Disclaimer: No poseo los derechos de Pokémon.


Capítulo 8: ¿Final? Comienzo

¿Por qué había pasado aquello? Bueno, en realidad si sabía el porqué. Ash y ella llevaban tres meses casados y se habían pasado la luna de miel prácticamente sin salir de la cama. Lylia se sonrojó al recordar aquello de forma tan vívida.

Lo que le había sucedido era más que previsible. No sabía por qué le costaba tanto asumirlo, sobre todo después de comprobarlo por ella misma hace poco.

Empezó a marearse y decidió salir al jardín para airearse. Fue allí cuando se dio cuenta de que tal vez no había sido buena idea salir. Delia podía verla y entonces haría preguntas, preguntas que no quería contestar por el momento.

Aun así, Lylia sonrío al pensar en la madre de Ash, aquella buena mujer había hecho todo lo posible porque se sintiese bienvenida en su familia. Había muy pocas personas que tenían un corazón tan bondadoso como el de Delia Ketchum.


Mi madre siempre ha estado sola—le comentó Ash una vez—. Su padre la abandonó a ella y a su madre cuando era muy pequeña. Su marido…mi padre, también hizo lo mismo a los dos o tres años de estar casados. Poco después mi abuela murió dejándole como herencia un restaurante. Siempre ha tenido que salir a delante ella sola.

Siento mucho que tu madre haya tenido que sufrir tanto—dijo Lylia con sinceridad.

Ash le acarició la mejilla y le dio las gracias.

Yo y mi hermano tampoco hemos sido muy buenos hijos—confesó Ash apenado—. Siempre de viaje, sin detenernos más que unos pocos días o semanas en pueblo Paleta. Ahora que lo pienso, nunca hemos considerado sus sentimientos.

No creo que tu madre lo vea de esa manera—le dijo Lylia para animarle.

Ash negó con la cabeza.

Estoy seguro de que lo pasó muy mal cuando no recibía noticias mías o cuando le contaba algunas de mis aventuras más peligrosas…Yo… quiero compensarle por todo lo que le hecho sufrir.

¿Cómo piensas hacerlo?

Me gustaría que fuese a vivir con nosotros—dijo Ash. Al ver la expresión seria de Lylia quiso explicarse mejor—. Nuestra casa es muy grande, ella puede vivir en el piso de abajo y así tendríamos toda la intimidad que quisiésemos…Además de que no estaría sola ni tendría que caminar todos los días para verme n-

-Ash—le detuvo Lylia. Sus ojos brillaban con cariño y no parecía en absoluto enfadada o molesta—. Me parece muy buena idea. Conozco a tu madre y sé que es una de las personas más maravillosas del mundo. No me importa que vaya a vivir con nosotros. Si la mitad de lo que me has contado sobre ella es cierto, se merece eso y mucho más.

Ash la abrazó con fuerza mientras le susurraba gracias al oído. No sabía porque había tenido la suerte de tener como esposa a una mujer tan bondadosa y comprensiva.


Lylia volvió al presente cuando vio que Delia se había sentado a su lado en jardín.

— ¿Te ocurre algo, querida?—le preguntó ella muy preocupada—… ¿Has estado llorando?

Lylia la miró fijamente durante unos segundos. Cuando Delia estaba presente se sentía incapaz de mentirle o decirle que se fuese. Aquella mujer le transmitía mucha paz y serenidad.

Sin previo aviso la abrazó con fuerza mientras las lágrimas volvían a caer por sus mejillas. Delia, muy sorprendida, le devolvió el abrazo y le acarició la cabeza.

—Tranquila—le susurró—. Sea cual sea el problema seguro que podemos solucionarlo.

Lylia estuvo un rato más llorando. Cuando terminó se separó de Delia y la miró avergonzada.

—L-lo siento.

—No digas tonterías, no tienes por qué disculparte—sonrió Delia mientras le ofrecía un pañuelo.

—Gracias—dijo Lylia aceptando el obsequio.

— ¿Ya estás mejor?

—S-sí. Gracias…

—Me alegro.

Ninguna de las dos dijo nada más. Se sentaron la una al lado de la otra y contemplaron el jardín en silencio.

—Estoy embarazada—soltó Lylia de repente. Los ojos de Delia se abrieron de par en par y su mente se bloqueó por unos instantes.

— ¿C-cómo…? ¡P-pero eso es una gran noticia!—gritó Delia abrazándola de nuevo pero esta vez con más fuerza.

No podía creérselo. Su hijo Rojo ya tenía una niña llamada Maron a la cual veía cuando venían de visita. ¡Ahora iba a tener un nieto o nieta en la casa las veinticuatro horas del día! Sin embargo, su alegría se vio interrumpida al darse cuenta de un detalle.

— ¿Lo sabe mi hijo?—preguntó mientras se separaba de la rubia.

—…No, todavía no se lo he dicho—fue la respuesta de Lylia. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Delia, extrañada ante esto, no supo que pensar.

¿N-no será que el bebé no es d-? ¡No digas estupideces!—Delia se avergonzó enseguida de semejante pensamiento—. ¡Conozco a Lylia y sé que jamás le haría eso a mi hijo! Lo quiere demasiado… Entonces, ¿por qué está llorando?

—No sé qué hacer—confesó Lylia afligida.

— ¿Por qué?

—Tengo miedo.

— ¿Miedo?—preguntó Delia confusa.

—Miedo de no poder ser una buena madre. Miedo de acabar siendo como era mi madre…hace tiempo.

Delia sabía a qué se refería Lylia con eso. Ash y ella le contaron hace tiempo las cosas que sucedieron en torno a Samina y su lento descenso a la locura. Delia y Samina se habían conocido en Alola hace tiempo, cuando Ash iba a la escuela Pokémon. Al conocerla ambas se hicieron amigas en seguida ya que el estado mental de Samina había mejorado bastante. Es más, juntas ayudaron con los preparativos de la boda de sus hijos y aun se mantenían en contacto.

—Lo que le pasó a tu madre fue una serie de incidentes y desgracias que no tienen por qué pasarte a ti también, Lylia—dijo Delia, intentado de animarla.

— ¿Cómo está tan segura?—dijo Lylia en un tono algo brusco. Al oírse a sí misma agachó la cabeza enseguida—. Lo siento, sé que solo quiere ayudarme.

—No pasa nada—dijo Delia poniendo una mano sobre su hombro—. Yo también tuve miedo una vez.

Lylia la miró con curiosidad y sorpresa. Para ella Delia Ketchum era una mujer fuerte que no le temía nada. ¡Ella sola había criado a los dos mejores entrenadores Pokémon del mundo!

Delia se rió al ver la cara de su cuñada.

—Sí, yo también he pasado por muy malos momentos. Tuve que cuidar de dos hijos y mantener el restaurante de mi madre, al mismo tiempo. No fue fácil. Pero no me rendí porque tenía el amor de las dos personas más importantes de mi vida. Dime, Lylia… ¿acaso no tienes el amor de Ash?

— ¡Por supuesto!—respondió ella enseguida—. Ash es la persona más cariñosa y generosa que he conocido. Siempre está dándolo todo por los demás sin esperar nada a cambio.

— ¿Entonces, por qué no le preguntas que opina sobre si serás una buena madre o no?

—…

—Además, él es el padre. Tiene derecho a saberlo, ¿no crees?

Tras unos segundos de deliberación mental Lylia asintió lentamente con la cabeza.

—Supongo que también se lo contarás a tu madre, ¿verdad?—preguntó Delia al ver a Lylia más calmada.

—Sabiendo cómo es dejará la fundación en manos de mi hermano solo para venir a cuidarme—murmuró Lylia algo preocupada.

Delia se rió ante aquellas palabras pues sabía que eran ciertas. Samina y ella tenían bastantes cosas en común y una de ellas era el amor desmedido hacia sus hijos.

—Siendo sincera, no me importaría nada tenerla por aquí unos meses—comentó Delia con una amplia sonrisa.

—Al menos sabré que con usted no cometerá ninguna locura—dijo Lylia pensativa—. Mi madre puede llegar a ser muy infantil.


Ash llegó agotado a su casa. Aquel día había tenido que hacer varios combates de exhibición, terminar de organizar los campeonatos que quedaban por celebrar aquel año y mucho, mucho papeleo. En días así comprendía bien lo que implicaba ser Campeón y Maestro Pokémon al mismo tiempo.

—Por suerte no tengo que viajar a otra región en los siguientes meses—le comentó a Pikachu. Su Pokémon asintió levemente con la cabeza, pues tan solo quería llegar y dormirse en el primer sofá que viese.

— ¡Ya estoy en casa!-avisó Ash al entrar por la puerta.

— ¡Ash!, ¿qué tal tu día?—le preguntó Delia muy alegre mientras le daba un abrazo y acariciaba la cabeza de Pikachu.

—Bastante bien, aunque no me importaría que me rebajasen el trabajo.

—Me temo que la única forma de conseguir eso es que te retires.

—Aun me quedan muchos años para retirarme—Ash se rió un poco ante aquella sugerencia—. Por cierto, ¿dónde está Lylia?

—Te está esperando en vuestra habitación—respondió Delia. Su tono era de cautela y había desviado la mirada algo nerviosa. Nada de aquello pasó desapercibido para Ash.

— ¿Te ocurre algo mamá?

— ¿Q-qué?, no cariño, no me pasa nada—respondió Delia enseguida—. Ve con Lylia, yo me quedaré aquí con Pikachu.

Ash no quiso insistir así que aceptó y tras dejar a Pikachu subió hasta su habitación. Allí, sentada en el borde de la cama matrimonial estaba Lylia. Tenía un libro en la mano, cosa que no extraño al Maestro Pokémon pues su esposa disfrutaba mucho de la lectura en su tiempo libre.

Ash no pudo evitar fijarse en que había algo diferente en Lylia. No sabía decir el qué pero aquel día en especial le parecía más hermosa que de costumbre, algo que creía imposible.

Su cabello rubio completamente suelto, sus ojos verdes, su pequeña sonrisa y su pálida piel reflejando el brillo lunar que entraba por la ventana…en definitiva, todo aquello le daba a los ojos de Ash un aspecto celestial.

Lylia, al sentir su presencia, alzó la cabeza justo a tiempo para recibir un beso en la frente.

—Hola—susurró Ash mientras la abrazaba con cariño. Abrazo que Lylia no tardó en corresponder.

—Ash…

Había algo en su tono de voz que preocupó al joven de pueblo Paleta.

— ¿Ocurre algo, Lylia?

La joven investigadora Pokémon se separó de él y lo miró fijamente a los ojos. Había incertidumbre pero fue sustituida enseguida por una expresión de firmeza.

—Ash… ¿Tú crees que sería una buena madre?

—… ¿C-cómo?—la pregunta le había pillado por sorpresa así que tardó unos segundos en procesarla—. ¿Y por qué te preocupa eso ahora?

—Respóndeme, por favor.

Ash notó por la mirada de Lylia que aquello era muy importante para ella, aun así no dudo a la hora de darle una respuesta.

—Estoy segura de que serías la mejor madre del mundo.

Lylia lo miró algo sorprendida.

— ¿Por qué piensas eso?

—Porque eres amable, trabajadora, siempre te gusta tener diferentes puntos de vista antes de juzgar a alguien, adoras a la naturaleza y cuando es necesario tienes muy mal genio.

Aquello último hizo que Lylia arrugase un poco el ceño e inflase los mofletes.

— ¡Yo no tengo mal genio!—exclamó indignada, pero al ver la amplia sonrisa de Ash comenzó a reírse.

— ¿Y yo, crees que sería buen padre?—le preguntó Ash con una sonrisa traviesa.

—Eso nunca lo he dudado.

Ash se sonrojo al oír aquellas palabras. Algo nervioso le preguntó a Lylia el porqué de su primera pregunta. Ella cogió aire y se lo contó.

—Ash…Yo…Vamos a ser padres.

Ash no se movió de su sitio ni dijo nada. Tan solo miraba fijamente a su esposa. Lylia comenzó a preocuparse cuando pasaron varios minutos y su esposo seguía sin reaccionar.

—As-¡Ah!

Lylia se vio sorprendida cuando su esposo la alzó en brazos y la beso con fuerza en los labios. Cuando se separaron Ash tenía lágrimas en los ojos. No podía creerse lo que había oído.

—… ¿V-vamos a ser padres?—preguntó dudoso, queriendo confirmar que era verdad lo que había escuchado.

— ¡Sí!—respondió Lylia muy alegre al ver como el rostro de Ash mostraba una inmensa felicidad ante la noticia.

— ¡Vamos a ser padres!—exclamó Ash sintiéndose el hombre más feliz del mundo. Los dos se abrazaron con más fuerza durante varios minutos, asimilando el torrente de emociones que les invadía.

Tras separarse un poco comenzaron a besarse, primero con lentitud y luego con algo más de pasión. Sin separar sus labios ambos se dirigieron hacia la cama.


Delia miró el reloj y luego a Pikachu, quien dormía tranquilamente en su regazo.

—Creo que hoy cenaré sola—dijo con una pequeña sonrisa al adivinar lo que debía de estar pasando el piso de arriba.


Los siguientes días fueron una auténtica locura. Ash quiso dejarlo todo para poder estar junto a su esposa durante las veinticuatro horas del día. Idea a la cual se opuso Lylia rotundamente.

No quiero que piensen que no trabajas nada por mi culpa—le dijo ella.

De todas formas Ash hizo todo lo posible por poder estar con ella más tiempo.

¿Seguro que no quieres nada? No me parece bien que trabajes tanto. Las escaleras no me parecen muy seguras, quizás hay que cambiarlas. ¿No deberías comer más?, ahora tienes a otra persona en tu interior.

—Ash, estoy embarazada no enferma—le replicó Lylia, algo cansada de sus constantes cuidados.

—No me importa que te enfades conmigo si consigo que tú y el bebé estéis bien—dijo Ash con una amplia sonrisa, la cual no se le había borrado desde que se enteró de la noticia. Inclinándose, le dio un beso en la mejilla a su esposa.

Lylia sonrió al verlo tan feliz. Le gustaba verlo tan emocionado y atento. En momentos así se daba cuenta de lo tonta que había sido por dudar tanto al enterarse de la vida que llevaba dentro.

Lylia rió al recordar un hecho bastante gracioso. Al día siguiente de recibir la noticia, Ash estaba tan contento que no pudo evitar llamar en pocas horas a su hermano y a todos sus amigos para decirles que iba a ser padre. Lylia llamó por su parte a su familia.

A Samina casi le dio un ataque debido a la alegría de saber que iba a ser abuela. Gladio, quien no se esperaba aquello, se quedó petrificado. Según Samina estuvo sin moverse durante una hora y cuando proceso lo ocurrido, fue enseguida a comprar un libro sobre cómo ser un buen tío.

Los amigos de Ash y Lylia, no tardaron en enviarle felicitaciones y regalos para el futuro bebé. La pareja también recibió regalos de campeones y entrenadores de renombre de todas las regiones en las que Ash había estado por lo que muy pronto la casa se llenó de objetos.

No sé dónde vamos a poner tantas cosas—comentó Lylia preocupada.

Pero en esos momentos tenía otras preocupaciones. Tal y como vaticino, su madre no tardó en llegar a Kanto e instalarse en la casa.

¡Pienso estar nueve meses cuidando de ti!—le dijo Samina mientras la aplastaba con un abrazo—. ¡No me puedo creer que mi bebé vaya a tener un bebé!

¡Mamá, ya no soy un bebé!—replicó Lylia avergonzada.

Los ex-compañeros de viaje de Ash les iban visitando durante los meses del embarazo. Todo iba bien y sin percances. Ash se aseguraba de ello, hasta el punto de usar a Pokémon como Sceptile, Infernape y Greninja para que cuidasen a Lylia cuando iba de paseo o él no estaba en la casa.


Los meses fueron pasando y Ash tuvo que amoldarse a algunas "manías" que Lylia había adquirido.

—Quiero un porcehelado.

Ash se despertó en medio de la noche al oír las palabras de su esposa. Todavía estaba medio dormido por lo que creyó que había oído mal.

— ¿Q-qué?

—Quiero un porcehelado—repitió Lylia, su rostro estaba muy serio por lo que Ash dedujo que no bromeaba.

Desde hacía unos meses Lylia le pedía comidas que antes no le interesaban. Lo peor era cuando se lo pedía en momentos como aquel. Sabiendo que Lylia se enfadaría si no le daba lo que quería, se levantó de la cama y se preparó para ir a ciudad Azafrán.

—De acuerdo, iré a comprarte un porcehelado—dijo tras darle un suave beso en los labios. El rostro de Lylia se iluminó de alegría mientras le daba las gracias.

Un porcehelado era un helado de sabor legendario que se había hecho famosos en la región de Teselia. Actualmente estaba a la venta en las capitales de cada región. Ash pensaba ir a ciudad Azafrán usando el teletransporte de Mr. Mime por lo que tardaría poco en regresar con el porcehelado.

Cuando volvió Lylia estaba dormida.

—Supongo que tendré que guárdalos para mañana—dijo Ash dando un suspiro.


A parte de los antojos de Lylia y de algunos repentinos cambios de humor, el embarazo fue bastante tranquilo y normal. Sin embargo, el parto siempre era la parte en la cual sabían que todos iban a sufrir. En el caso de Ash solo sería sufrimiento emocional, Lylia no tendría tanta suerte.

Ash se paseaba de un lado a otro de la sala. Los nervioso le estaban matando y las palabras de su madre y sus amigos no conseguían tranquilizarlo. Habían pasado tres horas y no podía seguir allí sin saber cómo iba el parto de su esposa.

—Oye Ash, ¿puedes creerte que ya seas campeón, Maestro Pokémon y ahora vayas a ser padre?—le preguntó Misty de repente en un intento de distraer la mente de su amigo.

—La verdad es que yo no me puedo creer que aquel descerebrado crío de diez años haya cumplido todos sus sueños—comentó Gary entre risas.

—Yo nunca lo dudé, la verdad—dijo Brock—. Siempre supe que Ash llegaría al final de su viaje.

Ash los miró a los tres y a Pikachu. Muchos recuerdos inundaron su mente. Su primer Pokémon, su primer compañero, su primera compañera, su primer rival, su primer viaje regional…Tantas cosas habían pasado desde que se embarcó en su aventura Pokémon. ¿Realmente había llegado al final de su viaje?

No le dio tiempo a reflexionar mucho más pues una enfermera se acercó a él, diciéndole que ya podía ir con su esposa, pues todo había salido bien. Ash no perdió ni un segundo y fue corriendo hacia la habitación de Lylia.

— ¡Ash, no se puede correr por los pasillos de un hospital!—le riñó el profesor Oak, pero el joven ya no le oía.


— ¿Es…?

—Sí, es una niña—confirmó Lylia mientras lágrimas de felicidad se escapaban de sus ojos y de los de Ash. Los dos progenitores contemplaban a su dormida reciñen nacida.

—Aurora—pronunció Ash en voz baja. Ese era el nombre de aquel milagro que sostenía ahora en sus brazos. El solo contemplarla le hacía darse cuenta de un gran verdad—. ¿Sabes Lylia?, no creo que este sea el final de mi viaje ni del tuyo.

— ¿Huh?

Ash le contó en pocos segundos la pequeña reflexión que había tenido hacía un rato.

—Nuestra pequeña Aurora es nuestro nuevo viaje—dijo Ash muy convencido—. Hay tantas cosas que quiero enseñarle, tantas cosas que quiero hacer con ella.

—Estoy de acuerdo—dijo Lylia—. Cuando nos casamos yo también pensé que era el final, pero me di cuenta bien pronto de la gran ventura que es el matrimonio. Una aventura con grandes peligros que hemos podido superar gracias a nuestro amor y saber comunicarnos, aunque no siempre haya sido así, ¿no crees?

Ash asintió con la cabeza. No, este no era el final, tan solo otro comienzo. La única diferencia es que Lylia y ella tenían ahora otra compañera de viaje por la cual se iban a desvivir.

Con el paso de los años la pareja adoptó a otro niño, el pequeño Chrysan, aunque las circunstancias de aquella adopción no fueron nada convencionales, pero esa es una historia para otro día y otro momento.

Fin.


¿Y ya está?—se quejó el pequeño mewtwo de color verde—. ¿Y qué pasó con los amigos de Ash, como reaccionaron al ver a Aurora? ¿Ellos también tuvieron hijos? ¿Qué paso después?

Hijo mío, a veces es mejor dejar que la imaginación del lector haga el resto, ¿no crees que así es más emocionante?—le preguntó su madre.

Hum…Pero mamá…

Recuerda, la historia de alguien siempre es interminable, solo necesitas imaginación para poder leerla—dijo padre.


Ha sido un placer poder escribir esta historia y que os haya gustado. Muchas gracias a todos los que me habéis seguido hasta el final. Este fic iba a tener tan solo dos capítulos como mucho, pero vuestro apoyo me animó a escribir más y a intentar mejorar. Lo vuelvo a repetir, muchas gracias.

Por si alguien se lo pregunta, el mewtwo del final es hijo de los mewtwo que salen en las películas uno y dieciséis de Pokémon. ¡Hasta la próxima!