El día de San Valentín había sido un día muy esperado para ella. Y para amuchas otras chicas en la escuela con un objetivo común: Adrien.
Marinette había hecho unos deliciosos chocolates especiales para la ocasión, había pasado gran parte de la noche solo para hacer los mejores chocolates y decirle por fin a Adrien cuando le gustaba. Ya era absurdo mantener su enamoramiento en secreto, en un año se graduarían y había muchas posibilidades de no volverse a ver, quizá porque tomarían caminos diferentes cuando estuviesen en la universidad. Ella no quería arrepentirse de nada, sabía que si no le decía lo que sentía, se torturaría día y noche con el típico "qué hubiese pasado si…"
Tenía claro que había muchas posibilidades de ser rechazada, porque vamos, al rubio se le confesaban chicas casi a diario. Y aunque ella tuviera la ventaja de ser su compañera de clases y una amiga, no había seguridad de que él la tomase en cuenta como una chica.
Pero realmente no quería arrepentirse de nada.
Sin embargo, el día no fue como le hubiese gustado. Adrien era acaparado por miles de chicas que querían su atención para darles sus chocolates, su casillero había rebosado de regalos. ¡Incluso Chloe había mandado a hacer una escultura de chocolate de él!
La cara de Adrien había sido todo un poema.
Suspiro, todas las oportunidades para acercarse habían sido arrebatadas, y ya había finalizado las clases.
Miro el chocolate en sus manos con cierta tristeza. Tal vez sea mejor no dárselo, el pobre rubio tuvo que ser ayudado por su chofer para cargar con tantos chocolates. Ella sabía que estaba incomodo, lo podía ver en sus ojos, pero por cortesía no los rechazaba.
Sonrió y miro al cielo.
—Otra oportunidad fallida… — Suspiro abrazando su chocolate — El amor es tan complicado…
—Te entiendo a la perfección.
Marinette soltó un grito ahogado y saltó hacía atrás pegándose a la pared, buscando por todos lados la voz masculina que había hablado. Miro hacia arriba.
—¡¿Chat Noir?! — Exclamó asombrada por ver a su compañero felino de cuclillas sobre el muro en el que ella estaba apoyada.
—Hola —Saludo con una sonrisa floja.
Marinette lo miro, curiosa. Desde hace días que Chat no había sido el mismo chico de siempre, aunque sus coqueteos no cesaban, él no parecía tan animado como en otra ocasiones. Pensó en sus palabras ¿La entendía? ¿Tenía problemas amorosos también? Sonrió divertida ¿Él? Estaba segura de que muchas chicas querrían secuestrarlo para darle su chocolate, después de todo era atractivo, fuerte, caballeroso y valiente, lo admiraba a pesar de querer coquetear con ella constantemente. Era su compañero de luchas ¿Cómo no quererlo después de estar con él tantos años? Además que la divertía.
—¿Problemas amorosos? — Preguntó apoyándose en el muro -¿De qué tipo?
—Lady problemas—Resopló.
No pudo evitar la carcajada que salió por su garganta. La cara indignada de Chat Noir solo aumentó su diversión.
—¿Qué es tan gracioso? —Preguntó ofendido-¡Estoy hablando muy en serio!-
—¡Perdón, perdón! —Se llevó una mano al estómago y trato de calmar su risa, sin mucho éxito—Es que lo dijiste de una forma muy graciosa… Es inevitable. —
Inhalo y exhalo, poco a poco la risa burbujeante fue menguando hasta que se apagó por completo.
—¿Entonces, Lady Problemas? —Lo miro divertida.
Chat estrecho sus ojos mirándola con indignación — Es en serio, ella nunca me toma en serio. —
—Bueno, tal vez te tomará en serio si no coquetearas con todo el mundo y la tomarás en serio a ella— Comentó divertida mientras lo veía bajar del muro para colocarse a su lado.
—Oh pero, yo solo coqueteo con ella —Le sonrió —Ella es sencillamente impresionante, me gusta de verdad—
—¿Oh? ¿En serio? — Lo miro con interés.
—Puede que parezca una broma a veces, pero tengo sentimientos verdaderos por ella- Suspiro – Ella es la única para mi. —
Marinette lo miro compadeciéndose en silencio. Era agradable saber que lo que él sentía por ella era real, pero no podía corresponderle, su corazón ya tenía dueño. En silencio pidió porque él encontrará a alguien que le quiera como ella quería a Adrien… Y fuera correspondido.
—Supongo que no tenemos mucha suerte en el amor— Dijo con una sonrisa triste, captando el interés de su compañero — Ten— Le extendió el chocolate que tenía en sus manos con una ligera sonrisa.
—¿Qué? ¿Para mí? — Lo tomó sorprendido. —¿Quién está coqueteando ahora? —Se inclinó peligrosamente hacía ella con una sonrisa traviesa.
Marinette se sonrojo sin poder evitarlo y puso un dedo en su nariz para alejarlo, costumbre que tenía como Ladybug que no paso desapercibida por el felino.
—Eso era para el chico que me gusta, no para ti, gatito— Lo miro seriamente, pero el sonrojo en sus mejillas la delataba.
—Mmm…—Murmuró mirándola con picardía y luego al chocolate —¿Estas segura que quieres dármelo? — Preguntó al final.
Ella sonrió con sutileza, esas sonrisas sinceras que se formaban en ella casi siempre. Asintió con la cabeza y volvió su vista al cielo.
—Está bien, de todos modos no podía dárselo… Prefiero dártelo a ti, así no se desperdicia—Le guiñó el ojo divertida.
Chat sonrió, también divertido— Así que soy el plan de emergencia. Auch—Se llevó la mano al pecho, en la zona del corazón con dramatismo –Eso duele, princesa.
Marinette rió tan encantadoramente que Chat no pudo dejar de mirarla.
— Eres un gato tonto, anda, pruébalos y dime que tal— Le miro expectante mientras él desataba el listón de la caja y probaba los chocolates. La cara de emoción y éxtasis que mostró el minino hizo que el corazón le diera un vuelco en el pecho.
—¿Lo hiciste tú? — Ella asintió —¡Dios mío princesa! Están deliciosos ¡Son los mejores que he probado! — Comió más, encantado —No entiendo porque no se los diste, estoy seguro que le hubiesen encantado — Comió otro poco, sintiendo el chocolate derretirse en su boca. —Pero mejor así, los tengo para mí —
Ella volvió a reír, extrañamente adoraba a ese gato. Se sentía bien hablar así con él, ya que no intentaba coquetear con ella. Era agradable.
—De todos modos aunque se los diera, no creo que los hubiese comido. —Entrelazo las manos y las coloco en su regazo, mirando al suelo.
— ¿Por qué no? — Preguntó con la boca llena, sacándole otra risita. —Son riquísimos, siento que estoy en el cielo —Dramatizó graciosamente.
—Es un chico muy solicitado, Chat. Se le confiesan chicas casi a diario ¿Qué podría tener yo para que me tuviera en cuenta siquiera? ¡Hubieses vistos las bolsas de chocolates que se llevó a casa! El pobre se veía disgustado —Negó con la cabeza — Era mejor así, intentaré confesarme a Adrien otro día, donde no lo agobien con regalos y más regalos.
La tos del gato le llamó la atención. El pobre se estaba ahogando con un trozó de chocolate. Ella corrió hasta su lado y le dio palmaditas en la espalda para ayudarlo.
—¿Estás bien? — Preguntó preocupada, él asintió entre tos y respiro más tranquilamente luego de unos segundos.
—Estoy bien—Rió nerviosamente.
Marinette sonrió, otra vez. Estaba sonriendo mucho en presencia del minino, pero no podía evitarlo, en ese momento ella se sentía cómoda.
—Bueno, es hora de irme —comentó mirando su reloj —Suerte con tú Lady, Chat —Bromeó divertida.
—Si… Eh, gracias por los chocolates —Su ánimo se renovó —Ojala mi Lady me de chocolates —Los ojos le brillaron.
Ella le guiñó —Estoy segura que si le pruebas que vas en serio, ella quizás te tome en serio —Él la miro fijamente. Marinette por un momento se sintió expuesta, la mirada del gato tenía un brillo particular que la estaba poniendo nerviosa. Tomo aire en silencio, tratando de calmar su acelerado corazón y sonrió —Adiós Chat.
Y literalmente, huyó de allí.
~0~
Chat se quedó mirándola hasta que no pudo observar más, su silueta desapareció entre la multitud. Sonrió silenciosamente, comiendo otro chocolate de la bolsa y suspirando de placer en el acto.
Notó en el suelo un pañuelo rojo claro y se agachó a recogerlo.
"Marinette" Tenía bordeado en una esquina.
Se llevó el pañuelo a la nariz, aspirándolo. Una traviesa sonrisa se formó en sus labios.
Una excusa perfecta.