Sex Mates
Chapter 0: The Beggining
Los quejidos de esfuerzo en el hall de entrada del edificio departamental se escuchaban a pesar de querer pasar desapercibido. En la puerta principal se vislumbrara un hombre alto, de cabello rubio y ojos azules con un bulto sobre él; para Yamato Ishida en su vida y en ese momento en particular, lo que más quería era pasar desapercibido y no ser objeto de escándalo en el edificio donde vivía. Sin embargo, esa noche, pasada las tres de la madrugada, llegar en las condiciones en las que estaba daba una imagen muy diferente a la que día a día mostraba; con una mujer sobre su espalda, vestida de manera muy sugerente y sin dejar nada a la imaginación.
Al entrar al edificio el primero que los observó fue un anciano que se encontraba en la recepción; al ver al joven cansado y quejándose, más la mujer inconsciente, al principio le costó identificarlo, y luego al darse cuenta de quién se trataba, a ambos los miró con cara de duda: ¿Qué hacía un joven tan tranquilo como él con una chica con facha de prostituta y más encima como si fuera un cuerpo casi muerto? El conserje miró con cara de asombro a Yamato:
- Joven Ishida, ¿Qué sucedió?- preguntó el anciano entre querer saber y poder ayudarlo.
- No se preocupe señor Yamagata, salí con mi amiga a beber algo, pero creo que ella no fue tan resistente y bueno… -Comentó observando a su amiga que balbuceada palabras inentendibles delante de ellos, - creo que el alcohol no es el mejor aliado para ella ¿podría ayudarme a abrir el ascensor?
- Si no hay problema, disculpe joven, si me permite un consejo, trate para la próxima, si es que nuevamente se repite, de no hacer tanto ruido, usted sabe, a veces la gente habla de más y verlo así no es muy prudente que digamos, aunque sea sólo un malentendido – le ayudó el anciano abriéndose paso entre la puerta del ascensor y los jóvenes.
- No se preocupe señor Yamagata, gracias por su consejo y créame, no volverá a repetirse, le pido mis disculpas pero sobretodo le pediría olvidar este episodio; que tenga buena noche y gracias nuevamente- dijo Yamato.
- Usted también joven Ishida, descanse bien y pierda cuidado, esto nunca pasó.
Al cerrar las puertas del ascensor pudo dejar el cuerpo de su amiga sobre la pared para poder descansar ya que desde que había salido del auto la arrastró prácticamente en su espalda y si continuaba así al día siguiente quedaría con un lumbago crónico. Al abrirse las puertas Mimi por inercia se balaceó hacia el lado y sino hubiese sido por la ayuda de su amigo, hubiera caído de bruces al piso.
- Esta me la deberás con tu vida Mimi - respondió el joven llevándola de brazos a su departamento.
- Aahhh, la vida, mi vida - balbuceó la joven en los brazos de Yamato, mientras se acurrucaba para poder estar más cómoda, - Matt, mi vida... - con estas palabras la joven dejó de balbucear; sin embargo, esas palabras prendieron en él nuevamente esa maldita sensación que le carcomía desde hacía tiempo.
Al llegar a la puerta, la dejó apoyada a su lado para poder sacar las llaves del departamento; al momento de colocarlas en el cerrojo, su amiga nuevamente perdió el equilibrio y cayó al suelo, por lo que rápido abrió la puerta y la colocó en su espalda con tal de que nadie le viera o escuchara.
- Por Dios Mimi, ¿Cuándo engordaste? Estás más pesada que antes - dijo mientras abría su habitación y la dejaba sobre la cama, mientras ella se quejaba de su ausente novio.
- Eres un idiota Koushiro, un completo imbécil - hablaba mientras fruncía el ceño.
- Y ya deja de pelearte con tu novio – le sermoneó Yamato al instante mientras se sonrojaba al verla.
En ese momento la observó y vio nuevamente en ella lo que le cautivaba: su boca, como un botón de rosas a punto de florecer, sus cabellos, como hilos de agua en una cascada que llegaban a su cintura, su rostro perfilado, como si hubiese sido moldeado por los dioses, la piel nívea de su rostro, sus manos, sus piernas y cuerpo; podría ser perfecta en todo, pero había algo que sobrepasaba su belleza completa y natural: el color de sus ojos, aquellos que ahora estaban cerrados pero él conocía a la perfección. Para él, el color caramelo que veía los ojos de Mimi significaba la dulzura, la pureza y sinceridad en todo su esplendor y que no encontraba en nadie más.
Su corazón comenzó a latir rápidamente sintiendo como si fuera a estallar sólo al contemplarla.
Llevaban quince años de ser amigos, pero cuando aparece el deseo no se es más que un hombre y una mujer. Y eso exactamente estaba pasando en él. Aquello que hacía tiempo estaba sintiendo cada día cobraba más fuerza, no podía sacársela de la cabeza; aunque quisiera, desde que la vio como mujer, simplemente su fuerza de voluntad perdió.
Mientras trataba de clamarse, decidió tomar un descanso en el sofá de su hogar para dejar de pensar. Se levantó de la cama y al tomar el pomo de la puerta escuchó a su amiga decir:
- Matt, eres único ¿lo sabes?
Volteó su rostro y pudo darse cuenta que su amiga nuevamente balbuceaba; sin embargo, esas palabras calaron hondo en la mente de Yamato y por un instante, aunque fuera efímero, deseó que ella estuviera completamente cuerda para preguntarle si ella pensaba así porque sentía algo más o por gratitud a su amistad.
Luego de compartir la mañana, había llegado el momento en el que Mimi estaba por regresar a su casa.
- Bueno, ya me voy – dijo la ojimiel levantándose de la mesa y recogiendo los platos de su desayuno.
- Puedes quedarte un poco más, hoy es domingo después de todo - comentó Yamato levantándose el también de la mesa y llevando su loza a lavar.
- No puedo, tengo que ir con Koushiro; a pesar de haber discutido vivimos juntos, debe estar preocupado porque no regresé a casa, además apague el teléfono así que lo más probable es que me esté buscando – contestó Mimi, desde el sillón buscando su cartera.
- Tienes razón – dijo Yamato, pensando en qué momento si fuera el novio de Mimi y discutiera con ella la dejaría sola; habría que ser un estúpido en enojarse con ella.
- El desayuno estuvo delicioso, para la próxima yo invitaré; discúlpame por no quedarme a lavar - dijo entre avergonzada y preocupada por la hora.
- Ok, asegúrate de hablar todo tranquilamente para evitar malentendidos con Koushiro y así arreglar las cosas – le aconsejó Yamato mirándola desde el pasillo de la cocina.
- Ni que fuera la primera vez que discutimos, no te preocupes ya pasara, gracias por lo de estos días – le dijo levantado la mano a modo de despedida.
- Vale, cuídate – dijo Yamato mirándola desde la cocina.
- Claro, hablamos luego – dijo la ojimiel cerrando tras de sí la puerta y dejando a Matt con la sensación de querer estar con ella más tiempo.
Al llegar la noche Yamato descansaba en el sillón y no pudo evitar recordar el fin de semana compartido con su amiga. A pesar de que llevaban años de amistad, no podía dejar de pensar en ella no como su amiga, sino como mujer. Llevaban años, sí, compartían cosas en común y aunque sus vidas fueran diferentes en otros aspectos, le gustaba su forma de ser: su espontaneidad, la forma de vivir su vida sin preocupaciones, le gustaba sus conversaciones, le gustaba la forma en que cada vez que le decía que viviera la vida, lo decía de la forma más particular, loca y a la vez adorable que podía ver: le sermoneaba su forma de vivir llena de deberes y hasta se enojaba con él por su forma racional de vivir, habían momentos en que ella le decía, que vivir una vida de deberes era convertirse en un "robot aburrido" y que el en poco tiempo si es que ella no tomaba cartas en el asunto se convertiría en un ciborg; a pesar de que le hablaba así, el sabía a la perfección que ella lo hacía era para mostrarle que se podía ser feliz, no sólo con preocuparse por las cosas sino, disfrutar, vivir plenamente, así él se dejaba envolver por su mundo utópico; pero lo que más le gustaba de ella que a pesar de ser libre, espontánea, esa combinación de fuerza y libertad que ella tenía y que podía descolocarlo en un abrir y cerrar de ojos, también había una parte de fragilidad, delicadeza, que en momentos efímeros e íntimos compartían ambos y que él sabía que nadie más conocía. Aunque toda la gente viera a la vivaz Mimi nadie veía la parte real, aquella parte única, que tenía miedos, dudas, y que a través de los años sólo conocía él; podrían pasar miles de personas en sus vidas, pero entre ambos existía una relación que nada ni nadie quebraría.
Se esforzó por no rebasar la línea de la amistad, pero en su imaginación hacía mucho que había desaparecido esa línea, ya se había quebrado dentro de él.
En ese momento, la pasión y el deseo por ella, por estar dentro de su cabeza, su cuerpo, pero sobretodo de su corazón le hizo despertar de la peor de las realidades.
- Maldita sea, Mimi yo te…-despertó sudoroso desde el sillón.
Al mismo tiempo, el timbre sonaba con tanta urgencia como si se tratara de una emergencia de vida o muerte. El ruido insistente le producía una molestia en la cabeza la cual sentía que le iba a estallar. Se paró de una vez, irritado por el molesto ruido y sin pensar en las consecuencias o ser cortés, tomó el pomo de la puerta y gritó a viva voz:
- ¿Quién es el maldito idiota que está haciendo sonar el timbre a esta hora? Su rostro cambió al momento en que frente a él un par de ojos color caramelo cubierto de lágrimas sollozaba sin detenerse.
- Matt, ¿podría quedarme a dormir otra noche? Solo una más, por favor… - dijo Mimi aferrándose y colocando su cabeza en el pecho de éste.
- Mimi… - dijo Yamato sorprendido y casi instintivamente abrazándola para que pudiera refugiarse en él.
Hola a todos/as! Ya está, me atreví pensé que jamás lo haría pero aquí estoy, después de querer escribir hace miles, y lo juro que tengo miles de historias miles de ganas y todo pero las palabras no salían las historias no tenían un hilo pero heme aquí, escribiendo el capítulo 0 de una historia que lei por ahí y quise traspasarla a mi pareja favorita Mimato.
Contextualizare, esta historia ser exclusivamente de Yamato y Mimi; habrá drama oh sí muchísimo drama, y también lemon quizás no escribiré bien, pero si tratare de dar sus dosis es que soy fanática del limón XD.
Esto solo es el preludio de la historia en sí, el próximo capítulo será esto mismo, pero más específico: quedaron algunos cabos sueltos y lo ideal es que queden con ganas de más, así que la próxima tratare de subirla lo más rápido posible.
En especial quiero agradecer a dos personitas que conocí por aquí y se robaron parte de mi kokoro lemonoso: Lorechan02 y RubyKaiba … "San Fanfiction" me ayudó a conocer a estas cabras cabronas que han hecho que me lance al mundo fanfictistico, así que esto va para ambas las amo con todo mi corazón digimonistico y esto es especial para ustedes.
A quienes escriban, lean o comenten, gracias de antemano por aceptar y si tienen ganas de hacerlo háganlo junten ideas y háganlo que es lo más genial compartir nuestras ideas de la pareja más shipeada y menos permitida del Digimundo.
Besitos abrazos y cariños a todos desde mi Chile Querido futuro ganador de la Confederaciones (perdón, pero salió mi lado futbolístico)
Besitos Lady Mimato