Dragon Ball © Akira Toriyama
Imagen 56
Cicatrices de batalla
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Se despertó por la alarma de su reloj en la mesita de noche, como era usual. Tenía una vida ocupada, no podía darse el lujo de dormir hasta tarde aunque fuera verano. Acababa de tomar un puesto como la mano derecha su padre en la Corporación, hacía solo un par de semanas. Tenía su propia gran oficina, y se regodeaba de sentirse con el poder absoluto de mandar a los demás. Tener algo en qué enfocarse con un cierto horario, en lugar de solo dedicarse perezosamente a sus inventos, y de paso ayudar a su padre en la ajetreada tarea de administrar su gran empresa, le hacía sentir importante y llena de energía. O al menos eso pensaba ayer.
Se despertó demasiado cansada como para siquiera abrir los ojos. Una fuerza mayor la hacía permanecer inmóvil y en posición fetal, acurrucada bajo las sábanas. El reloj digital no dejó de sonar por un largo minuto, pero de pronto se calló, sin siquiera tocarlo. Con toda su fuerza de voluntad, se levantó la cama, aún con los ojos cerrados, para dirigirse al baño. Notó que las piernas le dolían como si hubiese corrido un maratón y su boca estaba seca.
Después de toda una vida durmiendo en esa habitación, logró llegar sin mayor dificultad al baño sin uso de la vista. Tanteó con una mano en la pared, buscando el interruptor de la luz. Cuando está se encendió, Bulma frunció los ojos como si la luz los dañara, aunque tenía los párpados aún cerrados. Se situó frente al espejo, y despacio abrió los ojos.
Ahogó un gemido al notar su figura en el cristal. Abrió los ojos en sorpresa, desapareciendo por completo la mirada somnolienta que seguramente hubiese tenido de no ser por la impresión de ver su cuello, hombros y senos cubiertos de pequeños moretones y chupetones.
Pasó sus dedos por su cuello y presionó una de las marcas. No dolía, o al menos no tanto como sus piernas. Abrió los ojos aún más cuando los recuerdos le vinieron en forma vertiginosa, y se giró rápidamente hacia la puerta. En su cama no había nadie. Solo sábanas revueltas y su ropa regada por el suelo. Solo su ropa. Caminó hacia un espejo de cuerpo completo en la esquina de su habitación. No le había prestado demasiada atención el haber amanecido desnuda, porque en verano solía dormir así.
No solo sus hombros, cuello y senos habían sido víctimas de lo ocurrido la noche anterior; sus caderas tenían marcas de manos y una de sus nalgas tenía un enorme moretón. Dejó escapar un mitad gruñido mitad gemido de indignación. El muy idiota ni siquiera se había quedado con ella, la había dejado botada como niño malcriado cuando se aburre de su juguete, y encima le había dejado notables marcas que probablemente no podría ocultar solo con maquillaje.
Ese día Bulma Brief era mirada con rareza por las oficinas de la Corporación Cápsula. ¿A quién se le ocurría llevar blusa manga larga y una pañoleta en el cuello en uno de los días más calurosos del año? Aunque tenía que agradecer que el semental saiyajin no le hubiese roto un hueso.
Gracias por sus reviews del capítulo anterior, no saben cuán feliz me hacen. Por alguna razón, el link de la página web de Kuri Cousin, donde pueden ver las imágenes, no puede verse en mi perfil. ¡No sale! Y no sé por qué. Voy a ver si encuentro alguna solución a ese problema.
Nos vemos muy pronto :3