Hola, bueno estoy aquí pero dejar mi este relato para ustedes, disfruten.
Disclaimer: No me considero dueña de los personajes de Detective Conan, solamente la historia me pertenece.
Primer Capitulo de "Sueño" ^^
Extraño
"No me arrepentiré nunca de haberte mentido, lo haría una y mil veces más con tal de saber que sigues con vida, Ran...¿Qué sentido tiene para mi estar en este mundo sin ti?."
Cada segundo, cada minuto es una tortura al no vivirlo contigo, siento ser tan egoísta pero ya no puedo más. Adiós Ran."
—¡No!..¡Detente Shinichi!—Gritó ella desesperada al verle poniéndose una soga en el cuello—Espera ¡Shinichi!—Seguía gritando, pero él no la escuchaba."
De repente se levanto empapada en sudor y con la respiración agitada.
—"Era un sueño"—Pensó ella al verse en la cama.
Su corazón latía a mil por hora ¿Qué significaba esto?. Ran comenzó a debatirse mentalmente ya que todo lo que había visto le pareció demasiado real.
—Cariño ¿Estás bien?—Preguntó su marido levantándose al verla en ese estado.
—Lo-Lo siento Reizo, te he despertado—Se disculpó ella forzando una sonrisa.
—No te preocupes ¿has tenido una pesadilla?—Le preguntó su marido con preocupación.
—Si, soñé que había perdido un combate de Karate—Mintió.
—Ah...pues vaya—A su marido le salió una gotita en la cabeza—Ya ganarás la próxima vez.
—Si, buenas noches querido—Dijo Ran para que volviese a dormir.
—Buenas noches
Definitivamente algo no andaba bien, pues ese extraño sentimiento ya lo había sentido una vez aquel día en Tropical Land, pero ¿Por qué ahora?, se suponía que ya lo había olvidado... ¿verdad?. Finalmente de tanto pensar el agotamiento acabó llevándose a la karateka al mundo de los sueños.
Los rayos del sol saludaron a la ciudad de Osaka, ya eran las ocho de la mañana, la paz reinaba en cada hogar menos en una, si, era la casa de Heiji Hattori, iba de un lado a otro dando portazos y gruñendo como si de un ogro se tratara, así era el detective del Oeste.
Heiji tenia un mal presentimiento, no paraba de llamar a su amigo, pero éste no le contestaba.
—"Kudo ¿por qué no me coges el teléfono? ¡Maldita sea!"—Pensó irritado ya que era la décima vez que llamaba.
—Heiji ¿qué sucede?—preguntó su esposa sosteniendo a un niño entre sus brazos—¿qué ocurre? ¡Heiji!—Gritó finalmente su nombre.
—¡Aaaaaaahhhhh!—Se asustó al darse cuenta de lo cerca que estaba Kazuha—No me asustes así, mujer.
—¡Pues dime entonces porque andas tan inquieto!—Le dijo Kazuha alterada.
—Es Kudo, no me responde a las llamadas—Dijo bastante preocupado—desde que Ran se casó con ese tipo, él dejó de ser el mismo.
Kazuha comprendía a su esposo, pues al fin y al cabo hasta ella seguía sin entender a Ran por aceptar esa propuesta de matrimonio hace cuatro años, ambas hablaron hacía unos días sobre su vida diaria y de como les iba últimamente, pero Kazuha en aquel momento no se atrevió a mencionar ese tema a pesar de haber sentido ganas de hacerlo.
—"Ran"—pensó Kazuha— Heiji y si le hacemos una visita a Kudo, creo que le hará bien que estemos con él y tal vez..necesite..apoyo.
—¿Eh? pues si, tienes razón—Dijo Heiji cogiéndola de los hombros para depositar un beso en su frente—Muchas gracias Kazuha, no sé que haría sin ti, te amo.
—Yo también te amo, es una pena que Kudo no haya podido tener nuestra misma suerte con Ran—Dijo con tristeza bajando la mirada.
—Es una egoísta Kazuha—Replicó enfadado llamando la atención de su mujer—si ella supiera por lo que él ha pasado...sólo piensa en sí misma, es una necia.
—Heiji pero ¿qué ha pasado en..?—Su mujer no pudo terminar de formular su pregunta ante el inesperado abrazo de su esposo—Dímelo, por favor
—Si tú supieras, te lo contare por el camino ¿vale?—Ella simplemente asintió ante el detective pero con cierta preocupación.
A diferencia de la casa de los Hattori, el silencio es algo habitual en el hogar de la mujer que actualmente se apellida Ran Kaoshiro.
Ran, estaba en la cocina preparando el desayuno para su familia mientras pensaba en ese sueño, pues no la dejaba tranquila, la imagen de Shinichi ahorcándose le venía una y otra vez a la mente.
—Cariño, ¿estás bien?—Preguntó su marido al ver a su mujer pensativa y con rastros de preocupación—Vaya, si que debió ser importante ese combate de karate.
—¿Eh?..que...ah lo siento—Se disculpó ella mientras le ponía el desayuno en el plato—Veo que ya has preparado la maleta.
—Si, ya sabes como es mi paciente, no quiere que llegue tarde, el mes pasado me regañó—Respondió él tomando un sorbo de su café.
—Pero siempre es lo mismo, no puede llamarte inesperadamente para que le atiendas marchándote hasta New York, ¿quién se cree que es?—Dijo Ran molesta
—Lo siento cielo, sabes que no puedo evitarlo, me ayudó cuando era joven, es lo mínimo que puedo hacer— Se levantó y la besó en la frente para luego salir de la cocina.
—Pero...¡¿Cuánto tiempo será esta vez?!—Preguntó alzando la voz para ser escuchada por su esposo.
—Volveré en una semana cielo, no te preocupes—Le respondió su marido mientras subía por las escaleras.
—Buenos días padre—Saludó un niño de cinco años.
—Buenos días Takheru, dime ¿has dormido bien?—Preguntó poniéndose a su misma altura.
—Dormiría mejor si no hubiera tanto alboroto— Le respondió Takheru molesto.
—Lo siento, de todos modos Maru y tú teníais que levantaros ahora, a las nueve os vais de acampada ¿no?—Se rió su padre guiñándole un ojo.
—Si, si ya lo sé—Dijo Takheru dirigiéndose al baño—¡Maru despierta!—Gritó antes de entrar.
—De tal palo, tal astilla—Murmuró una niña saliendo de su habitación.
—Buenos días Maru, siéntate para desayunar ¿ya lo tenéis todo preparado?—Preguntó Ran a su hija.
—Sí, mamá—Respondió esbozando una sonrisa.
—El baño ya está libre Maru—Informó Takheru mientras tomaba asiento.
—Yo me levante hace rato, no me ves preparada tonto—Dijo picando a su hermano mayor.
—Respeta a tu hermano, Maru—Dijo Ran mientras Takheru fulminaba a su hermana con la mirada.
—Bueno familia, me voy ya, hasta la próxima semana—Apareció el marido en la cocina para despedirse.
—Ten cuidado ¿de acuerdo?—Le dio a su marido un beso en la mejilla.
—Lo tendré cielo—Dijo separándose de ella para darles un beso a sus hijos—Pasadlo bien estos tres días en la acampada mis pequeños.
—¡Si!—Respondieron a la vez contentos.
—Pues bien, llamaré cuando llegue—Dijo mientras salía por la puerta.
—Más te vale porque sino lo pagarás—Le advirtió antes de que cerrara su marido la puerta, suspiró finalmente.
—Bien Takheru ve a vestirte tu también, dentro de cinco minutos vienen a recogeros—Le ordenó a su hijo—Y Maru, tú comprueba de nuevo si está todo.
—Si, mamá—Dijeron a la vez desapareciendo por la puerta.
—"Takheru, te pareces tanto a él"—Pensó Ran—¿Pero qué me pasa?—Dijo presionando su mano en el pecho.
En la gran mansión Kudo un hombre de 25 años desarreglado y con la ropa de hacia una semana, estaba en su enorme biblioteca sentado en su sillón con la mirada perdida. Estaba delgado, muy delgado y en el suelo yacían varias botellas de Wisky, prueba evidente de que consumía en exceso.
Ese hombre se llama Shinichi Kudo, aquel quien en sus tiempos era admirado por todo el mundo debido a sus dotes siendo el hombre ideal de cualquier mujer, pero eso era algo de lo que se retractarían si lo vieran en el estado en el que se encuentra actualmente, pues era completamente diferente al adolescente que una vez se dio a conocer.
Su estado actual era lamentable...
Vivía ajeno al mundo a pesar de recibir varías llamadas de amigos y familiares, algo que él ignoraba totalmente. Con el paso del tiempo la gran mayoría dejó de buscar contacto con él, solo una persona seguía persistiendo y ese era su amigo Heiji Hattori, quien en estos momentos sus insistentes llamadas estaban en proceso en estos momentos, pero aún así, él seguía sin contestar.
—"No puedo más...No quiero estar sin ti—Pensó Shinichi.—"Ran"
Él sufría por ella y es que no podía vivir sin aquella mujer quien fue, es y será la dueña de su corazón. Lo peor de todo era que ella es la mujer de otro, cosa que realmente le dolía al ojiazul, quien vivía consumido por el sufrimiento y la soledad. Lo tenía decidido quería irse del mundo, ya nada podía hacerle feliz y eso él lo sabía, por ello decidió escribir una carta en la que expresaba todo lo que sentía por última vez...Eran Palabras dedicadas a ella...
—Aunque me hayas olvidado, tú para mi siempre serás la única"—Pensó mientras tenia esa carta entre sus manos—Perdóname Ran—Dijo con la voz quebrada.