En este mundo había cuatro cosas sin las cuales Ranma no podría vivir, eran cuatro cosas a las que Ranma amaba intensamente.

En ese momento, Ranma se encontraba disfrutando una de esas cosas maravillosas; luchar.

"¡No lo toques!" Ranma acunó entre su pecho un pequeño envase.

Ignorando sus advertencias, el invasor saltó a la ofensiva con un bramido de furia con intenciones de robar el preciado tesoro.

Él, quien en el momento era una ella, no iba a entregar su tesoro sin luchar. Ranma interceptó las garras de la codiciosa bestia con una patada.

"Growf" Ignorando el doloroso golpe en su pata, el animal continuó con su asalto incesante.

"¡Suélt-" Ranma se vio forzada a retroceder dejando caer el preciado envase.

El pequeño envase de vidrio se rompió en pedazos, y su delicioso contenido entró en contacto con el tatami* de la casa Tendo.

El panda fue a por su delicioso botín, dispuesto a disfrutar su festín.

Ranma sintió lagrimas varoniles recorrer su rostro ante la desgarradora vista.

"¡Tú!" La pelirroja se acercó al culpable de todo.

Concentrado en su tarea de comer las deliciosas galletas, Genma ignoró la peligrosa aura que exudaba su hijo. Una muy mala elección.

Ranma pateó con toda su fuerza en la cabeza desprotegida de Genma.

"¡Gro-!" Genma saltó tratando de tomar distancia de la furibunda pelirroja.

Ranma no permitiría las cobardes intenciones de su padre. Gritando de furia a penas contenida, Ranma se preparó para hacerle pagar por el atroz crimen de Genma.

'Soy sólo un panda, déjame en paz.' Genma sostuvo su cartel de madera.

Al ver que su hijo convertido en hija se acercó enfurecido dando grande zancadas, Genma mostró otro de sus carteles.

'No serías capaz d-' La acción de Genma fue inutil. Ranma había ignorado su intento de comprar tiempo, golpeando a su padre con el cartel de madera.

'¡Ouch!' '¡Suelta eso muchacho!' '¡No, ahí no!' Ranma continuó golpeando a su padre hasta que este perdió la conciencia.

Afortunadamente para Genma su resistencia había menguado, producto de la vida sedentaria de la ciudad, por ello Genma perdió la conciencia después de diez minutos de agonía bajo la brutal paliza que le propinó su hijo.

"Estúpido panda." Ranma sacudió la cabeza con irritación observando las sobras de sus galletas, bajo de ella se encontraba Genma, o lo que quedaba de él.

"Tanto alboroto por unas simples galletas." La irritada voz de Akane salió detrás de la mesa. Ella había creado una pequeña barricada para protegerse.

'Quizás si cocino pueda alegrarlo.' A Akane se le ocurrió una hórrida idea.

Ranma se limitó a sacudir la cabeza, irritado ante la ignorancia de Akane. ¡Esas no eras simples galletas!, no señor, esas eran galletas especiales de Kasumi. Kasumi las cocinaba después de algún evento fuera de lo común, que al ocurrir en Nerima perdía todo lo extraordinario - Secuestros, avistamientos de ovnis, apariciones, posesiones, demonios, entre otros. -

Extrañamente, Ranma no recordaba ningún evento 'inusual' que mereciera la galletas especiales de Kasumi.

"No te preocupes, cocinaré para ti unas galletas mejores que esas." Akane proclamó con confianza, sus esfuerzos pronto rendirían fruto. Ella le demostraría que su cocina podía ser igual de buena, o incluso mejor que la de Kasumi.

"No digas tonterías." Ranma resopló con irritación. El día que Akane cocinara algo comestible sería el mismo día que Happosai se convirtiera en un monje, en otras palabras, nunca.

"¡Oh! Saotome-san está tomando una siesta." Kasumi, la hija mayor de Soun intervino, sin saberlo salvando así a Ranma de un doloroso viaje por los cielos de Nerima.

Akane sacudió la cabeza ante la ingenuidad de su hermana.

"Que pena, se enfriaran sus galletas." Kasumi llevó una mano a su rostro con preocupación.

Las palabras de Kasumi funcionaron de maravilla, en un instante, Ranma estaba observando a Kasumi con ojos llenos de expectación.

"¿Hay más ga-galletas?" Ranma limpió con su antebrazo la baba que salía de su boca.

Kasumi asintió. "Las hice para Saotome-san, se terminaran enfriando es una pena."

"¿P-puedo?" Ranma preguntó esperanzada.

"¡Oh! te podrían hacer daño, acabas de comer." Kasumi expresó su preocupación.

Ranma sintió lagrimas acumularse en sus ojos. ¡Que injusta era la vida!, si tan sólo Akane fuera un poco como Kasumi...

"Las comeré todas, sin importar lo que me pueda pasar." Ranma habló con voz entrecortada.

"Estúpido pervertido." Akane murmuró con enojo, ¿Por qué él no podía confiar en ella?, ella pronto mejoraría en su cocina, tan sólo le hacía falta un poco de practica.

"¡Gracias!" Ranma sonrió con apreció, dispuesto a probar el delicioso manjar. Y así Ranma se encargo de disfrutar de su segundo gran amor; comer.

Kasumi le devolvió la sonrisa.

Akane se acercó con curiosidad a las galletas, dispuesta a probar el dichoso dulce.

Las galletas no tenían nada en especial, eran deliciosas al igual que todo lo que cocinaba Kasumi, pero además de ello no tenían nada en especial.

Akane apretó sus puños con rabia.

'¡¿Por qué estoy tan enojada?!,' Akane se preguntó confundida. Ranma y ella estaban en buenos términos, hasta ahora no había ocurrido nada que mereciera su enojo, y sin embargo el enojo que Akane sentía era autentico.

"Pheh~ estaban deliciosas." Ranma acarició su estomago con aprecio.

Kasumi sonrió ante las ocurrencias de la pelirroja.

"Más tarde saldré a comprar más ingredientes." Kasumi anunció observando la expresión decidida de Akane, sintió que su hermana intentaría cocinar y ella no quería estar cerca cuando eso ocurriera, además la comida se había acabado pronto tendría que comprar más, cocinar para los Saotome era una ardua tarea, pero Kasumi no tenía igual en cuanto habilidades culiarias se refiere.

"Iré contigo." Ranma se ofreció para el trabajo.

Kasumi asintió agradecida, juntas les seria más fácil traer las cosas, además siempre que iba con Ranma los vendedores le hacían descuentos a la pelirroja. Seguramente Ranma era buen amigo de los vendedores.

En ese momento Akane entendió lo que estaba mal con ella.

"¡Oh!, ¿Que te pasó?" La voz de Kasumi estaba llena de preocupación.

"Buscaré el kit médico." Ranma anunció mirando con preocupación a Akane.

'¿Que sucede?, ¿Por que Kasumi le miraba así?, ¿Para que Ranma necesita un kit médico?, ¿¡Por que me duele?!' Akane bajó la mirada, siguiendo la preocupada mirada de Kasumi.

Akane jadeó sorprendida, sus manos se encontraban llena de sangre, su sangre.

Ranma volvió en tiempo récord con el kit médico. "Iré a comprar unas vendas." Ranma le informó, entregando el kit a Kasumi.

En un instante Ranma desapareció, no sin antes lanzar una mirada de preocupación a Akane.

"Abre tu mano." Kasumi le pidió gentilmente.

Akane obedeció mecánicamente, observando con fascinación las cuatro heridas en su palma. '¿Cómo?' Pensó Akane tratando de ignorar a Kasumi, quien le estaba limpiando la herida.

"Ahora tu otra mano, Akane." Una voz interrumpió los pensamientos de Akane, indicando que había terminado su anterior labor.

Akane notó la habilidad y experiencia con la cuál su hermana le trataba, una habilidad que Kasumi no poseía antes.

'Él.' Pensar en ello le hacia enojar una vez más.

"No hagas eso de nuevo." Kasumi le pidió sosteniendo las manos de Akane.

Dispuesta a protestar Akane miró a los ojos de su hermana.

Akane terminó bajando la mirada con vergüenza, no soportando la culpa que sintió al ver la mirada de tristeza de Kasumi.

"Kasumi-nee."

"¿Dime?" Kasumi pregunto con cariño ocultando su preocupación, sabiendo que Akane normalmente no le llamaba así desde aquél día.

"Es acerca de eso, ¿él sabe?" Akane preguntó tratando de sonar desinteresada, sin embargo, su patético acto no engaño a nadie.

Kasumi pensó por un momento buscando una respuesta adecuada.

Afortunadamente, para la joven ama de casa su búsqueda fue interrumpida por la aparición de el prometido de su hermana, el futuro heredero del Dojo.

Ranma al igual que cuando se marcho, apareció de la nada. "Tuve que ir a la tienda de el señor Taneda." Dijo secándose una gotas de sangre con su camisa carmesí. Digan lo que quiera, artista marcial o no Ranma necesitaba de un respiro al igual que todo el mundo. El trayecto a la pequeña tienda había sido una cuesta arriba, ¿Y cómo no? ser atacado por detrás por dos idiotas buscando venganza, además de tener que evitar la bicicleta asesina.

"¿Co-cómo estás?" Ranma le preguntó tratando sonar casual y fallando estrepitosamente.

Akane bajó la mirada sintiendo vergüenza, y algo más, incapaz de soportar la mirada mal disimulada de preocupación de su prometido.

Kasumi decidió intervenir al ver la ansiedad en el rostro de Ranma aumentar ante la falta de respuesta de Akane.

"Ella estará bien, ¿No es así, hermanita?" Kasumi dijo mientras vendaba las heridas de su hermana.

"¿Akane?" Ranma intervino ante la falta de respuesta. De más esta decir que la paciencia no era una de las virtudes del primogénito de Genma.

Sintiéndose un poco irritada Akane miró a Ranma, quien estaba mirándole con preocupación, al haberse visto descubierto él evitó la mirada.

"Todo está bien." Akane hizo una mueca ante lo falso que había sonado, afortunadamente ellos no parecieron notarlo.

Akane se sintió culpable al ver el rostro de Ranma, el alivio era evidente en su rostro.

"Terminé." Kasumi anunció dando un ultimo toque a las vendas.

'Quizas deb-'

Akane sacudió la cabeza, ignorando el pensamiento traicionero antes de que este se manifestara. No sería capaz, ¿Verdad?.

"Gracias." Akane murmuró observando el vendaje en sus manos, mientras sostenía su pequeño collar.

"¡Oh!, tengo que cocinar, se hizo tarde." Dirigiendo una mirada a Akane, Kasumi se dispuso a reanudar su rutina, la rutina en la que había caído hace años, y parecía que seguiría estando en ella por mucho más tiempo.

"Iré a mi cuarto." Akane decidió marcharse, después de todo no tenía ningún motivo para estar aquí.

"Te ayudaré." Ranma habló ofreciendo ayudar, que al hacerlo le colocaría junto a la cocina y por consiguiente junto a la deliciosa comida de Kasumi era una mera casualidad.

"Gracias, pero hoy no puedes." Kasumi se negó a pesar de lo tentador que sonaba la oferta de Ranma. Existían cosas más importantes después de todo.

Viendo la expresión de descontento de Ranma, Kasumi le explicó. "No deberías cocinar, sabes lo que piensan tus padres," Kasumi prefería mantener a Ranma fuera de la cocina, aventura parecía seguirlo a donde quiera que iba, y para ella la cocina era su templo. "Además, deberías estar junto a tu prometida." Añadió ella en un susurro.

"Tienes razón. Pero no es co-cómo si quiero estar ju-junto a ella ni nada." Ranma agregó sonrojado, no queriendo que nadie se haga ideas.

Ranma salió corriendo tras de Akane a pesar de sus protestas.

"Akane" Él la encontró no muy lejos de la cocina, subiendo las escaleras.

"¿Qué haces aquí?"

"Ermmm..." Ranma titubeo ante la mirada de Akane.

"¿No me digas que Kasumi te corrió de la cocina?" La diversión era evidente en la voz de Akane, junto a un poco de alivio. Ahora ella no era la unica que tenía el acceso prohibido a la cocina.

"¡Claro que no!" Ranma se tragó una replica desagradable, no queriendo que la conversación que mantenían se convirtiera en una batalla de insultos.

"Tengo que hacer... algo."

"¿Algo más importante que comer?" Preguntó de manera incrédula.

"Tú." Respondió sin pensar, "Te-tengo que estar contigo, puedes lastimarte." 'De nuevo' Añadió mentalmente, observando el muy interesante tatami.

"Está bien~" Akane dijo sonando un poco... extraña.

Ranma observó de reojo a su prometida, la vista que le recibió no fue muy agradable.

Ella estaba sonriendo, no era una sonrisa corriente, era una sonrisa mucho más irritante una que Ranma conocía bien, era la misma que él usaba para molestar a sus oponentes. Era una sonrisa llena de petulancia, arrogancia, y algo más.

"No es como si estuviera preocupado por ti, ni nada." Ranma farfullo irritada ante la molesta, irritante, y aunque jamás lo admitiría sintió un poco de alivio al ver a Akane sonreír.

La sonrisa de Akane se agrandó.

"¿Vienes?" Preguntó con diversión.

Ranma murmuró algo acerca de torpes marimachos, a pesar de sus palabras él la siguió.


Había una cosa que ella disfrutaba en gran medida, una simple emoción que hacía mucha falta en su vida. Paz.

Afortunadamente para Akane, ella se encontraba en uno de esos escasos días tranquilos.

Akane suspiró disfrutando de la tranquilidad de su hogar, el melodioso tarareo de Kasumi, el tejer de la señora Saotome, el sonido que emitía la calculadora de Nabiki y los sonoros ronquidos de un panda se mezclaban entre ellos de forma placentera.

Ella sabía que tan dichoso momento no duraría, pronto alguien o algo destrozaría la tranquilidad que ella sentía.

'Ojalá que es-' Sabiendo lo fútil de su acción Akane sacudió la cabeza, no tenía caso después de todo. Ella sabía que pronto vendría un enfurecido rival a arruinarlo todo, o quizás una mujer en busca de 'venganza.' Akane resopló, siempre sucedía lo mismo, venían en busca de venganza y terminaban interponiéndose entre Ranma y ella.

"No es como si quisiera tener nada con el pervertido." Se dijo a sí misma no sonando muy convencida.

Sonidos de pasos llamaron la atención de Akane, se movían con agilidad por el tatami.

Akane abrió los ojos con resignación esperando encontrarse con una loca violenta, o quizás un pervertido príncipe. Ella fue gratamente sorprendida al ver a Ranma, quien vestía su camisa roja junto a su pantalón negro que le caracterizaban.

Akane se encontró sonriendo involuntariamente ante la vista de su prometido, la relación entre ellos había estado mejorando poco a poco, tanto así que ellos discutían dos veces cada día en lugar de las cinco de costumbre.

Cof,cof Ranma tosió falsamente tratando de llamar la atención de los presentes. Su triste acción no tuvo la reacción esperada, en otra palabras no sucedió nada. Ranma habló sin dejarse intimidar por la falta de reacción, sabiendo que sus palabras llamarían la atención de los habitantes de la casa.

"Saldré en un viaje de entrenamiento." Habló preparado sabiendo lo que sucedería.

"¡Oh, que hijo tan ingrato tengo! ¿Que habré hecho para merecer esto?" Genma expresó por medio de uno de sus carteles de madera.

"¡Oh!, asegúrate de llevarte un abrigo."

"¡Seguro te irás con una de tus zorras!"

"Esto te saldrá caro, Ranma-kun."

'Fuí una tonta al pensar que duraría', Akane suspiró con resignación.

"¡Tienes que ir con mi niña!" La sonora voz de Soun resonó por toda la casa Tendo.

Ella sabía que la paz no duraría, sólo que no pensó que este vez Ranma sería el culpable.


*Tatami: Tapiz acolchado sirve para revestir el suelo de una acasa japonesa, consiste en paja recubierta por un tejido de seda o algodón.

Notas del Autor :

Esta historia a sido increíblemente difícil de escribir, he estado luchando contra ella tratando de darle forma a mis ideas.

Presten atención a los pequeños detalles iré dejando pistas acerca de la futura trama, presten atención a lo que viene.

Este fic se suponía que sería un crossover entre Ranma y Haruhi, tristemente la musa para esa historia murió mucho antes de poder terminar el primer capitulo. Y así nació esta historia, escenas que tenía planeadas utilizar en aquél fic encajan mucho mejor en esta historia.

Ojalá mi musa para el otro crossover que estoy escribiendo no le suceda lo mismo que a esta.

Esta historia sucede después de los eventos del manga.

Saludos.