Este fic participa en el minireto de octubre para "La Copa de las Casas 2016-17" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. Tenía que escribir una historia respondiendo a la siguiente pregunta: ¿qué hubiera pasado si un Hufflepuff, bajo el imperius de Draco, hubiera intentado asesinar a Dumbledore?


CON EL CUCHILLO, EN EL GRAN COMEDOR


Susan arranca un trozo de papel higiénico y lo pasa por la comisura de su boca. Se siente bien, más ligera. Ni siquiera echa un vistazo atrás cuando tira de la cadena, cierra la puerta detrás de ella y se encuentra cara a cara con Draco Malfoy.

Parece tan sorprendido como ella.

—Esto es el baño de chicas —dice bruscamente, sin darle tiempo a empezar la conversación. Abre el grifo para lavarse las manos, pero no puede evitar lanzar un vistazo rápido a Malfoy a través del espejo. La está mirando de una forma un poco rara y Susan lo conoce lo suficiente como para saber que algo desagradable estaba a punto de suceder. Así que decide adelantarse—. Si vas a volver a llamarme gorda, puedes ahorrártelo.

Le ve sacar su varita. Susan se gira, intentando alcanzar la suya y esparciendo diminutas gotas de agua a su alrededor.

Imperio.

Deja caer los brazos a ambos lados de su cuerpo y su varita se desliza entre sus dedos hasta caer al suelo. No es importante. Mata al profesor Dumbledore, resuena en su cabeza. Susan, la Susan que siempre hace esquemas antes de hacer sus redacciones y que nunca toma postre, protesta. Pero solo es un zumbido.

Susan, la Susan que está sonriendo y que nota que está por encima de todos los problemas, rodea a Malfoy y sale del baño.


Es media noche cuando vuelve a abrir los ojos. Recuerda cosas. Recuerda la felicidad. El contacto frío del metal contra su mano. Al profesor Dumbledore girando su cabeza hacia ella y preguntándole si necesitaba algo. La voz de Malfoy, insistente. Histérica. Mátalo, mátalo. La resistencia de la carne, el grito de sorpresa de la profesora McGonagall. Los ojos azules, con las pupilas contraídas. El cuchillo clavado contra su cuello, medio fuera. Medio dentro.

La boca le sabe a bilis y está mareada. La respiración se le acelera. Jamás ha pasado la noche en la enfermería y es un lugar lúgubre. La luz de la luna se filtra por las celosías creando sombras alargadas. Escucha el suave susurro de una túnica al caminar y está a punto de llamar a Madame Pomfrey.

—Pro… profesor.

—Señor Malfoy —dice la voz del profesor Dumbledore. Y Susan nota como los ojos se le llenan de lágrimas, porque está vivo. Intenta incorporarse, pero sus miembros no le responden—. Draco. Creo que me debe una conversación.

—No sé a qué se refiere —responde Malfoy. Y la voz le tiembla. Las lágrimas le caen por las mejillas y le mojan el cuello del pijama.

—Me refiero a que no voy a permitir que haya un quinto estudiante involucrado en este sinsentido. Deje la varita de la señorita Bones en su mesilla y acompáñeme.

Oye las cortinas correrse y levanta la mirada. Malfoy está allí. Parece más demacrado bajo la luz de la luna. Tarda un instante en reaccionar y Susan sabe que la está mirando llorar y quiere gritar.

—Draco.

—Voy, profesor —murmura dejando la varita.


fin.