¡Hola, hola! Bienvenidos a mi fic "Euforia", a pesar de que los personajes no me pertenecen estoy feliz de informar que he disfrutado sacando ésta loca historia de mi cabeza. Advierto que tendrá contenido sólo apto para mayores de 18 años y escenas fuertes de sexo que probablemente puedan perturbar o molestar a mentes sensibles, por lo tanto si no gusta de escenas de cama explícitas o tiene severos prejuicios ante algo que sale de sus parámetros de lo normal, favor de abstenerse de leer. Este fic es para mi Participación dentro del Torneo Erótico del verano 2015 del foro de Inuyasha: Hazme el Amor.
Euforia
Prólogo
Los años han pasado, Kagome ahora con casi 19 años y después de haber decidido no saltar por el pozo había seguido su vida cómo una estudiante normal. No había sido fácil desapegarse a la idea de poder llevar una vida "perfecta" con Inuyasha. Lloró días y noches, a veces incluso paseaba por el pozo en la madrugada pero al final, el día que el pozo le dio la opción de pasar al otro lado decidió no saltar. Pensó que podría ser falta de valor, miedo a llevar una vida lejos de su familia, o que tres años la habían madurado lo suficiente para darse cuenta que un hombre no se llama oxígeno o vida. La verdad ni ella misma lo sabía, simplemente no brincó a través del tiempo y así como fue de grande su amor por Inuyasha un día simplemente descubrió que quería seguir adelante con su vida, en su tiempo y descubrir lo que era vivir.
Ahora contaba con otra perspectiva de la vida, para bien o para mal se había enfrentado a experiencias y peligros que nadie podría imaginar. Estaba por entrar a la Universidad, había elegido estudiar Antropología, desde que había viajado en el tiempo y había sido parte de la historia algo la había motivado a estudiar todo lo referente a la creación del Japón actual, claro, si todo iba como lo planeaba no sólo iba a estudiar a fondo Japón sino que muy probablemente iba a tener la oportunidad de viajar por todo el mundo. ¿Qué había pasado con todos los demonios? ¿Acaso aun quedaban seres de linaje antiguo? ¿Cómo hacían para sobrevivir en su época? ¿Se habrían extinguido? Si se habían extinguido, ¿por qué? Ella tenía la imperiosa necesidad de aclarar todas sus incógnitas, así que de ser necesario tomaría una pluma y una libreta para resumir de principio a fin qué era lo que había pasado en Japón los últimos quinientos años.
Entró a la Universidad con un promedio de excelencia, ya que cuando por fin se decidió a olvidar a Inuyasha, había concentrado toda su energía en estudiar. No sólo estudió las materias escolares, se dio el tiempo para estudiar un poco de herbolaria, mitos, leyendas, en pocas palabras quería saber todo sobre folclor.
Sus poderes espirituales eran grandes pero ella nunca tuvo un entrenamiento adecuado, aprendió a usar el arco porque la necesidad la obligó, aprendió a hacer uno que otro remedio con hierbas medicinales pero nunca aprendió sus nombres o los nombres que tendrían en la actualidad. Por lo tanto seguía en blanco, le hubiese gustado explotar todo el potencial de sus poderes y ayudar si era posible pero no pasaba de purificar su entorno y eso lo hacía en "automático".
Por fin llegó el tiempo de mudarse de su casa a la Universidad, hubiera preferido el ir y venir de la escuela a la casa y viceversa pero estaba demasiado lejos para hacerlo diariamente. Por lo tanto no le quedó otra opción, aun así ella estaba feliz, se había esforzado por conseguir lo que ahora tenía.
-Madre, por fin es el día.- dijo sonriente Kagome quien había bajado a tomar su último desayuno en familia, o por lo menos el último en unos cuantos días.
-Hija, te he preparado tu desayuno favorito. Estoy muy feliz de que decidieras quedarte con nosotros, jamás quiero cortar tus alas, vuela tan alto como te sea posible, cuentas conmigo incondicionalmente.- ella notó que las palabras de su madre eran sinceras, y ella sabía que sin decirlo siempre la había ayudado y apoyado sin importar lo que ella hubiera tenido que hacer.
-Lo sé, y eso me hace feliz.- respondió sonriendo.
-Hermana, se te va a extrañar. Después de lo del orejas de perr…- silencio. Y no es que ella no lo hubiera superado, pero por qué traer a colación un tema tan indeseable en estos momentos.
-No te preocupes Souta, comprendo lo que quieres decir.- dijo ella restándole importancia al desliz de su hermano.
-Querida nieta te voy a dar el mechón sagrado del demonio de las cavernas….
-¡Me voy!- gritó ella desde la puerta de su casa, sabiendo que en su casa algunas cosas jamás iban a cambiar.
Llegó casi al caer la noche a los dormitorios de la Universidad, una chica sumamente amable le indicó cuál sería su habitación y le dio un pequeño recorrido a través de los mismos, cuando abrió la puerta de éste, grande fue su sorpresa al ver que le tocaría compartir dormitorio con un chico. ¿Por qué nadie le había dicho que eran mixtos los dormitorios? Seguramente sabiendo eso habría pedido que le dejaran compartir dormitorio con alguna chica.
-Cierra la puerta mujer.- dijo secamente el joven que estaba frente a ella.- ¿No te parece descortés entrar al dormitorio de un chico sin si quiera anunciarte?- dijo al ver que no obtenía respuesta de la mujer imprudente que estaba frente a él.
-¡Lo siento!- dijo Kagome cerrando la puerta que ella misma había abierto. Tenía que correr a ver cómo era posible que le hubieran designado ese dormitorio.
Su esfuerzo por hacer entender al administrador de los dormitorios, había sido en vano, él le comentó que ese sería su dormitorio hasta el día de su graduación. Ella salió desolada rumbo al dormitorio del hombre engreído y seco que la había echado hace nada. No tenía ni idea de cómo iba a ser su nueva vida pero de algo estaba segura, esto no iba a ser una experiencia tranquila como ella había imaginado. Volvió a entrar al dormitorio, pero en esta ocasión estaba vacío, se le hizo fácil comenzar a ordenar sus pertenencias, le tomó un par de horas dejar en condiciones "decentes" su espacio y por suerte el joven no había hecho acto de presencia. Se tumbó en la cama que le correspondía, necesitaba meditar un par de cosas, sin darse cuenta se quedó dormida, había sido un día muy ajetreado.
Una presencia la hizo despertar, abrió los ojos, se sentó y buscó de dónde provenía esa presencia que la había despertado. En la cama frente a ella se encontró con el dueño de un par de ojos dorados, él estaba viéndola fijamente.
-Mujer, sólo tengo una orden para ti, no te atrevas a dirigirte a mi persona. Ya he ido con el jefe de dormitorios y me ha dicho que no puedo hacer nada para corregir este error. Pero eso no significa que te quiera cerca de mí. Limítate a ignorarme así como yo lo haré contigo.- Ahora que lo veía de cerca y reparaba en él, era un joven sumamente apuesto no sabía a quién le recordaba, pero esa aura le era familiar. Alto, rubio, ojos dorados, facciones afiladas, sí definitivamente era apuesto, aunque ella acostumbrada a ver hermosos seres como demonios, mitad bestias y bellezas exóticas de otra época, no hizo mayor reparo en él que reconocerlo como apuesto.
Decidió no hacer coraje, ya había sido una bomba ese tipo de bienvenida a su nueva vida, si el tipo quería que lo ignorara así lo haría, revisó su celular para ver la hora. ¿Tres de la mañana? Al parecer había dormido más de lo que esperaba, tomó sus cosas para baño y salió del dormitorio, la chica que le había dado el recorrido antes, le había mostrado en dónde se encontraban los baños de las chicas, y ahora comprendía por qué los baños no estaban en el dormitorio, si bien eran mixtos los dormitorios debía de caber un poco de decencia en la persona que así lo había dispuesto, o al menos el suficiente sentido común para designar un baño para los chicos y uno para las chicas. Salió del dormitorio en absoluto silencio, ignorando al tipo alzado, profundamente sumida en sus pensamientos.
"Creo que mañana tengo a primera hora, Historia Universal. Aunque muero por ver qué nos tienen preparado en la clase de ruinas antiguas. Aunque "mañana" se reduce a unas cuantas horas, espero poder conciliar el sueño, no me gustaría tener un mal primer día."
Al regresar a su dormitorio, se lanzó a su cama y se dejó llevar por el sueño, no reparó en su compañero, si estaba dormido o despierto no lo sabía y no le interesaba descubrirlo, era hora de descansar…
CONTINUARÁ