Harry Potter no es de mi propiedad, es de J.K. Rowling.

El crédito de la imagen no es mío.

Nota: Este fic participa en el reto #14: "Amortentia al azar" del foro Hogwarts a través de los años.

Nota 2: Este fic fue producido gracias a la valiosa ayuda de mi amada Amai Star of Darkness. Gracias Jho, te quiero, me las vería muy difícil sin tu valiosa ayuda. Casi eres mi beta, sólo falta pedírtelo.

Advertencias: Contiene Slash / Yaoi / BL / relación Hombre x Hombre, es un AU, en este fic Severus Snape es un Hado Oscuro. Mala ortografía y gramática.


[CAPITULO UNO|VERBENA]

Esto le recordaba a un cuento muggle, " Alicia en el país de las maravillas " . En el que una curiosa Alicia perseguía a un inocente conejo blanco ah... Pero en este cuento él: James Potter, era el noble caballero, siguiendo a una escurridiza serpiente.

Sus patas presurosas, conocedoras del camino, le guiaban en su búsqueda. Árbol tras árbol. Cauteloso sorteaba cada raíz levantada y cada arbusto encantado. Cada fruto brillante dejado de lado en favor a una persona. Una que había estado en su mente desde que la insípida de Evans trato de atraparle con una amortentia. De no haber sido por la interrupción acertada de la serpiente en cuestión quedaría unido a esa deshonrada nacida de muggle.

Y esa serpiente era a la que actualmente le estaba dando caza en su forma animaga, por el bosque prohibido.

Se detuvo admirando tan basto jardín, adornado con las más coloridas y aromáticas flores. Pero eso no fue lo que capto su atención, lo que su instinto primario le hizo notar fue a la hermosa criatura mágica que eclipsaba la belleza natural, por la suya tan surreal. Y es que frente a él se encontraba el ser más hermoso que haya imaginado. Esa conocida serpiente parecía haber tenido una metamorfosis; alas incluidas. Y es que nada lo podía haber preparado para tener frente a él, a un hada oscura. Un hado oscuro si se era nimio. Pero esto no era lo que le tenía perplejo, era el hecho, de que frente a él. Un muy mágico Severus Snape, estaba conversando animosamente con las flores. Alas y herencias mágicas fuera, estaba hablando con un gesto pacifico y hasta dulce. De no ser por los obvios rasgos élficos y las alas que delataban su alta escala social, para las criatura mágicas. Le creería loco al hablar solo. Pero él sabía mejor, las hadas y criaturas mágicas estaban firmemente conectadas a Gaia. Eran tan bendecidas por la magia que la comunicación entre especies no era difícil.

Rosas y margaritas, tulipanes y claveles, jazmines, lirios, gloxíneas. Varias flores más, algunas mágicas, de colores y aromas variados, no puso su mente en ello. Sus pensamientos ahora se vertían en la belleza e inocencia que desprendía Severus Snape. Y es que es aún más raro, encontrarse un hada masculina; hado. Y más si esté era oscuro. ¡Un verdadero milagro! Así no era de extrañar estar hipnotizado por tal belleza, siguiendo cada movimiento realizado por el hada, avanzo adentrándose más en aquel prado, en el cual pronto fue destacable un jardín. Siendo en apariencia un ciervo macho, no fue tan sospechoso o de cuidado su presencia constante. Pues aves, ardillas, conejos y otros mamíferos seguían el mismo curso. Como encandilados por la alegría y delicadeza que exudaba Severus.

Una brisa fresca y acogedora, proveniente del bosque que les rodeaba, llevo a su nariz el aroma que deseaba: Verbena. Un dulce aroma que impregnaba el aire. Llevando sus sentidos al éxtasis puro, de estar cerca de lo anhelado. Y en definitiva, no era por las flores que dejaron atrás en la caminata alegre. El primer aroma, ya lo había encontrado.