"Sola, desaliñada y sucia. Me recuerda a ese entonces; justo antes de dejar el instituto. Ya pasaron dos años desde que hui de casa, y aun el dolor de ese tiempo sigue ardiendo en mi corazón, acelerándose a cada ritmo que pareciera salírseme del pecho, no solo era el marginamiento de la sociedad hacia y mi fingimiento de indiferencia a los problemas, aun me duele que después de todo lo que pase por el .Me abandono."

Eran las 10:00 pm y el restaurante en el que trabajaba como camarera estaba cerrado, yo me encontraba adentro lavando los últimos platos, mi jefe me había regañado sobre- lo importante que eran las propinas para obtener mi paga completa del mes -así es, mi jefe era un avaro ¿Pero qué otra opción tenia?.No podía ir a trabajar a ninguna otra parte .Nadie quería recibir a una chica que ni siquiera logro completar la segundaria.

Y, a diario siempre que me encuentro sola pienso en "ese hombre ", que no logro sacar de mi corazón. Como hoy, acabo de hacerlo. No puedo evitar sacar de mi mente a una herida que no ha sanado.

El ambiente oscuro y frio de esta noche le hace justicia a mis miedos ocultos, no sé qué es lo que logra mi alma lastimándose con látigos del pasado continuamente, no tiene sentido.

Estiro mis manos y sonrió, Por fin logre terminar Me digo para mí misma.

Para mi temible sorpresa escucho un pequeño golpecito en la sala.-Sera un gato o un ladrón- pienso aterrada. Si es lo segundo...llamare a la policía-digo al aire.

Además del pequeño foco que me iluminaba en la cocina mientras lavaba los platos, todo a mí alrededor estaba completamente oscuro, incluyendo la sala de donde parecía proceder el ruido.

El foco que iluminada la sala, estaba justamente cruzando el corredor a lado de la puerta en donde entraban y salían los clientes del negocio.

Tome valor y tanteando las paredes logre llegar hasta el encendedor, lo prendí y observe que todos los asientos se encontraban desocupados y acomodados sobre las mesas, aceptó uno... me pregunte si ese cliente no vio el letrero "cerrado" colgado sobre la puerta.

-Disculpa-le dije tocándole el hombro, el voltio, sus ojos parecían cansados y tristes, pero se recompuso en cuanto me miro.

-Ya cerramos- le informe

-ya veo- respondió, dejando dinero sobre la mesa- quédate con el cambio.

-pero son cincuenta dólares ¿estas seguro?- pregunte y el sonrió

-Lo siento, no me había dado cuenta de que ya habías cerrado- contesto avergonzado.

-No te preocupes, yo también soy muy distraída – replico-¡Pero me has dado un susto de muerte pensé que eras un ladrón y estaba a punto de llamar a la policía!

-En verdad, lo siento mucho-

-Pero. ¿Porque estuviste aquí tanto tiempo? ¿Acaso te dormiste esperando a alguna chica?

Él solo, voltio la cabeza hacia una dirección contraria, parecía que estaba muy molesto y deje de preguntar, su reacción me confirmo mis sospechas-Lo habían dejado plantado- asentí mi cabeza, y el observo mi movimiento de reojo .Se enfureció aun mas.

-No es lo que piensas, a mí nadie me deja plantado- recompuso.

-Solamente me quede dormido, después de terminar tanto trabajo- se excuso.

-¿Enserio? No me digas que...- comencé a tartamudear emocionada y el por alguna extraña razón se veía orgulloso-¿Eres el nuevo ayudante para el restaurante?

-¡Claro que no!- respondió salvajemente y yo me entristecí, aun tendría que cubrir los turnos de la noche completando las tareas yo sola sin recibir aumento alguno.

-Soy escritor.- Dijo suspirando, al ver que no le ponía mucha atención continuo- estoy trabajando mucho para que el periódico me reconozca y así finalmente logre obtener un contrato.

-¿Podrías trabajar aquí sin esforzarte tanto?- trate de hacer una broma, pero no pude mis palabras sonaban mas bien como una suplica... al final eso es lo que era.

-Lo siento ya tengo que ir a casa-yo me quede ahí observando su espalda alejarse hacia la puerta, al final se detuvo y por unos segundos alzo su mano derecha haciendo una señal al aire, a modo de despedida.

Suspire, también estaba agotada y solo quería ir a dormir, note que aun tenía el dinero en la mano. Bueno, no esta tan mal después de todo lo necesito y el se ofreció muy cordialmente a dármelo. En fin. Después de todo logre terminar el trabajo e ir a casa.

Al siguiente día en el restaurante:

Yo estaba andando somnolienta por los pasillos, respirando hondo y anotando las órdenes en mi pequeña libreta. Cuando de pronto escuche un grito estruendoso en la cocina, era mi jefe.

-Kagome ¿No lo has visto?- pregunto angustiado.

Ver que – conteste de mala gana.

-M-mi billetera- su cara estaba tornándose morada y yo comencé a reírme despacio sin que me escuchara, se lo merecía por ser tan avaro.-No, no la he visto- conteste.

-Pues, será mejor que la busques allí estaba tu paga del mes- contesto ya mas tranquilamente. ¿Como se atreve? Siempre está poniendo pretextos para no pagarme.

-¿Cómo puedo creerle, ya van dos semanas desde el último mes que ni siquiera me da un centavo?

-Es verdad, mira la reconocerás fácilmente por tener un trébol de cuatro hojas autentico pegado al cuero de la cartera.

-Pero yo...- balbucee pero el finalizo dandome un golpecito en el hombro- Cuento con tigo kagome. Y, se fue.

Suspire derrotada. Salí un momento del lugar para tirar la basura y visualice a lo lejos al chico de ayer, se acercaba a paso lento...

Su cabello plateado formaba hermosas ondas en el viento mientras caminaba, su camiseta era blanca y estaba en perfecto contorno con su muy bien trabajado abdomen, me miraba mientras se acercaba, se dirigía justo aquí... Sus ojos... esos ojos dorados parecen dos grandes focos iluminandome, me hacen sentir tan diminuta, mientras ellos me miran mis ojos chocolate bajan mas abajo del piso, tratando inutilmente de esconderse.

Le miro de nuevo otra vez de reojo, no puedo enfocarme en su cara, por una extraña razón verle me hace sonrojar al tono de un semáforo, la luz que nos iluminaba anoche no era tan armoniosa como ahora, noto cada detalle, cada... ¡Un momento!

En su mano lleva la billetera de cuatro hojas que menciono mi jefe, no será que... ¿Acaso era por eso que me dio esa generosa propina ayer? Si definitivamente debió ser eso.

Mis pensamientos cambian súbitamente, se transforman en una cólera irremediable, no soporto a los tipos mentirosos y peor si se parecen tanto a seso... me detengo, no quiero pronunciar el nombre de ese infeliz.

Ah moza- se detiene, al verme ir furiosa contra el, ahora estamos frente a frente , el me mira confundido y yo aprovecho en quitarle la cartera.

¿Cómo te atreves a robarle la cartera a mi jefe?- le digo disgustada.

Ah, eso- ladeo la cabeza- lo encontré tirado, ayer antes de salir del restaurante.

Si es así, ¿Por qué no me lo entregaste enseguida?- cuestine.

No tenia porque – me miro de reojo- ¿Acaso tú te llamas Suzuki Taro?

Bueno yo...- balbucee, creo que acabo de meter la pata.

Sé que así, se llama el dueño y vine yo personalmente a entregarla.- comento y yo asentí, iba a retirarme pero el de repente cogió mi mano.

Además, así tenía una escusa mas para verte- menciono y yo me quede petrificada de los nervios ¿Qué le sucedía a este tipo?

-¿Qué es lo que quieres decir?- articule a media voz.

-Simplemente... que me gusta señorita moza.

Esto era inesperado, apenas lo conocí ayer en una situación muy extraña y ya se me declaraba, era un chico apuesto, de verdad apuesto tal vez...

¿Quisieras pasar la noche conmigo?- un frio helado recorrió mi espina dorsal, al verlo fijamente y darme cuenta que no se trataba de una broma. ¿Que clase de mujer cree que soy este tipo? Tome valor para contestarle.

-Que sea camarera no significa que haga todo por dinero, ¿como se atreve a proponerme algo así?- contesto ofendida.

-Pues ayer, cuando vi tu reacción al entregarte ese poco dinero, pensé que la gente de tu clase, ve como un gran reconocimiento cincuenta dólares, aunque para mí eso es muy poco. Así que pensé, -que lo verías como un regalo del cielo mi generosidad en pagarte mejor, claro pasando la noche conmigo y no lavando trastes , pequeña moza.- sonrió cínicamente al verme, ¿En verdad esta clase de hombres aun existían?.

Trato de contener mis lagrimas, trato de tener toda la fuerza de voluntad para no verme débil, se aprovechara mas si me ve así, -se fuerte kagome- pero su sonrisa cínica de ahora no se parece en nada a la del chico distraído de anoche, ni la de él que veía caminando hacia a mi minutos atrás ¿acaso eso también era solo facha?

Mis manos comienzan a entumecerse de tanto apretarlas- control kagome, control- no sirve de nada, mi puño izquierdo comienza a dirigirse sin freno hacia su rostro y cuando el logra darse cuenta del peligro, mis nudillos están incrustados en su boca, avanzando a golpear por debajo de la nariz, ahora está sangrando y comienza a angustiarse.

Yo lo miro inmóvil, la escena parece ajena a mí, es como que si no fuera yo, como que estuviera viendo que alguien más se apodera de mi cuerpo y no siente lastima por el muchacho ojos ámbar que comienza a gritar de dolor, atrayendo la atención de los clientes y de.. ¡Mi jefe!

¡Rayos! Olvide por completo su presencia, el me mira con desaprobación y me da la espalda, esta vez una traviesa gota comienza a descender... aunque taro fuera el sujeto mas avaro que haya conocido, se preocupaba por mi me daba sus consejos, era el unico que me tendio la mano cuando decidi huir de casa

Le doy un último vistazo a él cretino que me había ofendido y avanzo hacia Taro le entrego la cartera y le pido disculpas, el asiente y me aconseja tomar el día libre, yo obedezco avergonzada, me deshago del mantel, recojo mi bicicleta y me marcho.

-Enfrentare lo que tenga que enfrentar, esta vez no huiré por la culpa de un cretino-

Me digo a mi misma, mientras pedaleo y la fuerza del viento en la bajada de la enorme colina atrapa mis lágrimas, y las palabras que acabo de pronunciar me duelen pero me dan valor para continuar.

II

Acostado al borde de mi cama dejo las vendas y el alcohol antiséptico a un lado , aun me duele un poco ,esa chica sí que es extraña , gracias a dios no logro romperme la nariz aunque me la rasguño un poco pero..

Me pregunto: ¿Que fue lo que le molesto tanto?, y eso que solo fui generoso, por su apariencia parecía tan ordinaria y desarreglada creí que aceptaría.

Ayer después de salir del restaurante y caminar dos cuadras mas; encontré esa billetera ridícula tirada sobre el piso, el sujeto de la foto era el dueño del restaurante donde trabajaba esa chica. Unas cuadras mas al frente observe que mi amigo Matsu se acercaba a pasos torpes con la camisa abierta en compañía de una mujer, él se las daba de don Juan, pero yo sabía que solo tenía valor para coquetear en cabarets y con una botella de brandy en la mano.

-Hey ahí está mi amigo- me señalo, estando a pocos metros de distancia y soltándose de la mujer que le estaba ayudando a caminar.

-Que haces aquí imbécil, ¿acaso no te dije que terminaras la edición?, es para mañana lo recuerdas.- el solo atino a alzar una ceja y frunciendo la mitad del labio inferior comenzó a hablar, en palabras apenas entendibles:

-Ah, no me regañes, que tú también estas dándote la buena vida en estas horas, además mi querido amigo, tú sabes que: mientras la ciudad duerme yo amanezco.- Dice con una sonrisa burlona y yo comienzo a reír de la nada. Luego de hacerse el gracioso con muchas muecas en el rostro para que me pasara el enfado, su semblante cambia.

-Has sabido la noticia- dijo seriamente, casi como que estuviera en sus cabales y el alcohol no le hiciera efecto.

-¿Qué?- conteste, tratando de ahogar la risita nerviosa de mi garganta.

-La chica de la esquina, "esa" que trabaja en el restaurante de Taro, la que se da aires de ingenua.- ladeo la cabeza indicando el lugar donde acababa de salir.

-Kagome Figurashi, la moza: es una ramera.- finalizo y yo me quede prácticamente plantado alli mismo como una estatua, algo en mi reacciono.

-Debes estar equivocado.- le conteste secamente. No podía ser esa chica, sus ojos su expresión, era a mi parecer solo una chica distraída pero tierna.

-Todos lo comentan, esa mujer es una arpía, sus armas de "dulzura y seducción" le funcionaron en hokaido, llevando al borde de la locura a varios de los hombres importantes que allí viven, incluyendo a un tal " Inuyasha Taisho", que desapareció hace dos años y ahora nadie sabe su paradero, tal vez esa mujer lo mato para quedarse con su herencia ¿Quién sabe?.

-Asi que.. Inuyasha taisho..-conteste en voz baja y él me miro con curiosidad, se que estaría a punto de preguntar si lo conocía y yo no quería responderle así que solo asentí la cabeza , me di media vuelta y alcé mi mano mostrando dos dedos al aire en forma de despedida.

Esa mujer es muy interesante, su golpe parece como que si hubiese sido de un profesional de box, aun me duele mi quijada y el borde de mi nariz que me dejo sangrando aun así me sorprendió que ni siquiera considerara mi propuesta, su vestimenta daba lástima, y según los matsu ella haría cualquier cosa por dinero o.. Tal vez, solo... ¿quizás si no fuera así? Yo me hubiera

Comportado patéticamente...

Aun asi, se supone que las mujeres no son asi, por lo menos yo , siempre he conocido mujeres que se muestran agradables con tal de que les sonría. Pero esa mujer, esos ojos, no es igual a muchas mujeres que he conocido, es como que si me estuviera diciendo que algo le esta doliendo,

Aunque este sufriendo por ningún motivo debería tratar así a sus clientes, mañana regresare a enseñarle algo de respeto.

Riingg- conteste el celular y fruncí un poco el seño , era ella ,me había dejado plantado en la cafetería ¿ y aun se atrevía a llamarme después de cuatro horas que la estuve esperando?.

-Que quieres – le respondí secamente.

-lo siento, tenia mucho trabajo y..-se excuso pero no le di la oportunidad de seguir haciéndolo.

-Y ni siquiera una llamada, sabes cuánto espere por ti- la regañe.

-Estoy cansado, este día fue muy desagradable y quiero dormir, adiós- dije finalmente y colgué.

Apague el teléfono, no quería escuchar a kikio, solo quería dormir.

Al día siguiente fui al periódico, aun estaba esperando que les gustara mi articulo, lo visitaba diariamente antes de ir a la universidad , habían pocos autos y una chica agresiva sentada al borde de la entrada de un edificio con una maleta vieja a su lado.

Era la mocosa que me había golpeado ayer, estaba tan cerca, si tan solo acercara mi auto un poco mas..

Preferí dejarla en paz por el momento, tenía cosas más importantes que hacer.

El día era especial mente cálido esta mañana, aunque no había muchos arboles en la ciudad el aire estaba limpio sin demasiados autos es mas fácil respirar. Antes de salir de casa no tube mucho tiempo para decidir que ponerme, asi que tome el primer par de pantalones negros, una camiseta blanca y una chaqueta ploma que encontré tirada sobre el sofa. En este momento dentro del auto recordé que mi amigo matsu tenia una igual, no vaya a ser que ..¡Maldición!. un suspiro se escapa de mi garganta, asi es, me puse por equivocación su chaqueta.

Decidí al final que tampoco le daría importancia a eso. –Vamos- me digo a mi mismo empujándome contra el volante, este tiene que ser el dia, la recompensa por la que había trabajado tanto. espero que al jefe le guste mi trabajo.

Salgo del automóvil un poco más calmado y al mismo tiempo mas animado. El edificio esta cruzando el parque central, mis pies comienzan a moverse torpemente quizás sea por los nervios, mi mente vaga distraídamente entre recuerdos y entre ellos enfoca una melodía de Nirvana, hasta que escucho un grito detrás de mi, me pongo en guardia y enfoco mis ojos en los ojos llorosos y negros de la moza salvaje.

Me estremezco, pequeños espasmos de nerviosismo recorren mi espina dorsal cuando la veo sangrar . Y tratando de taparse la herida del estomago cae al piso. ¿alguien cavaba de morir cerca de mi?.

Continuara…