No puede evitarse...

"¡Ahhhggg! Juro que en la vida vuelvo a tomar así…."

Pasaba de las 10 a.m y Farlan no podía abrir los ojos sin que la luz intensificara la migraña por la resaca de la noche anterior.

"Y yo juro que si lo vuelves a hacer dormirás en la calle…"

Dijo Mikasa entrando con una charola con el desayuno para su esposo. Farlan al solo percibir el olor de la comida preparada por su hermosa esposa para él no pudo más que esbozar una gran sonrisa y agradecer internamente la suerte que tuvo que su amor de adolescencia si se haya realizado aunque hubiese sido varios años después.

Tomó asiento recargándose en el respaldo de la cama y Mikasa colocó cuidadosamente la charola en sus muslos.

"Gracias." Dijo el rubio intentando controlar la mueca de dolor que le provocaba la (para él) deslumbrante luz del sol que se filtraba por las cortinas de la ventana.

"Debería dejarte morir por tu borrachera." Le soltó con veneno la azabache asustando mucho al hombre "Pero luego de lo de anoche, es imposible estar enojada contigo." Y dicho eso depositó un casto beso en los labios de su esposo.

Entonces, Farlan agradeció a todos los dioses habidos y por haber el hecho de que su borrachera no le causara lagunas mentales pues podía recordar con envidiable exactitud el derroche de amor y pasión entre él y su mujer en esa cama unas horas antes.

"Me encanta la idea de mantenerte contenta."

Mikasa sonrió cómplice. El clima de esa mañana era algo frío, la azabache había optado por usar su pijama más abrigadora, su cabello se notaba algo despeinado, eso le decía a Farlan que su mujer no tenía intenciones y/o planes de salir ese día lo cual le encantaba. Comenzó a degustar el desayuno mientras Mikasa con cuidado de no hacer un desastre en su cama se acurrucó a un lado de su marido encendiendo la televisión. Cuando Farlan terminó, colocó la bandeja en el piso y ni lento ni perezoso comenzó a tocar a su mujer.

"Farlan…"

"Hoy no saldremos de esta habitación, mi amor…" le decía entre besos y caricias "tal vez a la sala pero no haremos nada diferente a lo que aquí…."

Mikasa reía y se dejaba consentir por lo toques y besos de su esposo ¿Así es como se siente un hogar? ¿Así se siente la felicidad?

"Pervertido…"

"¿Hmm? Yo prefiero llamarme "loco de amor", loco por ti…"

Y sin perder más tiempo la pareja se entregó a la lujuria, amor y pasión que provocaban el uno en el otro una y otra vez no pudiéndose escuchar otra cosa en esa habitación más que sonidos gustosos (y obscenos).

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Levi leía un libro en el despacho de su hogar. Poco o nada había logrado dormir la noche anterior. Petra no le había dirigido la palabra desde que había salido del baño y tampoco había querido que la tocara, mantuvo su distancia bastante marcada con él. Llevaba ya varios mensajes enviados a Mikasa desde la madrugada pero esta ni siquiera los había abierto y las llamadas entraban directamente al buzón.

Se sentía terriblemente mal. Se sentía al fondo de un pozo en el que ya ni siquiera alcanzaba a ver la luz de la salida. Entre más lo pensaba, más se sentía una escoria, más se sentía un desdichado.

Decidió salir de su casa para ir a "trabajar" a su oficina pero nada más alejado de eso. Lo único que hizo fue sacar a su fiel asistente de la oficina con la excusa que la necesitaba en una reunión de emergencia solo para terminar llevándola al primer hotel que se cruzó en el camino y sacar sus frustraciones con ella. La joven mujer se dejó hacer por su jefe pues en el fondo tenía sentimientos puros hacia él y, de algún modo sabía que el hombre era infeliz por lo que, si podía ser de alguna ayuda para él, aunque fuera siendo su desahogo sexual, estaba bien con ello. Sabía que la única condición era que ella no dijera ni una sola palabra sobre lo que ocasionalmente (desde ese día) acontecía entre ellos.

Los días pasaban y Levi se sentía más y más infeliz. Su esposa no le dirigía la palabra, la mujer que amaba (y que además era su propia hermana) no respondía a sus llamados y por si fuera poco, estaba seguro que le estaba arruinando la vida a su asistente por sus acciones egoístas. Pronto las escapadas ocasionales a "juntas de trabajo" se volvieron en "acompañar a su asistente a casa" y terminar pasando la noche ahí.

No sabía siquiera por qué hacía eso si desde la primera vez se sintió incómodo por la, a su ver, mirada acusadora del pequeño hijo de Chloe, quien siempre esperaba a su madre acompañado de su niñera, una joven que a su parecer apenas había alcanzado la mayoría de edad y que seguramente ya sabía lo que su presencia en esa casa significaba.

Pero, era tan egoísta que se volvía ciego y sordo ante eso pues, el refugio que le ofrecía Chloe sin pedir nada a cambio era quizá lo último que lo mantenía con cordura.

Por las mañanas, cuando llegaba a su casa solo para tomar un baño e irse de nuevo a la oficina, podía sentir la mirada acusadora de Petra sobre él pero, ya ni siquiera le importaba y tenía osadía de avisar que esa noche, seguramente, no volvería a llegar a dormir para rematar con un "que tengas un lindo día" acompañado de una sonrisa cínica.

Aun teniendo a Chloe a su disposición, Levi no se daba por vencido con Mikasa y cada mañana enviaba por lo menos un mensaje pidiendo verse en su hogar pero, desde la última vez que estuvieron juntos, Mikasa se había dedicado a ignorarlo pues, muy contrario a él, ella comenzaba a experimentar la verdadera felicidad en su matrimonio al reconocer que se había enamorado profundamente de su marido y que deseaba compartir su vida con él y solo con él.

"¿Cómo se llama tu hijo?" Preguntó Levi, una noche luego de saciar sus deseos con Chloe.

Chloe se sorprendió por la repentina pregunta de su jefe pues normalmente no entablaban conversación alguna, salvo para algún asunto relacionado con el trabajo o ponerse de acurdo para encargar algo de comida y cosas mínimas, nunca nada personal entre ellos, eso, de algún modo la hizo sentir feliz.

"Luka."

"Es poco usual…"

"Sí, lo eligió su padre…"

"¿Dónde está él? ¿Te ayuda con los gastos de Luka?"

"Él falleció hace tiempo, cuando Luka era muy pequeño, Luka ni siquiera lo recuerda…"

"Ya veo…"

Levi se quedó en silencio con su vista clavada en el techo de la pequeña casa de su asistente. Chloe era una buena mujer a la que él ha estado usando a su antojo y, se quería aferrar a la idea que no todo de él estaba podrido por lo que sin decir una palabra tomó su billetera y sacó la cantidad que consideró adecuada para luego dársela a Chloe. Ella estaba a punto de protestar ofendida pero Levi se adelantó.

"Sé lo que este dinero puede significar para ti pero, te pido de favor que lo veas desde este punto: He estado usándote desde hace prácticamente un mes, he invadido tu espacio personal y el de tu hijo. Estoy seguro que él se debe preguntar qué hace un hombre desconocido con su madre y más ahora sabiendo que no ha tenido una figura paterna. No me he dignado siquiera a preguntarte como manejas esta situación con él porque solo me he preocupado por mí. Toma este dinero como compensación por todas las molestias que te he causado y seguiré causando, en especial por la molestia que seguramente estoy siendo para Luka. Es lo justo."

"Usted no es una molestia para mí y por Luka no se preocupe, yo me encargaré de que se mantenga tranquilo y…"

"Por favor, permíteme ser justo por lo menos una vez en mi vida…"

Chloe tomó el dinero, solo para dejarlo a un lado y abrazar a su jefe. Se veía tan roto en ese momento que, más que algún acto carnal, lo que él necesitaba era un abrazo sincero de alguien que lo quería. Ella era consciente que el sentimiento no era recíproco pero, le dolía ver a un hombre como él así. Estaba segura que si su difunto esposo pudiera verla estaría decepcionado por el tipo de mujer que estaba siendo pero, no podía evitarlo, se había enamorado de ese hombre que aparentemente se odiaba a sí mismo.

Levi no correspondió al abrazo pero tampoco la apartó. Sintió como si esos brazos estuvieran evitando que se derrumbara por completo y no sabía si estar agradecido por ello o sentirse más desdichado por no poder desaparecer de una maldita vez.

A la mañana siguiente, despertó con Chloe aun aferrada a él, como si toda la noche hubiese sentido miedo que se fuera e hiciera algo estúpido. Vio los billetes regados por la cama y un nudo se formó en su garganta, ¿cómo es posible que hubiera degradado a una buena mujer como ella hasta el punto de ser prácticamente su prostituta personal? Su cabeza dolía y estaba seguro que no se debía a otra cosa que su cuerpo reaccionando a todo el estrés acumulado a lo largo de los años.

Chloe despertó y no soltó de su agarre, en lugar de eso y, aun sabiendo que era un atrevimiento de su parte, dio un casto beso en la mejilla de su jefe haciendo que este la mirara confundido demostrando una vez más la fragilidad emocional en la que se encontraba.

Consciente que llegarían tarde a la oficina, Chloe se montó sobre Levi quien aún se encontraba perdido en algún lugar de su mente sacándolo por fin de ahí cuando luego de estimular el miembro masculino esta se empaló.

Levi sabía que Chloe intentaba ayudarlo de la mejor manera que podía y estaba agradecido por ello por lo que, intentó compensarla esa mañana siendo cariñoso con ella durante el acto, cosa que nunca antes había sido en sus encuentros pues estos asemejaban más a los de un animal en celo. Chloe por primera vez sintió toques delicados por parte de Levi, así como unos cuantos besos en su piel y lindas palabras dedicadas a ella.

Él no estaba seguro si era correcto lo que hacía pero, no sabía de qué otro modo agradecerle. Momentos después, cuando el azabache se estaba vistiendo, la mujer rompió el silencio.

"Señor, aceptaré el dinero que quiera darme, solo por mi hijo. Igualmente aceptaré el momento que usted quiera terminar con esto."

"Chloe…"

"Lo quiero, señor Ackerman. Sé que usted es un hombre casado y que probablemente está pasando por un mal momento en su matrimonio pero, no soy ingenua ni una persona ambiciosa. Sé que nunca llegaré a ser la señora de Ackerman pero, eso no significa que no quiero recibir aunque sea un poco de usted, lo que usted quiera darme. Sea simple sexo o sea su compañía en la oficina. Por eso le digo: no debe preocuparse porque yo algún día lo traicione, en primer lugar, necesito mi trabajo por mi hijo y en segundo, me gusta estar cerca de usted… Quizá, algún día llegue el hombre indicado para mí y estará bien, esto solo quedará como un recuerdo para mí. Pero por ahora, déjeme ayudarlo, aunque sea de esta forma tan básica…"

Levi escuchó atentamente, al final solo dijo.

"Tómate el día libre. Pasa tiempo con tu hijo pues te he estado robando eso también. Te veré mañana."

Chloe solo sonrió y asintió. De algún modo lograba entender el mensaje oculto tras eso.

Levi salió del humilde hogar de su asistente viendo como el hijo de esta lo observaba desde la ventana de su habitación.

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Mikasa llevaba varios días sintiéndose extraña, el perfume de su esposo le hacía volver el estómago así como varios olores cotidianos que antes ni siquiera notaba. De igual modo notaba su libido aumentado pues, luego de mandar a su marido cada tarde a ducharse para que se quitara el olor de su perfume no dejaba que este terminara de vestirse pues ella terminaba dirigiéndolo a la cama para acto seguido tener una sesión intensa de sexo que para nada molestaba a Farlan. Pero, la cosa no terminaba ahí pues, tanto ella como Farlan habían notado un considerable aumento en el tamaño de los senos de la azabache y ella que estos se habían vuelto extremadamente sensibles.

Fue entonces que en una visita a la casa de su madre, la señora Allie notó algo en su hija u haciendo las preguntas correctas le dijo a su hija sus sospechas:

"Creo que estás a punto de hacer a tu marido el hombre más feliz del mundo."

"¿Acaso no lo es desde que se casó conmigo? ¿O me mentiste, Church?" Bromeó Mikasa volteando a ver a su esposo quien con fingido miedo hizo señas que no había mentido.

"El único modo que podría ser más feliz de lo que soy ahora es poder ver a un pequeño o pequeña mitad su hija y mitad en nuestra casa…"

"Yo creo que no falta más de un año para eso." Dijo Allie con una sonrisa amplia.

Farlan y Mikasa intercambiaron miradas para luego caer en lo que su suegra y madre respectivamente trataba de decir.

Farlan llevó sus manos a su rostro por la emoción, en cambio Mikasa perdió el equilibrio y cayó sentada en el sillón que por fortuna no estaba lejos de ella.

"¿Usted cree que sea posible?"

"Por los malestares que me ha contado Mikasa que ha sufrido últimamente lo veo como una gran posibilidad."

"Pero, nos hemos estado cuidando… He estado tomando la pastilla en tiempo y forma…" Replicó Mikasa más asustada que emocionada causando cierto malestar en su esposo.

"A veces uno propone y Dios dispone, hija" Dijo con genuina alegría su madre.

"No puede ser…. No puede ser… no puede ser…." Se repetía mentalmente mientras tomaba su celular para entrar en la app de su calendario menstrual solo para caer en cuenta que la última vez que había tenido su periodo fue un par de semanas antes de su último encuentro con Levi por lo que, si la sospecha de su madre era correcta, cabía la posibilidad que estuviera embarazada de Levi…

Fue demasiado para ella y solo pudo ver como todo a su alrededor dio vueltas antes de caer en la oscuridad…

Cuando despertó, estaba en una cama de hospital con Farlan y su madre a ambos lados de la cama. Todo pasaba a una velocidad vertiginosa para ella, respondía las preguntas de la doctora que la atendía de forma mecánica y de un momento a otro una enfermera le estaba sacando sangre. Una conversación que ni siquiera se enteró de lo que se trataba entre su esposo y su madre y uno que otro mimo para ella por parte ambos hasta que una enfermera regresó entregando un sobre a Farlan, este lo abrió de inmediato y solo pudo ver cómo sus ojos se cristalizaron y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, la señora Allie tomó el sobre y tuvo la misma reacción que su yerno, finalmente le dieron el papel a ella.

Estaba embarazada.