Bueno pues, esta es mi primera historia y estoy un tanto nerviosa jejeje. Cómo no, tenía que ser sobre Inazuma Eleven porque mi obsesión con Kazemaru es demasiado poderosa (es peligrosa *cof cof*). Y bueno, espero que os guste mi historia y os lo paséis bien con el angst que va a haber porque soy una sádica y me encanta hacer sufrir a Kaze así que... Por cierto, estoy bastante segura de que esto desembocará en yaoi porque soy una pervertida así que si no os gusta ya sabeis (no habrá nada explícito, creo *suda*). Y, sin más preambulos, aquí viene la historia~~


Recuerdos Lejanos

Capitulo 1

Un ligero murmullo. Una voz tarareando.

Felicidad.

Un fuerte sonido. Cosas cayendo. Ruidos de cristales.

Gritos. Sangre.

Una piscina de sangre.

Correr. Una voz distante.

Un peso en las manos. Miedo.

¡BANG!


Sus ojos se abrieron de repente. Jadeando, se incorporó lentamente, dejando que los últimos efectos de la pesadilla se desvanecieran. Llevando una mano a su cara, soltó una pequeña risa sarcástica.

– ¿Otra vez la misma pesadilla? Deberías crecer un poco, Kazemaru – se dijo a sí mismo.

Dirigiendo su mirada hacia la derecha, Kaze se fijó en su despertador: 8:00 AM. 'Perfecto, al menos la pesadilla me ha servido como despertador' pensó.

Levantándose, se dirigió hacia el armario. Tenía poco tiempo para vestirse, dentro de nada el desayuno estaría listo y el comedor estaría repleto de sus compañeros. Hacía varias semanas que habían llegado a Isla Lioccot. Habían tenido varios partidos y, afortunadamente, los habían ganado todos. Ahora estaban en una especie de descanso. Les habían dado un mes a todos los equipos para descansar y recuperarse completamente. Aunque eso no significaba que los entrenamientos también iban a desaparecer, seguían teniendo el mismo número de entrenamiento si no más.

Cogiendo el chándal de Inazuma Japón procedió a cambiarse de ropa, empezando a ponerse los pantalones y sustituyendo la camiseta que utilizaba para dormir, la cual era unas cuantas tallas más grande de lo que él normalmente utilizaba. Sin embargo, se vio interrumpido a medio camino.

– ¡Kazeee! ¡Despierta! Te estamos esperando.

En la entrada de la habitación se encontraba Endou, la boca repleta de comida y un dedo acusador apuntando en dirección a Kazemaru.

– ¡Idiota! ¿Es qué no sabes llamar a la puerta antes de entrar? ¡¿Además, cómo es que me estáis esperando y ya estás comiendo?! – dijo Kazemaru, sonrojado tanto por el enfado como por la vergüenza.

Endou, fijándose en el estado en el que se encontraba Kaze, se atragantó. Sonrojado, murmulló unas disculpas y cerrando la puerta salió despedido por el pasillo. Kazemaru intentó resistir las ganas de dirigir la mirada hacia arriba. No pudo.


Entrando al comedor, Kazemaru fue a coger su comida. Una vez hecho esto, se encaminó hacia la mesa donde estaban Endou, Midorikawa, Goenji y Hiroto. Dirigiendole una mirada fúnebre a Endou, se sentó al lado de Midorikawa.

– Lo siento – dijo Endou.

– No pasa nada – murmuró Kaze, volviéndose a sonrojar.

Los otros tres les dirigieron una mirada extraña, pero apreciando el estado de ánimo de Kaze, no se atrevieron a preguntar.

– Ey, ¿estáis preparados para el entrenamiento de hoy? – dijo Midorikawa, poniendo uno de sus brazos alrededor del cuello de Kaze.

– Pues claro, hace un tiempo que no tenemos un partido entre nosotros. Ya era hora que el entrenador nos dejara competir entre nosotros – dijo Goenji mientras comía el arroz matutino.

– Ya bueno, pero seguro que no dejo pasar ni una pelota. Jejeje, soy el portero definitivo – Endou hizo el gesto de la victoria.

– Bueno, seguro que con la rapidez de mis movimientos y de mis tiros no podrás pararlos – dijo Kaze, quitando el brazo de Midorikawa de su cuello para poder comer y lanzándole una mirada provocativa a Endou.

– Ya veremos...

– Jeje, ya veremos es lo que digo yo. Hiroto y yo os daremos una paliza con nuestra técnica. ¿A qué sí, Hiro? – señaló Midorikawa, rodeando con el brazo a dicho pelirrojo ante la acción de Kaze.

– Uhum – murmuró Hiroto, quien tenía la boca llena y se estaba enfrentado al agarre mortal de Midorikawa.

– Ja! No os creai...

Sin embargo, Endou fue interrumpido por la entrada del entrenador Kudou. Situándose en un lugar donde todos lo pudieran ver, Kudou empezó a decir los integrantes de los dos equipos, provocando más de un gemido decepcionado.

– No me lo puedo creer. ¡Y yo que quería marcarte un gol con Hiroto! Ahora estoy en el mismo equipo que tú, y encima no estoy con Hiroto – gimió Midorikawa, dirigiéndole una mirada de odio a Endou.

– Oye, que no es mi culpa.

– Bueno, pues ahora lo es – dijo Mido cruzando los brazos y sacándole la lengua.

Va venga, no te preocupes, Goenji y yo cuidaremos muy bien de Hiroto. Y le marcaremos un gol a ese cabeza hueca de ahí – le dijo Kaze a Mido.

– Os recuerdo que soy perfectamente capaz de cuidarme a mí mismo.

– A quién llamas cabeza hue...

Sin embargo, las palabras de Endou fueron acalladas por la mirada de Kaze, recordándole el "incidente" de la mañana. Y, de esta manera, los chicos prosiguieron con su desayuno.


Faltaban pocos minutos para finalizar el partido. Por el momento ambos equipos, Inazuma A e Inazuma B, estaban empatados. El partido estaba muy reñido, habiendo marcado cada uno de los equipos dos goles.

La ventaja, en ese mismo momento, la tenía el equipo de Kazemaru, puesto que éste tenía el balón en su posesión y se dirigía corriendo como el viento hacía la portería del equipo A, donde Endou le esperaba con un aura de desafío que se veía claramente reflejada en sus ojos. No dejaría que le volvieran a marcar un gol, o por lo menos daba esa misma impresión. Sin embargo, Kazemaru también poseía la determinación necesaria para desafíar a Endou.

A pesar de haber estado sintiendo cierta inquietud desde esa mañana, seguramente causada por la horrorosa pesadilla, Kaze había conseguido desplazar esa oscura sensación a un segundo plano y centrarse en el partido frente a sus ojos. Después de todo, el resultado dependía enteramente del lanzamiento que estaba apunto de efectuar.

Esquivando rápidamente a los defensas, Kaze se preparó para lanzar a puerta, mientras que Endou preparaba su técnica.

– Endou, este gol te lo meto seguro!

– Eso te lo cree tú – dijo Endou, sonriendo.

– Mano Demo...

¡BANG!

¡BANG!

Sin embargo, el lanzamiento de Kazemaru nunca llegó a efectuarse, mientras que el sonido de un cuerpo colisionado con el suelo y gritos horrorizados llenaron el campo de juego. Un charco de sangre empezaba a formarse debajo del defensa.

– Kazemaru!


Bueno, ¿Qué os ha parecido? ¿Interesante? Espero que sí, decidmelo en las reviews. Intentaré tener en siguiente capítulo pronto, pero nunca se sabe. Soy una vaga y el primer año de Veterinaria está siendo bastante duro así que no se cuando podré *llora*