Hola!
Aquí estoy otra vez con un nuevo fic.
Podéis leer el Summary - arriba - para saber un poco de qué va la historia. Y las dudas que tengáis probablemente se irán resolviendo a lo largo de los capítulos, pero para que quede claro de antemano: es AU, Johanna está viva, Jim es Comisario de la 12th, Kate acaba de salir de la academia - tiene 20 años - y Rick todavía no es escritor.
El título en honor a la canción de Christina Perri.
Y agradecimiento especial a Sarux por darme la idea original de este fic :)
PLEASE, si tenéis un minuto agradecería que dejaseis una review, siempre ayudan a mejorar la historia y continuar escribiendo.
Capítulo 1:
Miro a mi alrededor y compruebo que Lanie está en la pista, bailando con un tipo alto y musculado. Suspiro. Fue ella quien me pidió que le acompañase a esta fiesta y yo accedí a regañadientes, pensé que solo sería un momento y sin embargo ya llevamos aquí tres horas. Aunque eso no era lo que más me molesta. No. Lo que más me molesta es que Lanie enseguida ha comenzado a flirtear con aquel tipo, dejándome allí sola.
Me siento incómoda, no solamente por lo de mi amiga, sino porque no conozco a nadie. Normalmente cuando salimos, solemos ir a alguna fiesta en casa de algún conocido, pero no hoy. Y yo no soy como Lanie, yo no me veo capaz de tontear con alguien a quien ni siquiera conozco.
Al parecer alguien le dio a Lanie unos flyers para entrar gratis en esta discoteca y ella acabó convenciéndome. Gracias a esos flyers, o al contacto de Lanie, no nos han pedido el DNI en la entrada. Desde el principio sabía que era una mala idea. Mi padre me había dicho que debería quedarme en casa esta noche, ya que podrían necesitarme en el trabajo, y por supuesto yo le había prometido que me quedaría en casa esperando esa llamada. Y a contrario aquí estoy, en esta discoteca, actuando indebidamente.
Miro confusa el vaso que la camarera coloca delante de mí, sobre la barra. Está lleno de alguna bebida alcohólica, de un color ámbar, que ahora no logro reconocer, y tiene una mini sombrilla colocada en el lateral.
-Eh, espera, yo no… - Intento alzar la voz por encima de la música – Yo no he pedido nada.
La camarera, una chica algo mayor que yo, señala con el dedo índice a un chico que hay al otro extremo de la barra. Después vuelve a su trabajo como si nada.
-Pero… - balbuceo mientras mantengo la mirada en el vaso.
Levanto la cabeza y observo al chico que la camarera acaba de señalar.
Él me guiña un ojo antes de llevarse su propio baso a los labios. "El chico" en cuestión parece tener unos cuantos más años que yo y me mira como si me estuviese desnudando con la mirada. Eso me enfurece.
Agarro el vaso con firmeza y me dirijo hasta él mientras pienso lo que le voy a decir. Le diré que no quiero ser invitada y además le diré que no se atreva a mirarme de esa manera nunca más.
-Parecías aburrida – dice en cuanto dejo el vaso frente a él.
-Eso a ti no te importa – digo, escrutándolo con la mirada.
-Oh, vamos, ¿me vas a decir que no te gusta divertirte?
Me quedo paralizada cuando siento la mano de él posarse en mi cintura. La agarraré entre mis manos y le haré una de esas llaves que aprendí en la academia, lo dejaré tendido en el suelo y así él no se atreverá a volver a tocarme.
No puedo hacerlo.
Y él se acerca a mí peligrosamente.
-Vamos a bailar.
Me estremezco cuando siento su aliento pegado a mi oreja. Me maldigo a mí misma por sentirme de aquella manera.
-Yo no… - Fui lo único capaz de decir.
-¿Qué? ¿No has venido aquí para divertirte? – Su voz suena algo ronca y entrecortada, seguramente por a todo el alcohol que seguramente ha ingerido – Tu amiga parece estar pasándoselo bien.
Alzo una ceja, volviéndome para mirarlo. Esto es el colmo, ¿cuánto tiempo habrá estado este extraño espiándome sin que yo fuese consciente de ello?
-Llevo un rato observándote – Dice él, encogiéndose de hombros – Eres… muy atractiva. No he podido evitarlo.
Entonces me siento totalmente confusa. Por un lado quiero apartarme de su lado, darle una bofetada por mirarme de aquella manera, y marcharme de aquella fiesta. Pero por otra… Sacudo la cabeza. Aquel era el único tío en mucho tiempo que me mira así, que se siente atraído por mí. Y sí, seguramente se deba al alcohol, pero también puede ser que él tenga razón. Quizá debería simplemente divertirme por una vez.
No puedo negarme cuando él me agarra por la muñeca y tira de mí hacia la pista de baile. Me obligo a hacerle caso. Desconecto del mundo por un momento y comienzo a moverme al ritmo de la música al lado de ese extraño.
Mientras bailamos, no puedo evitar mirarlo atentamente. No puedo negar su atractivo. Tiene una mirada intensa, aunque ahora está algo oscura, pero sus ojos son azules. Su pelo no es excesivamente corto, de hecho, un mechón le cae en mitad de la frente, dándole un aire todavía más interesante. Su mentón está cubierto por una fina barba que intensifica su rostro. Va vestido como si quisiera aparentar menos edad de la que en verdad tiene. Lleva un pelo de color azul marino y unos vaqueros ajustados. Sus músculos se marcan por debajo de la tela de su camiseta, y de pronto siento unas inmensas ganas de tocarlos.
Él pega su cuerpo al mío sin dejar de moverse al ritmo de la música y me sonríe. Sí, al parecer también tiene una sonrisa perfecta.
Por un momento me pregunto cuál será su historia. Siempre he pensado que todos tenemos una historia, la cual nos hace ser como somos. Y yo quiero saber la suya. Quiero saber por qué un hombre de unos treinta años, esa es la edad que estimo que tiene, está en una fiesta así, bailando con una chica de apenas veinte años.
Dejo de preguntarme sobre su historia, o cualquier otra cosa, en el mismo instante que siento sus labios sobre mi cuello. Siento un leve cosquilleo en mi bajo vientre y me maldigo por ello. Pero no puedo evitar sentirme así, y se siente bien.
-No me has dicho tu nombre – Susurra él en mi oreja, lo suficiente alto como para que yo le escuche a pesar de la música.
Obvio el hecho de que él tampoco me haya mencionado su nombre.
-Kate.
-Kate… Me gusta – Dice él, sin apartar su mirada de la mía.
Desvió la mirada, porque si él sigue observándome de aquella manera yo acabaré haciendo algo de lo que me arrepienta.
-Eres preciosa, Kate.
Sacudo la cabeza. Hace tiempo que nadie me dice eso.
Trabajo rodeada de hombres en su mayor parte. Y sí, alguna vez he pillado a alguno observándome en la distancia, pero nunca ninguno me ha dicho que estuviese guapa. Alguna vez he pensado que es porque mi padre es el jefe y no se atreven a hablarme de aquella manera. Pero sea como sea, es imposible que aquel extraño me pueda encontrar atractiva en esos momentos.
Me he pasado todo el día trabajando, y cuando Lanie me llamó, apenas he tenido tiempo de arreglarme. Apenas me había maquillado y tampoco me he molestado mucho en la ropa. Ya teníamos los flyers y un contacto de Lanie que nos iba a dejar entrar de cualquier manera.
-¿No me crees? – Pregunta él, adivinando mis pensamientos.
Niego con la cabeza, y él se dispone a demostrarme que lo que ha dicho es cierto.
Coge mi cara entre sus manos y cuando se dispone a besarme, me aparto bruscamente.
Llevo la mano al bolsillo del pantalón y saco mi móvil. Había estado vibrando durante varios minutos, pero he estado tan perdida en los ojos de aquel hombre que ni siquiera me había dado cuenta, o no había querido hacerlo. Ese casi beso era la excusa perfecta para atender esa llamada.
-Tengo que… Yo… - Digo, alejándome de allí.
Intenta agarrarme del brazo pero yo me aparto, saliendo de la discoteca tan rápido como me es posible.
Cuando salgo a la calle apoyo las manos sobre mis rodillas. Trato de calmarme antes de contestar.
Había comenzado a alterarme al descubrir que él estaba a punto de besarme. Y para mi sorpresa, ni siquiera he tratado de detenerlo. No. Porque lo que más deseaba en esos momentos era que él acortara la poca distancia que quedaba entre nosotros y me besase. Quería sentir los labios de él sobre mi boca, quería mordérselos y devolverle e beso. Sí. Eso era lo que quería, y no voy a sentirme culpable por ello. Llevo demasiado tiempo sin besar a nadie, y aunque habría sido un error besar a un hombre casi diez años mayor que yo, no me habría arrepentido. Al fin y al cabo solo habría sido un beso.
Y sin embargo había aprovechado aquella llamada de teléfono para apartarlo y alejarme de allí.
-Estúpida – Digo – Tú y tus malditos principios.
Una chica que pasa a mi lado justo en ese momento se queda mirándome, seguramente piensa que estoy loca por estar hablando sola en mitad de la calle. Pero no me importa.
Eso es lo que soy, una estúpida. No debería haberlo apartado. Es más, debería haber sido yo la que lo cogiese del cuello y lo acercase a mí, besándolo y haciéndole ver lo necesitada que estaba. Pero no, mis principios me habían traicionado porque en el fondo sabía que aquello no estaba bien.
Mi móvil vuelve a vibrar y me doy cuenta de que todavía no he contestado esa llamada.
-Oh mierda. Mierda, mierda, mierda – Repito varias veces cuando veo que es mi padre quien me llama.
Deslizo el dedo por la pantalla antes de llevarme el teléfono a la oreja.
-Maldita sea, Katie. ¿Se puede saber dónde estás?
-Yo… - Me llevo una mano a la frente. Había prometido a mi padre que me quedaría en casa por si me necesitaba.
-Da igual, no tengo tiempo de hablar de eso ahora – Dice él, dejándome saber que tocará ese tema después – Necesito que vengas, tenemos trabajo.
Anoto mentalmente la dirección que mi padre me da a continuación y le prometo que cogeré un taxi hasta allí inmediatamente.
-Papá, lo siento…
Escucho maldecir algo a mi padre antes de cortar la llamada, sin haber aceptado mis disculpas.
Llamo a un taxi y por el camino me maldigo por haber estado a punto de besar a ese hombre. Y maldigo a mi amiga por haberme convencido de ir a esa fiesta.
Ni siquiera le he avisado de que me marchaba, aunque ella seguramente ni se haya dado cuenta. Seguramente ella sí le estaba metiendo la lengua a aquel tipo y se estaría divirtiendo.
Sacudo la cabeza. A quién quiero engañar. Yo misma había estado a punto de hacerlo, y me lo habría pasado bien.
Gracias por leer!