Papá.

InuYasha © Rumiko Takahashi.

Fanfic participe de «Luto navideño: Sin champan en la mesa» del foro La aldea Sengoku

— ¡No! ¡Suéltame, suéltame! —gritó en medio de un ataque de llanto.

Él la sostuvo, abrazándola protectoramente, negándose a soltarla. Las miradas que la gente le dedicaban tenían dos sentimientos que la destrozaban, ésos sentimientos… que no soportaba, no soportaba la lastima ni la tristeza que todos le dedicaban, le hacían sentir cómo sí todo el mundo se le estuviera derrumbando sobre su cabeza.

—Suéltame…—pidió en tono bajo. El corazón del chico se estrujo al escucharla, la voz entrecortada de la chica había sonado tan devastada.

—No—negó, sin aflojar su agarre ni un segundo.

El rostro de ella se enterró en su pecho, ocultando su rostro. Las lágrimas empezaron a mojar su camisa, pero esto a él no le importó, sólo deseaba que el dolor que embargaba a la muchacha desapareciera de una vez y dejara de torturarla a ella… y a él.

El viento trae la nostalgia,

Y en mí alma brota la tristeza,

Salen de mis ojos lágrimas,

Cuando pienso en tu ausencia.

Poco a poco, el cajón empezó a descender dentro de la fosa, lo cual alerto a la azabache que se separó de golpe del pecho del oji azul.

— ¡No, deténganse!

—Kagome… Esto ocurrirá de una u otra forma—le dijo una de sus amigas, débilmente.

— ¡No quiero que ocurra!—gritó — ¡No quiero que lo entierren!

—Hija… —hablo su madre acercándose a ella. Su mano se posó en el hombro de Kagome, antes de que la abrazara y ésta se derrumbara en sus brazos cómo sí fuera una niña pequeña.

Era necia, no debían culparla, ella era necia y no quería dejarlo ir sin antes decirle un último «te amo», uno de tantos que le había faltado decirle directamente, el arrepentimiento le carcomía la cabeza al saber que él no sabía cuánto era el amor que ella le sentía.

Una vez se dio cuenta de ello… También se dio cuenta de su error.

Su error… Fue no aprovechar el tiempo.

—No quiero… Que se vaya sin que le diga cuánto lo quiero—murmuro, tan bajo que casi nadie la oyó.

Casi. Su madre acarició sus cabellos, acogiéndola en sus brazos como cuando era una niña asustada por trampas que le jugaba su mente infantil.

Suspiró, dejando que entre el suspiro se le escaparan las palabras, como sí su corazón empezara a hablar para curar el de su hija—Tú sabes bien… que él lo sabe, mí pequeña

Todos observaron a ambas mujeres; consolándose como sólo ellas sabían. El ambiente se encontraba en un silencio que ponto se podría asimilar como tenebroso, sólo se oían los sollozos y los silenciosos llamados de la joven de ojos chocolates hacía aquél hombre que hoy los abandonaba.

«Ésta no es la Navidad que esperaba» se confesó para sus adentros, mirando hacía la tumba que los sepultureros empezaban a colocar dentro de la fosa «No esperaba pasar estas fiestas llorando tú perdida… Papá…»

Quedo en mí memoria impregnada

Aquella risa de tu cara,

Me entregabas tú corazón

Las veces que me abrazabas

Rincón de la que escribe:

No sé si habrá quedado bien como para ser género Tragedia, ¿Ustedes que opinan?, sean sinceros.

No soy experta en lo de tragedia, soy más del drama —tipo que me veras escribiendo muy a menudo cosas como: «¡Kagome Desapareció!»—, como verán en Algunas de mis historias (tampoco soy humorística, eso deberían saberlo de antemano). Si les ha gustado, ¿Dejaran un comentario? ¿Favoritos, cachorros, galletas? Todo vale para mí :)

Corazón de Limón fuera.