Disclaimer: Todo relacionado con "El Silmarillion", le pertenece a Tolkien. No gano nada ni me pertenecen.

Nota: Este fic participa en el Reto 12# El viejo anticuario, reto otoñal del melancólico foro El Poney Pisador.


Había fallado de nuevo. Su intento por crear unos objetos que tuviesen la luz de ambos

Árboles había sido un fracaso; los cristales se habían roto bajo el peso de su martillo y no quedaban más que puros pedazos en su yunque.

No le quedó otra más que limpiar su desastre e irse a descansar un rato. Nerdanel le había llamado a comer ya hacía ¿minutos, horas?, ya no estaba seguro cuánto tiempo había pasado, pues en su forja, podía olvidarse de todo, y entregarse por completo a esa pasión suya que era la creación. Se quitó el delantal y los guantes que usaba y salió en busca de alimento.

Cuando llegó a la mesa, esta se encontraba vacía y la luz del Telperion estaba comenzando a entrar por las ventanas. Fue así como supo que había pasado más tiempo de lo planeado en la forja. Pero había una parte de él que lo impulsaba a seguir intentándolo. Este no era un proyecto cualquiera, no tendría igual alguno en Valinor y eso le daba más motivos para seguir intentándolo, de no rendirse.

Buscó algo ligero para comer, ya que trabajaría de nuevo y no le agradaba la sensación de una comida pesada en la forja; se sentía lento y sin energía si consumía de más. No molestaría a Nerdanel, ya que ella podía encontrarse trabajando.

Regresó a su forja después de comer, relajó los músculos tensos de trabajo. Trabajaría toda la noche, no tenía sueño. Volvió a colocarse el delantal y los guantes, no importaba cuanto tiempo tuviese trabajando, no le gustaba arriesgarse en vano. Seleccionó unas joyas blancas, para que la luz fuese más pura y limpia.

Tomó la primera joya y comenzó a martillar, tendría que cortar las joyas antes de pulir las misma a una forma deseada. Se decidió por formas de peras, para que fuesen como gotas de agua llenas de luz. Una vez que la joya tuvo forma, comenzó el proceso de nuevo con las dos siguientes. Esta vez, las joyas no se quebraron, sino poco a poco fueron tomando la forma deseada.

Se quedó quieto por un momento, solo observando aquellas joyas que tanto le estaban costando. Pero no podía detenerse, debía completar su trabajo. Tomó las joyas, salió de la casa y ensilló su caballo, debía ir a donde se encontraban los Árboles y comenzar a añadir los hechizos necesarios.

La luz del Telperion brillaba con fuerza, mientras que el Laurelin brillaba con una luz suave. Entonces, comenzó los encantamientos que esperaba le diesen la vida que él tanto deseaba a esas creaciones suya.

Uno tras otro recitó los encantamientos, poco a poco, la joyas comenzaron a brillar. Y por un momento dudó, ¿acaso era solo su imaginación?. Pero no lo era, poco a poco las joyas estaban cobrando luz propia, así que siguió, aún con más determinación que antes. Estaba funcionando, todo su ser se llenó de regocijo.

De pronto, había terminado. Alzó las joyas y, orgulloso, murmuró para sí mismo: "Silmarils".


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