A nadie le gustan los exámenes, ¿Cierto? jajaja estuve leyendo el tomo 7 del manga de Nougami Neuro y hay un capitulo en el que Yako se está preparando para unos exámenes y pide/ruega por la ayuda de Neuro. Haciendo que este, cruel como siempre, solo le ofrecería su ayuda si ella accedía a lamer su zapato. (Neuro es un sádico total, pero lo amamos igual jajaja Yako también xD)

Esta historia esta basada en ese capitulo pero con otro final. Todos amamos el lado sádico de Neuro, pero en este caso, quiero retratar a una completa Yako, que no se rendirá hasta conseguir que su querido demonio la ayude a aprobar, haciendo todo lo necesario para conseguirlo.

NEURO X YAKO FANFIC / MAJIN TANTEI NOUGAMI NEURO

CAPITULO 2: TIEMPO DE ESTUDIO

La vuelta a casa de Yako fue extraña. Había salido a toda prisa de la agencia sin mirar atrás, no había sentido manos que la retuvieran o frases sádicas, simplemente sus pasos apresurados por las escaleras.
Solo redujo la velocidad cuando se había alejado lo suficiente de la agencia y se llevó una mano al pecho, donde su corazón latía desbocado por los acontecimientos ocurridos.

-Debí haber lamido su estúpido zapato-Reflexiona Yako caminando a paso normal, sintiendo frío en los brazos puesto que se había dejado el suéter en la oficina. No pensaba ir a por él.
Siguió caminando. ¿Por que lo había besado? Ahora si que no le ayudaría a estudiar nunca..es más, posiblemente le estaría esperando una tortura aún peor que las que solía tener para ella.

Un sudor corrió por la siente de la detective que negó con la cabeza varias veces, apresurándose a llegar a casa, ya que parecía que iba a llover.

15 minutos después, Yako abría la puerta de su piso, empapada de cabeza a pies, con la cartera fuertemente apretada contra su pecho para que no se mojasen sus hojas de ejercicios.
Ciertamente había comenzado a llover antes de lo que Yako pensaba y aún podía escuchar el sonido de la lluvia contra la ventana.
Con un suspiro, dejó los zapatos mojados en la entrada y se encaminó a su cuarto para poder cambiarse. Después de dejar la cartera y los libros preparados para ponerse a estudiar, se metió en el baño para darse una ducha caliente. Odiaba sentir el cuerpo frío cuando la cogía la lluvia.

No tardó más de 10 minutos en salir de nuevo, vestida con una camiseta de tirantes y unos shorts con unos lacitos en los lados. Alcanzó en su armario unos calcetines altos de color blanco y se encaminó a su escritorio. Al llegar vio algo que le puso los pelos de punta e hizo que se le cayera la toalla de la cabeza (La de secar el pelo).

-¿Q-Qu-e haces aq-quí?-Preguntó al ver a cierta persona cómodamente sentada en su silla, mojandolo todo-Neuro

Yako no se esperaba para nada aquello. Sentía el cuerpo de goma. ¿Que hacía el demonio en su piso? ¿Como había entrado? Esa pregunta se respondió sola al ver la ventaba abierta. Ella se acercó para cerrarla, ya que seguía entrando agua de la lluvia.

-¿Acaso no puedo venir a ver a mi esclavo?-Preguntó con ironía el demonio. Yako suspiró y se acercó a él, poniendo la toalla que llevaba en la cabeza mojada del demonio.

-Que si, que si, ahora sécate. Lo estas mojando todo-Dijo moviendo la toalla por el cabello del demonio, no siendo consciente de que lo estaba haciendo realmente. Cuando se encontró con aquellos ojos brillantes, se sonrojó y se alejó un poco-Ah, yo...lo siento, es que...

-Te estas tomando muchas libertades piojo-Dijo el demonio mirándola, aunque aun no había hecho nada en su contra. Yako se preguntaba porque no la estaba torturando-No sabía que podías ser tan posesiva

-¿P-P-Posesiva?

-Tomaste posesión de mis labios-Dijo con un deje de "inocencia" que no le pegaba nada. Yako se sonrojó como la grana al recordar aquel beso.

-E-Eso...también fue mi primer be-b-beso-Dijo ella con vergüenza

El demonio sonrió pero no dijo nada más. Veía a la chica de reojo, como aquella ropa se pegaba a su cuerpo después del baño, su pelo algo húmedo y brillante, sus labios siendo mordidos por sus dientes...

Se levantó de la silla de Yako, continuando el reguero de agua mojada hasta donde estaba ella.

-Si fue tu primero, debería hacerlo oficial?-Preguntó ya situado a su altura. Le sacaba casi una cabeza a Yako.

-¿Eh? ¿El que?

-Esto

Neuro se agachó y la besó en los labios. Tomando su labio inferior entre los suyos y tirando de él. Fue breve pero muy dulce. Luego se apartó.
Yako se quedó quieta como un palillo, con los ojos muy abiertos y con el rostro rojo. Neuro curvó la cara en un sonrisa.

-Voy a tomar prestada tu bañera, sensei~-Dijo con su voz cantarina y se marchó por la puerta. Yako esperó unos 30 segundos para gritar internamente.
¿LA HABÍA BESADO? O/O

Escuchó como se abría el agua de la ducha y se movió nerviosa por la habitación. Buscó un par de ropas de su padre y las dejó junto a la puerta del baño. No es que se preocupase por Neuro.

Neuro. El monstruo besador.

"Que bien le quedaba el apodo". Pensó Yako, que se había movido para la mesa del salón y se encontraba tachando de nuevo el ejercicio que entraba para su examen. Era la segunda vez que lo hacía. Tenía colocado un libro con el problema, en una hoja el resultado que había hecho Neuro y luego su "libreta de los desastres" donde se encontraban sus tachones.
En el papel de Neuro parecía tan claro. Había tres lineas con operaciones y ya estaba. Resuelto, fácil, rápido y entendible. En el de Yako solo había pequeñas lineas y muchos tachones de lápiz.

-Quizá si que tengo el cerebro frito-Pensó para si misma, con el lápiz debajo de la nariz.

-Al menos lo admites-Dijo una voz a su espalda. Yako se volteó.

Y se le resbaló el lápiz. Y todo el cuerpo entero.

Allí, en su salón diminuto y de segunda clase se encontraba la personificación de la sensualidad.

Neuro la miraba con su sonrisa de siempre en el rostro. Su cabello caía húmedo por su frente y cuello, desprovisto de baterías demoníacas. Su pecho bien marcado con pectorales suaves y musculosos se encontraba a la vista de Yako, preguntándose si él no sabría ponerse una camiseta, que divisó en su mano. Pero Yako no tenía ningún interés en que él se cubriera aquel cuerpo sensual.
Los pantalones de pijama de su padre se le marcaban en la cintura, marcando los huesos de su cadera y el color rojo le favorecía enormemente.

Yako se encontraba babeando en aquellos instantes. Hizo lo posible por mostrarse enfadada por el comentario.

-Por eso te pedí ayuda-Dijo, levantando un poco la voz.

-Eres incorregible...-Dijo Neuro con cansancio en la voz pero acercándose a ella, sentándose a su lado del sofá. Yako al notarlo al lado, lo miró. Suspiró de nuevo.

-Al menos sécate bien el pelo-Dijo, tomando la toalla que llevaba el demonio en el pelo y moviendola suavemente por su pelo, con cuidado por los mechones cortos. Sus rostros estaban muy cerca y Yako hacia verdaderos esfuerzos por no mirarle directamente. Lo peor es que tenía una perfecta vista de su cuello y el comienzo de su pecho.

Otra vez las babas.

Cuando estuvo bien seco, aunque ya hacia tiempo que se encontraba así, Yako se quedo quieta, perdida en la mirada de Neuro que también la estaba mirando fijamente.

"Yako, aparta la mirada. Los exámenes, los exámenes..."Se decía a si misma, perdida en las pozas verdes del demonio. No podía parpadear, no podía apartar la mirada. Estaba perdida.
Poco le importaban los exámenes en ese momento.

Y menos cuando Neuro se movió y rozó de nuevo sus labios en un nuevo beso. Esta vez Yako cerró los ojos, respondiendo de manera tímida a aquel beso. Con cuidado, con lentitud sus labios se movían juntos, probando, mordiendo, sin atreverse a moverse mucho más.

Al separarse, Yako fue la primera en apartar la vista, roja como un tomate y se centro de nuevo en sus hojas malvadas de exámenes. Neuro la observó unos momentos.

El demonio se encontraba totalmente perplejo. Había sido él quien había empezado aquel nuevo beso y había sido incluso mejor que el primero. Había algo extraño y adictivo en los labios de su piojo. Cuando ella lo había tomado de la bufanda y tirado hacia ella, él nunca pensó que lo iría a besar, pero así fue y el demonio descubrió un nuevo enigma en lo que se conocía como "besos humanos".
Los demonios no besaban, los demonios torturaban para mostrar su amor.
Neuro era uno de los que amaban la tortura como modo de demostrar afecto. Sobretodo adoraba molestar a Yako. Aunque no tenía el mismo significado que para los humanos.

Cuando sintió los labios de Yako sobre los suyos no supo que hacer. Y la humana había salido corriendo, negándose a lamer su zapato como él le había dicho. Y eso que quería su ayuda.

Ahora la veía, encorvada y nerviosa frente a esos papeles. Para Neuro aquellos problemas no tenían dificultad alguna, eran pan comido.
El demonio suspiró, colocándose las ropas del padre de Yako y tomando uno de los lápices de la chica, se acercó más a ella.

-A ver piojo, lo explicaré solo una vez. Si no lo entiendes a la primera, te torturaré hasta romper todas tus articulaciones.

Yako lo miró, no esperando que en verdad la ayudase, pero asintió y prestó atención a lo que él le estaba enseñando. Se acercó hasta que se rozaron sus hombros. Neuro cogió un papel en blanco y empezó la clase.

-Cuando veas este tipo de símbolo, colocado a la derecha significa que tienes que ir a la gráfica que te sale en ese ridículo libro tuyo. La gráfica te dará un número que multiplicas de esta manera para saber el total. En cuanto tienes el total, vas haciendo estos porcentajes así, siempre haz el 20%, 40 %, 50% y 70%. Así te acostumbrarás y podrás subir tu precaria nota.

-Entiendo-Yako fue anotando todo lo que le explicaba Neuro. Hizo un nuevo ejercicio, calculando y haciendo todo por pasos, como le había recomendado el come-misterios.
Su mano tembló un poco al escribir el resultado-¿Que tal?

Neuro tomó el cuaderno y lo miró durante 3 segundos.

-Correcto, piojo-Tiró el cuaderno hacia cualquier lado y la tomó del mentón-Mi cobro-Antes de que Yako pudiera entender nada más, Neuro la besó en los labios de nuevo.

Yako se volvió a perder en aquel beso y enroscó los brazos alrededor de su cuello mientras respondía a su beso.

Al final el estudio no iba a ser tan malo.