Los personajes principales de esta historia pertenecen a la autora original de la saga "Crepúsculo": Stephenie Meyer, yo solo estoy jugando con ellos por diversión y por amor a la escritura, así que la historia es completamente MÍA. Debo destacar que la idea se me ocurrió mientras escuchaba la canción "Historia de un taxi" de Ricardo Arjona, pero ya veremos que se me va ocurriendo después. Así que espero que les guste.
Summary: Edward Masen es un taxista de 28 años de bajos recursos casado con Rosalie Masen una hermosa mujer de 26 años que trabaja como mesera en un bar, ambos tienen una preciosa hija de 6 años. Viven a las afueras de Nueva York en una pequeña casa rentada. Por otro lado, Isabella McCarthy de 25 años vive en una mansión y no se tiene que preocupar por trabajar; ya que, su esposo: Emmet McCarthy de 29 años es un importante empresario dueño de las más exitosas compañías hoteleras en los Estados Unidos ¿Qué pasará cuando Edward e Isabella se conozcan y se den cuenta de que sus respectivas parejas los están engañando?
…
*HISTORIA DE UN TAXI – RICARDO ARJONA*
Eran las diez de la noche, piloteaba mi nave
era mi taxi un Wolkswagen del año 68.
Era un día de esos malos donde no hubo pasaje.
las lentejuelas de un traje, me hicieron la parada.
Era una rubia preciosa llevaba minifalda.
el escote en su espalda llegaba justo a la gloria.
Una lágrima negra rodaba en su mejilla.
mientras que el retrovisor decía "¡Ve que pantorrillas!" yo vi un poco más.
Eran las diez y cuarenta zigzagueaba en reforma.
me dijo "Me llamo Norma" mientras cruzaba la pierna.
Saco un cigarro algo extraño de esos que te dan risa.
le ofrecí fuego de prisa, me temblaba la mano
Le pregunte "¿Por quién llora?
y me dijo "Por un tipo, que se cree que por rico puede venir a engañarme."
"No caiga usted por amores, debe de levantarse" le dije
"Cuente con un servidor si lo que quiere es vengarse" y me sonrió.
¿Qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida?
¿Qué es lo que hace un taxista construyendo una herida?
¿Qué es lo que hace un taxista enfrente de una dama?
¿Qué es lo que hace un taxista con sus sueños de cama?
me pregunté...
Lo vi abrazando y besando a una humilde muchacha.
es de clase muy sencilla, lo sé por su facha.
Me sonreía en el espejo y se sentaba de lado.
yo estaba idiotizado, con el espejo empañado.
Me dijo "Dobla en la esquina, iremos hasta mi casa.
después de un par de tequilas, veremos qué es lo que pasa."
Para que describir lo que hicimos en la alfombra.
si basta con resumir que le besé hasta la sombra,
y un poco más...
"No se sienta usted tan sola, sufro aunque no es lo mismo
mi mujer y mi horario, han abierto un abismo."
"¡cómo se sufre a ambos lados de las clases sociales!"
"usted sufre en su mansión, yo sufro en los arrabales."
Me dijo "Vente conmigo, que sepa que no estoy sola."
se hizo en el pelo una cola, fuimos al bar donde estaban.
Entramos precisamente el abrazaba a una chica.
mira si es grande el destino y esta ciudad es chica.
¡Era mi mujer!
¿Qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida?
¿Qué es lo que hace un taxista construyendo una herida?
¿Qué es lo que hace un taxista cuando un caballero
coincide con su mujer en horario y esmero?
me pregunté...
Desde aquella noche ellos juegan a engañarnos.
se ven en el mismo bar...
Y la rubia, para el taxi, siempre a las diez, en el mismo lugar.
Prácticamente la historia se basa en la letra de esta canción y los personajes principales son de S. Meyer, pero habrán algunos cambios y otras situaciones que me pertenecen por completo… DIGAN NO AL PLAGIO. Sin más que decir, espero que les guste la historia.
Capítulo 1
POV Edward
*Años Antes
Era una tarde aburrida conduciendo mi taxi, estaba cansado y tenía sueño, me restregué varias veces los ojos y pasé mi mano por la cara para quitar la sensación de que me iba a quedar dormido sobre el volante del taxi en algún inesperado minuto. Cualquiera estaría en la misma situación que yo, porque acababa de salir de almuerzo, no había mucho trabajo a esta hora y solo había autos y personas pasando de aquí para allá, sin contar que también tenía que soportar interminables embotellamientos.
Di vueltas por las calles de Nueva York, con la mente vacía (O algo así) porque la única idea que tenía, era hacer bien mi trabajo para poder llegar a algo que mencionaba "Hogar": Era un apartamento compartido con Tyler: Mi compañero de trabajo. El lugar era un basurero, Tyler era un desordenado de primera y aún si él no fuera así, el departamento era pequeño contaba con dos habitaciones que parecían una, si no fuera porque una lámina de un material de dudosa procedencia las separaba; no había sala, el baño era diminuto y pocas veces había agua, la cocina y el comedor eran uno solo; sin contar que había humedad en las paredes la pintura era deplorable, ni qué decir del piso agrietado. Tyler y yo no teníamos dinero para los muebles o para mejorar lo poco que teníamos, además dudaba que Tyler quisiera hacer algo por este lugar, así que todo estaba tal y como lo habíamos rentado… Lo único ligeramente limpio y ordenado era mi "Habitación" y el resto parecía una casa en el Bronx.
No me di cuenta en qué momento empecé a divagar y cuando menos lo pensé, alguien me hizo la parada: Una señorita alta, de cuerpo bien torneado, cabellos rubios y ondulados con una blusa blanca sin mangas y una falda roja con vuelo que le daba unos cinco centímetros más arriba de la rodilla y unos zapatos altos. No me fijé del resto de su vestuario porque estaba mirando su hermoso rostro para después fijarme en sus ojos azules. Ella se subió al taxi sin decir nada y por un momento nos miramos por medio del espejo retrovisor, hasta que ella bajó la mirada y buscó algo entre su bolso, sacó un papel y empezó a escribir en él.
– Buenas tardes ¿Puedes llevarme a esta dirección, por favor? – Dijo entregándome el papel.
Asentí sin decir nada, aquella señorita se veía cansada y debía estarlo, hasta ahora caía en cuenta que la había recogido saliendo de una universidad y el sitio al que la iba a llevar era muy retirado. Mientras yo hablaba mentalmente conmigo mismo, ella se cruzaba de piernas y pasaba su vista a la ventana para observar el paisaje. Puse el auto en marcha, en todo el camino estuvimos en completo silencio y si no fuera porque mi radio estaba encendida, yo diría que era un silencio algo intenso; ya que, de vez en vez, cruzábamos miradas por el espejo retrovisor.
Finalmente llegamos a la dirección que ella me había pedido. Nos encontrábamos al frente de un conjunto modesto de casas enrejadas, no se podía decir que fuera pomposo o algo por el estilo, más bien era como algo que tenía las necesidades básicas y se daban algunos pequeños lujos que no se notaban a simple vista. Me quedé analizando el sitio y en el momento en que me volví a mi realidad, ella estaba abriendo la puerta.
– Gracias por traerme ¿Cuánto te debo? – Preguntó antes de bajarse completamente del taxi.
Le dije el precio y ella me entregó el dinero, acto reflejo lo puse en la caja de pagos y recordé devolverle el papel que ella me había dado para que la trajera, no quería quedar como un psicópata acosador o espía. Ella se asomó a mi ventana en cuanto yo le iba a dar el papel y me miró asombrada.
– Quédatelo, tiene mi número en la parte de atrás, por si algún día estás libre y quieres pasar el tiempo o simplemente hablar.
– No deberías darle la dirección de tu casa a todos los extraños con los que te encuentres, ni siquiera sabes qué tipo de persona soy – No sabía de dónde salieron esas palabras, pero me arrepentí de haberlas dicho, si quería volver a verla.
Ella sonrió – Por esa respuesta me hago una idea de la persona que eres – Extendió su mano hacía mí, cruzando la parte dónde se subía o bajaba el vidrio – Mi nombre es Rosalie Hale.
Le devolví la sonrisa y estreché su mano – Edward Masen, es un placer conocerte – Tomé algo de valor para besar sus nudillos – Ten por seguro que nos volveremos a ver.
Y así fue… Yo trabajaba para una empresa de taxis, allí no tenía muchos amigos, tal vez uno que otro compañero con el que hablaba de temas insignificantes, el único amigo que tuve no estaba conmigo y, puede que suene extraño; pero, la única persona en la que confiaba y a la que le decía todo lo que pasaba con mi vida, era a mi jefe: Carlisle Cullen. Ni siquiera con Tyler tenía el tipo de comunicación que tenía con Carlisle, a pesar de que él era unos años mayor que yo y prácticamente podía ser mi padre si me hubiera tenido cuando era adolescente. Él y su esposa Esme Cullen, siempre me trataron como un hijo y yo estaría eternamente agradecido con ellos.
…
Un sábado en la mañana entré a la oficina de Carlisle con la intensión de pedirle permiso para salir unas horas antes de mi horario de trabajo y así poder ver a Rosalie esa noche, él no tuvo problema alguno y accedió en cuanto yo pregunté "¿Puedo salir más temprano el día de hoy?". Salí de la oficina con una gran sonrisa y por supuesto mis compañeros estaban entre sorprendidos y enfadados conmigo, ya habían oído la conversación y sabían que Carlisle no accedía fácilmente a un permiso; sin embargo, cuando se trataba de mí, él podía poner la empresa a mis pies si yo lo quisiera. Siempre me pregunté por qué lo hacía; pero nunca saqué una conclusión en particular. Ese trato de mi jefe para conmigo era una de las razones por las que yo no tenía amigos en mi trabajo, era un milagro que Tyler viviera conmigo, aun cuando no nos hablábamos mucho.
Volviendo al tema de Rosalie, en mi hora de almuerzo me armé de valor y marqué su número.
– ¿Hola? – Respondió con su sedosa voz.
– Hola Rosalie, estás hablando con Edward Masen – Me empecé a poner nervioso – El taxista que te llevó a tu casa hace unos días.
– Oh, si te recuerdo ¿Cómo estás? – En su voz notaba un ligero toque de ansiedad.
– Muy bien. Te llamaba para saber si estás libre esta noche… Podríamos hacer algo, lo que quieras – Me pasé una mano por la cara y después por el cabello, no me había sentido tan nervioso en años.
– Si, si… Se me ocurre una película.
Concretamos el lugar, la hora y nos despedimos. Fui al departamento y me empecé a arreglar… Fue muy difícil escoger ropa decente y me angustié más cuando pensé "Esto es como una cita ¿O no?" Yo no sabía nada de eso, mi última novia la tuve cuando estaba en la secundaria y ese noviazgo duró siete meses a lo mucho, sin contar que ella fue la que me dijo "Tengamos una cita" y tiempo después dijo "Seamos novios", yo no tuve que proponer, solo aceptaba porque ella me gustaba... O algo así. Después de que dijo "Esto no está funcionando, solo te veo como amigo" y yo también la veía como amiga y terminamos.
Rosalie era diferente, yo la sentía diferente; sí, era hermosa físicamente y su mirada me volvió loco el día que tuve que llevarla hasta su casa. Tragué saliva, no solo era eso, me causaba intriga el solo hecho de pensar que yo, Edward Masen, podría descubrir a la verdadera Rosalie Hale y que me gustara lo que descubriera; porque, ya lo que había visto me tenía estrellándome con cada pared por estar pensando en ella y lo que pasaría esa noche.
…
Respiré contando hasta diez, me apreté con fuerza el tabique de mi nariz y luego pasé mi mano por mi cabello estando a las afueras del cine. Ya la había visto, su larga y ondulada cabellera dorada se podía distinguir en cualquier parte. Ella estaba de pie a unos metros de mí, me daba la espalda y miraba a ambos lados, tal vez se sentía un poco confundida y nerviosa porque revisaba su reloj de tanto en tanto. Era muy pronto para que ambos estuviéramos allí, la hora que habíamos acordado se cumplía en unos veinte o quince minutos – Eso quiere decir que no solo yo estoy nervioso – pensé para luego sacudir mi cabeza y caminar mecánicamente con la intención de encontrarme con ella.
Cuando estuve lo suficientemente cerca, hablé manteniéndome detrás de ella – Hola.
Sentí como ella se sorprendió dando un pequeño brinquito y se volteó para mirarme con los ojos abiertos, se notaba con la respiración agitada y tal vez más nerviosa que yo, no decía ni una palabra así que me atreví a poner mis manos en sus hombros tratando de trasmitirle una tranquilidad que yo no sabía de dónde había salido.
– No estés nerviosa; soy yo, Edward – Dije lentamente; sin embargo, ella seguía respirando entrecortadamente y no decía nada, llegué al punto de preocuparme – Ya está bien, yo estoy aquí ¿Te hice esperar demasiado? – No respondió nada. Me pasé la mano por el cabello alejándome de ella – No queda rastro de la chica atrevida que dejé al frente de su casa hace unos días – Bromeé, quizá con un poco de humor se liberara la tensión y funcionó.
– Sigo siendo la misma chica, es que… Me has tomado por sorpresa – Respondió después de mover la cabeza unas cuantas veces – Creí que no llegarías y luego miré mi reloj, faltaban veinte minutos y pensé "Dios mío, no va a venir" y después me dije "Tal vez llegué muy pronto, tal vez no me arreglé lo suficiente" miré el reloj unas diez veces, nunca me había pasado esto, no acostumbro a salir con personas que conozco de un día… Ah, lo siento, ya estoy hablando de más, tiendo a hablar mucho cuando estoy nerviosa.
– Bueno, yo tiendo a estar muy callado; entonces, puedes hablar todo lo que quieras y yo estaré encantado de escucharte – Dije con una sonrisa y eso pareció tranquilizarla.
Nos sentamos en una mesa a hablar, solo conocernos mejor antes de que empezara la película. Ella tenía razón, hablaba mucho cuando estaba nerviosa; pero, para mí era mejor porque quería saber todo de ella y por otra parte; yo no hablaba, salvo que ella me hiciera alguna pregunta. Entramos a ver una película, en este momento no recuerdo el nombre porque estaba perdido en la chica que tenía a mi lado y no le presté atención a lo demás. Cuando salimos de la película, fue mi turno de hablar; bueno, tuve que contarle lo miserable que era mi vida en el sentido económico, que no tenía muchos amigos y algunas anécdotas cortas de mi pasado; la verdad, no quería profundizar en eso último.
Lo complicado estaría basado en cómo la llevaría a su casa, algo irónico fue que un taxista me trajo hasta aquí porque no me atreví a utilizar el taxi de la empresa – ¿Y ahora qué? – Me pregunté subconscientemente. Pues nada, ambos tomamos un taxi y la acompañé hasta su casa, luego me fui a mi departamento y ahí me esperaba un muy molesto Tyler.
– ¿Una noche dura o tuviste algo de diversión? – Preguntó haciéndose el desentendido, como si no supiera que en toda la empresa de taxis para la que trabajábamos, estaban enterados de que me dieron permiso de salir unas horas antes.
Ladeé la cabeza – Un poco de ambas, iré a descansar – Corté el tema y me fui a mi habitación, lo que yo no esperé, fue que Tyler estuviera caminando detrás de mí y lo único que se me vino a la mente fue – Quiere más detalles, me está buscando pelea – solo con ese pensamiento, me arruiné la felicidad que había experimentado esta noche.
– ¿Descansar? ¿No pudiste descansar en las horas que te dieron de permiso? – Dijo con rabia.
Me pasé la mano por la cara – ¿Qué quieres, Tyler? – Pregunté en tono cansado mientras me sentaba a un borde de mi cama.
– Sabes muy bien todo lo que le rogué al señor Cullen que me diera permiso para faltar una hora e ir a ver a mi hermana, quién había salido de cirugía. Se lo pedí durante dos días y él siempre se negaba, no pude ir y tú… Maldita sea, le pides un millón de dólares y te juro que te los da sin más. No es justo, Masen.
– Hey, yo no tengo la culpa. Si quieres buscar respuestas, pregúntale a él. Ya te dije que no tengo nada que ver y tampoco sabía si me iba a dejar salir antes, solo le dije que me diera permiso y él accedió… Eso es todo. Claro que no es justo, pero deberías enfadarte con él y no conmigo – Creí que él me estaba contagiando algo de su rabia porque estuve a punto de cogerlo de las solapas de su chaqueta y ponerlo contra la pared para darle un par de puños, estaba cansado de rendirle cuentas.
– Tú eres el favorito – Dijo entre dientes.
– No es mi intensión y tampoco tengo la culpa. Vete con toda tu mierda a tu habitación o a la cocina o al baño; déjame solo, no estoy de humor para aguantarme tus malditos cambios hormonales – Lo juro, estuve a punto de echarlo a patadas.
Él bufó – Algún día se te acabará el reinado y yo estaré riendo en primera fila – Salió de la habitación dando un portazo.
Tomé mi cabello con ambas manos, tan fuerte que quería arrancármelo; no estaría viviendo con ese idiota si tuviera un mejor trabajo y un mejor sueldo que me permitieran vivir solo, en mi propio departamento, bien amoblado y organizado. Negué con la cabeza, estaba soñando despierto otra vez y nada de lo que me imaginé en un principio pasaría en la vida real.
Caí rendido en mi cama, no tenía que rendirle cuentas a nadie, mucho menos a Tyler. Mis padres estaban en algún lugar de la Tierra, muertos o vivos, no me importaba porque ellos nunca me quisieron, nunca se interesaron por saber nada de mí, así que yo siento lo mismo por ellos, ni siquiera los conocía… No los quería ver. Y la única persona que realmente me importaba, ya no estaba conmigo, no la podía abrazar, ni siquiera verla, lo único que podía hacer era hablarle sin la certeza de que me escuchara; pero, de igual forma le hablaba para desahogarme.
…
Rosalie y yo salíamos juntos, no sabía si ella me veía como un amigo o pensaba que estábamos teniendo citas para pasar a algo mayor; de igual forma, en la tercera cita, la llevé a mi departamento para que supiera a lo que se estaba arriesgando conmigo; no la quería perder, pero tampoco podía ser un mentiroso y ocultarle mi realidad. Tuve mucha suerte al darme cuenta de que mi compañero no estaba ese día. Al principio, Rosalie abrió los ojos sorprendida; pero después se fue acostumbrando y entonces parecía que no había nada raro en lo que veía, se comportó como si ella viviera en un lugar parecido.
La llevé a mi habitación, como dije antes, era el lugar más ordenado y presentable. Ella se sentó al borde de la cama y miró todo con atención; luego posó su vista en la mía, yo estaba nervioso de lo que me pudiera decir; en cambio, ella sonrió.
– Tu habitación está más ordenada que la mía.
– Rosalie – Dije en tono de advertencia – No intentes disfrazar tu incomodidad. Yo vi el sitio en el que vives y esto… – Señalé lo que estaba a mi alrededor – No es ni la cuarta parte de lo que debe ser tu habitación.
Ella se levantó y puso una mano en mi mejilla – Cariño, eso a mí no me importa. Tú me has demostrado que eres trabajador y luchas por lo que quieres, no tienes por qué avergonzarte del lugar donde vives. Además, eres cariñoso, tierno, inteligente, sexi, responsable, leal, dulce y con esa sonrisa que tienes ahora mismo, haces que me den ganas de subir hasta la luna y volver a bajar – Se acercó hasta que la punta de su nariz tocó la punta de la mía.
No sabía lo que ella quería y me maldije mentalmente por no poder saberlo, así que actué por instinto y la besé lentamente. Eso pareció gustarle porque acunó mi cara en sus manos para acercarme más a ella, al mismo tiempo que yo la acerqué más a mí tomándola de la cintura, crucé mis brazos en su espalda baja. Primero, solo se hacían presentes nuestros labios, después, con mi lengua, le pedí paso para entrar a su boca y ella la abrió sin pensarlo; nuestras lenguas empezaron a jugar, danzar y recorrer nuestras bocas sin detenerse en ningún punto, estaban explorando. En algún momento, mis manos tomaron vida propia y llegaron hasta su trasero, ella gimió y bajó su boca, besando mi mandíbula. Sonrió de forma malévola y extrañamente divertida, como una niña que está a punto de realizar una travesura.
– ¿Sabes jugar? – Preguntó separándose lentamente y batiendo las pestañas.
Se sentó en el borde de mi cama cruzando las piernas; llevaba una mini falda, así dejó ver sus muslos y parte de su pantorrilla derecha. Pasó un dedo por su boca, mojándolo con su saliva e hizo un recorrido con él pasándolo por su cuello hasta llegar a su pecho izquierdo y finalmente, dejarlo donde se supone que iría su ombligo (no lo sabía porque aun llevaba esa odiosa blusa puesta). Su sonrisa no se iba y eso me tenía loco, sudando frío y ya sentía mi erección aprisionada contra mi pantalón y mi bóxer.
Me acerqué a ella lentamente – ¿Quieres jugar? – Alcé una ceja y sonreí de la misma forma en la que lo estaba haciendo ella.
Ella asintió y con su dedo índice me pidió silenciosamente que me acercara más, así lo hice y la besé vorazmente, ella no se quedó atrás y me haló hasta que juntos quedamos acostados en mi cama. Yo estaba sobre ella cuando empezó a desabotonar mi camisa con sus ágiles dedos, mientras que yo trataba de quitarle su blusa para después desabrochar su sostén y disfrutar de esos grandes y rellenos pechos que me habían empezado a enloquecer desde el momento en el que ella se pasó un dedo por encima de uno de ellos, en un intento por seducirme (Y lo logró). Mi jean salió fácil, junto con mis zapatos y calcetines; a mi pesar, Rosalie y yo tuvimos que romper nuestro beso para que yo pudiera deshacerme de sus botines y su jean que se adhería a su cuerpo como una segunda piel. En cuanto terminé de despojarla de sus bragas rojas de encaje, subí por su cuerpo dejando pequeños y rápidos besos en su vagina, vientre, ombligo, pechos y finalmente su boca.
Volvimos a la posición en la que estábamos antes, ella me besaba con pasión quitando ferozmente mi bóxer con sus uñas, alcanzó a dejar pequeñas marcas en mi cadera; pero, eso no me importaba, mucho menos ahora. Rosalie abrió las piernas y empezó a gemir cuando sintió mi pene entrar en su vagina, jadeó un poco y a mí se me salió un gruñido del pecho cuando la escuché.
– Oh, Edward – Se aferró a mi trasero, apretándolo – Rápido, por el amor de Dios.
Puse mis manos en el colchón, a cada lado de su cabeza y la besé con fuerza a la vez que la penetraba y me empezaba a mover dentro de ella, primero en círculos y después me mecí de arriba a abajo, entrando y saliendo velozmente como ella me lo había pedido y de la forma que yo necesitaba tenerla. Esta es nuestra primera vez y sí, sé que la primera vez debería ser tierna, lenta y delicada; pero, yo no lo quería hacer y por las expresiones de Rosalie, estaba seguro de que ella tampoco.
Terminado mi primer orgasmo y el segundo de Rosalie, caí exhausto sobre su cuerpo tratando de no recargar todo mi peso en ella, segundos después me di la vuelta para quedar al lado de ella. Ambos respirábamos con dificultad, ella se acercó a mí hasta quedar recostada en mi pecho y de un momento a otro nos quedamos dormidos.
Después, ese acto sexual no se volvió a repetir entre nosotros; claro, seguíamos hablando de la misma manera y yo seguía con la duda de si lo que ella sentía por mí, era lo mismo que yo sentía por ella. Lo supe con certeza cuando salimos por quinta vez (No sabía si a eso se le puede llamar una "cita"): No teníamos un plan en concreto, nos encontramos por casualidad en mi día de descanso mientras yo caminaba con la cabeza gacha por las calles de Nueva York, esa era una de las desventajas de no tener amigos, yo siempre estaba solo y esta vez el sorprendido fui yo cuando ella me saludó.
– Hola – Dijo con alegría – ¿Cómo estás?
Ladeé la cabeza – Bien, supongo ¿Y tú?
– Excelente, aprobé todas las materias y me graduaré el próximo fin de semana – Pasó su brazo por mi hombro y miró al cielo haciendo una magüe con su mano – ¿Te lo imaginas? Rosalie Hale, administradora de empresas. Suena lindo ¿No?
Asentí con la cabeza – Suena muy lindo y más porque te mereces el título, felicidades – La abracé.
– Gracias… Me gustaría que fueras a mi grado – Jugó con sus dedos y no me miraba directamente.
– ¿Yo?
– Si, eres mi… amigo y hemos tenido cuatro citas, eso te convierte en mi prospecto de novio ¿No lo crees? Además me gustaría presentarte a mi familia – Ahogó un suspiro – Siempre me preguntan con quién salgo y me paso todo el tiempo.
– Y ¿Crees que es correcto? – Seguí preguntando, no me lo podía creer.
Se encogió de hombros – ¿Por qué no?
– Porque nos conocimos cuando te llevé a tu casa… En taxi… El taxi que yo conduzco ¿Tu familia no creerá que soy muy poco para ti?
Hizo un gesto con la mano – Que piensen lo que quieran, yo ya estoy muy grandecita como para que me digan qué debo hacer o con quién me debo juntar – Me vio nervioso y tomó mi mano – Sé que les agradarás, tenlo por seguro.
Luego se acercó a mí y me besó por un tiempo indefinido, algo que realmente no me esperaba y se sintió bien; ella posó sus manos en mis hombros y yo la acerqué más a mí tomándola de la cintura, la abracé como si fuera nuestro primer beso; sin embargo, no sabía cómo llegar y presentarme allí, en el día de su grado: Ella dejó claro que yo era su amigo y cuando lo dijo había un brillo extraño en sus ojos que no supe reconocer, así que permanecía la duda – ¿En qué etapa de la relación nos entrabamos Rosalie y yo? – No sé por qué me sentí tan preocupado y frustrado al mismo tiempo después de haberme hecho esa pregunta y las palabras simplemente salieron de mi boca sin pensarlas.
– Rosalie Hale ¿Quieres ser mi novia? – Me declaré por primera vez en mi vida en el lugar menos romántico que podía haber en la faz de la Tierra.
Ella agrandó su sonrisa y su mirada mostraba confusión, para después cambiarla a una eufórica y alegre. Se lanzó a mí y me abrazó con más fuerza que antes; no dije ni una palabra, estaba completamente paralizado porque no me esperaba esa respuesta por parte de ella; por si fuera poco, después del abrazo, estampó sus labios contra los míos, haciendo que nos besáramos de nuevo; pero, este beso era diferente (no mejor ni peor, solo diferente), había más emoción por parte mía y de ella, sentía su sonrisa y yo sonreí al mismo tiempo. Varios minutos después nos separamos, ella me seguía mirando con la misma sonrisa y un brillo especial en sus ojos; no me decía nada, así que fui yo quién decidí romper el silencio con algo de humor en mi rostro.
– ¿Eso es un sí? – Pregunté haciendo una mueca divertida y ella asintió con la cabeza.
Desde ese día, mi vida se volvió más feliz; Excepto por el día de su grado, el que creí que iba a ser el mejor día de ambos, resultó ser contrario a lo que yo me imaginaba. Conocí a los que eran mis suegros, Royce y Lilian Hale; ellos eran… agradables conmigo hasta que Rosalie me presentó como su novio y toda la cordialidad que había en sus rostros y sus actitudes correctas desaparecieron como por arte de magia, convirtiéndose en miradas odiosas y repugnantes hacía mí. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que yo no les agradaba y que solo me sonreían al principio porque pensaban que yo era "Otro más" de los amigos de su hija, algo que me llevó a pensar que Rosalie les había hablado sobre mí, lo que yo no sabía era qué tanto les había dicho.
Con su hermano menor: Jasper Hale, fue diferente. Él podría tener la misma edad que Rosalie, no parecía estar sorprendido por el hecho de que yo fuera el novio de su hermana y tampoco cambió su expresión cuando Rosalie dijo – "Les quiero presentar a mi novio, Edward Masen" – Tal vez sonrió un poco y asintió con su cabeza cuando Rosalie me lo presentó como su hermano; sin embargo, no me miró de arriba abajo como si lo habían hecho sus padres, su estado era entre neutral y emocionado.
Me parece que los padres de Rosalie se preocuparon por la influencia que yo podía tener en ella y que, ahora que ella era mi novia, yo podía aprovecharme de ella de alguna manera (Cosa que nunca pasaría) y la alejara de ellos o alguna cosa por el estilo… Bueno, lo último si ocurrió; pero, en mi defensa, eso no fue cosa mía: Ella trabajaba con su padre, en una empresa pequeña. Sus horarios eran extremadamente largos, ya me imaginaba que el señor Hale la quisiera alejar de mí; pero, ni con eso lo conseguía, porque hablábamos por teléfono o nos veíamos unas horas de vez en cuando.
Después de que Rosalie y yo cumpliéramos un año y medio de ser novios, sus padres se dieron cuenta de que no había nada que pudieran hacer para que dejáramos nuestra relación, así que tomaron medidas extremas y pusieron a Rosalie a decidir si quedarse con su familia o seguir su relación conmigo y olvidarse de todo lo que tenía y eso lo incluía TODO: La casa, el dinero, el trabajo y el permanente contacto que tenía con ellos, incluso con su hermano; prácticamente, como si no tuviera familia. Le dieron una semana, una semana entera en la que ella estuvo deprimida; sin embargo, al cabo de cuatro días ella ya había tomado su decisión y para que se sepa, tampoco tuve nada que ver con su decisión; porque, no me sentía bien presionándola, lo más que hacía era darle mi apoyo y decirle que lo que decidiera estaba bien para mí.
Un día llegó a mi departamento con los ojos hinchados de tanto llorar, parecía que se iba a quebrar en cualquier momento, detrás de ella había unas tres o cuatro maletas en las que tenía sus pertenencias.
– Ya elegí – Me dijo con una sonrisa triste, ella seguía tratando de ser fuerte a pesar de todo lo que estaba viviendo. Sin pensarlo, la abracé y ella empezó a llorar – No puedo creer que me hayan hecho esto ¡Son mis padres, maldita sea! Si me quieren tanto ¿Cómo me ponen a escoger entre mi familia y mi novio? Son unos egoístas, elitistas, lo último que les importa es lo que yo sienta.
Yo no sabía qué decirle, solamente la apreté fuerte contra mi pecho para inspirarle confianza y apoyo, no quería verla llorar; Sin embargo, ella estaba sacando la tristeza acompañada de frustración que estaban dentro de su corazón y eso era mil veces mejor a que reprimiera sus sentimientos, mantenía la esperanza de que después se sintiera mejor.
Así fue como empezamos a vivir juntos: Duramos algunos meses en el departamento con Tyler, los meses fueron completamente estresantes porque mi compañero no dejaba sus comentarios de doble sentido y sus insultos, pero la gota que colmó el vaso fue cuando le empezó a coquetear a Rosalie a mis espaldas; la noche en la que Rosalie me dijo la verdad, yo agarré a puños a Tyler y juro que casi mato al hijo de puta, de no ser porque Rosalie me lo impidió. A la semana, alquilamos una casa pequeña, no muy diferente a lo que tenía en mi departamento anterior; Tyler entró en cólera y el día que me lo encontré en el trabajo surgió la pelea.
– Eres un maldito cobarde, Masen – Me dijo tratando de ahogar su rabia. No le respondí, solo le di la espalda y en cambió me empujó hacía la pared haciendo que nos viéramos de frente – Huiste con esa perra y me dejaste solo con el departamento ¿Cómo demonios piensas que voy a costear la renta?
Respiré ya enfurecido – Primero, respeta a mi novia bastardo, si no quieres que te deje en el suelo sangrando como sucedió una semana atrás y segundo, no me importa como vayas a pagar la renta del departamento, eso ya no es problema mío; de igual forma, tu y yo sabíamos que no viviríamos juntos por siempre ¿O sí? ¿Te estás portando como mi novia celosa? – Arqueé una ceja.
Yo estaba un poco más calmado y por el rabillo de mi ojo vi que se había formado una gran multitud de nuestros compañeros alrededor de nosotros. Yo me encontraba mirándolo a él de manera desafiante, su mirada no había cambiado y seguía furioso conmigo. Entre tanto, las personas a nuestro alrededor empezaron a abuchear haciendo que Tyler sintiera vergüenza y seguido, con más enojo, golpeó una pared con su puño y se acercó a mí con la intención de golpearme; pero, antes de que su puño impactara contra mi rostro, entró Carlisle completamente furioso.
– ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO AQUÍ? – Preguntó gritando. Todos los que estaban a nuestro alrededor se fueron, temiendo lo que nuestro jefe pudiera hacer; ya que, Carlisle podía llegar a ser un completo dolor de culo como jefe, si se lo proponía.
Solo quedamos Tyler y yo, lo miré con rabia – Una pequeña discusión, nada de qué preocuparse – Dije lo más calmado que pude.
– Estaban a punto de formar una clase de pelea callejera en MI EMPRESA, frente a los empleados y a las personas que pasaban por aquí – Carlisle suspiró con fuerza – Ambos en mi oficina, AHORA.
Ese día recibí el peor regaño que me hubieran dado en mi vida, no pude decir ni una sola palabra porque de inmediato, mi jefe me lanzaba una mirada asesina y prefería callar. El jueguito de Tyler me costó la mitad del sueldo de ese mes y a mi compañero le dejaron sin el sueldo de ese mismo mes por ponerse a rebatirle a Carlisle con excusas tan estúpidas que ni él mismo se las creía.
Al menos; cuando llegué a casa en la noche, Rosalie ya había llegado y daba gracias al cielo porque no le había tocado hacer turnos nocturnos: Desde que estaba conmigo, ella empezó a trabajar en un bar para que juntos pudiéramos mantener la casa y vivir medianamente bien (si así podía llamársele), al menos estábamos juntos y felices… Eso era lo que me decía ella cada vez que yo me deprimía y le decía que ella estaría mejor sin mí.
Esa noche no estaba en el mejor estado de ánimo y no era difícil adivinar por qué, si con mi sueldo apenas alcanzaba a cubrir las deudas del mes que me correspondían, no podía siquiera imaginar cómo las iba a cubrir con medio sueldo. Estaba enfadado con Tyler y frustrado conmigo mismo por no advertir esta discusión antes y evitarme todo esto.
Rosalie estaba haciendo la cena cuando llegué, la saludé como siempre y me senté en la mesa mientras ella me servía. Comimos juntos, ella hablaba de su trabajo que no era tan pesado como lo era en las noches porque tenía que soportar insultos y hombres ebrios queriendo llevársela a la cama. En un instante ella dejó de hablar y me miró a los ojos, frunció levemente el ceño.
– ¿Qué te pasa? – Preguntó en tono dulce.
Ella me conocía y a estas alturas no podía mentirle diciéndole que no me pasaba nada, ella no descansaría hasta obtener la respuesta. Sabía que no le gustaría lo que le iba a decir y que, aun cuando ella no conocía a Carlisle, entraría en cólera e iría directo a la empresa de taxis a reclamarle por mi paga. Me pasé una mano por el cabello y decidí decirle de forma calmada para que ella no se alterara tanto.
Suspiré – Cariño, hoy tuve una discusión con Tyler en la empresa, él empezó a gritarme por dejarlo solo con el departamento, todos se enteraron y Carlisle se molestó tanto que a mí me dejó con medio sueldo este mes y a Tyler sin sueldo porque le empezó a rebatir. Pero no hay de qué preocuparse, yo veré la forma en la que… – No pude terminar porque ella me interrumpió con un grito. No me esperaba menos.
– ¿QUÉ? ¿TE VAN A QUITAR MEDIO SALARIO PORQUE ESE IMBÉCIL TE BUSCÓ PELEA? ¿NO SE LO DIJISTE A TU JEFE? ¿NO LE DIJISTE QUE NO FUE TU CULPA? – Su cara estaba roja como un semáforo.
Negué con la cabeza – No pude, no tuve la oportunidad.
Ella se levantó de la silla y fue a dejar su plato en la cocina, luego pasó por mi lado sin mirarme – Bueno, yo voy a tener la oportunidad mañana y le diré todo lo que tú no fuiste capaz – Caminó hacía nuestra habitación.
Al día siguiente ella se levantó primero que yo y fue a ducharse, sabía que estaba cumpliendo con su amenaza porque hoy ella empezaba su turno en la tarde. Hicimos todo lo de costumbre a pesar de que, por mucho que traté de convencerla, no pude evitar que ella fuera conmigo al trabajo.
Al llegar, se hizo paso entre toda la gente, no parecía que caminara sino que levitaba y por la forma furiosa en que miraba a todos, nadie se atrevía a hablarle pero se quedaban embobados con su presencia. Yo estuve a su lado, casi quería asesinar con mis propias manos a todos mis "Compañeros" que no le quitaban la vista de encima como un excelente ejemplo de morbosidad, no iba a dejar que entrara sola y mucho menos que me despidieran por su rabieta.
Rosalie entró a la oficina de Carlisle sin tocar y en cuanto vio que yo estaba adentro cerró la puerta de un portazo. Carlisle estaba de espaldas, con su teléfono pegado a su oreja, al verme a mí y a mi furiosa novia a mi lado, dejó su teléfono en el escritorio sin despedirse. Me sonrió con amabilidad, como siempre e ignorando el hecho de que Rosalie estuviera echando humos por las orejas.
– Edward, buenos días ¿Te puedo ayudar en algo?... ¿Quién es esta hermosa jovencita? – Preguntó lo último viendo a Rosalie sin darle mucha importancia su estado de humor.
Asentí – Buenos días, Carlisle. Ella es mi novia, Rosalie Hale – Miré a Rosalie quién se veía desconcertada pero no le tomé importancia y seguí – Rose, él es Carlisle Cullen, mi jefe.
– Un gusto – Dijo Carlisle con una sonrisa.
Ella asintió sin dejar su expresión desconcertada, que luego cambió cuando Esme entró a la oficina, nos saludó a mí y a Carlisle y por supuesto yo le presenté a Rosalie. Ella parecía muy confundida y miraba a Carlisle y a Esme alternadamente, con el ceño fruncido. Traté de hacer que mi jefe y su mujer no se dieran cuenta de la situación en la que estaba Rosalie y comencé con una charla casual; ya que, todavía no era hora de mi entrada y Rosalie parecía estar en shock. Luego de unos diez minutos ella se recompuso, movió su cabeza de lado a lado casi imperceptiblemente y habló por primera vez.
– Señor Cullen, venía a hablarle de lo que pasó ayer – Dijo con voz firme dando un paso delante de mí para que no la detuviera, me puse una mano en la cara – Sé que estuvo mal el alboroto que protagonizaron Edward y Tyler; pero, Edward no tuvo nada que ver con eso, él estaba evitando a Tyler para no tener problemas. Así que no me parece justo que lo dejé con la mitad de su sueldo siendo que no fue culpa de él – Terminó viéndolo fríamente a los ojos.
Tomé el brazo de Rosalie levemente pero ella se soltó, bajé la cabeza sin poder creer lo que ella había dicho – Bien, ahora me veía como un jodido cobarde que le pide a su novia que luche sus batallas – Solo me faltaba eso y de paso Carlisle también me odiaría, una de las pocas personas en las que más puedo confiar, me odiaría o me vería de otra forma después de esto. Escuché el chillido de Esme, éste interrumpió mis pensamientos en un segundo.
– CARLISLE CULLEN ¿HICISTE QUÉ? – Gritó mirando a su esposo.
Rosalie y yo miramos asombrados, en tanto Carlisle estaba más blanco que un papel. Éste último habló – Sé que no fue culpa de Edward en absoluto, precisamente hoy iba a hablarte sobre eso: Tyler ya me tiene hasta el tope con las discusiones entre los empleados, sé que suena cruel pero solo quería una excusa para ponerle fin, sabiendo que no lo repetiría; porque si lo hacía, sería otro mes sin sueldo. En cambio, a ti te dejaría tu sueldo completo, sin que él se enterara… Ya te dije que sabía que no tuviste nada que ver y la actuación de ayer era solo para que Tyler dejara su inmaduro comportamiento.
– Podrías haberme dicho, haberme dado una pista – Dije poniéndome del lado de Rosalie.
Él negó con la cabeza – No, si lo hubiera hecho él se habría dado cuenta y seguiría pensando lo que todos piensan aquí – Sonrió sin gracia.
Esme arqueó una ceja en forma de pregunta – ¿Qué se supone que piensan? – No sé por qué sentí algo de preocupación en su tono de voz.
– Que es mi empleado favorito y que yo haría lo que fuera por él, hasta dejaría la empresa en banca rota o a su cargo si él me lo pide – Respondió.
– Oh – A penas dijo Esme.
La tensión entre ellos dos era palpable; por otro lado, Rosalie no dejaba de mirar con el ceño fruncido a la pareja que tenía en frente, como si estuviera tratando de descifrar algo de suma importancia. Yo… Yo no entendía nada, los minutos que pasé allí, con esas tres personas se me hicieron realmente eternos y de no ser porque miré la hora que advertía que era hora de ponerme a trabajar, probablemente seguiría viviendo ese incómodo momento. Usé la excusa de que era mi hora de empezar a trabajar y, literalmente, halé a Rosalie y la saqué corriendo de la oficina de mi jefe, luego la llevé a casa y empecé con mi recorrido habitual.
OK, HASTA AQUÍ VA EL CAPÍTULO DE MI NUEVO FANFIC, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y HAYA CUMPLIDO CON TODAS SUS ESPECTATIVAS. SÉ QUE ALGUNAS SE PREGUNTARÁN ¿Y BELLA? BUENO, ELLA APARECERÁ DESPUÉS EN EL TRANSCURSO DE LA HISTORIA, NO QUERÍA QUE TODO FUERA TAN RÁPIDO PORQUE ENTONCES, ME SALDRÍA UN FIC MÁS CORTO.
EN FIN, SI NO ES MUCHO PEDIR… QUISIERA QUE ME DEJARAN SUS COMENTARIOS: LO QUE LES GUSTÓ, LO QUE NO, SI ME ODIAN… EN FIN... TODO…
GRACIAS POR LEER.