Harry Potter no es de mi propiedad, es de J.K. Rowling.

El crédito de la imagen no es mío.

Nota: Este fic participa en el reto #14: "Amortentia al azar" del foro Hogwarts a través de los años.

Nota 2: Este fic fue producido gracias a la valiosa ayuda de mi amada Amai Star of Darkness. Gracias Jho, te quiero, me las vería muy difícil sin tu valiosa ayuda. Casi eres mi beta, sólo falta pedírtelo.

Advertencias: Contiene Slash / Yaoi / BL / relación Hombre x Hombre, es un AU, en este fic Severus Snape es un Hado Oscuro. Mala ortografía y gramática. Un poco de limme, casi nada.


[CAPITULO TRES|MIEL]

¿Qué hizo Alicia al encontrar al conejo blanco? ¿Preguntarle la hora? ¿Saludarlo? Por fin encontré mi serpiente, mi hada. El complemento de mi alma, pero no me quedaré para platicar, debo reclamarlo.

Un tal James Potter se encontraba caminando en medio de un bosque, el amplio campo, el jardín de exóticas flores, ambos dejados atrás hace un buen tiempo. El lugar era solitario, con una sensación similar a una sala de privacidad, pero no debía ser posible... Bueno... No se sabía prácticamente nada de las hadas, así que no podía juzgar. Siguió caminando, guiándose por su magia. Un tirón en su núcleo mágico le guiaba. Podía escuchar el agua correr, era una cascada. Y aunque ya no tenía su desarrollado olfato, pues regreso a su reflejo humano, podía sentir el aroma más dulce en el planeta guiándolo como si fuese su destino. Y ciertamente lo era. Su destino era Severus Snape, quien estaba en toda su gloriosa desnudez bañándose en un lago con aguas doradas y espesas, se atrevía a decir que era miel pura.

Sin reparar en el peso de su ropa empapada, o en el escalofrío que le recorrió a causa de la temperatura. Hipnotizado por la belleza y sensualidad que exudaba por cada poro el hada frente a él. Avanzó a paso firme, sorprendentemente el hada joven no lo notó entrar. Estaba de espalda a él, sus hermosas alas como hojas, de un suave y traslucido color dorado, que brillaba como oro, empapadas por las aguas de miel, creando un maravilloso efecto, en el que Severus destilaba oro puro. Las alas vibraban de emoción y gusto de ser remojadas en tal jalea. Las delicadas y hábiles manos acariciando su cuello, en un tierno masaje para liberar los músculos. El delgado y estético cuello expuesto tal como un delicado majar a la mesa. Su mirada bajó a esas caderas tan estrechas y esos glúteos bien formados. Redondos frutos a la espera de ser corrompidos por él: James Potter. Sus largas y bien torneadas piernas, que deseaba tener abiertas para él. Su cuerpo, con mente propia, se trasladó para atrapar la apretada cintura entra las manos y llevar su nariz al cuello expuesto. Sintió a Severus tensarse bajo su toque, casi podía sentir el temor anidar en su alma. Así que decidió hablar.

— Por fin te encontré conejo blanco... O debería decir mi serpiente... — inhaló el aroma de su piel, dulce miel. Llevó sus labios a probarla, en un suave beso, que pronto llevo su a lengua a acariciar la lechosa y virginal piel causando un estremecimiento en su compañero más pequeño. — Sabes a miel... — suspiró contenido.

Por su parte Severus tembló ante aquella voz tan conocida, pero que en esos momentos no le parecía la misma. — ¿Qué crees que haces Potter? — su voz tensa daba a conocer cuanto le costaba mantener la compostura, no sabía que hacía el merodeador ahí, en su mundo, en su lago, y abrazándolo con tal ferocidad. Sabía que su fuerza no se comparaba, así que no hizo el intento de forcejear, de nada serviría. Un jadeo escapó de sus labios, temblorosas respiraciones le delataban, mientras James se dedicaba a marcar y degustar lo que era suyo, Severus se derretía en su toque.

Pronto la mano derecha de James hizo un camino en su pecho, acariciándolo y estimulando sus botones rosados. Por lo cual ganó como recompensa dulces gemiditos suaves provenientes de su amado. Quien con voz temblorosa le llamo.

— James... ¿Qué...qué haces? — una risa llena de alegría y oscura sensualidad rezumo en sus oídos. Excitándolo por completo, pero no era el único, fue pegado al amplio pecho del Gryffindor notando la dureza que se alineaba entre sus nalgas, sacando un jadeo entrecortado de sus labios rosados.

— Mi reclamo, sobre lo que es mío. Eres tú, Severus Snape... mi destinado... — explicó bajando su mano hacia su vientre, acariciándolo, haciendo círculos que lograban aumentar el calor en Severus. Obteniendo más gemidos necesitados del hado, continuó su discurso. — Eres mi alma gemela y por fin te encontré. — añadió besando el lóbulo de su oreja disfrutó del calor del cuerpo de Severus que se arqueaba para él. Por fin había encontrado a su pareja. Su alma gemela, el aroma de su amortentia.