Disclaimer: La Saga Crepúsculo (The Twilight Saga) y todos sus pasajes, personajes, etc., así como las películas basadas en ellos, incluyendo la banda sonora, etc., pertenecen a sus respectivos dueños (Stephenie Meyer, etc.). Escribiendo este fic no pretendo otra cosa que entretener, sin ánimo de lucro alguno.
Aviso: Este fic participa en el Reto Drabble "Neófitos" del foro Sol de Medianoche.
Transformación
Dolor. Confusión. Miedo. Quería que terminara todo y no se acababa. Quería paz y no la encontraba. Quería descanso y no lo alcanzaba. La dicha y felicidad plenas se las habían arrebatado cuando murió su hijo, así como la esperanza, y ya no quería sufrir más. Si existía un Cielo, quería reunirse con su hijo en él, y si era enviada al limbo, purgatorio o al mismo Infierno, no podía ser peor que este dolor desgarrador. Este vacío, este pozo sin fondo en el pecho, sufrimiento solo superado por el fuego ardiente que la recorría. ¿Qué le pasaba? Si solo pudiera pensar con más claridad... Pero podía oír su voz. El doctor Cullen. Tendría que confiar en él. Le había jurado y prometido que el dolor pararía. Tendría que concentrarse en ese pensamiento para no volverse loca, y dejar de preguntarse por qué, por qué, por qué, ¡¿POR QUÉ?!
—No podía dejarte a morir. A ti no. No podía.
—¡Por favor! ¡El fuego! ¡Ha-haz que el fuego pare!
—No puedo. Lo siento mucho. Durará un tiempo. Lo siento muchísimo. No quería que pasaras por esto.
Es el castigo. Debí suponerlo. Es el castigo. Eres un ángel del Señor. Me castigas por mis pecados, por soñar con alguien que no era mi marido, por suicidarme...
—Esme, esto no es el Infierno. No vas a ir al Infierno, ¿me oyes? Este dolor pasará y te pondrás bien. Vas a ponerte bien, Esme. Lo prometo.
—P-por favor, rápido... Por favor, por favor, que se acabe. ¡Por favor!
—Se acabará, se acabará, Esme, aguanta, aguanta un poco más, aguanta...
El dolor de su pierna rota a los dieciséis, los golpes de Charles, el parto, no eran nada comparado con esto. Los volvería a soportar cien veces, con tal de extinguir las llamas que la consumían. ¿Por qué no era ya un montón de cenizas? Carlisle le sujetaba la mano y no se quemaba. Le apretó la mano.
—Se va a acabar. Ya queda menos.
Se sorprendió al comprobar que el fuego se concentraba en su pecho. El corazón. Se había parado. Estaba muerta.
—No estás muerta, Esme. Estás aquí. Estás conmigo.
De verdad, no sé qué tiene este extracto que lo tengo ralladísimo de reescribirlo cien mil veces. XD Pero es que me encanta. ^-^