A nadie le gustan los exámenes, ¿Cierto? jajaja estuve leyendo el tomo 7 del manga de Nougami Neuro y hay un capitulo en el que Yako se está preparando para unos exámenes y pide/ruega por la ayuda de Neuro. Haciendo que este, cruel como siempre, solo le ofrecería su ayuda si ella accedía a lamer su zapato. (Neuro es un sádico total, pero lo amamos igual jajaja Yako también xD)
Esta historia esta basada en ese capitulo pero con otro final. Todos amamos el lado sádico de Neuro, pero en este caso, quiero retratar a una completa Yako, que no se rendirá hasta conseguir que su querido demonio la ayude a aprobar, haciendo todo lo necesario para conseguirlo.
NEURO X YAKO FANFIC / MAJIN TANTEI NOUGAMI NEURO
CAPITULO 20: TIEMPO DE CAMBIOS
Los siguientes días, Yako se cuidó como nunca lo había hecho. Fue a la farmacia a comprar las vitaminas que le había recetado el médico, las cuales tenía que tomar todas las mañanas y por las noches. Lo bueno de todo es que no tenían sabor. Yako odiaba las medicinas.
Los días no cambiaron demasiado, la detective seguía haciendo su rutina diaria, que consistía en despertarse con Neuro, luego a la agencia y luego para casa de nuevo. Sabía que las clases comenzarían en un par de meses, comenzando el nuevo curso. Para aquel entonces, Yako estaría en su quinto mes. Puede que ya tuviera barriga. ¿Como lo iba a ocultar?
Tampoco sabía nada de los embarazos. Ni mucho menos de un embarazo demoníaco.
Una tarde, Yako se tomó una mañana para ir a las librerías de referencia, en busca de libros para madres primerizas. Dudaba de que pudiera encontrar algo sobre embarazos de demonios, tendría que preguntarle a Neuro.
Entre las grandes estanterías, encontró varios libros, algunos sobrepasaban su presupuesto. Algunos eran demasiado complejos para la joven, que tenía la mirada atenta por si la observaban.
Algunas personas se paraban a verla, puesto que la reconocían, pero gracias a dios, no se quedaban mirando demasiado.
Al final compró dos, que más o menos llegaban para llenar su conocimiento sobre embarazos primerizos. Luego, tal y como Neuro le había hecho llegar por mensaje, fue a la agencia.
-Has tardado diez minutos en llegar, esclavo-Le dijo Neuro al entrar por la puerta. Curiosamente no torturó a la chica. Desde que habían vuelto del hospital, solamente la torturaba con pequeños apretones en la cabeza. Luego era bastante cuidadoso con ella.
Aún no se había acostumbrado a ello.
-Lo siento, estaba en la librería
Godai no se había pasado por la agencia, ya que tenía varios trabajos que atender. Yako lo prefería, si no no hubiera hablado sobre el tema de su embarazo ni llevaría los libros al aire en sus brazos.
Neuro apartó la vista del monitor del ordenador y de un par de libros que tenía en la mesa. Yako se sentó en su mesa y entonces vio los libros encima de la mesa de Troya.
"Secretos del parto"
"Cuidados para madres primerizas"
"Primeros meses del embarazo"
Yako se sonrojó. No solo ella estaba investigando.
Durante la tarde, se dedicó a buscar misterios para Neuro, buscando en periódicos y páginas web por si pudiera haber algún caso interesante. Los archivó en una carpeta y luego, después de tomar un pequeño descanso, se puso a leer los libros que había leído.
"Durante el segundo trimestre es común que el cansancio y la somnolencia se presenten. Las mamás primerizas deben saber que el sueño y sus energías se modificaran debido a ciertas razones. Primero, con el crecimiento del vientre, todos los órganos presionan el diafragma causando fatiga por cualquier actividad física."
"Los primeros días de vida del bebé no se lo debe bañar. Hay que esperar hasta que se le caiga el cordón umbilical. Hasta entonces no se los puede sumergir, aunque sí se los puede limpiar con cuidado del cordón umbilical es muy importante. Se lo debe higienizar con un algodón y alcohol cada vez que se les cambia el pañal para que se seque. Advertencia: No dejar el algodón con alcohol pegado a su piel porque pueden intoxicarse.
Lo mejor es que el baño se realice siempre a la misma hora y preferentemente a la noche, para que el agua caliente los relaje y puedan dormir mejor. Las rutinas les aportan una sensación de orden y seguridad."
Mientras leía, iba apuntando algunas cosas en una pequeña libreta. En ella anotaba las dosis de pastillas que estaba tomando, las indicaciones del médico y ahora anotó también algunas partes importantes del libro.
Todo parecía complejo, algo para lo que ella no estaba preparada y que le daba miedo.
No supo en que momento, Neuro se había sentado a su lado.
-¿Dudando, esclavo?
Yako lo miró, dejando de escribir.
-Parece complicado
Neuro le arrebató la libreta de sus manos y leyó lo que había escrito.
-Eres un piojo, pero lo has tomado enserio
-Claro, hay cosas que no entiendo
Sus ojos chocolate buscaron los verdes de Neuro.
-¿Acaso tienes alguna pregunta para mi, piojo?
-¿Como es un embarazo demoníaco?
-¿Te das cuenta de tu pregunta?
-¿Eh?
Yako pensó en su pregunta, al principio no vio que problema había en preguntar aquello. Luego se dio cuenta, Neuro era un hombre. No podía tener hijos.
-A-Aunque no tuvieras hijos...¿Hay algún protocolo o método cuando se tienen hijos?
-El método es el mismo
-¿Los meses de parto también? Bu-Bueno...puede que tenga a un demonio...¿No?
-Es posible-La mano enguantada del demonio se puso en su vientre-¿Querrás tener a un demonio, piojo?
-Si es de Neuro...
Ella se apoyó en él, sintiendo el calor de su cuerpo a través de su traje azul. Neuro inhalo el olor de Yako, mientras su mano seguía en su vientre.
-Las hembras del mundo demoníaco tienen dos meses más de embarazo que las humanas. El rango de dolor o lo que sucede en esos meses escapa a mi capacidad pero todo lo demás es igual a un humano-Dijo él.
-¿Tu madre paso por eso también?
-Mi madre era diferente
-¿Diferente?
-Ella era una ajin
Yako lo miró con curiosidad.
-¿Que es?
-Una raza diferente a la demoníaca, son medio demonios. Mi padre la secuestró cuando era joven, al parecer fue un periodo extraño.
Yako no preguntó mucho más, ya le parecía suficiente con que Neuro le hablara de su vida o su familia. Se apretó contra él, poniendo su mano sobre la de él.
-¿Quieres tenerlo, Neuro?
-Tener un legado no parece algo malo
Yako curvó los labios, pero entendió que Neuro si quería tener a aquel pequeño. Aunque aún no se lo dijera correctamente.
La chica sonrió, reposando la cabeza en el hombro de Neuro y cerrando los ojos.
Luego, cuando los abrió, estaba en su cama, en el departamento. Con el pijama puesto.
Mientras Yako dormía, Neuro siguió investigando en los libros. Se montó su propia biblioteca en el salón de la chica, con libros abiertos y desparramados por la mesa.
Sus ojos vagaban por la infinidad de palabras, imágenes que las acompañaban, quedándose con toda la información que necesitaba.
Todo parecía sencillo hasta los últimos meses, donde se debía tener una mayor vigilancia. Lo anotó todo en su mente y cuando se hizo de noche, volvió junto a la chica, que roncaba como un tronco.
El siguiente mes pasó rápido, Yako buscó una ginecóloga para poder seguir el embarazo y llevar un control de sus ecografías. Una chica muy maja, llamada Yuri, fue la que la atendió, como siempre llamándola detective glotona cuando la vio entrar en su consulta.
Cuando se hubo aclarado el termino, le tomo los datos para hacer su ficha y luego empezar con la primera ecografía. Yako no quiso saber el sexo del bebé, quería que fuera una sorpresa.
Yuri le hizo una copia de la primera ecografía, que ella guardó en el bolsillo de su falda.
-Todo parece en orden, te daré cita para el próximo mes
-Gracias
-Me gustaría que vinieras con tu esposo la próxima vez
Yako se sonrojó, de nuevo la palabra esposo, pero asintió.
A la atardecer, llegó al departamento, donde Neuro ya la esperaba. Con la mesa puesta para cenar.
A Yako casi le cae la baba. Todo parecía delicioso.
-¿Que pasó?
-¿Es que no puedo utilizar la cocina, piojo?
Yako negó con la cabeza, dejando sus cosas a un lado y sentándose a la mesa.
-Todo tiene muy buena pinta
-Ahora comes por dos, piojo
Yako tomó los palillos y empezó a comer. El sabor era extraño, seguramente por mezclar algún ingrediente de manera equivocada pero no era un sabor malo, por lo que Yako no se quejo.
Mientras ella comía, Neuro la observaba, había estado vigilandola con uno de sus ojos-cámara, puesto que no quería tenerla lejos de su vista.
Se sentía demasiado protector, ahora que ella tenía a su hijo en su interior.
No es que antes no cuidara de ella.
Sus ojos se aclaraban a medida que la observaba. Su sonrisa al comer, como sus dedos movían los palillos, sus finas pestañas o su cabello dorado, suave y brillante.
Todo ella era curioso y nuevo, siempre lo sorprendía con algo nuevo.
¿Como iba a poner un huevo?
Eso aún lo hacía reír.
-¿Por que te ríes?-Preguntó Yako al ver reír al demonio. No es que a ella no le gustase su risa. Ella lo amaba.
-Eres graciosa, piojo
-Oh, ya veo. ¿Soy motivo de risa?
-¿El piojo se enfada por ser sincero?
-No estoy enfadada
-Se te cae la baba
Yako se limpió con una manga. Luego bajó la mirada, avergonzada.
Dejó los palillos a un lado, después de acabar con todo lo que Neuro había preparado.
-Voy a darme una ducha, esclavo. Limpia el desorden
Así lo hizo. Podía escuchar el ruido de la ducha mientras lavaba los platos y los secaba. El agua fría refrescaba sus manos secas, haciendo que se sintiese mejor.
Después de terminar se fue a sentar al sofá, acariciando su vientre, algo abultado, mientras veía la televisión. Estaban echando una película de dibujos, por lo que la chica se sentía bien.
Neuro apareció a mitad de la película, encontrándola a oscuras, tapada con una manta de retales. El demonio se había secado el pelo, sujetándolo con una coleta. Yako levantó los ojos, olvidando la película en cuanto vio aquel cuerpo viniendo hacia ella.
De nuevo no se había puesto camiseta.
No es que a Yako le importase demasiado. Ella prefería verlo sin ella.
Neuro se sentó a su lado, ella rápidamente lo cubrió con la manta de retales, que era suficientemente grande como para taparlos a los dos. El demonio no dijo nada, simplemente le pasó un brazo por detrás de la cabeza, animándola a acercarse más a él. Yako se acurrucó en su pecho, sintiendo como sus labios le acariciaban el cuello.
-Neuro...
-¿Te sientes pervertida, piojo?
-No-Su cara se iluminó como una linterna. Intentó apartarse, pero él no la dejo.
-No escapes, Yako
Yako se quedó quieta, pues una pequeña punzada le recorrió el vientre.
-¿Que sucede?
-No sé,...sentí como una punzada-La chica se quedó quieta, masajeando con sus manos su vientre por encima de la tela.
-¿Estas bien?
-Si, creo
Neuro le pasó los brazos, posandolos también en su vientre. Se quedó un momento en silencio, sin moverse.
-Parece que ya paso
Cuando terminó la película, Neuro llevó a Yako a la habitación.
El siguiente mes paso igual de rápido que el anterior, después de la punzada que sintió aquella noche, Yako y Neuro visitaron a la ginecóloga, por precaución.
Después de asegurarse de que no pasaba nada grave, y de soportar las preguntas intimas que le hizo Yuri a Neuro, los dos se marcharon.
El vientre de la detective ya se notaba un poco. Estaba en el quinto mes de embarazo y había aprendido a ponerse vestidos anchos en vez de faldas cortas como solía hacer antes.
Uno parecía ser su favorito, uno rojo, de lana.
Neuro caminaba a su lado, algo molesto después de todas las preguntas que le había hecho la humana que atendía a Yako. Si algo le molestaba, era tener que responder a preguntas, era él quien preguntaba.
Yako había hecho todo lo posible por encontrarle misterios a Neuro. Durante aquellos dos meses, los casos habían aumentado, siendo resueltos unos 13 casos por ella y por Neuro. El demonio no podía tomar a la joven en busca de su misterio por lo que el humor del demonio había caído, por lo que ella había contactado con Sasazuka para pedirle que les volvieran a dejar trabajar en los casos.
El policía había accedido a ello, queriendo ayudar a la detective y así pudieron volver a los casos, lo único que había cambiado era la preocupación del demonio por la chica. Sobretodo si algún hombre rondaba cerca de ella. Cuando Ishigaki había intentado abrazar a la detective, el brillante zapato de Neuro y el de oferta de Sasazuka habían impactado contra la cara del agente, alejándolo de Yako.
Los dos caminaron hasta el centro de la ciudad, volviendo a visitar alguna que otra librería, aunque no compraron ningún libro esta vez. Neuro dejó a Yako leyendo "gratuitamente" algún manual, mientras que él iba a un sitio.
Cuando ella acabó, esperó por él tomando algo en un bar cercano. Alguna que otra persona se quedó mirándola, intentando acercarse para pedirle un autógrafo. Yako agradecía que no hicieran ningún comentario sobre su incremento de barriga.
Neuro regresó después de un rato, encontrándola a la sombra del bar, esperando por él. Se sentó en la silla libre y posó una bolsa sobre la mesa, dejando a Yako callada.
-Ábrelo, piojo.
La chica miró hacia el demonio un par de segundos, cuando se dio cuenta de que aquello era un regalo, llevó las manos al papel de gasa y sacó un vestido azul de lana increíblemente suave. Lo más hermoso del vestido era el decorado, unos triángulos azules decoraban toda la lana.
Parecía que hubiera sido hecho especialmente para Neuro. No por nada eran triángulos.
-Es precioso
Neuro hizo un amago de sonrisa.
La chica le pidió que esperase, mientras iba al interior del bar, al cuarto de baño, donde se cambió su vestido rojo por el azul que le acababa de regalar.
Le quedaba como un guante y tal como había parecido cuando lo tocó, era super suave.
Al salir, Neuro seguía en el mismo lugar donde lo había dejado. El demonio sonrió al verla vestida de sus colores de nuevo y cuando se volvió a sentar, el demonio hizo su jugada.
-Yako
-¿Que?
-Creo que deberíamos casarnos
Gracias por todos los reviews. Gracias especiales a DannyNgami por sus siempre agradecidos comentarios. Me alegra mucho que te haya gustado mi historia.
:)