A nadie le gustan los exámenes, ¿Cierto? jajaja estuve leyendo el tomo 7 del manga de Nougami Neuro y hay un capitulo en el que Yako se está preparando para unos exámenes y pide/ruega por la ayuda de Neuro. Haciendo que este, cruel como siempre, solo le ofrecería su ayuda si ella accedía a lamer su zapato. (Neuro es un sádico total, pero lo amamos igual jajaja Yako también xD)
Esta historia esta basada en ese capitulo pero con otro final. Todos amamos el lado sádico de Neuro, pero en este caso, quiero retratar a una completa Yako, que no se rendirá hasta conseguir que su querido demonio la ayude a aprobar, haciendo todo lo necesario para conseguirlo.
NEURO X YAKO FANFIC / MAJIN TANTEI NOUGAMI NEURO
CAPITULO 21: TIEMPO DE BODA
"Creo que deberíamos casarnos"
La detective estaba a punto de escupir su bebida del susto.
Consiguió no hacerlo. Aunque las burbujas quedaron en su garganta un par de segundos antes de tragar.
¿Estaba diciéndolo enserio?
Esas palabras, esas cuatro palabras perfectamente hiladas, con su verbo y sus cosas. Esas palabras habían salido de los perfectos labios de Neuro.
Allí estaba ella, Yako, frente a aquel hermoso ser, teniendo su primera pedida de mano, hecha por un demonio. Y eso que ella había cogido un par de kilos.
Neuro era elegante, con el porte de alguien que tiene poder y que estuviera pensando solamente en ella, para algo tan importante como lo era casarse.
¿Estaba queriendo decir lo que ella pensaba? ¿Estaba pidiéndole ser su mujer? ¿Enserio había oído aquello? ¿Acaso estaba teniendo una alucinación? ¿Podía alguien morir por exceso de felicidad?
Yako parpadeó varias veces.
Ser la esposa de Nougami Neuro.
No sonaba tan mal.
-¿Estas escuchando, piojo?
Neuro parecía molesto por la ausencia de respuesta de la chica, que parecía absorta en alguna ensoñación, seguramente rodeada de algodón rosa y alguna que otra cosa pervertida.
El demonio había notado la intención de ella de escupir su bebida sobre él, a lo que se alegro cuando ella al final no lo hizo. La habría torturado, de manera leve y en ciertas zonas, si lo hubiera hecho.
Ni que fuera una cosa tan extraña lo que le había dicho.
Yako, quien volvió a mundo real, apretó sus manos, que amenazaban con empezar a sudar. Sobre todo cuando Neuro rebuscó en su chaqueta y sacó una cajita de terciopelo negro y la colocó frente a ella.
-En el mundo demoníaco no necesitamos "símbolos de posesión" pero en el mundo humano parece que si que los hay. Parece que aquí es habitual entregar unos aros para enlazar a las personas.
Yako tembló de nuevo, como si fuera una gelatina. La cajita se abrió, mostrando dos preciosos anillos dorados entre el terciopelo negro del interior. Un triangulo coronaba ambos anillos, como los que decoraban el cabello y la ropa del demonio.
Los ojos de la detective se iluminaron al verlos, se llevó las manos a los labios ya que estaba a punto de empezar a llorar. Consiguió controlarse y poder mirar al demonio, quien todavía no la miraba y se había llevado una mano a la parte posterior de la cabeza y se rascaba, como un joven de los que salían en los mangas shoujo que a Yako le gustaba leer. Algo que, de hecho, no pegaba para nada con el carácter del demonio.
Yako tomó con los dedos el anillo más pequeño, el que le correspondía a ella y le extendió la mano hacia él.
-¿Me lo pones?-Preguntó tímida, ya que aún estaba digiriendo aquel hecho maravilloso. Sentía como si su interior también quisiera aquello, como si su pequeño le estuviera diciendo la respuesta.
Los ojos verdes de Neuro la miraron, tomando el anillo, sujetando la pequeña mano de la detective y colocando aquel fijo anillo en su fino dedo. A Yako se le escapó alguna que otra lagrima pero luego se quedó mirando el anillo que correspondía a él. Nerviosa de nuevo, lo tomó y se lo puso a él, quedando por encima del cuero rojo de sus guantes.
Era una sensación extraña, no solo por el hecho de los anillos.
Sintió una punzada en el dedo y vio como este brillaba levemente.
-¿Acaso esto...es una herramienta demoníaca?
Sin duda lo anillos humanos no brillaban. Ni picaban en tu dedo.
-Es una modificación-Dijo Neuro-El anillo necesita una muestra de sangre. Tranquila piojo, no te va a comer
Yako le iba a replicar pero como el dolor inicial había pasado, no dijo nada. Después de todo, aquel gesto significaba mucho más de lo que parecía.
-¿Estas lista para marchar, piojo? ¿O vas a hacer esperar a tu amo?
Le acababa de colocar vete tu a saber que tipo de herramienta en su mano, que había pinchado su dedo en busca de sangre para algo que tampoco entendía.
¿Y ahora a donde quería ir?
No es que ella pudiera moverse tan bien como cuando tenía menos kilos.
La chica refunfuñó por lo bajo, pero arrastró su silla y siguió al demonio, que ya había avanzado un par de pasos. Yako tropezó un par de veces con sus propios pies mientras intentaba seguir los pasos del demonio, que parecía que hacía pasos más amplios solo para molestarla.
No podía ver la sonrisa de Neuro, dándole la razón a su teoría.
-¿Cuanto tiempo vas a seguir tropezando, esclavo?-Preguntó él, fingiendo enfado por la torpeza de la humana, cuando en realidad lo que le sucedía era que estaba preocupado.
Yako era muy torpe cuando se lo proponía, podría incluso besar el suelo con su cara y quedarse unos segundos contra el suelo, podría golpearse contra una farola por estar pensando en platillos deliciosos para comer o podría cruzar cuando aún no estaba verde.
Neuro se rascó detrás de la oreja, algo que había empezado a hacer desde que Yako estaba embarazada, y estiró la mano para sujetar a la chica.
Le pasó un brazo por los hombros, su mano en el pequeño hombro de la chica y la pegó a él. Yako se sonrojó unos momentos como si fuera una señal de trafico y regularmente, a medida que caminaban, se fue apagando.
La chica sonrió para sus adentros. En verdad, aunque no lo negase, Neuro se preocupaba por ella.
4 semanas después
-Yako, perdona por haberte hecho esperar
La detective se volteó cuando escuchó la voz de su amiga Kanae. Estaba sentada bajo un árbol, vestida con un sencillo vestido verde. Su amiga se sentó a su lado y la abrazó.
-¿Falta poco, no? Estas tan redonda
Las burlas de su amiga hicieron sonreír a la chica, que se acarició la gran barriga que ya era demasiado notoria como para seguir ocultando su estado.
Kanae se había enterado de su embarazo gracias a Neuro, quien le había llamado y estado al corriente de su estado. Yako se sorprendió de ello cuando su amiga la sorprendió yendo a verla a su casa. Aunque no le comentó nada acerca de su procedencia demoníaca, su amiga había aceptado de buen grado que el "príncipe" de la vida de Yako fuera Neuro.
Si ella le dijese que de príncipe no tenía ni un botón, su amiga seguramente no se habría quedado callada.
Pero Yako tenía que admitir que Neuro había cambiado. No solo porque ya no la torturaba, cosa muy extraña en él, si no que siempre parecía estar pendiente de ella.
Algunas noches en las que se quedaban viendo la televisión hasta tarde, él la sorprendía apoyando la cabeza en su barriga y quedándose allí un buen rato, susurrando cosas en un lenguaje que ella no comprendía. A ella le gustaba abrazarlo mientras lo hacía, pasando las manos por aquel suave cabello de dos colores.
La detective no quería preguntar, se imaginaba que era algo de gran importancia o quizá que en el fondo, Neuro quisiera ser padre.
-Tierra a Yako, tierra a Yako
Las palabras de su amiga, más su insistente movimiento de manos delante de sus ojos, devolvieron a Yako a la realidad. Se disculpó con ella. A veces se le iba la cabeza pensando en Neuro.
-Sé que no puedes dejar de pensar en tu noviecito, pero estoy aquí, sabes?
-Perdona Kanae, y no estaba pensando en Neuro -3-
Como si pudiera engañar a alguien con eso.
-¿Y como te sientes?
-Estos últimos meses bien, parece que ya todo esta en orden. Me han dicho que falta poco ya, a lo sumo dos o tres días.
-Vas a ser madre, Yako
-Si, espero que pueda hacerlo bien-La realidad es que tenía muchas dudas. No sabía si el pequeño iba a salir humano o demonio y desde luego si ella no tenía ni idea de como criar niños humanos, menos la tenía para niños demonio. ¿Y si fuera un mini-neuro? ¿Y si solo se alimentaba de misterios como su padre? ¿Y si en vez de un niño salía un pajaro loco de colores?
Ella ya había pensado en ello pero se negaba a pensar más, sobre todo en la última pregunta.
-¿Sabes si va a ser niño o niña?-Preguntó de nuevo Kanae, curiosa.
-No hemos querido saberlo.
-Ohh, ¿En plan sorpresa?
-Si. Aunque algo me dice que va a ser niño
-¿Niño? Un principito
El animo de su amiga era un poco exagerado.
"Más bien un mini-demonio con tendencia a la tortura"
No lo iba a decir
-Es posible, jejeje-Fue lo que respondió.
Estuvieron un rato más hablando de bebes y sobretodo ropa. Kanae se mostró muy emocionada de saber que Yako contaba con ella para comprar la ropa del pequeño. Su amiga tenía muy buen gusto y ya que no le había contado todo desde el principio, pensó que aquel gesto podría animar a su amiga.
-Pero nada de cosas cortas-Dijo ella, sabiendo que algunas partes de los gustos de Kanae no coincidían con los suyos.
-¿Que día entras en el hospital?-Preguntó de nuevo.
-El sábado por la mañana
-Iré a verte. Neuro-san dijo que mantendría tu línea para contactar
"Neuro-san"
-Gracias Kanae
-Tu principe ha venido a buscarte
Y allí estaba, a un par de pasos de donde ellas se habían sentado. Neuro echó una mirada a Yako y luego se acercó para ayudarla a levantarse.
-Nos vemos, Yako
-Si, gracias Kanae
El sábado, a primera hora de la mañana, Neuro se despertó con un grito de Yako. La detective se aferraba a las sabanas con los nudillos blancos y una capa de sudor en la frente.
El demonio se arrastró fuera de la cama en busca de la maleta que ya habían preparado el día anterior.
-¿Duele, piojo?
-Claro que duele-Gritó ella, siendo ayudada por Neuro, que la cargó en un brazo mientras en el otro llevaba la maleta. Neuro desplegó las alas en el patio de la casa de Yako.
-E-Esper-a...¿Vamos a ir así?
-¿Tienes alguna idea mejor, piojo?
Neuro empezó a saltar por los edificios, acompañado de los gritos intermitentes de Yako. Minutos después entraban por la puerta del hospital. Neuro con el rostro tranquilo y Yako con el rostro blanquecino y los pelos de punta.
-Venimos por Katsuragi Yako-Neuro señaló a la chica, a la que le giraba el techo-Le empezaron las contracciones hace un rato.
-Bien, pasen por aquí. El médico ya tiene todo preparado para la señorita Katsuragi
Neuro acompañó a la chica hasta la habitación, donde esperaron hasta que el médico llegó y les comunicó lo que iba a suceder.
Yako se cambio la ropa que traía por el horrible y poco agraciado camisón de hospital blanco. Neuro hizo un comentario poco agraciado sobre el tema, a lo que ella intentó tirarle el mandó a distancia de la cama.
-Al fin sonríes, esclavo
Yako sonrió y estiró los brazos hacia Neuro. El demonio tardó un par de minutos antes de acercarse a ella y abrazarla, tal como ella le había pedido con su mirada de cachorro perdido.
-Tengo miedo, Neuro
-Eres el piojo que elegí, no debes temer
Aquellas palabras calmaron a Yako, que enterró la cara en el pecho del demonio, respirando profundamente el delicioso olor característico de Neuro.
Luego de que se calmó, Yako tiró de él hacia abajo para posar los labios en los del demonio.
-Vamos a empezar, Katsuragi-Dijo el médico, en la sala de operación-Vamos a ver como estas
Yako apretaba los lados de la camilla con fuerza. Neuro, vestido con un conjunto de cirugía verde, de esos que transparentan y que parece que no hacen nada. Estaba al lado de Yako, quien ya empezaba a sudar.
-Muy bien, estas perfecta para empezar. Bien, cuando yo te diga, empuja fuerte
Fueron varias horas de gritos y apretones de manos sudorosas. Neuro se había arrepentido de haberle cedido su mano a la detective, ya que Yako no paraba de apretarle las manos. Si no fuera porque él era un demonio, su mano se habría convertido en algo roto.
-Un empujón más, animo
Yako dio un último empujón, gritando con todas sus fuerza y apretando fuertemente la mano de Neuro. Luego de varias respiraciones aceleradas, se empezaron a escuchar sollozos de bebe.
-Ya está, felicidades, es un niño precioso
Yako, quien respiraba aceleradamente e intentaba recuperar el poco aliento que tenía, elevó la cabeza para ver a las enfermeras envolver un pequeño cuerpo en toallas.
Después giró la cara para mirar a Neuro, mas bien a sus ojos que brillaban. Luego sus ojos se encontraron.
-Buen trabajo, Yako-Le revolvió el pelo con la mano que ella había estado apretando en todo momento.
Había utilizado su nombre.
Se le escaparon unas lagrimas.
Una enfermera, muy sonriente, le acercó a Yako el pequeño bulto y la detective estiró los brazos para tomarlo en brazos.
El pequeño lloraba con fuerza, sus pequeñas manitas se movían apartando las toallas y cuando ella estiró la mano, le sujetó un dedo con su pequeña mano.
-Neuro...
Al escuchar el sollozo de su piojo, Neuro se agachó, sentado en la camilla junto a ella. La detective buscó el rostro del demonio, quien la miró y la sonrió. El demonio estiró también su propia mano y tocó al pequeño.
-No llores, piojo. Nuestro pequeño esta mirando
Yako se volteó a mirar al pequeño. Y jadeó.
El pequeño tenía unos brillantes ojos verdes.
Como su padre.
Gracias por todos los reviews. Gracias especiales a DannyNgami por sus siempre agradecidos comentarios. Me alegra mucho que te haya gustado mi historia.
:)
Busco ayuda para decidir el nombre del pequeño de Neuro y Yako. ¿Alguna idea?