Disclaimer: Ni Fairy Tail ni sus personajes me pertenecen, puesto que pertenecen a Hiro Mashima. Esta historia esta hecha sin fines lucrativos.
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Silences: Sin Nombre
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Apretó las manos contra las piedras, haciéndose daño en el proceso. Tenía las mandíbulas tan apretadas, que tenía la impresión de que se las rompería de un momento a otro.
La había visto.
La había visto caer.
Y ellos pagarían.
Oh, sí, lo harían.
Como que su nombre era Natsu Dragneel.
Él, se consideraba una persona sencilla. En ocasiones, le gustaba remolonear en su hamaca pasadas las diez. Solía pescar con Happy, a las afueras de Magnolia, cuando los días eran soleados y despejados. Se entretenía dándose de hostias con el cabeza de cucurucho. Incluso le veía la gracia al asunto, cuando advertía cuanto disfrutaba Erza de los pastelillos de fresa.
Otra cosa, era que golpearan a Lucy.
A Luce.
Porque eso, era un asunto muy distinto.
Porque el pulso le latía desaforado contra los oídos, y hasta que no se desquitaba, esa desazón no dejaba de picarle en los dedos. Era como el chirrido de una bisagra oxidada incrustada en el cerebro. Una y otra vez, sin poder parar. Como si el engranaje saliera de su posición habitual, y se revolucionara sin ningún control. En esos momentos, estaba seguro de que su cabeza, no funcionaba bien. Porque lo único que captaba su atención, eran los golpes y las magulladuras que lucía su piel.
Se había lanzado a la arena sin cuidado. Le importaba una auténtica mierda, si el maldito juez había parado el combate. Sino lo había parado, peor para él. Sencillamente, le haría comer el maldito silbato, o lo que utilizase. Cuando había llegado hasta ella, había contemplado, con justificado horror, que ella estaba inconsciente. Como siempre, había dado lo mejor de sí misma. Conocía de antemano las reservas que Lucy tenía en cuanto a sí misma. Y parecía que cuanto más se esforzaba, más se torcían las cosas. Ella era fuerte. Era la mejor maga estelar de todos los tiempos, y estaba tan seguro de ello, como de que Happy adoraba mordisquear truchas.
Y volvía a sentirlo. Sentía como los engranajes de su cabeza descarrilaban sin control, nublándole el poco juicio que normalmente tenía. Aquí no habría juicio. Solo verdugos. Uno, a decir verdad. Él.
Había necesitado de toda su fuerza para contenerse, y no lanzarse sobre el palco de Sabertooth para no hacer una auténtica carnicería. Porque quería calcinar las sonrisas de todos y cada uno de sus miembros. Cuando giró la cabeza, contempló como Minerva de Sabertooth, salía con parsimonia de la esfera de agua. Y la mirada se le pudrió en reservada cólera.
Hasta que sintió como el brazo de Erza se interponía entre él, y ellos. Deberían dar gracias. Aun no sabían que terminarían siendo el plato principal de su propia barbacoa. Una barbacoa, en la cual él sería el jodido cocinero. Una, en donde la carne se sirviera bien hecha.
No había podido evitarlo. Antes de salir a combatir, había sentido la necesidad y el impulso de verla. Para asegurarse de que estaba bien. Sabia que la preocupación que sentía por ella, estaba empezando a profundizar cada vez más, pero no podía evitarlo. Luce era importante para él. Él lo sabía, y en parte, no quería descubrir cuanto. Así que cada vez que podía, lo escondía en lo más profundo de su cabeza. Ahí debía mantenerse, oculto. Por lo menos, por el momento.
—Ey, ¿Qué tal estas?
—Bien. ¿Ya te toca luchar?
—Sí. Y te aseguró que ganaré.
—Natsu… creo en ti. Siempre he creído en ti, desde que me uní a este gremio.
Justo en aquel momento, ella le había sonreído con ternura. Había sentido un agradable calorcito en las mejillas, y un burbujeo alegre y nervioso en el estómago. Y solamente había atinado esbozar una sonrisa alegre.
—Claro. ¡Tú déjamelo a mí!
Porque no importa donde esté. Yo siempre velaré por ella.
Así que me concentré en todo el fuego que sentía en esos momentos, contemplando como aquella fusión de energía se dirigía hacia mí, a una velocidad inaudita.
—¡Metsu Ryū Ōgi: Guren Bakuenjin!
Y el fuego, junto con ese otro ardor que yo me empeñaba por ignorar, había terminado por envolver todo lo que había a mi alrededor entre mis llamas.
Sin control.
Sin nombre.
Igual que lo que sentía por ella.
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N/A: Bueno, lo prometido es deuda.
Aquí esta el primero, de una serie de drabbles y one-shots, que comenté que publicaría. La idea he de agradecérsela a Kaze no akuma, puesto que me comentó que le gustaría leer algo entre Natsu y Lucy, en cuanto a la pelea que tuvo contra Minerva en los Grandes Juegos Mágicos, así que espero os haya gustado.
En cualquier caso, se aceptan todo tipo de sugerencias, ¡Así que ya sabéis! ¡Espero vuestras ideas perversas!
Nos leemos!
Nindë