomó de la cintura y la apretó contra su cuerpo, haciéndola sentir su semierección, provocada por aquellas insinuantes palabras─. ¿Y por qué no analizamos otro día la situación? La propuesta de "nosotros siendo deliciosamente uno" es demasiado tentadora para dejarla de segundo lugar.

La heredera sonrió pícara antes de besarlo, siendo correspondida de inmediato por el pocionista que introdujo ansioso su lengua en la femenina boca, haciéndola gemir a la vez que ella enredaba sus dedos en su negro cabello para acercarlo más.

─Ojalá pudiéramos alejarnos de todo ─ronroneó Jessica entre besos, acariciando deseosa su cubierto torso.

─Podemos hacerlo ─susurró jadeante al agarrarla por el trasero, levantándola e instándola para que enredara las piernas en su cintura. Soltó un gruñido cuando su despierto miembro rozó deliciosamente con su entrepierna─. No hay nadie que nos lo impida ─agregó mientras la acomodaba en el escritorio, haciendo a un lado los documentos que allí se encontraban, y nuevamente capturó sus labios en otro candente beso.

Un suspiro, seguido de un sonoro gemido se escuchó en la amplia estancia cuando los dedos del pelinegro, gracias a la facilidad de su vestido, encontraron su tesoro personal en la húmeda entrepierna de la joven heredera. El hombre sonrió ladino al ver a su novia tan entregada a él, soltando pequeños sonidos de placer mientras continuaba estimulándola.

─Deja esa sonrisita y haz algo de una vez ─jadeó Jessica, mordiéndose el labio inferior al sentir como su calor aumentaba cada vez más.

Severus rió divertido─. Tan mandona como siempre.

Sacó su varita de su levita y, con una floritura, hizo desaparecer sus ropas en un segundo. Como siempre, quedó fascinado con el cuerpo de su mujer. Era mirarla y su cuerpo ardía por amarla, por poseerla, por sentirla.

─¡Por Circe! Eres tan hermosa ─susurró con adoración, acariciándola desde su cara hasta detenerse en sus senos, cuyos pezones estaban buscando su atención a juzgar por su firmeza─. Soy un jodido afortunado. ─y se llevó un pezón a la boca, mientras que la otra mano continuaba sus caricias íntimas, creando otra ronda de gemidos por parte de ella.

─Severus ─sollozó Jessica─. Te necesito dentro de mí. Unido a mí.

─Y yo necesito saborearte lentamente… ─murmuró sobre su piel, dejando un rastro de besos a su paso─. Disfrutar cada parte de tu cuerpo… ─continuó por su abdomen, jugueteando un momento con su ombligo, hasta llegar a su montículo─. Degustar tu deliciosa miel…

Un sonido similar a un maullido surgió de la boca de la castaña al sentir aquella traviesa lengua en su intimidad. Si antes se sentía caliente, ahora solo podía pensar que, en cualquier momento, tendría una combustión instantánea. Se notaba que su necesidad de saborearla no era solo palabras, solo bastaba sentir su ansia al devorarla para confirmarlo. Un deseo intenso que la llevó rápidamente al borde del clímax cuando su atención se centró en su botón de placer.

─No te detengas, princesa, vente para mí.

Escuchar su profunda voz expresando aquella demanda, llena de deseo y necesidad, fue suficiente para llegar al orgasmo con un grito que resonó en el lugar.

─No te imaginas lo excitante que es verte llegar al orgasmo ─gruñó Severus acomodándose entre los muslos de la joven─. Una imagen que quiero ver una y otra vez. ─y la penetró en una sola estocada.

Una nueva sinfonía de gemidos y jadeos sonaba en aquella estancia, seguido del esporádico sonido de arrastre del escritorio por el intenso vaivén. Sus cuerpos unidos, encajando perfectamente como un rompecabezas, a la vez que sus manos no dejaban de acariciarse y sus bocas permanecían besándose apasionadamente.

Un gruñido salió de los labios del mago al sentir como ella movía las caderas más rápido y clavaba los dedos en los montículos de su trasero─. ¡Oh mierda! ─resopló, aumentando la velocidad de las embestidas.

─¡Severus! ─gritó Jessica, mientras su cuerpo se convulsionaba por la potencia de su segundo clímax.

Al sentir como las paredes vaginales se estrechaban a su alrededor con fuerza, el pelinegro emitió un rugido al alcanzar su liberación. Tras recuperar el aliento, alzó el rostro y entornó los ojos con picardía.

─¿Qué tendrá este despacho que, en su mayoría, terminamos en esta misma situación?

Jessica emitió una sonora carcajada en respuesta. De tantas cosas que podía decir en ese momento, él tenía que salir con ese comentario.

─Fue tu culpa que termináramos teniendo sexo aquí ─canturreó ella dándole un corto beso en los labios─. Yo tenía planeado analizar algunos detalles sobre los Beaumont, después tomar una tranquila cena, y por último disfrutar juntos toda la noche.

Severus enarcó una ceja─. ¿Mi culpa? ─agarró ambas manos de la castaña y las retuvo encima de su cabeza─. Si mal no recuerdo, fuiste tú quien comenzó al besarme.

─Tú mismo lo dijiste, te besé, nada más. Tú... ─enfatizó ella señalándolo con el mentón─, fuiste quien llevó el beso al siguiente nivel.

─Y yo en ningún momento escuché queja alguna de tu parte por mi "cambio de nivel".

La morena miró a otro lado, fingiendo indiferencia─. Bueno, ya que habías comenzado con la diversión, quien era yo para detenerte. ¡Oye! ─se quejó al sentir un mordisco en un pezón. Estaba por soltarle una gracia sobre vampiros cuando un conocido ding sonó cerca de ellos. Ambos miraron expectantes de dónde provino el sonido, la bandeja de correspondencia, hallando encima de las demás misivas un sobre con bordes dorados, y el símbolo del Tridium en el centro del mismo.

─Parece que el deber te llama ─masculló Jessica, observando el sobre con una mueca.

Severus, con un pesaroso suspiro, se apartó del cálido y cómodo cuerpo de su pareja─. La carta también puede estar dirigida a ti.

─Ellos me derogaron como su intercesora ¿se te olvidó ese detalle? ─replicó la heredera, mordiéndose el labio inferior al ver la semierección del mago, que se dirigía a revisar el llamativo sobre.

─¿Ves algo de tu interés?

Al alzar la mirada, se encontró con la sonrisa ladeada del hombre. Su expresión era de clara satisfacción, complacido de ser deseado y amado a partes por la mujer que se había convertido poco a poco en su vida, en su existir.

─Eres mío, Severus, todo tú es de mi interés. ─Jessica atrajo su capa y se cubrió con ella. Al ver que seguía mirándola intensamente, no pudo evitar sonrojarse─. Deja de mirarme así y revisa la carta.

─Deja de devorarme con la mirada y lo haré.

La castaña rodó los ojos y bufó exasperada. De repente, sonrió triunfante y agitó la mano, vistiendo al mago con su pantalón negro y camisa blanca─. Listo, fin del problema.

"¿Fin del problema?" se dijo mentalmente el hombre. "Como si el hecho de que su cuerpo solo este cubierto con una capa fuera menos tentadora."

─Si, como digas ─masculló irónico y se dispuso a abrir el brillante sobre.

─¿Qué ocurre? ─inquirió nerviosa al ver como su pareja arqueó ambas cejas mientras leía la misiva.

Severus dobló la hoja en dos y se la tendió─. Los reyes de Acquarius y Arthemius te convocan a una audiencia.

─¿A mí?

Jessica frunció el ceño y le quitó la citación con cierta brusquedad. Leyó minuciosamente su contenido, apretando sus labios en una línea recta al repasar los motivos de la misma.

─¿Ahora si quieren hablar sobre mi baja como intercesora? ¿Ahora si quieren hablar sobre la posición del mundo mágico en los últimos acontecimientos?

─Jessica, ambos sabemos que esa convocatoria es una excusa para que no puedas rehusarte a hablar con ellos y así arreglar sus relaciones. ─al ver como ella arqueaba ambas cejas, se dio cuenta tarde de su inoportuna observación─. Oh no.

─¿Qué no me puedo rehusar? ─la castaña sonrió con frialdad, colocando la carta en el escritorio─. Desde el momento en que me destituyeron de mi cargo como intercesora, no tengo ninguna obligación con ellos; y tampoco tienen autoridad sobre mí ya que no pertenezco a ninguno de los reinos.

─La destitución fue temporal, Jessica, solo hasta que…

─La destitución fue permanente, Severus ─replicó la heredera con amargura─. En su momento no lo noté por mi inestabilidad, ahora que estoy recuperada completamente puedo percibir un vacío donde debería sentir un vínculo con la matriz del Tridium.

No muchas cosas dejaban aturdido al ex mortífago. Tantos años entre las filas mortífagas, siendo la mano derecha de un psicópata, y trabajar como espía para el vejete de Dumbledore hacían inmune a muchos cuestionamientos. Pero escuchar que el Consejo Guardián mintiera sobre la duración del relevo de su intercesora, y que sustituyeran sin siquiera pensarlo dos veces a la persona que ellos decían amar como a una más de la familia, fue una sacudida todo lo que él conocía sobre ellos.

─Jamás pensé que ellos fueran capaces de hacerte eso, no cuando he visto el cariño que te tienen y lo mucho que respetan tu trabajo ─dijo sin salir de su pasmo─. Cuando ellos decidieron relevarte de tu cargo, lo hicieron por tu inestabilidad física y mágica, por lo que acordaron que sería temporal, al igual que mi poder absoluto de la mansión y de la intercesión. ─quedó pensativo un momento─. Probablemente la audiencia sea para devolverte tu cargo.

Jessica negó con la cabeza─. Se necesitan a los tres reinos para restablecer el vínculo, y la invitación es de dos reinos, así que no tiene que ver con eso.

La joven heredera de Merlín miró con tristeza la citación, no podía creer que su buena relación con los tres soberanos terminara en una situación tan precaria. En esos momentos tenía que darle la razón a los eruditos que, en sus últimos meses de entrenamiento, se oponían al trato informal entre ella y los líderes de sus reinos, alegando que no podían perder la objetividad con un cargo de importancia como lo era la intercesión entre ambas jurisdicciones. Pero, a pesar de las quejas, no pudieron evitarlo. No cuando una inexplicable conexión se instaló entre ellos desde que se conocieron.

─No debí encariñarme con ellos ─murmuró colocándose inconscientemente la mano en el pecho, a la altura de su corazón, como si le doliera─. Así no me sentiría de esta forma.

Al ver su tristeza, Severus se acercó a ella y la abrazó, queriendo transmitirle su apoyo y amor─. ¿Así como?

─Decepcionada y traicionada ─respondió con una mueca─. Y lo peor de todo es que sé que no debería sentirme de esta manera, a fin de cuentas ellos son los guardianes, se espera respeto y obediencia de quienes están bajo su autoridad. Pero, tampoco esperaba que me trataran con tal menosprecio, como si mi reclamo hubiera sido por una nimiedad y no por la vida de miles de personas.

─¿Y no has pensado que, quizás, ellos también se sintieron decepcionados y traicionados al ver que su intercesora estaba defendiendo a quienes ellos consideraban sus enemigos?

─Entonces significa que, después de todo, no me conocen ─espetó Jessica con acritud─. Y que no confiaban en mí para el cargo.

─Jessica...

La aludida se zafó de los brazos del pocionista y se situó frente al gran ventanal, notando que la oscura noche ya había abarcado todo el firmamento. Inhaló y exhaló, se cruzó de brazos y alzó el mentón.

─Eso ya no importa, Severus, lo hecho hecho está. Lo que importa es el ahora y tengo, de momento, una gran responsabilidad al asumir el poder ministerial.

─Sin duda es una gran responsabilidad y, por lo tanto, una gran presión estará encima de tus hombros. ─el pelinegro se dispuso a ojear los otros recados─. ¿Estás preparada para asumir la carga que involucra el puesto?

─¿Me amas?

Severus levantó la vista y se encontró con la sonrisa socarrona de su novia, a lo que él rodó los ojos─. Entendido. ─tomó la citación y se la mostró─. Entonces, si estás preparada, deberías aceptar. Ya sabes, para mantener la diplomacia entre poderes.

La castaña lo fulminó con la mirada y desvío su atención nuevamente al paisaje nocturno─. La audiencia es dentro de tres días ¿no es así? ─al no escuchar respuesta por parte del mago, se giró en dirección a él. Frunció el ceño al verlo tan absorto mientras leía una de las diversas misivas. Y su desconcierto fue mayor cuando el pocionista levantó la vista, mostrando una contrariada expresión.

─¿Lo elegiste a él? ¿Es una broma?

─¿De qué habl...? ─la morena se interrumpió abruptamente al entender a qué se refería, y se acercó al hombre para arrebatarle la carta─. Esto es perfecto ─musitó complacida, ojeando el escrito entretanto caminaba por el despacho.

─¿Perfecto? ¿Consideras su regreso como perfecto? ¿En qué estabas pensando al ofrecerle el puesto de Jefe de Seguridad Mágica? ─bramó Severus, mirándola en su caminar.

Jessica se detuvo ipso facto y enarcó una ceja en su dirección─. ¿Me vas a negar que no es el indicado para guiar mi cacería? ¿Me vas a decir que no tiene la experiencia para el puesto? Y sé objetivo en tu respuesta, Snape.

"Demonios" maldijo internamente al ver que no podía rebatir sus cuestionamientos.

─No creo que sea un buen comienzo como jefa ministerial su asignación ─refunfuñó entre dientes─. Probablemente cause temor entre los magos al saberse de su incorporación.

─Probablemente… ─concordó ella acercándose al ex profesor y abrazándolo por el cuello─. Pero no creo que ese temor sea mayor al temor que tienen ahora por los mortífagos.

─Ciertamente… ─coincidió Severus con una mueca, abrazándola por la cintura─. Solo espero que los problemas que tendrás por tu decisión valgan la pena.

─No estarán de acuerdo en muchas de mis decisiones. ─Jessica sonrió apacible─. Pero sé que después de la tormenta, viene la calma. ─quedó meditativa un momento─. O viene otra tormenta si a esa vamos porque, si resultan los cambios, tendremos a unos mellizos muy molestos con sed de revancha.

El pocionista cabeceó de un lado a otro, pensativo─. Debemos saber más sobre ellos, averiguar cómo consiguieron los conocimientos de los Koriak.

Jessica lo miró con cautela─. ¿Qué tienes en mente?

─Consultar la biblioteca real no es una opción ¿o sí? ─dijo Severus con ironía.

─De momento no es una opción ─afirmó la heredera, acomodándose en el pecho de su pareja. El cansancio estaba empezando a hacer mella en su cuerpo─. Pero debe haber otro lugar donde podamos buscar.

Severus, al percatarse del agotamiento de la castaña, decidió dejar la conversación para otro día.

─Doxy.

Un plof sonó en la estancia─. Sí, amo Snape ─dijo la elfina con una reverencia.

─Lleva la cena a nuestra habitación.

─Con gusto, amo ─y con otro plof, la criatura desapareció.

Aprovechando el agarre de ella en su cuello, introdujo su brazo derecho por debajo de las rodillas y la alzó como una novia.

─¡Hey!

─Será mejor que nos retiremos a la habitación, apenas puedes permanecer en pie.

─Está bien. ─Jessica respiró profundamente─. Mañana me espera un agitado día.

─¿Piensas adelantar tu retorno? ─dijo Severus mientras se dirigía a la puerta.

La morena asintió levemente─. La audiencia lo cambia todo.

"Tiene miedo a sentirse menospreciada nuevamente" reflexionó Severus internamente, y maldiciendo del mismo modo a los responsables de su temor. Se detuvo al comienzo de las escaleras y la abrazó con fuerza, tratando de transmitirle todo su amor, apoyo y confianza en sí misma.

─Eres una mujer maravillosa, única, poderosa por derecho propio y con una voluntad de hierro. Que nadie te haga pensar lo contrario ¿entiendes?

El mago quedó sin aire un momento cuando su novia alzó la mirada hacia él, observándolo con tanto amor y agradecimiento. Y su mente quedó brevemente en blanco al sentir como esas mismas emociones eran transmitidas en el tierno beso que ella le dio en los labios.

─Te amo, Severus. Gracias por estar conmigo ─murmuró Jessica, acariciando su mejilla con mesura.

Severus tomó su mano, le besó la palma de la misma y continuó su marcha, acomodando aún más a la castaña en sus brazos.

"Mientras tenga vida, siempre estaré a tu lado. Siempre".


Hola a todos, espero que les haya gustado el cap :)

¡Sí, lo logré! Actualicé lo más rápido que pude n_n {para lo que me ausento, sí, actualicé rápido ;) }

Jessica se escandaliza por las burlas de Severus a Kingsley *rodando los ojos*. Si supiera que eso no es nada a lo vengativo y sarcástico que puede llegar a ser.

¿Dudas, sugerencias, opiniones? Ya saben, dejen sus comentarios ;)

Nos leemos después. Besos a todos :*