Este fic participa en el minireto de abril para "La Copa de las Casas 2015-16" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
El personaje que he elegido es Myrtle Warren o Myrtle "la Llororna"
Cuando era pequeña (Sin siquiera haberme visto ninguna de las películas de HP) mis padres me llamaban Myrtle la Llorona cada vez que me ponía a llorar XD lo odiaba mucho, tal vez de ahí deriva mi aversión contra Myrtle. ¡Espero que disfrutéis!
Plop, plop, plop
Desde uno de los oxidados grifos varias gotitas iban cayendo una tras otra creando una pequeña melodía al estrellarse contra la pica. Casi podría considerarse este sonido relajante; un suave repiqueteo constante, tranquilo, sosegado...
—¡Arg! ¿Quién se ha dejado un grifo abierto en MI baño?
Con ese grito furioso desaparecía la calma en los aseos de las chicas del segundo piso en Hogwarts.
No es que Myrtle estuviera teniendo un mal día, al contrario, hoy había sido un día extrañamente satisfactorio: nadie la había molestado en toda la mañana, Peeves no estaba al acecho y al ser principio de curso había sido capaz de ver a un montón de niños asustados. Incluso había salido de su baño para poder ver más de cerca sus ceños fruncidos de miedo creyendo que tendrían que enfrentarse a un dragón y sus caras llorosas al saber que iban a pasar la noche sin sus padres. ¡Patético! Si realmente supieran lo que es estar muerto conocerían la verdadera soledad...
Pero sus pensamientos se vieron nublados por la ira cuando escuchó ese sonido proveniente del grifo que estaba frente a su retrete favorito.
—¡Malditos niños nuevos! Estoy segura de que ha sido uno de ellos. ¡Como los pille me los voy a cargar! —Gritaba Myrtle mientras agitaba furiosamente los brazos intentando, fallidamente, cerrar del todo la rosca del agua. No obstante, cada vez que su translúcida mano se acercaba al grifo lo atravesaba sin causar el más mínimo efecto en él.
Plop, plop, plop.
El agua seguía cayendo como si estuviera burlándose de ella.
—¡Arg! ¡Odio esto! ¡Odio la muerte, odio a los vivos, odio el agua! —Ella seguía chillando, pero poco a poco sus gritos se fueron convirtiendo en un lamento mientras unas lágrimas empezaban a asomar por las esquinas de sus ojos. —¡Soy tan desdichada! ¿Qué más podría salir mal...?
Lo cierto es que instantes después, esa pregunta pareció responderse por sí sola.
—¡Hola, querida Myrtle! Siento haberme olvidado de visitarte hoy, he estado un poco liado con los primeros años—Dijo el poltergeist con una sonrisa maliciosa tirándole de los labios—Pero no te preocupes, sabré compensártelo, creo que con unos tirones a esas horribles coletas tuyas bastará.
Y así Peeves le dio a Myrtle Warren un motivo por el que autocompadecerse de verdad.