Y… ¡Aquí viene el 5º capítulo! Emocionados, espero que sí porque después de este capítulo las cosas van ha empezar a ponerse muy interesantes. Muajajaja. Escribí gran parte de este capítulo en el tren. ¿Por qué los trenes son tan inspiradores? Quién sabe.
La vuelta de Kazemaru a la residencia Inazuma fue mejor de lo que él esperaba. A parte de saludar y sonreír a todos sus compañeros y recibir un gran abrazo por parte de Endou, quien sufrió la mirada asesina de Hikaru, también ganó cierta sensación de seguridad. Quizá una de las razones por las que se sentía tan desprotegido en el hospital era porque no se encontraba junto a sus queridos compañeros.
A pesar de estar contento por volver a verlos, no pudo evitar sentir una punzada de dolor y tristeza al observar como todos, incluyendo a Fudou, habían estado tremendamente preocupados por él. Casi se podía decir que le dolía más saber que él era el causante de la tristeza de su familia y de sus amigos que las propias heridas que había padecido.
Una vez que se habían calmado, Endou se atrevió a hacer la pregunta que todos querían hacer.
– Emmm, Kaze, ¿quién es ese chico que va contigo? – Endou susurró, apuntando con un dedo a Hikaru. Este se había situado detrás de Kazemaru con los brazos cruzados y una mirada asesina dirigida a Endou.
– ¿Eh? ¿No lo sabéis? – Kaze preguntó desconcertado.
– Soy su hermano mayor – respondió Hikaru quién, a pesar de estar algo lejos de Kazemaru, había oído el susurro de Endou.
¡¿EEEEEEEHHH?! – fue la inmediata respuesta del equipo entero.
Entonces fue cuando Kazemaru recordó que nunca había tenido la oportunidad de presentar al equipo a su hermano porque Hikaru casi nunca estaba en casa. Era muy difícil que Hikaru se quedara más de una o dos semanas en el apartamento donde vivía para ir a la universidad, y mucho más difícil que estuviera ´más de un día o dos en casa. Es más, nunca había surgido la pregunta de si tenía hermanos o hermanas así que nunca había dicho nada.
– ¿Por qué no nos habías dicho nada? – preguntó Midorikawa, mirando a Kaze como si le hubiera traicionado.
– ¿Lo siento? – el defensa se rió nerviosamente – nunca os dije que tenía un hermano porque se me olvidó. Además nunca me habéis preguntando sobre ello – se disculpó Kazemaru.
– Supongo que tendré que presentarme como es debido – cortó Hikaru – Mi nombre es Hikaru, encantado de conoceros. Me temo que voy a quedarme aquí hasta que todo este lío se haya solucionado así que tendréis que aguantarme – Hikaru dijo, relajándose un poco. Había estado fulminando con la mirada al equipo y no quería asustar demasiado a los amigos de su hermano. No se le daba muy bien conocer a nuevas personas y tendía a esperar lo peor de ellas, por eso adoptaba una postura amenazante de forma inconsciente.
Enseguida el equipo se presentó, dándole la bienvenida a Hikaru. Cada uno de ellos dijo su nombre y aprendieron que, a pesar del aura amenazante que liberaba el hermano de Kazemaru, Hikaru era una persona bastante alegre y amable. Todas las dudas sobre si era de verdad el hermano de Kaze se desvanecieron. Puede que en el exterior se diferenciaran un poco, pero en cuanto al carácter Kazemaru y Hikaru eran muy parecidos.
Kazemaru se alegró al ver que, aparentemente, su hermano empezaba a relajarse cada vez más con sus amigos. Todos parecían sonreír y estar contentos. Entonces, a Kaze se le ocurrió una idea.
– Hikaru, ya que vas a estar aquí sin hacer nada podrías ayudar con los entrenamientos – dijo el defensa. Hikaru le miró un poco sorprendido pero luego sonrió. Hacía un tiempo que no jugaba al fútbol y siempre fue un deporte muy divertido, si no recordaba mal.
– ¿Sabes jugar, Hikaru-san? – preguntó Kidou.
– Sí, de hecho cuando estaba en el instituto estuve en el equipo de fútbol durante unos años. Puede que no lo parezca pero soy bastante bueno – dijo Hikaru.
– Aaaah, y yo que creía que solo sabías fulminar con la mirada – dijo Fudou en voz baja. Hikaru se giró lentamente para mirarle y después se le acerco.
– ¿Has dicho algo enano? – dijo Hikaru de forma intimidatoria.
– Hikaru déjalo – suspiro Kazemaru – él siempre se comporta de esa forma. Y sí, Fudou, mi hermano sabe jugar muy bien al fútbol. De hecho tenía el potencial para jugar a nivel mundial pero se negó a formar parte del equipo.
– ¡¿Tenías potencial para jugar a nivel mundial pero te negaste a aprovecharlo?! ¡¿Por qué?! – gritó Endou. No podía creerse que alguien fuera capaz de hacer algo así.
– Bueno, no es que me negara exactamente. Digamos que, a pesar de que me gustara el fútbol, estaba más interesado en otra cosa. No podía permitirme jugar al fútbol profesionalmente. – fue la respuesta que ofreció Hikaru. Endou quería saber más sobre ese tema pero algo en la voz de Hikaru le advertía que no debía presionarle.
– Sí queréis que os ayude con el entrenamiento, ¿por qué no dejamos a Kaze-chan en su habitación y os hago una demostración? – dijo Hikaru de repente, observando a Kaze quién, a pesar de sus esfuerzos, no conseguía disimular el hecho de que estaba cansado.
Kaze fue a protestar que no quería quedarse quieto en su habitación pero su hermano lo cortó incluso antes de pronunciar ninguna palabra con una mirada.
Con el consentimiento del equipo (o sin él porque Hikaru habría hecho lo que le daba la gana) llevaron a Kazemaru a su nueva habitación en la planta baja. A pesar de las protestas del defensa este se durmió enseguida y Hikaru salió de su habitación lo más silenciosamente posible.
– Bueno, ¿y dónde está el campo de entrenamiento? – dijo en cuanto cerró la puerta, entusiasmado por jugar después de tanto tiempo.
El tiempo pasó muy rápido y el doctor Midori vino a ver a Kazemaru. Echándole un vistazo a las heridas de Kazemaru, Midori determinó que se estaban curando mejor de lo que esperaba y indicó que Kazemaru ya podría levantarse y moverse un poco, aunque no debía forzar demasiado la pierna ni el brazo. Con la promesa de volver a la siguiente semana, el doctor se marchó.
A pesar de que Kazemaru no podía moverse mucho, no había estado demasiado aburrido. Casi siempre tenía a alguien junto a él, sobretodo a Endou, Midorikawa, Goenji o Hiroto. Parecía que no querían dejar su lado de ninguna manera y lo único que les forzaba a apartarse eran los entrenamientos. Además, Ichinose y Domon habían venido a visitarle junto al capitán de Estados Unidos, Mark. Le habían dicho que estaban muy preocupados por él y que casi les daba algo cuando se enteraron de lo que había pasado. También dijeron que se habían escapado y que habían burlado al policía asignado a su equipo porque no les dejaba salir de la residencia.
Después del ataque a Kazemaru, la policía había hecho exactamente lo que dijo que haría. Pusieron a un policía por equipo a modo de protección y además prohibieron la salida de las residencias donde se alojaban. Como otra media, la asociación encargada del mundial habían retrasado los partidos un par de semanas. No podían arriesgar el bienestar de los jugadores, ni el de los espectadores. Si era una advertencia de ataque terrorista, lo mejor era esperar hasta que la investigación policial se terminara.
En cuanto al resto del equipo, se habían quedado impresionados por la maestría de Hikaru con el balón. No lograban entender como una persona tan buena había dejado el fútbol. Cada día Hikaru ayudaba a los demás a mejorar la técnica. Se podía decir que se llevaba muy bien con con todos. En el fondo, Hikaru era un niño grande cuando quería y se había convertido en uno más del equipo.
5 días después de que Midori visitara por primera vez a Kazemaru
Dando vueltas en la cama, junto a la habitación de Kaze, Hikaru seguía pensando que algo en el comportamiento del hombre que había disparado a su hermano no encajaba. Aún recordaba lo que pasó hace 9 años, cuando su madre fue asesinada. Podía recordar la cara del asesino cuando gritaba una vez tras otra que iba a matar a su hermano pequeño. No quería volver a ver a Kazemaru tan aterrorizado y fue en ese momento cuando se prometió a sí mismo que protegería a Kaze-chan. ¿Y si…? No, no podía ser. Pero… era verdad que a veces la seguridad policial no era la mejor y que a veces habían habido brechas. No era la primera vez que se encontraba con un caso como este… ciertamente era una posibilidad.
Decidido, se prometió que al día siguiente investigaría el paradero de aquel hombre despiadado. Antes de caer dormido, deseó con todas sus fuerzas que estuviera equivocado.
Muy lejos de la residencia Inazuma, el mismo hombre en el que estaba pensando Hikaru se hallaba sentando en su cama. Había estado espiando todo lo concerniente al equipo Inazuma Japan. Sabía con precisión cuando se hacían los entrenamientos, en que momento la vigilancia sobre el chico de pelo azul estaba menos reforzada... Si tenía que llevar a cabo su plan tenía que ser cuando sus compañeros estaban entrenando. Aún así, en esos momentos el policía hacía guardia delante de la puerta del adolescente. Eso supondría que debía de ocuparse primero del agente.
Un escalofrío recorrió su cuerpo. Por fin iba a tenerlo en sus manos. Estaba tan emocionado, y a la vez furioso. Odiaba con todas sus fuerzas al chico. Era su culpa que le hubieran pasado tantas desgracias y que hubiera ido a la cárcel. Si solo no hubiera disparado aquella pistola... Le haría pagar por ello. Sonriendo, cogió un cuchillo, apuntó y lanzó. El cuchillo se clavó en medio de la pared, atravesado un fotografía sacada cuando el chico no estaba mirando.
– Mañana, Kazemaru-kun, mañana serás mío.
Una risa siniestra inundó la habitación.
Bueno, ¿tengo que esquivar los cuchillos que me vais a lanzar por dejaros así? Creo que sí. :) Y por fin se van desvelando más cosas sobre nuestro hombre misterioso. Por no decir que por fin entrará en acción en el siguiente capítulo. Uejejeje.
Ah, y una aclaración por si os interesa. En esta historia considero que la edad de Kazemaru y el resto es de unos 16-17. Y Hikaru tiene 21. Eso deja a Kazemaru con unos 7 años y a Hikaru con 12 años cuando paso la 'gran desgracia' de hace 9 años. ^_^