Antes que nada, quiero aclarar que la serie Inuyasha y ninguno de sus personajes (lamentablemente ¡_¡) U_U¡ me pertenecen, esta historia es totalmente producto de mi imaginación y cualquier semejanza a alguna historia, fic, película, vida real, ETC… es una total y completa "casualidad". Aclarado este punto quiero señalar que esta es una historia contemporánea, de universo alternativo y desde ya aviso, no es apto para todo público , espero les guste esto es un Kagome/Sesshomaru y a aquellos que no les guste esta pareja les aconsejo que simplemente escoja otro fic y ahórrense los reviews venenosos. gracias n_n¡.

Agradecimientos especiales a mi familia que me apoya y todos aquellos que siguen esta historia y encuentran en ella inspiración, para esos guerreros anónimos que día a día luchan por surgir y no se dejan derrotar por los golpes de la vida, sepan que al final la recompensa vale la pena, y a esos que superamos tantas pruebas. "lo logramos… ahora sigamos en la lucha"

Aún estoy viva...

Atentamente:

La Autora

Makimashi Misao Futura de (S. S. L. A.)

"¿Qué significado tiene realmente la fraternidad… los lazos de sangre… la familia?

Hay muchas formas de responder eso, siempre deteniéndonos a analizar la situación para poder dar una respuesta que "aplique" a cada circunstancia, porque no siempre existe hermandad y amor filial entre aquellos que comparten lazos de sangre y han vivido toda la vida juntos… a veces (más de lo que nos gustaría admitir) la sangre, la cercanía física y la convivencia diaria realmente poco importa, al final de cuentas la sociedad no dicta ni predice quien es tu amigo, tu hermano, tu amante… e incluso tus padres…

Puedo dar fe de eso, acaso ¿No fui yo el desecho de una mujer que jamás debió haber sido madre en primer lugar?

Tuve mucha suerte a pesar de todo, dos grandes mujeres me amaron y protegieron y a su manera me prepararon para sobrevivir lo que eventualmente vendría... y vino, luego encontré a otra figura materna que literalmente salvo mi vida y en consecuencia la de mi amada hermana Sango y la de Kirara que más que una amiga/aliada es también como mi hermana (una peluda, con cuatro patas, salvaje con aires de reina universal, pero aun así la amamos y a su vez nos ama)

De la familia de Hina-sama recibimos las lecciones más realistas de la dinámica de una verdadera familia y de cierta forma pasamos a formar parte de ella sin dejar de ser las personas que éramos, creo que a Hina-sama y a su familia les quedó claro que Sango y yo éramos demasiado independientes y precozmente adultas, para tratar de "adoptarnos" oficialmente y colocarnos en una caja de cristal, aun así a su manera y sin presiones intentaron educarnos, guiarnos y protegernos (ejemplo claro aquella ridícula conversación sobre el sexo)

Así que eso de que la sangre llama realmente está sobrevaluado y no aplica para todos los casos… kami sabe que la mujer… cosa… "X"… lo que sea, que me trajo al mundo me habría retorcido el cuello con sus manos desnudas, de haber sabido que aquella partera no me mataría y que en el futuro sería yo quien le arrancaría la máscara frente a toda la corte del Oeste (más invitados) poniéndola en su lugar… justo bajo mis pies.

Ahora… la vida en una de sus locas vueltas me ha puesto una oportunidad ante mí que jamás me atreví a soñar con tener… sin embargo, ahora tengo al alcance de mi mano una familia biológica que parece estar deseosa de ser parte de mi vida… y juro por todo lo más sagrado que tengo… que no tengo la menor idea de que hacer…

¿Qué haces cuando pasas toda tu vida repitiéndote una y otra vez que solo tienes a tus hermanas de corazón y de golpe no solo tienes a un exiliado medio hermano, sino que también tienes al padre y la familia que te negaron desde antes de nacer justo allí, al alcance de tu mano?... Yo no puedo simplemente lanzarme sobre ellos… no sé cómo reaccionar, aun así, mis amadas hermanas de alma están allí para mí, animándome y apoyando mis decisiones, junto a mi nuevo hermano pervertido y al macho Daiyoukai que me llama suya y que yo he reclamado como mío… bien… la batuta esta en mi mano y me toca dirigir esta orquesta (nada nuevo en realidad) la pregunta aquí es ¿Están ellos preparados mentalmente para aceptarnos tal como somos?... porque algo si hay que dejar bien claro… árbol que nace torcido nunca su rama endereza: simplemente "no vamos a cambiar" somos como somos, nos toman o nos dejan.

Una muy pensativa ( preocupada) Kagome Higurashi

Cap. 38: Las tres hermanas.

En momentos como aquel sinceramente desearía estar sumida en la más alegre y relajante inconciencia ( o para sus efectos en una borrachera digna de algún nuevo tatuaje de media espalda que posiblemente me llevaría a un explosivo ataque de histeria), lamentablemente las náuseas y el agudo dolor de cabeza pulsando a un ritmo definitiva e irritantemente cardiaco, junto a la sensación de ser una muñeca de trapo con exceso ( mucho exceso) de relleno, había estado MUY presente desde que sin compasión, su condenada y MUY malvada alarma ( que merecía una muerte rápida, sucia y dolorosa por su crueldad) la sacara de su ansiado y MUY necesitado letargo, golpeando contra sus sensibles tímpanos y su dolorida cabeza con venganza, haciéndole imposible volver a hundirse alegremente en el sopor aliviador del muy necesitado y deseado sueño, y solo el malestar general que padecía en ese momento le impedía maldecir furiosamente y despotricar contra el mundo como un marinero en medio de una monumental resaca, maldecir su alarma, al sol por brillar tanto, al tráfico, al condenado grillo en algún lugar de su amplia terraza y la estúpida necesidad de hacer más de lo que ella sabía que podía… joder! juró en su mente aletargada.

no pudo evitar pensar tratando de distanciarse de su malestar general. ¿ Cómo era que estaba despierta de nuevo?... se suponía que ella debía estar alegremente inconsciente hasta el atardecer del día después de su irreflexivo impulso de locura, con un poco de suerte 24 horas completas , aun así allí estaba DESPIERTA , consiente de las náuseas, el sordo dolor, el mareo y cuantificado todos y cada uno de sus malestares generales, y para ponerle la cereza al pastel de crema tenía 1.95 de furioso macho Inuyoukai literalmente respirándole al cuello y lanzándole gélidas miradas de advertencia que parecían gritar secamente "NO-TE-ATREVAS- A-MOVERTE-MUJER" su obvio malestar físico era una clara señal de que sus 24 horas de "recuperación" no se habían cumplido y más allá de preguntarse ¿Cómo rayos era posible?, lo único que deseaba era envolverse de pies a cabeza en su edredón de manta polar extra tupida ( suave y sedosa tela de peluche) y volver a dormir como los muertos, hasta sentirse capaz de abrir los ojos sin sufrir las consecuencias o peor aún humillarse a sí misma.

Su único consuelo era que él había dejado de lado el regaño verbal y para su beneficio se contenía de gruñir su furia abiertamente ( empeorando su dolor de cabeza) aun así ella sinceramente no estaba de humor, ni estaba físicamente en condiciones para pasar por " ESO" de nuevo, Gracias mil… ahora un analgésico por favor gruñó en su fuero interno conteniéndose de poner los ojos en blanco y ganarse una nueva ola de dolor por las molestias .

— ¿Café? — Dijo finalmente Sesshomaru en un gruñido bajo, después de verla luchar contra el agotamiento físico y posiblemente el malestar que venía con el uso y abuso de sus poderes como sacerdotisa, decidiendo por ahora ser " benévolo" y no señalarle una vez más su opinión sobre lo sucedido el día anterior, ya podía ver a simple vista lo miserable que ella se sentía en ese momento y no quería añadir más estrés sobre ella, mas eso no quería decir que no le recalcaría su opinión cuando ella estuviera en mejores condiciones, entonces ella escucharía TODO lo que Yakko y él tenían que decir así tuvieran que amarrarla y amordazarla.

Sesshomaru. Mi amoh. Tu. Para mí … siento como que te amo — Soltó Kagome en un gemido bajo cuidándose de no empeorar su dolor de cabeza, mientras restregaba sus ojos antes de mirarlo esperanzada — ¿Café… please? — Añadió dedicándole una diminuta sonrisa antes de forzar su agotado cuerpo a sentarse con cuidado mientras la habitación daba vueltas ante sus ojos. — Rayos… — Murmuró por lo bajo presionando su mano contra su frente cerrando los ojos con fuerza con la esperanza de que todo el lugar dejara de dar vueltas como una maldita ruleta y su estómago se asentara, lo último que quería era terminar dando arcadas secas o peor vomitando su amado café.

— Hnnn, este te recuerda que tu actual estado es obra tuya — Señaló Sesshomaru con un borde seco.

— Si, si, ya… ahórrame el regaño ¿ Quieres?, ambos sabemos porque hice lo que hice… no quiero discutir ahora sobre eso… además… muy ma-lo… ¿tenías que decirlo? — Respondió Kagome saliendo con cuidado de la cama con toda la intención de arrastrase hasta el baño si era necesario antes de humillarse así misma con algún accidente acuático, de esos que había dejado de tener cuando dejó oficialmente los pañales, más dio un solo paso tembloroso y lo próximo que supo era que Sesshomaru la estaba cargando de nuevo como a una criatura, lo cual era risible teniendo en cuenta su elevada estatura y su constitución física, ella definitivamente no era una delicada y diminuta mujer japonesa promedio.

— ¿No puedes simplemente decir a este Sesshomaru a dónde quieres ir? — Preguntó Sesshomaru dedicándole una mirada evaluativa, observándola con calma hasta detener su ambarina mirada en el torque que Tallon Warhammer había obsequiado a su compañera, la joya en cuestión había estado pulsando incesantemente con energía y brillando desde que llegaran al apartamento y se adhiriera a ella, cerrándose firmemente en lo alto de su brazo con un fuerte zumbido, negándose a moverse del lugar donde se había instalado para quedarse física y mágicamente.

— Quiero " ir ", un baño, un par de pastillas para el dolor de cabeza, tal vez algo de comer y café para sentirme nuevamente humana… ¿Es mucho pedir sin caerme de cara, y ganarme un injusto regaño? — Dijo Kagome con un deje de burla dirigida hacia sí misma a la vez que le lanzaba una mirada retadora.

— Hnnn — Murmuró Sesshomaru llevándola hasta el baño, donde después de dejarla aliviarse, procedió a desvestirlos a ambos mientras dejaba llenando la tina, lo último que deseaba era que su compañera terminara ahogándose en el baño si se quedaba dormida o simplemente se desmayaba.

Aquel baño no tenía ningún borde sexual, en ese momento ambos solo buscaban el consuelo de saberse juntos, además ni ella estaba físicamente o espiritualmente para una buena ronda de sexo puro y duro, ni su bestia y el estaban emocionalmente estables para poseerla sin mandar los protocolos al infierno y tomar por completo lo que por derecho les pertenecía, en su mente ella se había puesto a sí misma en riesgo y ellos habían tenido que presenciarlo, aceptarlo y dejarla hacerlo por un bien mayor, mas eso no quería decir que las acciones de ella no chocaran con los instintos de ellos ( impresos en su misma alma) o que estuvieran felices con ese hecho, en esos momentos sus deberes como guardianes chocaban por completo con sus deberes como compañeros y aquello pesaba mucho sobre ellos, definitivamente eso no era poca cosa para ellos simplemente estaban en conflicto y eso jamás era buena señal.

Después del baño, las pastillas y el muy prometido café, Kagome se sintió de nuevo más humana y se dio permiso de desayunar algo ligero, después de asegurarse de que no terminaría vomitando a los pies de Sesshomaru ( estaba segura de que ni él, ni Yakko-sama les agradecerían el insulto a sus agudos olfatos, ni el indeseado adorno a sus finos y caros zapatos hechos a mano)

— ¿Puedes explicarme porque quieres que use esto? — Preguntó Kagome después de finalmente dejar vacía su tercera taza de café expreso sobre la isla, señalando exasperada en lo alto de su brazo la pulida piedra central del hermoso y fino regalo de su padre, que chocaba con sus cómodos y anchos pantalones de algodón negro, su camiseta gris paloma, medias de lana negra y melena alborotada, haciendo que la elegante joya resaltara aún más sobre ella.

— El torque no ha dejado de brillar desde que llegamos de la casa del Oeste y a penas estuviste cerca de él, se adhirió a ti por su propia voluntad — Respondió Sesshomaru con su usual calma, como si fuera algo normal y de todos los días que un objeto supuestamente inanimado " decidiera" adherirse a la gente de buenas a primeras.

— ¿Y no trataste de quitármelo? — Preguntó Kagome una vez más tratando inútilmente de sacarse el brazalete, que se negaba a moverse de lo alto de su brazo donde permanecía firmemente cerrado sin moverse un centímetro, y aun así, sin hacerle daño o cortarle la circulación con todos los esfuerzos que ella había estado haciendo para quitárselo, estaba fijo a ella al punto que parecía ser parte de ella ahora. — Diablos…. Tengo que preguntarle qué diablos es esto y porque está pegado en mi brazo ahora, pero más importante " como diablos quitármelo" — Gruñó conteniendo una mueca cuando sintió una puntada en la cabeza, finalmente derrotada por el condenado brazalete, Kagome renunció en tratar de quietárselo " por ahora".

— Es una protección… una poderosa protección. — Fue toda la respuesta que Sesshomaru le dio sumándole una mirada penetrante antes de responder su teléfono y atender las demandas de sus obligaciones.

— Claro… es una protección, y él no va a tratar de quitármelo si piensa por un momento que me está haciendo un bien… maldición — Murmuró con sarcasmo por lo bajo conteniendo las terribles ganas de poner los ojos en blanco y golpear su adolorida cabeza contra el frio mesón de la isla de su amada cocina.

Para el medio día Kagome se sentía más ella misma, estaba exasperada, aburrida y harta de volverse y chocar con Sesshomaru respirando en su cuello como un condenado perro guardián tras una pista, al final literalmente lo había echado del apartamento bajo la promesa de no-salir-del-edificio ¿Total? Ella tenía trillones de cosas que hacer sin necesidad de salir del edificio o su apartamento, sin señalar que estaba a cargo del negocio de Sango, la tienda en proceso de inauguración y su propio negocio que casualmente esteban DENTRO de su edificio, así que técnicamente no tenía que salir de él, mas Sesshomaru sabía muy bien que ese era todo el trato que iba a obtener con ella y Kagome no se había molestado en negarle sus planes cuando él había preguntado directamente.

Con calma, se había dado el placer de colocar y hacer sonar por todo el enorme apartamento un especial completo de éxitos de Queen en volumen moderado-acorde-a-su-malestar-general y había limpiado su lado del apartamento hasta el último rincón, se había preparado de almuerzo un enorme tazón de ramen con lonjas de carne asada, cerdo ahumado y especias ( que haría llorar de alegría al más devoto de la creación del popular platillo) acompañado de una pinta de cerveza helada que irónicamente había hecho milagros con su malestar, y luego se había lanzado de lleno a continuar con el proyecto que había embarcado desde que Sango se fuera de luna de miel con su esposo pervertido.

Ya descansaré cuando tenga seis metros de tierra sobre mi… o una linda urna de cuarzo en forma de dedo medio para saludar al mundo, joder Como siempre se decía tercamente para sí misma.

Tenía planes y no los podría en pausa… Miroku había sido claro cuando le había dejado su tarjeta de crédito a su cuidado y carta blanca para su uso " como Sango lo quiere, Sango lo tendrá" había dicho el ladino Inu negro enarcando las cejas jocosamente y Kagome había sonreído internamente orgullosa de haber aprobado a aquel macho para su hermana del alma, sabiendo con más seguridad que nunca que él la adoraría y haría lo que fuera para hacer a Sango idiotamente feliz y más pervertida que nunca, así que dando un vistazo general a su alrededor libreta en mano, empezó a hacer la lista de las ultimas cosas que faltaban terminar en el lugar, tachando a las que solo debía ir a retirar de las tiendas y resaltando las que faltaban, sonriendo para sí misma, mientras dejaba la lista a un lado y se colocaba con sumo cuidado el equipo de seguridad y ponía manos a la obra para acabar con los pendientes de la lista que necesitaban de su intervención directa para ser terminados.

Horas después el polvillo de aserrín cubría el plástico sobre el que había trabajado en los pocos momentos " libres" que se había robado deliberadamente para realizar aquel " proyecto" que había iniciado en uno de los apartamentos vacíos del piso inferior, desde que ambos anunciaran su intención de casarse y recientemente había mudado a su lugar de destino.

Era limitado el grupo de personas que podían entender las razones detrás de alguna de sus más excéntricas acciones, especialmente cuando se trataba de cosas emblemáticas como aquel proyecto en particular, cualquiera creería que una " mujer de negocios" como ella simplemente se limitaría a elegir desapasionadamente lo que quisiera en alguna gran tienda al azar, pagaría por ello e incluso pagaría a otros para emplazarlo en su casa, más ella no era la típica " mujer de negocios" ella nunca había seguido un patrón " tradicional" en su vida, sus acciones siempre tenían algún significado y su hogar era el fuerte que más celosamente guardaba y cada artículo en él tenía su significado, una razón válida para estar allí.

Si bien había cosas que había comprado en su momento, siempre habían tenido un fuerte significado una razón, una memoria para ella y su disfuncional familia detrás de esa compra en particular y aun así, ella se negaba a olvidar sus raíces, olvidar de donde venía, lo que había vivido y las experiencias que había tenido y que la habían llevado a ser la mujer que era, pues a pesar de todo ella estaba agradecida con todo lo que había vivido, lo bueno, lo malo y lo peor, habían terminado formando su carácter, sin desviarse de los preceptos establecidos por sus madres Yuri y Minna quienes habían sido su base y aun tantos años después eran sus ejemplos a seguir.

Aquel mueble en particular en el que trabajaba, seguía las mismas etapas que los " muebles" artesanales originales al otro lado del amplio apartamento que abarcaba toda aquella planta del edificio donde vivía, y trabajar en ellos le traía muchos recuerdos, buenos y malos, tantos que parecían pertenecer a otra vida, una vida dura llena de sacrificios, pero de igual forma llena de muchas alegrías y satisfacciones.

Al apagar la lijadora eléctrica, una que habría deseado desesperadamente tener años atrás cuando Sango y ella trabajaban en sus primeros muebles ( a mano) en la antigua estación abandonada que por muchos años fue su refugio y hogar, Kagome sonrió melancólicamente mientras limpiaba el ligero polvillo de la madera de pino ahora sedosa después de haber recibido la última lijada, estudiando la lisa superficie, decidiendo que estaba lista para recibir una buena tintura y su respectivo barnizado para unirse al resto de los muebles que se secaban al final de aquel lado del amplio apartamento, dándole una rápida mirada contemplativa sin poder contener la satisfacción, sabiendo que esas horas robadas pagarían muy bien y como bono añadido aquel trabajo mantenía su mente ocupada y lejos de los problemas más grandes que pesaban sobre su mente y que si bien sabía que no podía eludirlos por siempre, podía disfrutar de un rato de olvido y relativa " normalidad" y de paso la distraían de los últimos ecos de sus acciones del día anterior.

— Solo un poco más y los pequeños detalles que le darán a este lugar los últimos toques personales quedaran de parte de ellos — Murmuró Kagome satisfecha con su avance, quitándose los lentes de seguridad transparentes, volviendo su atención al último mueble que faltaba, dándole un ligero vistazo al reloj en su muñeca conteniendo una mueca al notar que apenas tendría tiempo para una ducha rápida, antes de salir volando a cumplir el resto de su lista de cosas por hacer de aquel día sin-salir-del-edificio , murmuró un juramento pensando en la segura amonestación de Sesshomaru ( por no estar como una frágil damisela languideciendo en su habitación) desenchufó el aparto y prácticamente echó a correr hacia su habitación, dejando atrás los guantes, los lentes de seguridad que había estado usando mientras trabajaba con la madera y los protectores de oídos.

S S =

En momentos como aquel, la eternidad de su gente era una maldición muy pesada para la dama de la casa de la luna, desde el inicio de su vida ella siempre supo que su camino no sería fácil, como primogénita del poderoso clan ella tenía un rol importante que cumplir para su gente y para el resto del mundo, había sido entrenada desde la cuna para guiar a su clan cuando sus padres abdicaran y se fueran a retiro, las más crueles guerras habían acabado con aquel plan y pronto su duro camino inició prematuramente al renunciar a su verdadero compañero a favor de su amada hermana al acceder en su lugar fungir como " ancla" para Inu no Taisho, todos sabían que ella no era su verdadera compañera, pero entonces no podían darse el lujo de ir a la guerra con el Clan Taisho y también con los humanos deseosos de acabar con toda la raza Youkai, el sacrificio había sido señalado y ella lo había aceptado y pagado sin mirar atrás o arrepentirse, su casa y el resto de los Youkai la habían reverenciado, reconociendo en sus acciones la salvación de su clase, el nacimiento de su hijo se había celebrado en todas las casas cardinales y la traición de Inu no Taisho había sido condenada y repudiada de inmediato, más en el fondo toda la clase Youkai sabía que era cuestión de tiempo en que esta se diera, mas no por ello iban a aplaudir y consentir las acciones del antiguo señor del Oeste, que había irrespetado tal sacrificio de parte de la casa de la luna, su señora y su hijo, actual señor del noble clan.

Ella había vivido mucho, había sufrido y perdido a seres amados, había luchado, perdido y ganado numerosas batallas, bien fuera en el cruel campo de batalla lleno de sangre, agonía y muerte, en los elegantes salones de gala repletos de intrigas, complots delicadamente orquestados, como también en los feroces enfrentamientos diplomáticos entre aliados y enemigos, aun así, allí aquel día podía sentir cada año de su extensa existencia pesar sobre ella, en el más brutal intento de aplastarla y finalmente quebrarla, pero ella se negaba a someterse, mucho menos cuando su amado hijo estaba en la precaria balanza de la salvación o la destrucción de aquel mundo al que les había sido encomendado proteger, por los mismos dioses que habian abandonado aquel plano y aquel mundo a su suerte muchas vidas atrás… no es que los humanos entendieran o aceptaran creer eso, más ella lo sabía mejor.

— Esto es terrible — Dijo Irasue en un susurro desde la entrada de la habitación repujada con miles de sellos poderosos, observando la capsula sellada cubierta de sutras y sellos con genuina preocupación, ella no esperaba que aquella maldita joya volviera a surgir, menos ahora cuando la situación era tan delicada, había tenido la esperanza de que permaneciera oculta e inactiva, mas todo se había ido directo al infierno apenas esta fue arrancada del cuerpo de Toga.

Para nadie en la casa de la luna o entre la clase Youkai era extraña la Shikon no tama, su trágica historia era bien conocida, pero habían esperado que la joya maldita no volviera a causar estragos nunca más y permaneciera en éxtasis, más la suerte no los había acompañado y allí estaba una vez más, lista y deseosa de ser usada para causar caos.

— Maldito el día que los Yaiba emboscaron a Emiko Higurashi y a su bestia guardiana — Dijo Yuemaru en tono seco recordando la devastación que la desesperada sacerdotisa había causado accidentalmente al tratar de salvar a una de sus hermanas de armas, aun con el corazón roto por la reciente perdida de la Taijiya Akemi.

— Y hasta donde sabemos ese fue el fin del condenado clan infernal, que arda entero en el infierno por toda la eternidad — Comentó Irasue acariciando ausentemente su Mokomoko ahora apretadamente enrollado alrededor de ella en instintivo intento de consuelo. — ¿Los escribas han encontrado más detalles de la joya maldita?

— Aun están en la búsqueda de más información, pero es probable que los más intrincados detalles estén enterrados y al resguardo de los Higurashi mi lady… sus sellos más poderosos están en el templo del atardecer, en la cripta Higurashi para ser precisos es un lugar inexpugnable solo un verdadero Higurashi tiene acceso y la capacidad de dar acceso limitado a otros — Respondió el observando a su dama, dejando ir su youki envolviéndola con el de los pies a la cabeza dándole el consuelo espiritual que su dama necesitaba en ese momento, sin atreverse a tocarla físicamente evitándoles así maliciosos rumores que solo terminarían con algún pasillo arruinado sin remedio con la sangre y los restos del impertinente que se atreviera a comentar algo sobre su dama, ellos se encargarían de destruir completamente a todo aquel que osara atacarla sin importar el medio elegido, ella merecía respeto y veneración, ellos simplemente no aceptarían menos de eso para ella y si tenían que cubrir el mundo con sangre y muerte para lograrlo, pues que si fuera, ellos aceptarían el reto de buena gana.

— Y obviamente Lady Higurashi es lo suficientemente aguda como para usar todos los recursos a su disposición para solucionar este desastroso imprevisto… la mujer no es ninguna estúpida gracias a los Kami por los pequeños/grandes milagros — Comentó Irasue desviando su dorada mirada de la capsula sellada, fijando su atención a los líquidos ojos plateados del macho que la miraba con fija atención, conteniéndose apenas de atraerlo hacia ella, aferrarse a él hasta que fueran uno solo de nuevo y reafirmar la vida ante aquella terrible amenaza que estaban viviendo y que solo parecía agravarse más con el resurgimiento de la condenada Shikon no tama en el mundo. — Vamos Yue… esta Irasue está en la necesidad de una buena taza de té y tu compañía.

— Hnn — Respondió el con calma caminando junto a ella, sintiéndose complacido con aquella simple acción, sabiendo que pronto podría reclamarla como suya y nadie se atrevería a objetar su reclamo sin enfrentar una sucia muerte en sus garras, ellos se habían forzado a dejarla ir una sola vez y habían existido en completa y constante agonía, no le dejarían ir de nuevo ni aun si la muerte tocara su puerta, ellos la seguirían allá donde ella fuera, sin pensar, sin preguntar, sin dudar… para él y su bestia, solo importaba ella.

S S =

Había tenido que gritarle por diez minutos seguidos al día siguiente de su " arresto domiciliario" forzoso y amenazado con castrarlo o simplemente dejarlo sin sexo hasta nuevo aviso, pero finalmente lo había logrado, decidió Kagome después de dar un vistazo general y arreglar un detalle aquí y otro más allá decidiendo que si hacia algo más terminaría arruinándolo todo, así que tras encogerse de hombros prácticamente trotó hasta la zapatera, donde se cambió las cómodas pantuflas de andar en casa por sus botines de gamuza favoritos, tomó las llaves, su bolso y prácticamente corrió al ascensor, donde se dedicó a arreglarse el cabello con las manos para luego asegurarse de no tener el lápiz de ojos corrido o que se notara el torque (Que aún se negaba a separarse de ella), lo último que quería era verse como un espantapájaros.

Cuando entró minutos después a la fábrica de Sango, sonrió al ver a Makoto trabajando junto al resto de la plantilla, y con calma se paseó observando las diferentes mesas de corte y las áreas de costura, para luego echar un ojo al depósito e instalarse en la oficina de Sango donde estaría la próxima media hora revisando facturas, informes de inventario, materia prima en bruto y producto final procesado listo para el almacén y venta, para luego pasar a las nóminas y empezar a gestionar todo aquel sistema bancario, para asegurarse de que todos los empleados de Sango fueran debidamente pagados aquel día, tras eso hizo lo propio con su propia plantilla en MI echándole un ojo a la página que su empleada llevaba del café notando un par de fotos de los Warhammer que haría eliminar ( después de guardar una copia para ella claro está)

En esta su familia paterna parecía relajada y genuinamente contenta de estar allí, estaba casi segura que había sido uno de esos días en que habían ido a visitarla y ella los había atendido, obviamente sus empleados esperaron a que ella se retirara para tomar la foto, aun así, no quería exponer a su familia más de la cuenta por lo que también extendería el veto de las fotos a ellos.

— Kagome-sama ¿Puedo hablar con usted un momento? — Dijo Makoto justo cuando estaba por retirarse.

— Claro Makoto-chan, y por favor solo Kagome por favor — Respondió Kagome invitando a la hanyo tanuki a sentarse frente a ella. — bien… tu dirás

— Kagome-sam… san, el sobre que me dejó con Sango-san… ¿realmente cree que puedo hacer eso, no estoy ya muy grande para algo así? — Preguntó la tímida joven hanyou tanuki removiéndose en su asiento con incomodidad.

— ¿Sientes que no puedes, que no tienes la capacidad para lograrlo? — Preguntó Kagome con calma observándola por encima de sus dedos entrecruzados, ella no forzaría a nadie a nada que no se sintieran capaces de hacer, pero les daría opciones a elegir, lo demás quedaba de parte de cada una de ellas, esas decisiones tenían que tomarlas por sí mismas. — Porque ciertamente yo veo el potencial que tienes y creo que puedes lograr esto y más si crees en ti misma y tus capacidades.

— Yoshi-chan y Aiko-chan… — Dijo la joven preocupada, sus ojos purpuras brillando con genuino conflicto.

— Son cachorros adorables y puedes confiar unas horas más en las chicas que los cuidan y hacer esto por ti y por ellos, créeme la edad no importa además tu aun eres una cachorra puesta en una situación difícil en la que tienes que forzarte a madurar y aun estas a tiempo de hacer grandes cosas con tu vida y tener un buen futuro junto a tus cachorros, y si kami lo permite con tu compañero cuando se encuentren — Dijo Kagome con calma observando a la joven. — Eres una joven brillante y valiente Makoto estas aun en el inicio de tu larga vida y sé qué harás grandes cosas con el apoyo y guías correctos, te estoy dando ambas, no los rechaces por temor a lo desconocido, además estoy segura de que Sango también se beneficiara de los conocimientos que obtengas de esto, pero recuerda que decidas lo que decidas te apoyaré igual, es TU decisión. —Añadió Kagome con calma.

— ¿No tengo que renunciar? — Preguntó Makoto con un borde de alivio.

— Nop… a diferencia de Meg-chan y las otras chicas, esto puedes hacerlo aquí en esta área de Tokio y no se te hará imposible trabajar y atender a tus cachorros, tus talentos son distintos a los de ellas y sería una lástima no sacar el máximo provecho de ellos dándote las herramientas para eso, que es justo lo que estoy haciendo — Le aseguró Kagome sonriendo con calma.

— Entonces lo haré Kagome-san… si usted está dándome esta oportunidad y dice que será bueno para mí y mi Yoshi, voy a dar lo mejor de mí para no decepcionarla — Dijo Makoto emocionada.

Nop… quiero que tú des lo mejor de ti, por ti misma y por ellos, con eso a mí me basta — Dijo Kagome con calma colocando su mano sobre la mano llena de garras de Makoto quien sonrió abiertamente por primera vez desde que la descubriera en Kibo mama junto a tantas niñas abusadas, ver esa genuina sonrisa de alegría y esperanzas alegró y alivio a Kagome en partes iguales, ella sabía que no podía salvarlas a todas, pero al menos podía intentar ayudar a tantas como pudiera, algunos lo habían hecho por Sango y ella y ahora ella devolvería eso las veces que pudiera.

S S =

Aquella semana había sido mágica en todo el sentido de la palabra, contra todo pronóstico ( teniendo en cuenta de donde venía) había conocido lugares de Paris con los que solo había soñado despierta cuando era niña ( en términos de edad), había leído en libros y visto revistas de moda de forma compulsiva cada vez que había podido echar mano en ellas, había estado en la cima de la torre Eifelle y observado toda la ciudad encendida con millones de luces, había estado en el Louvre y asistido a distintos eventos de la semana de la moda con los que hasta entonces había soñado, aquello había sido una sorpresa de parte de su querido esposo, aunque sospechaba que la idea había nacido de su querida y muy terca hermana, que aun con todos sus regalos y el amor que sentía por ella, estaba hundida hasta el cuello en la mierda con ella en ese momento.

— Cuando la tenga a tiro, voy a hacer mi mejor esfuerzo por rodear mis manos en su flaco cuello y ahorcarla lentamente hasta que los ojos le broten de la cara como en las malditas caricaturas — Gruñó Sango por lo bajo mientras arrastraba su maleta junto a un risueño Miroku y sonriendo con una mueca cargada de mofa, pues ambos sabían que lo último que Sango haría era ahorcar a Kagome, ella la adoraba demasiado para hacerle daño, aunque posiblemente si haría un buen intento de dejarlos sordos a todos.

Descubrir apenas subieron al vuelo privado, a los escoltas reales custodiándolos como las sombras que Miroku dominaba a su antojo, no había sentado bien a ninguno de los dos y poco había faltado para mandar la luna de miel al carajo y regresar a sus alfas de inmediato al comprender que algo grave estaba sucediendo, algo que no les habían informado a ellos en pro de no dañar su momento de felicidad ante su reciente unión y Sango no había tenido reparos en señalarle MUY coloridamente aquello a Kagome apenas habían bajado del avión y puesto sus manos sobre el primer teléfono a su disposición, Miroku por su parte había interrogado a los guardias reales sin obtener más respuesta que el estoico " estamos para proteger a los miembros de la casa de la luna" sabiendo que su querido primo no soltaría prenda hasta que él lo considerara necesario y eso o sería solo hasta que regresaran de su viaje de novios.

— Ella solo quería que disfrutáramos este momento — Señaló Miroku con calma.

Lo sé… es que, Kami Miroku Kagome se guarda mucho y es condenadamente difícil lograr que se apoye en otros y saber que algo está pasando y no me dijo nada… solo me pone los nervios de punta, ella siempre está allí para mí, quiero estar allí para ella — Respondió Sango con un deje de frustración.

— Ya estamos aquí y ninguno de los dos podrá escapar de nosotros ahora ¿hmmm? — Dijo el señalando con un ademan a la aludida pareja que los esperaba al otro lado del control migratorio, sin poder evitar sonreír un poco al ver a su estoico primo ignorar al resto del mundo mientras Kagome solo sonreía para sí misma mientras les daba un ligero saludo " nervioso-según-Kagome" agitando los dedos obviamente midiendo los ánimos de ambos.

Supongo… vamos querido esposo… a casa y a sacarle a esos dos TODA la información que están ocultando de nosotros a esos dos. — Dijo Sango con calma recibiendo sus documentos del tembloroso oficial de migración que podía sentir la furiosa energía que los rodeaba y que gritaba " Taijiya cabreada en el área… idiotas corran por sus vidas" y solo deseaba estar fuera de su rango y volver a casa con su clan y empezar a buscar una compañera, aun a pesar de faltarle unos cincuenta años más para estar oficialmente listo para eso.

Al llegar a casa toda las intenciones de acribillar a preguntas a Kagome había salido volando alegremente por el balcón más cercano, cuando su querida y astuta hermana deliberadamente los había guiado de inmediato a su lado del enorme apartamento para descubrir una de las sorpresas que Kagome le había dicho que tenía para ellos, Miroku había sonreído abiertamente satisfecho mientras Sango no podía dejar de boquear como pez fuera del agua mientras observaba lo que Kagome había hecho a su lado del apartamento durante aquellos días de ausencia, justo como ella había querido su lado era el reflejo del apartamento original con la sola diferencia de la encimera de cuarzo de Onni que ocultaba a la perfección las hornillas de la cocina y los detalles personales que Kagome había dejado para que Miroku y ella le dieran el acabado final a su sorpresa.

— Estuviste ocupada — Señaló Sango mientras hacia todo el esfuerzo por triturar a la mujer más alta en un apretado abrazo de oso que le decía lo feliz que estaba con los resultados.

— Y no sabes la mitad de todo… — Señaló Kagome devolviendo el abrazo mientras Kirara ronroneaba contenta restregándose de las dos hembras humanas, mientras Kagome gruñía por lo bajo mirando a Sesshomaru fijamente advirtiéndole que aquel no era el momento para discutir nada, ella quería que aquel día fuera tranquilo para todos, ni virus, ni monjes falsos, ni joyas malditas ni nada, solo ellos, un respiro de todo aquel caos en el que ahora estaban hundidos hasta el cuello, no le importaba si era algo egoísta ella simplemente necesitaba ese momento de paz y esa conexión con Sango, Kirara y ellos, además aquella era la primera vez desde la noche que Sango llegó a su vida que las tres estaban " separadas" y espiritualmente necesitaba aquella reconexión.

Tienes que contarme — Dijo Sango aflojado su abrazo para acariciar la cabeza de Kirara transformada en su tamaño real, ese que había usado tantas veces para espantar a los indeseables de ambas cuando eran niñas y un par de veces más cuando se volvieron adultas.

Nahhoy es de nosotros… chi-kaa. Hoy es para la familiamañana nos encargamos del desastre que tenemos por delante — Dijo Kagome en tono firme que no dejaba espacio para discusiones.

— Kami… aquí vamos de nuevo señora jefe — Señaló Sango riendo por lo bajo.

— Para que no pierdas la costumbre… San-san casada o no YO sigo al mando — Respondió ella mirándola con una ceja enarcada antes de ambas estallar en carcajadas, mientras los dos machos solo las miraban con entretenida calma, ambos sabían que sus damas eran simplemente " diferentes" y no las querrían de otra forma. — Ahora ven y cuéntame todo hiciste en Paris… Kami esperaaaa…. todo lo que no sea pornográfico, realmente no necesito saber más de lo necesario y no voy me vas a poner a pagarle a una condenada terapeuta por traumatizarme con sus hazañas sexuales — Aclaró al ver la mirada vidriosa y el brillante sonrojo en las mejillas de su hermana. — Pervertida — Señaló haciendo estallar en carcajadas a Miroku.

— Es SU culpa — Señaló Sango sin una gota de vergüenza, mientras Miroku sonreía jactanciosamente muy complacido de esa declaración de su amada e igualmente pervertida esposa y futura compañera.

— UHunnnn claaaro — Respondió Kagome en tono de burla, dispuesta a disfrutar de aquel interludio de paz, sabiendo que al día siguiente no podría seguir ignorando todo lo que se había colocado ante ella de tal manera que le era imposible encogerse de hombros y seguir su camino dejándole a otro aquellas tareas. Ahhhhh la libertad de mandar a la mierda al mundo… lástima que si lo hago, literalmente estaría mandando a la mierda TODO… de verdad Pensó con un deje de sarcástica amargura.

— ¿Todo bien? — Preguntó Miroku mirando a su primo con atención, notando las señales de tensión y preocupación que solo alguien muy cercano a él podía percibir

— Dentro de lo esperado — Respondió Sesshomaru negándose a decir nada más, igual que Kagome él opinaba que por aquel día podían dejar las pesadas cargas de lado, al día siguiente tendrían que hacerle frente a todo lo que estaban dejando en pausa, incluso Yakko y él estaban agobiados con todo aquel tema.

— Ustedes son tercos — Señaló Miroku con un deje de resignación, era obvio que aquellos dos no soltarían prenda.

— Hnnnn —Murmuró Sesshomaru en tono plano cortando de raíz cualquier intento de abordar aquel tema en particular por el resto de aquel día.

Al día siguiente Sango y Miroku no dejaron de insistir hasta que finalmente después de un agradable desayuno habían cedido y Kagome se había lanzado a contarle lo que había sucedido en la fiesta de bodas, Sango se había emocionado mucho ante la mención de los Warhammer y estaba colgada de cada palabra de Kagome describiendo el primer encuentro con su padre y parte de su familia inmediata.

— ¿QUEEEEEEE? — Rugió Sango ignorando los sensibles oídos de los Youkai presentes, prácticamente echando espuma por la boca, mirando a su hermana de los pies a la cabeza prácticamente buscando alguna señal física del enfrentamiento con el monje falso sin encontrarla. — Yo lo mato… ese hijo de puta — Gruñó furiosa mas no con Kagome, ella sabía que su hermana no le había dicho nada para no arruinar la fiesta de su boda con el Inu pervertido y evitarles un verdadero escándalo, ella estaba furiosa con el hombre que había atacado a su hermana bajo su nariz mientras ella bailaba y brindaba por su boda, y estaba cabreada consigo misma por no haberlo notado, por no estar allí para fundirle la nariz al fondo del cráneo vacío del maldito hombre y al diablo el que dirían después la multitud de " dignos" estirados que habían estado presente por los que al final del día no daba ni un pimiento.

— Y justo por eso no te lo dije aquel día, además me negaba a arruinarlo para ti… Vamos San-san no soy una mustia margarita… Logré poner en su sitio al bufón sin mucho revuelo, además Sesshomaru, lady Irasue, lord Yuemaru y un contingente de gigantes Warhammer me rodeaban, él no podría haber estornudado sobre mi sin que alguno de los presentes literalmente le arrancara la cabeza de los hombros. — Dijo Kagome tirando de la mano de Sango haciéndola caer sentada en el sofá junto a ella y Kirara que ronroneaba por lo bajo, golpeando su mano con la cabeza buscando que continuara con las caricias que le había estado brindando cuando empezó a contarle lo que había sucedido.

— Igual… Él puso sus sucias manos sobre ti — Siseo furiosa lanzándole una mirada que no dejaba nada que envidiarle a una furiosa y vengativa hembra Youkai, lista para arrancar corazones y destrozarlos en sus garras.

— Y lo lamentará por el resto de su patética vida… ahora si no te calmas no te diré el resto — Amenazó Kagome sin remordimientos.

Mierda… ¿Hay más? — Soltó Sango lanzándole una mirada cargada de exasperada incredulidad a los dos machos que compartían el sentimiento con ella.

— ¿Qué te puedo decir… que bien arregladas estamos ? — Dijo Kagome en tono de mofa antes de continuar.

Los niveles de furia de Sango subieron y bajaron conforme le mostraba el regalo de su padre firmemente ajustado a ella, y luego procedía a explícale la relación entre el falso monje y sus visiones, luego había reído y llorado de alegría con ella ante las anécdotas de sus interacciones con su padre y el resto de los Warhammer que la habían buscado abiertamente después del fiasco en la boda.

Tu … rompiste tu promesa — Acusó Sango en tono serio después de un minuto entero de pesado silencio, sintiendo aun las garras del terror clavarse profundamente en su misma alma cuando Kagome les dejó caer la bomba de la cirugía relámpago de Inu no Taisho y sobre todo SU parte en ella.

— Lo sé… y siento mucho haberlo hecho, pero no había otra forma… no hay otra forma San-san — Reconoció Kagome mirando fijamente la mano de Sango aferrada a la suya con tal fuerza que los nudillos de Sango estaban pálidos en comparación con el resto de su mano resaltando las líneas de las cicatrices ganadas con los años de hurgar en la basura de otros para sobrevivir, cicatrices que se reflejaban en sus propias manos, pues ella misma también las tenía, como vestigio de su pasado en común.

— Pudiste hacerte daño… pudiste morir y dejarme maldita sea Kagdejarnos, dejarnos — Dijo Sango en tono acusador temblando como una hoja, mas no era furia lo que la embargaba sino el más crudo terror ante la idea, si ella amaba a su pervertido con su cuerpo, mente alma y corazón y él era parte de su vida ahora, pero Kagome era parte esencial de su vida… su mundo, ella siempre la necesitaría en su vida igual que necesitaba a Kirara.

— Hey… mírame San-san — Dijo Kagome levantando el rostro de Sango obligándola a mirarla. — Estoy aquíestoy bien, solo estuve grogui y malhumorada durante medio día y Sesshomaru se encargó de regañarme por ti, por él y por todos… créeme… él no me dejo en paz… — Señaló Kagome dedicándole una sonrisa cargada de mofa.

— Y dices que tienes que hacer esto de nuevo — Señaló Miroku hablando finalmente, haciendo que Sango y Kagome se tensara ante la pesada seriedad en su voz.

— Un poco más complejo… y con ustedes anclándome a este plano — Respondió Kagome sin dar más detalles.

— ¿Es estrictamente necesario, no puede ser otra persona? — Preguntó Sango mirando de Kagome a Sesshomaru prácticamente suplicándoles una respuesta que ninguno podía darle.

— Créeme ninguno está feliz con esto — Dijo Kagome lazándoles una mirada exasperada. — Dejen de comportarse como si fuera el fin del mundo… estamos tratando de evitar justamente eso, ahora tenemos que planear todo el procedimiento… como ya dije…. No podemos darnos el lujo de perder a Inu no Taisho… y Mika-san se está deteriorando muy rápido a pesar de estar en éxtasis. — Añadió Kagome con calma a pesar que en un rincón estaba chillando hasta los cielos de genuino temor, mas no podía darse el lujo de demostrar debilidad o aquellos tres iban a hacer su mejor esfuerzo de encerrarla bajo siete llaves y luego verían al mundo caerse a pedazos.

— Bien… YO no estoy feliz… tenía que decirlo, y lo dije — Soltó Sango furiosa, comprendiendo que aun cuando ninguno estaba feliz con la idea, no había más salida que esa. — Como se te ocurra morirte voy a darle a Kir tus botas de gamuza favoritas para morder, luego buscaré alguna forma de revivirte y te mato yo misma y luego repetiré el proceso y te dejaré en manos de Sesshomaru. — Prometió lanzándole una mirada encendida.

— Kami… Menos mal que me quieres, porque si me odiaras no sabría que decir — Dijo Kagome en tono plano lanzándole una mirada cortante.

— Taijiya, este se teme que estas de segunda… o de tercera en la fila para matarla y revivirla — Señaló Sesshomaru enarcando una ceja cuando Kagome lo miro perpleja.

— Ahhh bien… todos contra mi… tomen las antorchas y los tridentes, griten bruja y a por mí — Soltó Kagome en tono sarcástico. — Bien… MUY bien — Añadió frunciendo el ceño lanzándoles una mirada cargada de mofa que en el fondo no sentía, ella no podía decirles que en el fondo estaba aterrada de lo que podría suceder si simplemente metía la pata y todo se iba a la mierda, así que, por ahora el sarcasmo, y su humor negro tendrían que bastar para todos. ¡ Tengo que ser fuerte joder! Se amonestó a sí misma.

Sango necesitaba un poco de espacio para poder digerir todo lo que había sucedido con Kagome, desde su boda hasta la peligrosa intervención de Inu no Taisho y los terribles descubrimientos que esta sacó a la luz, su parte racional comprendía perfectamente la posición en la que Kagome se había encontrado, pero aquella parte de ella emocionalmente aterrada se empeñaba en mostrarle terribles escenarios de lo que podría haberle sucedido a su hermana sin ella saberlo y aun dos días después de su regreso de la luna de miel estaba reconciliándose con todo lo que había sucedido y luchaba por aceptar y asumir su rol en lo que faltaba por hacer. Mientras tanto se había puesto al día con su fábrica y dado los últimos detalles a su tienda que oficialmente estaba lista para inaugurarse.

S S =

Era extraño y tal vez un poco ( MUY) tétrico conseguir aquella serena paz en la amplia habitación de la cripta subterránea donde descansaban los Higurashi de antaño, y en su fuero interno a Kagome no le extrañaría empezar a ver de golpe los fantasmas de sus antiguos ancestros caminando por los pasillos de la cripta o leyendo uno de los miles de pergaminos y tomos cuidadosamente preservados en aquella habitación sobresaturada de barreras, sellos, encantamientos y ofudas, mas ella no tenía miedo de los espíritus y en aquel momento de necesidad no le habría molestado que alguno de ellos apareciera de golpe y le dijera como solucionar el penoso asunto de lo que ella llamaba " joya maldita", más aquel no era su don en particular, así que le tocaría leer como una condenada y tal vez reclutar a lady Irasue para que la ayudara decodificar el japonés antiguo en el que algunos tomos estaban escritos y eran prácticamente ilegibles para ella.

Kagome estaba frustrada y no era para menos, pues cuando creía que ya podía solucionar algo la vida se reía de ella y le daba una buena bofetada. Con un ligero gruñido, cerró el tomo ilegible en sus manos, conteniéndose de no lanzarlo contra la pared saturada de tomos más cercana y que algún fantasma decidiera tirarle el cabello para castigarla por su insolencia, y siguió buscando tratando de hallar una fecha aproximada a la desafortunada creación de la condenada esfera con la esperanza de tener un mejor entendimiento y si era posible conseguir también alguna idea de cómo destruirla o sellarla.

— Bien…no puedo decir que mi vida sea exactamente aburrida… pero en estos momentos lo aburrido se ve muy… MUY atractivo — Masculló por lo bajo tomando otro tomo, preguntándose vagamente si tendría que revisar TODOS los pergaminos guardados allí también, conteniéndose de chillar y empezar a maldecir como un marinero cabreado, posiblemente escandalizando a los espíritus residentes.

" La shikon no tama fue creada en medio del caos, en la desesperación de salvar a Priya-sama; Lady Emiko Higurashi bajó la guardia dándole sin querer apertura al clan Yaiba, el clan más hostil hacia los Youkai, el mismo clan que ha mantenido esta terrible guerra entre razas viva usando todos los medios posibles, los Yaiba no han tenido problemas en matar, violar o desmembrar a sus propios miembros de clan y otros clanes, para acusar a los Youkai de aquellos crímenes, manteniendo y avivando así los fuegos de esta absurda guerra sin sentido, rugiendo y listo para incinerar este mundo

La triada, la secreta y sagrada hermandad dentro del noble clan Higurashi ya estaba fracturada por ello tanto Emiko-sama, como Priya-sama no estaban completamente ancladas a este mundo, la perdida de la Taijiya Akemi-sama días antes era la causa del desequilibrio en los espíritus guerreros de la Sacerdotisa y la Bestia sagrada, por ello en el desesperado intento de salvar la vida de su hermana espiritual, Lady Emiko arrancó de su cuerpo mortal su propia alma tratando desesperadamente de escudar a la bestia caída del mortal y traicionero ataque de los Yaiba, atrapando efectivamente a amigos y enemigos por accidente, es por ello que aun dentro de los confines cristalizados de reiki, youki de la joya y la energía corrupta de los Yaiba, la lucha aun continua en un bucle sin fin…

Este, es el peso y daño que los Higurashi debemos cargar y custodiar con profundo dolor y tristeza, manteniéndolo seguro y purificado, oculto de todos humanos y Youkai que codician el engañoso poder de la joya influenciada por los Yaiba deseosos aun de destruir a los Youkai y a todos los que conviven con ellos desde los mismos confines de su prision, mientras que Lady Emiko y todos los Higurashi y bestias sagradas caídos aquella terrible noche, luchan y esperan pacientemente la destrucción de la joya y la purificadora libertad…

Hoy se cumplen 30 largos años desde que me fue legado es terrible peso de custodiar a mi amada hija y una buena parte de mi clan encerrado en la joya, es un peso que cargo con profundo dolor, uno que ninguna madre debe cargar después de traer al mundo a un amado hijo… que la benevolencia de los Kami le de fuerza a mi predecesor pues sé que muy pronto partiré de este mundo, sabiendo en mi corazón cuanto le fallé a mi hija, a mi clan… al mundo entero al no poder liberarlos de su prisión

Lady Katsumi Higurashi, líder del clan Higurashi. 20 días de la primavera de 1185"

Y así finalmente Kagome había encontrado aquel pasaje en uno de los tomos que literalmente le había caído a la cabeza mientras murmuraba maldiciones y regresaba otro tomo a su lugar después de no haber encontrado nada… ¿ Casualidad, ayuda de sus ancestros cansados de escuchar sus maldiciones y listos para sacarla a patadas se su lugar de "descanso"? no lo sabía, pero por lo menos aquello le daba una apertura para seguir buscando alrededor de la fecha de aquella entrada sin tener que revisar cada rincón del lugar.

Después de mucha investigación ( Kami bendiga a San-Google y San-Wikipedia) Kagome había logrado averiguar que seis días después Lady Katsumi Higurashi en efecto había muerto en batalla después de entregarle el liderazgo del clan a Lady Mikomi Higurashi, su relevo en la custodia del clan Higurashi en aquellos días y posiblemente su predecesora en la custodia de la joya, aun así, ya tenía una fecha para iniciar a profundidad su búsqueda de información.

— Kami-sama... aquí vamos pues — Murmuró Kagome por lo bajo echando mano del siguiente tomo dispuesta a reclutar a Sango para agilizar la búsqueda, ella necesitaba saber exactamente " como, cuando y en que circunstancias" se había creado la condenada joya y si no era mucho pedir, también quería saber en qué estado mental/emocional estaba su creadora, con un poco de suerte lograría entender como " destruir o sellar" para siempre la condenada cosa que jamás debió existir.

Casi tres horas después Kagome se había dado por vencida por aquel día y tras ordenar y despedirse del monje Toya se había retirado por aquel día jurando regresar al día siguiente como mínimo arrastrando consigo a Sango.

Mientras manejaba desde el templo del atardecer a su apartamento, Kagome no podía dejar de darle vueltas a todo aquel asunto , la triada Higurashi por ejemplo tenía muchas profundidades tanto en el plano físico como en el plano espiritual, ella había leído diferentes historias sobre la creación de diferentes triadas y sabía sin lugar a duda que la triada actual aun sin los protocolos rimbombantes de las ataduras formales de antaño, estaba incluso más conectada que cualquiera de las pasadas triadas que se habían unido en la lucha sin fin, por el equilibrio entre las razas, por combatir el terror y la oscuridad que azotaban al mundo entero.

Sango, Kirara y ella, se habían unido por la vida, su lucha había sido para sobrevivir y avanzar en un mundo demandante y tan salvaje como el mundo de hacia siglos atrás, a pesar de que el actual era por mucho más civilizado en plena aceptación de la diversidad racial y con un contexto de lucha diferente y así había sido hasta la condenada aparición del virus de I nu no Taisho, el falso monje corrupto y la joya que de una forma u otra las obligaría a luchar tras bastidores, pues la misma historia de su clan había demostrado que a veces era mejor que nadie supiera lo que hacían, para muestra "la triada".

S S =

No se sentía diferente… ¿Por qué no se sentía diferente? A esas alturas todo el poder de la bestia con la que había tenido que yacer y procrear la aberración que había traído al mundo, debería estar a su alcance, debería ser suyo para liberarse de aquel injusto encarcelamiento e iniciar su toma de control con la caída de aquellas bestias infernales y el reinado de los seres humanos con ella como la legitima y verdadera señora del Oeste, y si jugaba bien sus cartas como líder del clan dominante.

Ya había perdido la esperanza de comunicarse con su patrocinador y a esas alturas era más que obvio que su flamante esposo no movería una asquerosa garra para ayudarla… Maldito perro asqueroso que debió haber muerto rápido con su regalo Rumio en su fuero interno. ¿Tal vez ya estaba muerto y la perra que debió haber ahorcado con sus propias manos cuando nació, ya había tomado para sí misma el poder que ella tanto había trabajado para recolectar?... no lo sabía, pero tampoco lo descartaba, la puta ingrata ya había tomado al viril macho que ella había deseado con ardor desde que podía recordar, y solo por eso las ganas de retorcer el cuello de la condenada mujer hasta ver la luz de su vida apagarse, solo se hacía más grande conforme pasaban los minutos de su injusto encierro.

Ellos pagarían, pagarían en cuanto lograra salir de aquella maldita habitación que haría quemar hasta los cimientos junto con cada uno de los que la sometieron a cientos de humillaciones; ella era la señora del Oeste, la gran dama del clan Setsuna y allí estaba ahora, privada de sus hermosos kimonos, sus joyas, sus religiosos cuidados, envuelta en una simple y plana yukata arrugada de algodón negro, con solo otra yukata idéntica a esa a su disposición, ella estaba obligada a " lavar" su ropa, a mantener su cárcel limpia y ordenada, lo único que hacían por ella era darle de comer comidas simples, básicas de bajo status, para nada la comida gourmet a la que su delicado y exclusivo paladar estaba acostumbrado, cuando se había quejado y lanzado la bandeja a los pies de la patética sirviente, esta solo la había mirado con desdén… DESDEN a ella, SU SEÑORA, MALDITA FUERA, y se había retirado dejando la comida en el suelo, después de informarle que aquella sería su única comida y hasta que no la consumiera no le darían otra, ella no lo había creído y solo el pasar de las horas y la ausencia de sirvientes con nuevos alimentos y prestos a limpiar el desastre, la habían hecho comprender que la maldita criatura no había mentido, obligándola a enfrentarse a una nueva humillación " comer comida fría y mustia del suelo como los animales" y luego limpiar el desastre.

Ohhhh si, ellos… TODOS ellos pagarían… especialmente el núcleo de su caída en desgracia… la perra de Kagome Higurashi.

Mientras rumiaba entre dientes su ira y sus planes, Izayoi no Setsuna no parecía comprender o incluso importarle que TODOS podían escuchar sus patéticas amenazas sin fundamento, pues antes salía muerta de aquella habitación, que tener la oportunidad siquiera de estornudar cerca de lady Higurashi, sus celadores sin embargo habían estado pescando información de los furiosos desvaríos de la pérfida mujer que ahora se reía desquiciadamente rumiando sus planes de venganza, mientras continuaba arrancando diminutos mechones blancos de sus cabellos que caían mustios y sin vida sobre el frágil y desgastado cuerpo, pues de alguna manera su edad finalmente parecía estar alcanzándola, lo cual les confirmaba que de alguna forma ella " SI" había estado tomando de Inu no Taisho algo de su energía y ahora tras la reciente intervención al Inu caído, la manifestación de esa dependencia se hizo presente con chocante rapidez, pasándole factura a la simple mortal incapaz de emular aquella energía, y pronto le darían aquella información a lady Irasue y a lord Sesshomaru.

— Todos… TODOS ELLOS… YA VERAN…YA VERAN, MI VENGANZA SERÁ TERRIBLE … TODOS SE ARREPENTIRAN BESTIAS IMPURAS , MALDICION DE TODOS LOS CLANES INCAPACES DE PURGARLOS DE ESTE MUNDO…. TODOS ARDERAN EN MI VENGANZA, MALDITOS, MALDITOS TODOS, MALDITA ELLA MIL VECES… LA PERRA QUE TRAJE AL MUNDO Y DEBE MORIR CON ELLOS… SI… SIII — Empezó a gritar la mujer enloquecida arrancándose grandes parches de cabello, obligándolos a intervenir cuando el denso olor de sangre invadió el lugar, un fuerte sedante después, la mujer yacía inconsciente sobre el futon, con varios apósitos de gaza en la cabeza y ahora confinada a una camisa de fuerza irrompible que le impediría hacerse más daño del que ya se había hecho.

— Informare de esto a Lord Sesshomaru, la mujer se ha deteriorado más y ya es un peligro para sí misma… siento decir que habrá que alimentarla y atenderla desde ahora — Añadió el jefe de seguridad conteniendo un gruñido de exasperación.

— Hai Takeshi-sama — fue toda la solemne respuesta que obtuvo de la hembra pelirroja ahora parada junto a él.

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Todo aquel que había trabajado para Sesshomaru Taisho el tiempo suficiente como para diferenciar " impasibilidad habitual" de " ira-asesina-que-dejaba-ríos-de-sangre-y-miembros-vitales-a-su-paso" sabía perfectamente que cuando la segunda llegaba, lo mejor era mantener un perfil lo suficientemente bajo como para formar parte del suelo o el ambiente en general, nadie quería ser el blanco de la atención de un Daiyoukai furioso.

Aquella tarde en particular, Jaken el leal asistente que siglos antes había sido fiel vasallo del señor de la casa de la luna, sabía que no sería un buen momento para molestar a su señor con nimiedades, y supo con seguridad que aquel era uno de ESOS días, apenas le transfirió la llamada del jefe de seguridad de la casa del Oeste, todo lo que tenía que ver con su padre y la sucia concubina era una mezcla segura para encender la terrible furia de su señor y nadie podía culparlo, así que con toda la calma que podía proyectar después de siglos de servir al gran Daiyoukai, Jaken no Kappa, fiel asistente se volvió hacia la pila de documentos que faltaban por firma de su señor, preguntándose si no sería ya el tiempo de simplemente tomarse unas merecidas vacaciones, Kami sabía que él no abandonaría a su señor, así que el retiro estaba descartado hasta nuevo aviso, así que con un suspiro agotado tomó los papeles y temblando desde sus pies planos, a su calva cabeza se armó de valor y entró a la oficina después de tocar ligeramente un par de veces, y solo tuvo que sentir el peso del youki de su señor para apresurase a dejar los documentos sobre el escritorio y salir corriendo del lugar agradeciendo a la deidad que aun rondara aquel plano, por la suerte de salir sin heridas de la oficina saturada de furioso Youki.

Decidió el Kappa recuperando el aliento junto a su propio escritorio tensándose cuando un gruñido bajo y peligrosos se filtró de la oficina de su señor y permitiéndose soñar despierto con una cabaña en el bosque, un cómodo sillón frente al fuego, un servicio de té y muchos… muchos libros.

Mientras escuchaba el resumen de Takeshi, Sesshomaru no podía evitar la furia que los embargaba a Yakko ( rumiando furioso) y a él ante la osadía de la pérfida concubina y sus alocadas amenazas, no solo hacia todos los que según ella la habían " humillado" sino hacia su compañera y sus constantes declaraciones de lujuria hacia su persona, que no podría ser más feliz que ver disolverse lentamente a aquella excusa de ser pensante, en su toxico veneno. Apenas prestó atención a Jaken mientras este se apresuraba a dejar los documentos que debía revisar y firmar, su completa atención estaba en las palabras puntuales de Takeshi y decidiendo cómo debían proceder ante aquella situación, especialmente a la transformación experimentada tras la aún reciente intervención de su padre.

— Las antiguas habitaciones de la mujer están selladas y nadie ha regresado a ellas ¿correcto? — Dijo Sesshomaru finalmente, gruñendo por lo bajo al recibir la respuesta afirmativa. — Este Sesshomaru se encargará de que se revisen las pertenecías de la mujer, si hay un " conductor" debe ser peligroso para cualquier miembro de la casa del Oeste — Añadió cortando la llamada de inmediato, gruñendo de furia por lo bajo al comprender que aun había cabos sueltos que atar con la concubina.

Después de ordenarse calma y revisar los documentos Sesshomaru se hundió en la mecánica de su trabajo, ansioso por regresar a su voluntariosa compañera y asegurarse que estuviera a salvo, después de lo sucedido en la intervención de su padre, Yakko y él estaban necesitados de asegurarse que ella estaba bien a toda hora y algo les decía que cuando aquello finalmente terminara ( porque de un modo u otro terminaría con la victoria de ellos sobre sus enemigos) él siempre necesitaría asegurarse del bienestar de su compañera.

S S =

— Ok, San-san, nuestros anillos de graduación son únicos como nosotras, todos los demás pueden morirse de la envidia… gracias mil — Dijo Kagome observando una vez más los anillos de ambas, el diseño no obedecía el diseño genérico del resto de su clase y esa era justamente la idea, poco le importaba que sus compañeros de clases terminaran quejándose por ello, Sango y ella se habían roto la espalda para llegar allí y tenían todo el derecho de hacer las cosas a su manera y sus anillos de platino zartano con el logo de la universidad y la carrera en sobre y bajo relieve con algunos toques artísticos aquí y allá, y el diamante azul de centellante corte oval era un lujo que ellas se merecían y al diablo el mundo.

— Ohhhh… muy mala… Kag-chan y eso que aún les falta ver los vestidos de línea exclusiva que diseñé solo para nosotras y esos zapatos que tu diseñaste… Kami Miroku va a tener una combustión espontánea y tu macho también — Dijo Sango cacareando como loca de la risa.

— Buena cosa que estemos de extremo a extremo en el apartamento — Concedió Kagome acompañándola en su alegría.

— Ahora… dejando nuestra próxima graduación de lado…. ¿Cuándo vas a invitar a tu familia aquí a hablar con nosotras? ¿No dijiste cuando YO regresara?… bien, adivina que: Aquí estoy — Dijo Sango observando atentamente a Kagome.

— Supongo que podría ser cualquier día después de hoy… — Respondió Kagome con calma, ella ya había tenido una semana entera para reconciliarse con la idea de la reunión, distraídamente acaricio el torque aun en su brazo, trazando las runas talladas a las dos piedras que acompañaban a la piedra central pulida y sin macula alguna.

Debía admitir que cuando Sesshomaru le había dicho que aquella joya se había aferrado a su brazo su primera reacción había sido de puro pánico, luego de pensarlo mejor no tardó en asociar su " milagrosa" mejora física al torque que no había dejado de brillar ligeramente y zumbar por lo bajo y solo había abandonado su cuerpo cuando había vuelto a sentirse física espiritualmente " normal" para entonces ella había llevado la joya por elección propia, pues había entendido instintivamente que aquella protección de alguna forma debía estar siempre con ella, aun así tenía una conversación pendiente con su padre con aquella joya en particular como tema principal.

— Entonces planeemos esto chi-ka… estos vikingos tuyos son enormes así que nada de " ensalada de lechugas y aperitivos" para ellos. — Dijo Sango en tono jocoso, pero en sus ojos se veía que hablaba muy en serio, y teniendo en cuenta la estatura de cada Warhammer que había visto, era obvio que aquellos chicos no vivían de ensaladas.

— Nah… estaba pensando en algo más pesado, darles sushi es un chiste cruel y una maldad — Concedió ella analizando de inmediato la situación y sonriendo ante la idea que había venido a ella. — Supongo que ellos y nuestros machos apreciaran la presencia de unos buenos filetes bien acompañados en nuestra mesa.

— Sep, nada de lechuga para ellos, ni para nuestros machos… — Dijo Sango riendo por lo bajo, sacando de la nada lápiz y papel lista para para hacer la lista de lo que necesitaban para recibir a la familia de su hermana. — Bien... un sifón de cerveza… estos Vikingos no van a tomar solo agua… y estoy de ánimos para fiesta — Canturreó Sango riéndose por lo bajo.

Mientras Sango murmuraba sus ideas entre dientes, mientras añadía cosas a la lista de compras que luego revisarían dividiéndola en " compras CON y compras SIN cupones " Kagome no podía evitar sentirse ridículamente feliz con toda aquella anticipada visita, muy a pesar de estar en medio de la delicada situación en la que estaban Aka " Salvar a Inu no Taisho, Mika-san, vencer a los malos y salvar al mundo" Total… nimiedades ¿Qué tanto no?

¿Cuándo su vida había cambiado tanto? Ella no estaba segura… solo sabía que había reconocido la existencia de esos cambios, solo cuando estos la habian sorprendido y atrapado para no dejarla ir, ¿Había sido cuando Mina y Yuri la recibieron en su casa y sus corazones, cuando Minna le había ordenado huir minutos antes de morir, cuando había dormido pegada a la calefacción de aquel templo, cuando había manchado sus manos de sangre… cuando Hina la descubrió medio muerta de hambre hurgando en su basura, cuando le ofreció trabajo… cuando había conocido a Sango, cuando Miroku había rescatado sus llaves en aquel estacionamiento? Habian tantas infinitas posibilidades en la serie de momentos que marcaron su vida con cambios definitivos que era casi imposible señalar el momento justo en el que la primera " ficha" de cambio se estableció en la línea de su vida/destino para luego formar un efecto " dominó" llevándola hasta aquel punto donde estaba.

¿ Cuándo había pensado ella años atrás mientras se arrastraba de una sombra a otra lejos de los carroñeros y cosas peores, que algún día estaría cómoda, protegida de los elementos, alimentada y con una colorida familia, un compañero que la amaba y el prospecto de formar lazos con su padre biológico y en consecuencia una enorme familia de gigantes y elegantes y delicadas damas? Ella, que siempre había conocido el rechazo de su madre biológica y solo el amor de Yuri y Minna, le habían dado la seguridad y de cierta forma la sabiduría para seguir adelante, sin perderse en la jungla salvaje que cariñosamente todos llamaban " vida", ella, que por muchos años había sido poco más que el desecho de la una sociedad clasista e hipócrita, la respuesta era simple: "Ni en sus más locos y borrachos sueños" y aun así allí estaba, mirando a su hermana de alma anotando alegremente cosas en su libreta, con los ojos chocolate ligeramente claros brillando de genuina felicidad, segura de sí misma, sana y dispuesta a repartirle bofetadas a la vida, nada que ver con la niña rota que habida llegado a ella.

— Hey San-san… — Dijo extendiendo sus brazos atrayéndola hacia ella, dándole un estrangulador abrazo de oso que Sango sorprendida por el repentino gesto devolvió con igual fuerza. — Te amo hermana — Suspiró sintiendo sus ojos picar con las repentinas lagrimas que picaron en sus ojos.

— También yo… hhnnnn, y no nos hemos tomado ni un coctel… — Respondió Sango abrazando a Kagome mirando perpleja a los dos machos que acaban de llegar y las miraban con curiosidad y confusión ( o al menos esa era la mirada que Miroku les estaba dando, Sesshomaru se mantenía impasible). — ¿ Tattoo? — Añadió tratando de animarla un poco, preguntándose qué estaba pasando por la siempre ocupada mente de su amada hermana, sintiendo un alivio instantáneo recorrerla de los pies a la cabeza cuando Kagome estalló en sonoras y genuinas carcajadas.

— Nop… no need, no estoy lo suficientemente borracha para enfrentarme a una maldita aguja — Respondió Kagome dejándola ir riendo por lo bajo, lanzándole una mirada a Sesshomaru de los pies a la cabeza.

— No has tomado nada Miko — Señaló Sesshomaru con calma en forma de saludo, sentándose junto a ella y atrayéndola hacia él de inmediato depositando un casto beso en sus labios sonrientes, sintiendo igual que Yakko la silenciosa necesidad de ella de ser consolada.

Exacto … — Respondió ella en tono seco, estallando nuevamente en carcajadas al ver la expresión de incredulidad de Miroku.

Solo borracha se hace sus tatuajes — Señaló Sango uniéndose a las carcajadas de Kagome mientras se sentaba en el regazo de Miroku quien la levantó como si ella no pesara nada, y tomó su lugar junto a Kagome y Sesshomaru.

— No me gustan las agujas gracias…. — Murmuró Kagome en tono despectivo, lanzándoles una mirada afilada retándolos a burlarse, ninguno lo hizo sabían bien que ella no tenía problemas con la " venganza" y tenía una veta cruel cuando la presionaban demasiado.

— ¿Qué hacen? — Preguntó Miroku finalmente ojeando sin disimulo la lista en manos de Sango.

— Preparando una reunión para la familia de Kag — Dijo Sango.

— Hey… hey… ningún " Mi" familia… " Nuestra familia" San-san, tenemos un buen número de ellos que están ansiosos por conocernos y es justo darles una oportunidad, ellos no nos dieron la espalda por decisión propia y quiero saber el lado de la historia que tienen que contar. — Dijo Kagome de inmediato lanzándole una mirada amonestadora a Sango que tuvo la decencia de mostrarse avergonzada.

Nuestra familiavaya… — Repitió Sango sin saber muy bien como sentirse al respecto, pues en su mente siempre habían sido solo Kirara, Kagome y ella con el añadido aún reciente de los dos machos inuyoukai que ahora formaban parte de su pequeña… ( y ahora no tan pequeña) familia.

— Sip ahora sigamos planeando… ¿Sugerencias? — Dijo Kagome mirando a Sesshomaru enarcar una platinada ceja.

— Vino, las damas ciertamente apreciaran la presencia de un buen vino — Señaló Sesshomaru con calma.

— Anotado… esperemos que no se desmayen viéndonos tomar cerveza… — Dijo Sango riendo por lo bajo seguida de Kagome.

— Tengo fe en ellas… y es bueno que se vayan a acostumbrando a sus miembros menos " finos" — Sentenció Kagome con un ligero encogimiento de hombros. Ella no iba a fingir ser lo que no era, ella no era una mujer refinada con el conocimiento íntimo del uso de los cubiertos occidentales al dedillo, cuando mucho manejaba los cubiertos básicos y sus fieles palillos, no era una catadora de vinos finos y degustadora de delicados postrecillos de un mordisco, a ella le gustaba la comida y comía a gusto, no estaba pendiente de cuantas calorías tenía en el plato ni a que parte de su cuerpo se iban a ir esas condenadamente deliciosas calorías ( sin contar que Sango y ella podían comerse una vaca cada una y seguir como si jamás hubieran salido del plato de ensaladas)

— De tu boca al cielo… ahora… aliméntanos — Soltó Sango en tono dramático haciéndola estallar en carcajadas.

— Amoh… sigue tu olfato… hoy cenaremos ligero — Dijo Kagome en tono de burla.

— ¿Ligero con esos olores? — Soltó Sango espantada ante la idea de que lo que su nariz le informaba fuera para el día siguiente y no para cenar.

— " lazaña" estamos a dieta — Confirmó Kagome riéndose por lo bajo mientras le plantaba un beso a Sesshomaru en los labios y se levantaba para darle los últimos toques a la cena para luego bajar a recibir caja y las buenas nuevas o malas nuevas de Shippo y compañía.

— Dieta… — Dijo Miroku incrédulo.

— Silenciooooo o nos deja a dieta de verdad… Kag está disculpándose por preocuparnos con sus acciones, si la cabreas se lo come todo ella y nos deja pidiendo pizza y yo te daré a ti TU dieta— Siseo Sango mirando hacia donde Kagome murmuraba por lo bajo y lanzándole una mirada afilada a Miroku y por ultimo a Sesshomaru. — Y tu… hazle un favor y hazle EL favor ¿ quieres? — Le soltó antes de levantarse y empezar a poner la mesa para cuatro, pues Kirara había comido antes que todos y estaba ronroneando feliz en su sillón/trono.

Sesshomaru por su parte observaba a las dos mujeres bromear entre ellas mientras terminaban los últimos detalles de la cena y sintió una extraña y desconocida emoción al ver a la nekomata unirse a ellas y cuando ambas estiraron sus manos para tocarla, Sesshomaru casi sonrió al ver el destello de poder fluir entre las tres hembras.

— Ellas, son verdaderas hermanas — Comentó Miroku sintiéndose igual de admirado ante la imagen que las tres proyectaban, dos poderosas hembras nacidas para acabar con los youkai según su sangre dictara por herencia, unidas espiritualmente en hermandad a una nekomata desde niñas, y ahora unidas a ellos íntima y espiritualmente como compañeros ( y poco importaba que aun faltaran los respectivos rituales de atadura, ellos eran lo que eran y nadie podía negarlo).

— Hnnn y son nuestras — Declaró Sesshomaru secamente sin apartar la mirada ambarina de su presa, ahora riéndose a carcajadas de la Taijiya a unos metros de ellos.

Las sabanas revueltas cubriendo a penas a los amantes sobre la cama daba un buen resumen de lo que ocurría entre ellos, y si faltaban más indicios solo el vaivén del macho platinado sobre la hembra de oscuros cabellos y sus gemidos de placer con cada estocada era más que suficiente prueba de las actividades de ambos.

— Sessh… onegai… deja de torturarme… — Dijó Kagome jadeando mientras trataba inútilmente de provocar una penetración más profunda, más el ladino macho la dominaba de tal forma que el controlaba el ritmo y profundidad construyendo lentamente el fuego abrazador que corría por sus venas y su cuerpo vibraba de deseo no satisfecho.

Pídelo — Gruñó con voz profunda haciéndole más consiente de la presencia de Yakko, como si su canal estirado al máximo para acomodarlo no fuera suficiente.

Más… por favor Yakko, Sessh…. Mas, mas, MAS. —soltó finalmente gritando su última suplica cuando el fiero control que habían mantenido sobre ella fue liberado y las estocadas se volvieron de golpe más fuertes y profundas empujándola por el borde donde había estado varias veces mientras gemía su placer hasta llevarlos con ella — Eres mío

Y tú eres nuestra — Susurró Sesshomaru tomando sus labios en un beso profundo y abrazador, mientras sus manos hábiles acariciaban el cuerpo sensibilizado de Kagome, advirtiéndole que aquella sería una larga, y deliciosa noche.

— Sea — Fue la última palabra coherente que dijo a partir de ese momento.

Aquella noche sería para ellos, cuando amaneciera el contaría lo sucedido con la bruja de la concubina y desde allí decidirían el plan de acción, pero por ahora…

Solo ellos existían.

Owarii

N.A: Agradecería mucho que se tomaran el tiempo en dejar un review con su opinión, pensando en el tiempo que me he tomado en tejer esta historia que comparto con ustedes.

N.A.2: Antes que nada gracias a todos los que a pesar de mi larga ausencia, han seguido enviándose mensajes de ánimo, confieso que me han mantenido activa escribiendo muy a pesar de la falta de actualizaciones. La vida se me ha vuelto MUY difícil aún así sigo luchando por mis hijos, mi esposo y por mi, tengo la fe de salir del infierno en el que mi amado país se ha convertido, cuando lo logre podré escribir y publicar a gusto, desde ya gracias por su apoyo y por favor, déjenme sus opiniones para saber que voy por el camino correcto. besos

Atte.

Yo.