Capítulo 2. Un planeta rojo
Por más que me acercaba a la cabina más de estos tipos raros aparecían. Pero a diferencia del primer Avatar fusionado con Slenderman, estos venían algo que parecía armas, porque me apuntaban con ellos.
Si estos son "mensajes" de mi madre, dudo que me maten ¿O sí? Tal vez matarme no, pero si lastimarme de gravedad.
No voy a detenerme. He llegado más lejos de lo que creí capaz.
Tan rápido como un parpadeo, aquello seres giraron las armas hacia sus mentones y dispararon. Sorprendentemente no hubo sonido como el de una pistola, fue más el sonido de los cuerpos al caer al suelo sin delicadeza.
¡Woah! ¡Esto de controlar mentes era genial!
Ignoré los charcos de sangre morada y seguí caminando con el primer Avatar acompañándome fielmente.
Como era de esperarse, más de esos tipos aparecieron con tipos diferentes de armas, aunque comencé sentirme un poco mal por tener que matarlos, tampoco es como si pudiera dejarlos libres por ahí. Son completos desconocidos, no conozco sus costumbres ni su lenguaje. No conozco su definición de moral.
Omitiré el hecho de que termine con solo cinco de estos tipos a mi control. La cabina de control no era en nada similar a la de un avión turístico o un helicóptero. Había tantas pantallas con signos que no terminaba de comprender.
Esto es un lio total. Hay algunos signos que no comprendo y otros que tienen un poco más de sentido gracias a los conocimientos de estas marionetas.
–Todo esto…. –murmuré inclinándome levemente hacia las pantallas. –Quiere decir que… ¿Estamos en otra galaxia?
Santa mierda. Por favor no.
–M106. –murmuró con horror. –21 o 25 millones de años luz… demasiado lejos.
¿Cómo es posible que en tan poco tiempo yo haya viajado tanto?... No, espera… ¿Cuánto tiempo llevo en esta porquería de nave?
También, estamos refiriéndonos a tecnología alienígena. Teleportación o agujeros de gusano o velocidad supersónica, yo que sé, todo eso es tan ficticio, tan sacado de una película.
Quiero golpearme contra el tablero de la cabina. No puedo creer que este tan lejos de casa, nunca he estado tan lejos.
Todo lo que me une, todo lo que era, todo está cambiando. Primero mi cuerpo, luego mi forma de pensar, ahora los lugares a los que frecuento, mi alrededor, las personas. No quiero esto. Me siento tan incómoda, tan insegura. Me siento como un americano en un país asiático pero mucho más inmenso.
Si mudarse de un país a otro era un gran paso, ahora imagina de una galaxia a otra. Las reglas aquí deben ser diferentes en todos los sentidos. Algunos objetos pierden su utilidad y algunas palabras pierden su significado.
Miré de reojo a los seres que seguían parados detrás de mí, con la mirada perdida, bueno, no es como si hubiera mucha diferencia. Pero saben a lo que me refiero.
¿Qué puedo hacer? No entiendo el funcionamiento de esta máquina, es completamente diferente a cualquier otra máquina terrestre. Intenté obligar a estos monstruitos azules tomar de vuelta la ruta hacia la tierra, pero había alarme en sus pensamientos.
Los hijos de puta solo tienen el suficiente combustible para un solo viaje. No hay forma de regresar hacia la tierra, la nave se quedaría sin energía y terminaríamos varados en el Universo.
No sé si eso es muy ingenioso o muuuy estúpido. Esto no me puede estar pasando a mí. El Destino sí que es cruel con algunas personas.
Me dedicó a ver por la cabina el oscuro vacío que nos rodeaba. ¿Qué más puedo hacer? Si despierto a estos seres azules es posible que me hagan cosas horribles por venganza después de lo que hice. Dejé que la nave siguiera su curso.
Poco a poco se fue deslumbrando a lo lejos nuestra… su meta. Un ¿Planeta? De color rojo, era un poco similar a marte, solo que este era, por mucho, más grande y tenía un par de anillos de color un poco más pálido. Había unas cuatro lunas orbitando por su alrededor con libertad. A simple vista, aquel planeta era hermoso, pero me provocaba escalofríos.
La nave se estaba dirigiendo a ese planeta. Respiré hondo. Comencé a sentirme incomoda y nerviosa, con un poco de pánico. ¿Es planeta de estas criaturas azules o es otro planeta?
¿Qué clase de monarquía tendrán? ¿Qué clase de sociedad? ¿Qué reglas?
Mi instinto saltó por un segundo antes de poder sentir un fuerte dolor en mi cabeza para luego ver todo oscuro.
Huele a quemado. Me duele mucho la cabeza y me arde la piel, como cuando te raspas o cuando te cortas. Abro los ojos con rapidez solo para poder ver el desastre a alrededor de mí.
La nave… ¿Colapso?
Llevo mi mano hacia mi nuca y sentí una fuerte punzada de dolor. Alguien me golpeó. Alguien me golpeó cuando aún tenía el control de aquellos seres, es lo más seguro de que se desmayaron conmigo. Y la persona que me golpeó entró en pánico y todo colapsó en el planeta.
¡Rayos!
A pesar de que caímos desde no sé qué altura, los únicos daños que tengo son algunos raspones y cortadas leves. Lo bueno de tener ADN alienígena es que las heridas son cosas un poco superficiales.
Me levanté como pude y miré a mí alrededor. Definitivamente era diferente en todos los sentidos a la tierra. El cielo era rojizo, la luz era un tanto escasa y se podían ver perfectamente las cuatro lunas, cada una de un color morado hasta lila, también, dioses, se podía apreciar perfectamente los anillos girar. La tierra era roja y las que parecían ser plantas de aspectos raros eran de color anaranjado.
A lo lejos se podían ver estructuras futuristas de color café oscuro. ¿Una ciudad? ¿Habrá gente ahí?
Tenía curiosidad… esa curiosidad se esfumó cuando escuché voces que hablaban en un idioma completamente diferente a las de los seres azules.
¿Diferente? ¿Este no es el planeta de los monitos azules?
Comencé a alejarme lentamente cuando miré como figuras humanoides se acercaban al lugar donde la nave cayó.
¡Tengo que irme! ¡Ocultarme! ¡Ellos no son como los seres azules!
Podrían incluso ser más peligrosos. Pero, ¿Por qué los monitos azules vendrían a un planeta diferente?
Espera… ¿No será que aquí vive mi madre? Estoy muy confundida.
Tropecé con algo en el suelo y caí sobre mi pecho. ¿A dónde se supone que vaya? ¿A la ciudad? ¿Al bosque? No conozco para nada este lugar, podría perderme, podría encontrarme con un animal salvaje de este planeta y morir.
Escuché unas voces acercándose a mí. Me giré rápidamente para mirar si aquellos seres me estaban siguiendo, y en efecto, me estaban siguiendo. Aunque estos eran solo cuatro comparados con la mayoría que vi al principio. Aun así, estaban más cerca de lo creí. Estos tipos eran rápidos.
Ahora que estaban más cerca podía distinguir su forma, tenían una forma humanoide, sorprendentemente no tenían color inusual de piel, era perecido al humano, piel crema un poco más bronceado, cabello largo y tenían rostros igual de similares a los humanos, pero había ciertas diferencias que no tuve tiempo de ver muy bien ya que me levanté repentinamente y comencé correr lejos de esas criaturas.
Eran más grandes que un humano hombre promedio. Fácilmente podrían derribarme, a pesar de su gran complexión ellos eran rápidos. Agradezco que me haya metido al club de atletismo en la secundaria, no por nada fui una de las mejores en aquel club, podrían ser los genes alienígenas lo que explican mi velocidad y gran resistencia.
No sé ni a qué dirección estaba corriendo, solo corría por instinto y por miedo de aquellos seres. No quería averiguar qué es lo que me harían por haber estrellado la nave en su planeta.
En un intento desesperado me adentré al extraño bosque rojizo y me oculté en un árbol bastante grande hasta que las voces se fueron esfumando. Una vez que asumí que se habían ido, salí de mi escondite y con cuidado me adentré un poco más.
Había plantas tan extrañas, todas tenían formar irregulares, en forma de espiral, algunos eran tan altos que se perdían a la vista. Había unas pequeñas flores moradas que parecían tener un centro brilloso. Eran tan hermosas, fuera de este mundo. Literalmente.
Pero como dicen, lo hermoso por lo general siempre está podrido, estas flores, al tocarlas, me crearon una reacción alérgica bastante inusual. Nunca antes había sido alérgica a algo antes. Pero estas flores, ahora mi mano estaba llena de ronchas que dolían como el infierno.
Entre jadeos de dolor seguí caminando.
Tengo que tranquilizarme. Si sigo caminando solo lograré perderme más, pero, ¿Cómo diablos vuelvo?
Y la herida no estaba sanando. Diablos, ¿Qué tan mala suerte se puede tener?
Ni siquiera sabía en qué planeta estaba. Por suerte, este planeta compartía un clima y atmosfera similar a la tierra. Pero al parecer sus plantas eran venenosas y compartía un clima un tanto más caluroso que la tierra.
Me dejé caer en la árida tierra. Necesito descansar y pensar en un buen plan. No puedo caer en la desesperación y el dolor, me consta que soy buena saliendo de situaciones aparatosas. Puedo con esto. Pero agradecería un pequeño golpe de suerte.
Y como si lo hubiera invocado. El sonido del crujir de una rama llamó mi atención, giré mi cuerpo para poder ver que era lo que se me estaba acercando. Abrí los ojos con sorpresa al ver a esas criaturas similares a los humanos acercarse a mí con calma.
Estaba a unos metros de distancia, pero no parecía enojado o con la intención de lastimarme. Aun así, intenté levantarme, en caso de que las cosas salieran mal.
De cerca los rasgos humanoides eran más notorios. Sus ojos, ¡Diablos! Sus ojos eran hermosos. Tenían un brillo inusual, parecido al de un gato, sus pupilas no eran redondas, eran unas simples rendijas similares a las de las serpientes. Aunque suene raro, parecían compartir similitudes gatunas y humanas. Tenían rayita de un color crema, casi indescriptibles en su piel, como un tigre, su cuerpo era grande y musculoso, su rostro por lo menos era casi idéntico a un humano y de alguna forma me tranquilizaba. Aunque era tan grande e intimidante, no me agradaba.
Su cabello era largo y de un curioso tono rosado-rojizo que hacia destacar más el color verde brillante de sus ojos. Sus manos tenia los típicos cinco dedos al igual que sus pies descalzos, no tenía uñas, más bien eran garras.
Se estaba acercando a mí con cuidado y calma, como si estuviera tratando con un animal asustado. No sabía si sentirme ofendida o agradecer que estuviera siendo cuidadoso.
Estiro su largo brazo hacia mí con lentitud mientras se acuclillaba a una distancia algo corta. Yo seguía en el suelo arrodillada, esperando cualquier oportunidad para salir corriendo despavorida. Las expresiones series de su rostro, se suavizaron cuando se dio cuenta de que no me estaba alejando de su mano.
Poco a poco se fue acercando hasta que su mano estuvo a solos unos centímetros de mi rostro. Con mucho cuidado, toco mi mejilla con sus dedos, cuidando severamente que sus garras no me lastimaran. En ningún momento sus ojos dejaron los míos.
Su toque era áspero, podía sentir sus dedos duros contra mi mejilla, no era desagradable pero si se notaba mucho la diferencia de nuestras pieles.
–¿Dónde estoy? –susurré con cuidado.
Aquel hombre detuvo su toque al escucharme hablar. No contestó. Dudo, sinceramente, que entienda mi idioma. Su mirada se despegó de mis ojos para bajar hacia mi mano, que estaba firmemente sujetada con mi otra mano. Por el estado en shock había olvidado el dolor y la comenzó.
Se acercó un poco más, hasta estar a solos unos centímetros. Con cuidado y lentitud, acercó su mano a la mía, por instinto la alejé y él detuvo todo movimiento.
Volvió a mirarme. Suspiró.
Eso me sorprendió un poco. Él suspiró de verdad. Por un momento me pareció tan humano, tan familiar. Alzó su mano un poco mostrándome la palma, confundida lo miré, con el dedo índice de su otra mano indicó su palma, luego indicó mi mano.
¿Se… se estaba comunicando?
–¿Mi mano? –pregunté, inútilmente.
Alcé mi mano igual que él. Entrecerró los ojos mirando las ronchas rojizas y luego frunció el ceño. Su atención dejó mi mano herida y fue hacia sus ropas, rasgó un pedazo de tela de su pantalón y con rapidez tomó mi mano por la muñeca.
Woah… es fuerte.
Aunque no me estaba apretando lo suficiente podía sentir su grandes manos apoderarse completamente de mi mano y por primera vez me sentí tan indefensa y pequeña.
Hiso un improvisado vendaje sobre las ronchas.
–Uhm… ¿Gracias? –dije, incomoda.
Él ladeó la cabeza. Acto que me pareció un poco tierno viniendo de alguien tan varonil e intimidante.
Sonreí un poco. El miedo y el nerviosismo desaparecieron un poco. Aunque aún estaba un poco encogida en mi lugar. A pesar de que estaba siendo amable, esa persona era un completo desconocido, podría estar fingiendo. Es tan fuerte, si se lo propone, estoy segura de que me hará mucho daño.
Él hiso un movimiento de mano que me entendí como si me dijera que me levantara. Así que lo hice, aun encogida por inseguridad.
Volvió hacer un movimiento de su mano indicando que lo siguiera, estática, me quedé en mi lugar mirando alrededor. No quiero ir con él. Aquel ser volteó a verme cuando se dio cuenta de que no lo estaba siguiendo. Frunció un poco el ceño.
Tragué duro. No quería hacerlo enojar, pero me moría de miedo, no quiero seguirlo.
Él pareció notar mi miedo. Cerró los ojos un momento y a lo segundo los volvió a abrir. Dio un paso para acortar nuestra distancia. Abrió los brazos como si quisiera un abrazo. Dudo que eso sea lo que quiera.
Alcé una ceja, incrédula.
Él dejó caer los brazos, rendido. Dijo algo que sonó como un leve gruñido. Su voz era grave y sonaba un poco bestial. Al abrir la boca pude ver como sobresalían fuertes y filosos colmillos, me estremecí.
Negué con la cabeza. Cuando menos lo pensé él ya estaba a centímetros de mí, antes de poder incluso retroceder, me cargó con suma facilidad y me puso sobre su hombro.
Mi garganta se cerró del miedo. Y ahora, ¿Qué hago?
N/A: Pobre Lucy xD
No sé, me gusta esta historia, no sé de donde salió, pero me gusta (8