Hola a todos! De nuevo me aventura al mundo de Naruto pero ahora de una manera diferente. Ya que en esta ocasión integrare a la historia mi propio personaje. Mi objetivo es mostrar como hubiera sido la historia si se le hubiera dado más protagonismo a las Kunoichis. Me enorgullezco de decir que mi historia es algo que, estoy segura, aun no han leído. Trato de hacer mi personaje fuerte y reflexivo sin llegar a hacerla un Mary-Sue asique si eso llega a pasar siéntanse libre de advertírmelo.

Espero profundamente que les agrade mi idea.

Estoy planeando actualizar cada domingo ¿Qué opinan?

Por favor, dejen su comentario.

Ahora ¡A Leer!


Este capítulo fue editado

Si lo vuelven a leer, encontraran diferencias.


Akira Nakamura no era alguien especial, ella no provenía de ningún clan Shinobi, de hecho, sus padres eran civiles comunes; lo único especial en ellos era que eran artistas, desde la más joven al mayor, todos poseían una naturalidad artística que los llevo a abrir la única academia de música y danza de toda la Aldea de la Hoja. Su madre, Yuko, era una mujer de carácter fuerte. Creía firmemente que toda mujer tenía un papel que cumplir, debía ser la perfecta ama de casa, ser el pilar que une a la familia mientras tenias la apariencia perfecta. Ella misma era la representación de dicha creencia; un carácter duro, imagen prístina, casa limpia y un empleo como profesora que le permitía encargarse de su hogar a la vez.

La pequeña Akira estaba en conflicto con dicha creencia. Como todos en su familia era una artista natural, pero ella quería más. No sabía que, ni cómo conseguirlo, lo único que sabía es que ella quería más que tener un simple empleo, un hogar estándar, una vida cotidiana. Pero era su madre y ella era apenas una niña, así que lo asentía y hacia lo que le dijeran porque ¿Qué otra opción tenia?

Y por otro lado estaba su padre, Satoru que, aunque era un hombre naturalmente astuto, creía que era su responsabilidad de cuidar de ellas. Y se tomaba en serio su trabajo, muy en serio. En resumen, tenía una gélida madre y un sobreprotector padre. Y como si eso fuera poco, tenía una hermana mayor que parecía la segunda venia de Yuko Nakamura.

Sayumi era cuatro años mayor que Akira. Era una pesadilla cuando su madre y hermana se juntaban para decirle todo lo que debía y no debía hacer, lo que tiene que decir en cierta situaciones y como ser el ejemplo de una buena jovencita.

Su madre era el ejemplo a seguir de su hermana, su padre quería tanto cuidarlas que a veces ese mismo sentimiento resultaba contraproducente y provocaba que Akira se apartara. Esos tres estaban cortados por la misma tijera, los tres eran cantantes, bailarines y músicos; sabían con certeza que su futuro consistía en enseñar en la academia y ya. Sabía que ellos esperaban lo mismo de ella, y la asustaba. Era buena, pero no tan buena.

Akira quería más. Pero no sabía que.

Hasta ahora los Nakamura sonaban como una familia perfecta; vida cómoda, trabajo estable, padres presentes e hijas educadas. Pero eso es solo lo superficial. Ninguna familia es perfecta y los esta familia no eran la excepción. Los Nakamura sufrían de un grave pecado; prejuicio. O al menos estaban tocados por el prejuicio. Y no, no era porque un día se levantar y dijeran "oh, hoy me siento prejuiciosa, todos sufrirán" no, nada de eso. Todo esto nació gracias a un día en especial; el 10 de octubre.

Akira cumplía tres meses de nacida cuando toda la aldea sufrió uno de sus ataques más atroces en mucho tiempo; el Kyubi atacó. Destrucción, muerte, heridos, ese día era uno que sus padres jamás olvidarían. Afortunadamente su familia fue una de las pocas que salió impune de la tragedia o bueno, casi. Su abuela, la madre de su madre, murió en medio del caos. Fue un golpe duro para su propia madre, y algo que nunca olvido. El dolor de la perdida se convirtió en resentimiento, luego en desagrado y después en algo parecido al odio. Su madre empezó a culpar a los ninjas, su padre solo se hizo a un lado y guardo silencio, su hermana apoyó la opinión de su madre. ¿Y ella? Akira no sabía que pensar.

En su casa reinaba una fuerte aversión a los ninjas, su madre jamás perdía la oportunidad de recodarles la desgracia que eran para la aldea. Un poco ilógico en opinión de Akira, después de todo era una aldea ninja, naturalmente debían de haber ninja, pero ella jamás expreso sus pensamientos y solo asintió dócilmente ante su madre.

Sin embargo, hubo algo que Akira si sabía: le encantaba ver a los ninjas corriendo por toda la aldea cuando salía de su casa. Nunca lo dijo, solo los admiraba desde lejos. A pesar de ser todos muy diferentes entre si, compartían algo en común; un fuego en su interior que parecía irradiar de ellos. Los ninjas resaltaban entre sus contraparte civil, lucían con orgullo su banda de regulación; a veces en el brazo, el cuello y mayormente en la cabeza. Esa banda los hacia grandes, admirables, fuertes. Y Akira no podía evitar mirar.

Y luego estaban las kunoichis. Las ninjas que, en secreto, Akira idolatraba.

Eran… legendarias. Tan fuertes, tan confiadas en ellas mismas, eran protectoras, curanderas y luchadoras. No veía nada más que gloria cuando veía a una kunoichi hacerse paso entre una revuelta para arreglar el problema

Y entonces un día lo cambió todo. Akira fue por poco secuestrada. Y, al día de hoy, estaba tan agradecida de que ello hubiera ocurrido.

Estaba a punto de oscurecer y Akira, de solo 6 años, caminaba a la florería Yamanaka (su madre detestaba a los ninjas pero no había mejores flores que en la florería Yamanaka, muy al disgusto de su madre) con el dinero de las flores en una pequeña monedera en una mano y una nota con las flores que necesitaba en la otra, fue blanco fácil.

Dos hombres la tomaron por detrás y la arrinconaron en un callejón. Olían rancio, lucían como si no se hubieran dado un baño en un largo tiempo y parecían no poder sostenerse su propio peso. Akira, aterrada como estaba, solo pudo extender su monedera y rogar entre lágrimas que no la lastimaran. Con una risa demente uno tomó su monedera y rebusco en ella, al ver el poco dinero se enfadó. Y él y su amigo se acercaron a ella. En ese momento, Akira pensó que era su fin.

Justo cuando un hombre estaba a punto de tocarla, un par de brazos apareció por detrás de un hombre, sonó un gran croak de algo rompiéndose, y en un momento el cuerpo del hombre cayó inerte en el piso. El segundo tardó en reaccionar, mando un golpe descuidado a la persona que se deshizo de su compañero pero fue interceptado por una mano. Akira solo podía ver la pelea que se desarrollaba ante ella, si es que se le puede llamar pelea a eso. El hombre no tenía ninguna posibilidad. En un momento estaba siendo arrojado a la pared y en el otro tenía una mano golpeándolo justo en la cabeza, el hombre cayo inconsciente.

Akira observo en silencio a los dos cuerpos tirados en el piso.

La figura que la salvo salió de las sombras y lo primero que notó fue un tatuaje en forma de llama en su brazo derecho, lo siguiente fue una extraña mascara parecía a un anima junto a una armadura negra y gris, protectores de metal en los brazos y una katana atada en la espalda. Un ninja la había salvado. Lentamente el ninja se arrodilló a su altura y se quitó la máscara; era una mujer de cabello purpura y largo, con un flequillo peinado hacia un lado. Era bonita de una manera delicada, su cuerpo no parecía muy fuerte y aun así logro salvarla de dos hombres que le doblaban la altura

-¿Estás bien, pequeña? –su voz era suave, para no asustarla, supuso.

Akira solo podía verla impactada

-Eres un Shinobi

La mujer dio una suave sonrisa

-Así es, pequeña – Para ser un ninja, era muy amable–mi nombre Yugao Uzuki , ¿y tú eres?

- Akira Nakamura

-Bueno, pequeña, déjame llevarte al Hokage para notificarle la situación ¿está bien? –Le dirigió una rápida mirada a los dos cuerpos inmóviles en el suelo – después podre llevarte a tu casa y luego haré que vengan por estos dos

En teoría, Akira no tenía otra opción. Así que, ignorando la emoción creciente dentro de ella, asintió y le ofreció los brazos. Yugao la recogió con delicadeza y en un momento estaban volando por los techos. Ella no iba muy rápido para no marearla, por lo que Akira logró ver todo desde esa altura. Las personas se veían pequeñas, podía ver el resto de la aldea, y estaba mucho más cerca de la cara de Hokages. Era simplemente maravilloso. Una risa involuntaria salió de su boca, esto era demasiado maravilloso, su pueblo jamás se había visto mejor desde sus ojos.

Con la niña en brazos, Yugao sonrió. No era frecuente que se acercara a niños y siempre era refrescante estar cerca de su naturaleza inocente y distraída. La niña hace no un minuto estaba llorando y ahora gritaba de alegría cada vez que sus pies tocaban el techo de una residencia y volvía a lanzarse al aire. Era un niña naturalmente bonita, de piel morena (algo normal en Konoha por todo el sol que recibían) su cabello era de un negro profundo que le alcazaba a tocar la espalda y en conjuntos unos brillantes ojos grises parecían centellar de emoción. El Sandaime siempre decía que los niños eran el futuro de Konoha, que era preciosos y una razón para luchar por prosperar día a día. Y ahora, con la niña en sus brazos, Yugao en verdad supo lo que quería decir el Hokage.

No paso mucho ante de que llegaran a La Torre Hokage, fue directamente hacia la oficia del Sandaime, tocó y cuando se le dio permiso entró con Akira aun en sus brazos. El tercero levantó la vista y se quedó mirando a la niña un momento hasta que sus ojos se pusieron serios y dirigiera su vista hacia Yugao.

-Informe –y con sola esa palabra Yugao empezó a relatar todo lo que pasó

Akira se quedó viendo al hombre en frente de ella, el Hokage. Ella sabía que él era el líder de su pueblo, el ninja más fuerte de todos. Nunca lo había visto cara a cara y no pudo evitar quedarse mirando fijamente, su barba está blanca en algunos lugares al igual que sus cejas, llevaba el sombrero conmemorativo así que no podía saber sobre su cabello. Estúpidamente, se preguntó si no le daba calor con ese sombrero constantemente en la cabeza. Se alegró por no abrir la boca y preguntar.

Algo debió pasar porque Yugao la dejó suelo y, dedicándole una sonrisa rápida, salió de la habitación.

Un silencio quedó entre ellos dos hasta que el Hokage le dio una suave sonrisa. Lucia como un abuelo y no como un ninja temible. El tercero se paró de su asiento y llegando a ella, se agachó para quedar de su altura.

-Mucho gusto en conocerte, Akira-chan. Aunque lamento que haya sido en estas circunstancias. ¿Quieres algo, querida? Puedo traerte un poco de agua, un té si gustas

Tenía 6 años, no le gustaba el té. Pero no podía decirle eso al líder de su aldea, se mantuvo callada mientras lo miraba. Este hombre, tan amable y gentil, era el ninja más fuerte, el más sabio, el mejor. Y fue por una orden suya que hoy había sido salvada. No quería pensar en la expresión de su madre si se enterara.

Ante su silencio le dio una sonrisa comprensiva y la levantó con un brazo, instintivamente Akira puso sus brazos en su cuello y apoyo su peso contra él. Como este señor, que lucía más como un abuelito que jugaba shogi al atardecer, era un ninja, no lo sabia

-Gracias por salvarme –dijo por fin Akira

El tercero le dio una larga mirada

-¿Por qué me agradeces a mi? Yo no fui, fue Yugao, agradécele cuando la veas

-Bueno, tú eres su jefe, así que… pensé que – sus mejillas se encendieron

-Bueno, de nada, Akira-chan. Pero estas equivocada en una cosa

Akira frunció el ceño. No le gustaba no tener razón

El tercero caminó hacia la ventana que daba a toda Konoha

-Yo no soy su jefe, soy su líder

Eso la confundió aun más

-Pero es lo mismo ¿no?

El carácter del tercero cambió, miró hacia adelante y habló con voz solemne

-Un jefe es quien manda a sus subyugados sin pensar en consecuencias, solo piensa en un beneficio y siempre espera que todo salga bien. Un líder, por el contrario, es quien alienta a sus compañeros, ayudándolos en momentos de debilidad, siempre esperando lo mejor. Un líder es un amigo, una figura con autoridad para mandar y enseñar una mejor ruta a seguir

Akira estaba muda. Tal vez si pueda ver porque este hombre era el mejor.

-Entonces, tú eres un compañero de todos los demás ninjas ¿no? Alguien quien los alienta y unifica ¿no es así? –pregunto con una suave sonrisa

El Sandaime volteo a verla con los ojos un poco abiertos, mostró una sonrisa de orgullo y alegría

-Eres una niña inteligente, Akira-chan. Y si, tienes la razón, me sorprende lo fácil que lo entendiste, no muchos otros niños hubieran sido capaz de entender lo que digo cuando desvarío. Incluso ninjas ya hechos y derechos tienen problemas para entenderme algunas veces

La niña se mordió el labio y miró hacia abajo hasta que logró reunir un poco de valor

-Hokage-sama ¿podría preguntarle algo?

-Por supuesto

-¿Cómo es ser un ninja?

El tercero se quedo en silencio un momento. Pensando largo y profundo sobre su pregunta hasta que dijo suavemente y lo más simple posible

-Ser un ninja es dar tu vida a la protección de tu gente apreciada y tu pueblo amado. Defender al que es débil, y luchar contra el tirano

Una luz se prendió en los ojos del Hokage. Esa luz ardía como fuego en una pasión y dedicación abrasadora, ella nunca había visto nada así

-Dime, Akira-chan. ¿Sabes lo que es la voluntad de fuego?

Akira suavemente negó con la cabeza

-La Voluntad de Fuego es lo que da al Shinobi verdadero la fuerza para seguir luchando contra el viento y marea, con una gran fuerza de voluntad y carácter, nos hace hacer cosas imposibles con tal de proteger a los que amamos, de cuidar al pueblo. Los ninja de la hoja siempre se han destacado por seguir esta ideología, toda mi vida se ha basado en mi Voluntad de Fuego, y ahora como Hokage trato de transmitírsela a las generaciones más jóvenes, así aseguro el bienestar de mi pueblo porque sé que hay ninjas dispuestas a darlo todo, incluso su vida, para proteger a sus personas preciosas

Así que eso era; ese fuego que había visto en tantos ninjas, el fuego que iluminaba al Tercero, el fuego que incitaba a todos los ninjas a proteger el pueblo. Una sonrisa fue creciendo y sus ojos empezaron brillar de un forma que nunca antes había sucedido. El Tercero volvió la cabeza hacia ella y se sorprendió a verla; allí, en sus ojos, estaba esa voluntad que había seguido toda su vida. Dio una suave sonrisa, había logrado transmitir su Voluntad de Fuego a la pequeña niña, ya presentía lo que iba a pasar

-Yo también quiero

"Lo sabía" pensó feliz el Tercero. No por nada lo llamaban El Profesor

-Quiero ser fuerte –una idea apareció en su cabeza.- quiero ser capaz de proteger a las personas que amo, quiero demostrarles a todos que una mujer fuerte puede ser capaz de lo imposible. Si quiero todo eso, entonces tendré que convertirme en ninja –Y entonces la realidad la golpeo- Seré un ninja y le demostrare a mi familia que puedo ser quien yo quiera ser, no quien esperan que yo sea. ¡Lo prometo! ¡Seré una mujer fuerte! No, esperar, ¡Seré la kunoichi más fuerte de todas!

El tercero la observó.

Sin saberlo, había impulsado el sueño de una niña, había cambiado el enfoque de toda una vida con solo unas palabras. Algo se removió dentro de él, un presentimiento de algo grande. La analizo lentamente, aun cuando la cargaba podía ver lo alta que era para un niña de su edad, la determinación con la que se movía, y a pesar de haber pasado por una experiencia traumática no se había largado a llorar cuando ya estaba a salvo como había esperado de muchos niños pequeños. Y por sus palabras podía saber que había sido criada en un hogar estricto y que ella no lo aceptaba, no le parecía correcto, e iba a hacer algo para cambiarlo.

-Entonces –dijo el tercero después de un momento de silencio – el primer paso para cumplir tu sueño es ingresar a la Academia Ninja

La sonrisa se desvaneció poco a poco hasta llegar a un gesto desolado

-Imposible, mis padres jamás lo permitirían. Ellos no… bueno, mi papá tal vez… pero mi mamá –Se detuvo, siendo consciente de lo que iba a decir

-¿Ellos qué, Akira-chan?

Con la mirada baja y con profunda vergüenza, tuvo que explicar

-No les gustan los ninjas. Los culpan de las desgracias del pueblo – se apresuró a suavizarlo lo más que pudo – antes no era así, esto empezó con el ataque del Kyuubi. Espere que no se haya ofendido Hokage-sama

El Tercero dio una suave sonrisa. El comprendía. No era difícil de imaginar que muchas familias civiles habían sucumbido al resentimiento por los ninjas después del ataque de Kyuubi

-Akira, acabas de decir que harás hasta lo imposible para demostrarles a todos tu fuerza ¿no? –Akira asintió- por lo tanto, no dejes que esto te detenga, tendrás mi ayuda personalmente, así como mi apoyo

La sonrisa de Akira volvió. Se olvido que al Hokage debía mostrársele respeto, y lo atacó con un gran abrazo triturador con todas sus fuerzas. El tercero hizo una mueca de dolor, tomó una gran respiración cuando lo soltó

-Tienes una gran fuerza Akira-chan. De hecho, una fuerza impresionante para un niño

-¿En serio? Nunca lo había notado, siempre creí que era muy normal – se quedó pensando un momento – aunque nunca he visto a ningún otro niño golpear la pared y que se haga un agujero. Es una historia divertida

Los ojos del Tercero se abrieron enormemente. Eso era algo que ninjas con un entrenamiento exhaustivo dirigido al Taijutsu podían hacer sin esforzarse

-¿Crees que podrías mostrarme como lo haces, Akira-chan?

Ella asintió rápidamente con una sonrisa

El Tercero la bajo y Akira rápidamente se fue a la pared más cercana. Volteó a verlo y el dio un asentimiento, consintiendo la posible destrucción de la pared que daba al pasillo. Akira se irguió, pusó su mano en un puño y sin dudarlo dio un gran golpe a la pared con toda su fuerza. Hubo un gran estruendo y polvo que salía por todos los lados. Cuando el polvo se disperso se podía ver un gran agujero que dejaba ver el corredor.

Un ninja, que estaba a punto de entrar a la oficina del Hogake se había detenido con la mano en el picaporte. Entro rápidamente y se aseguro de que el Hokage estaba seguro. Estaba seguro y sin un rasguño, pero la mirada estupefacta estaba clavada en su rostro mientras parecía estático en su lugar

-¿Qué fue lo que ocurrió, Hokage-sama?

El Tercero se limitó a ver a un punto fijo. El siguió su mirada y vio a una niña mirándolos con una sonrisa inocente y los brazos cruzados en la espalda, dio la imagen de no matar una mosca, pero por la mirada que le daba el Tercero solo pudo suponer una cosa

-¿Tu lo hiciste? – lo miró confundida. Dio un suspiro exasperado. Por eso no le gustaban los niños – el hoyo en la pared, me refiero

Asintió repetidamente con efusividad

-Así es, Hokage-sama me pidió que le demostrara mi fuerza, y eso fue lo que hice. ¿Vio Hokage-sama? Mamá tuvo un ataque cuando rompí la pared de la sala –frunció el ceño mientras cruzaba los brazos frente a ella – y luego me castigaron, después de eso ya no me dejan acercarme a la porcelana de la casa

-Y puedo ver porque –dijo el ninja con el ceño fruncido

-No te molestes, Genma. Yo se lo pedí, ella solo hizo lo que le dije

-Sí, se eso. Solo va a ser un problema reemplazar ahora la pared

El Tercero abrió los ojos y se mostró un poco avergonzado

-No pensé en eso, lo lamento, Genma – dio un sonrisa penosa – pero, dejando eso de lado, ¿me necesitabas, Genma?

-Oh si, los padres de la niña están esperando por ella en… - no pudo terminar la frase porque la puerta se volvió a abrir y por ella entraron Yuko y Satoru Nakamura viéndose alterados, aunque su madre parecía más enojada que alterada. Cuando su madre la vio al lado del hoyo, su enojo solo pareció crecer más. La sonrisa de Akira se esfumo

-Estábamos muy preocupados, Akira. Se supone que ibas a la florería y regresabas rápidamente –dijo severamente su madre

-Perdón, Ka-san. Pero es que pasó algo y me retrase

-Sí, un ninja nos aviso de lo que había pasado –dijo su padre un tanto más tranquilo –corrimos hasta aquí para asegurarnos de que estabas bien

-Como verán –intervino por primera vez el Tercero- su hija se encuentra en perfectas condiciones. Un Anbu la rescato antes de que una desgracia pudiera suceder

-Bueno, espero que le agradezca por nosotros, Hogake-sama –dijo gentilmente Satoru – pero es hora de que volvamos a casa. Dejamos a nuestra hija mayor sola

El Tercero envió una mirada a Akira. Sabía lo que esa mirada significaba, la estaba alentando a hablar. Con sus recientes palabras repitiéndose en su mente, Akira se preparó. El fuego estaba de vuelta en sus ojos y con esa mirada Akira no temía las consecuencias de su pronta petición

-Por supuesto, Sr. y Sra. Nakamura, pero estoy seguro de que su hija tiene algo que decirles

Toda la habitación se quedó en silencio, mirándola. Tomando una respiración profunda Akira se puso derecha y poso las manos sobre sus caderas. Estaba lista

-Tou-san, Ka-san –dijo firme- Quiero unirme a la Academia Ninja. Quiero ser un ninja

Los labios de Genma se curvearon ligeramente.

Era una niña… interesante.

Era joven pero estaba parada como si estuviera a punto de ir al campo de batalla, su mirada firme y brazos tensos a los lados la hacían ver frágil, como una muñeca tratando de asustar a un gran dragón.

Le hecho una mirada a la pared.

Tal vez no tan frágil.

Metió las manos a los bolsillos de los pantalones y sonrió un poco más amplio. Si los padres aceptaban, será interesante verla convertirse en un ninja.

Yuko Nakamura creían firmemente en que los ninjas eran marionetas, asesinos entrenados para hacer el, solo hay que ver el accidente del Kyubi para probarlo. Satoru tenía una opinión más parcial; jamás los insultaba pero tampoco los defendía, parecía no importarle las personas que protegían su aldea. Aun así, el hombre jamás habría imaginado que una de sus hijas quería ser uno. Aunque debía admitirlo, de sus hijas Akira siempre fue más… rebelde, mientras Sayumi era lo que se esperaba de una civil acomodada, su hija menor siempre parecía luchar al seguir las reglas. Y tal vez ahora entendía porque.

Satoru echo una rápida mirada a su esposa; el rostro de Yuko se había puesto pálido, de un color fantasmal, parecía que iba a desmayarse en cualquier momento. Satoru se hizo suavemente detrás de su esposa para alcanzarla por si se desmayaba en medio de su incredulidad.

-¿Qué tu qué? –pregunto incrédula Yuko. No podía ser que su pequeña hija quería llegar a ser una de esas feroces y salvajes mujeres, su hija iba a ser perfecta en lo que ella respecta; buena ama de casa, buena madre, buena esposa, buena profesora. Eso era lo que tenía previsto para la vida de sus hijas, tendrían una vida perfecta, la vida que ella tenía. Sayumi ya iba por un buen camino, pero su hija menor…

-Quiero ser un ninja

-Y podríamos preguntar ¿Por qué quieres ser un ninja? –preguntó tranquilo Satoru. Siempre había sido un hombre racional, siempre pensaba antes de actuar, pero en este momento ella no necesitaba racionalidad, necesitaba actos. Actos que le dejara claro a su hija que no podía ser una mujer descontrolada y sin escrúpulos. Su esposo la apoyaría, siempre lo hace.

Akira dudó

Conocía a su madre, si le decía la verdadera razón no la dejaría. Pero… mentir no era opción. No, si iba a hacerlo, lo haría con sinceridad. Le dio una mirada al Tercero. La miraba sonriendo, con ojos suaves y llenos de orgullo, una mirada a la que era imposible mentir. Con los ojos del Tercero sobre ella, se armó de valor y hablo

-Tou-san, Ka-san, los amo pero no voy a seguir la ruta que ustedes quieren para mi vida. Yo quiero más. Y esto es lo que quiero. Quiero ser un ninja para demostrar lo fuerte que puede ser una kunoichi que trata de proteger a los que ama, que no importa lo que pase siempre se levantara para luchar por el débil –Sus ojos se encontraron con los de su madre, que la veían cada vez más horrorizada – Quiero seguir mi propia Voluntad de Fuego

El Tercero pudo haber llorado, estaba más que feliz, orgulloso de Akira, feliz de que luchara por lo que deseaba. Y Genma no se veía diferente, el senbon en su boca se movía mientras el dueño sonría luciendo satisfecho.

Otro feroz ninja de la hoja estaba naciendo. De nuevo, miro a la pared destruida. Y que ninja.

Yuko frunció el ceño y abrió la boca para negarse rotundamente, pero Satoru se adelanto

-Sí es lo que quieres

Su esposa volteó a verlo, incrédula sorprendida e incluso un poco herida. Se supone que él tendría que apoyarla en su decisión, no apoyar a su tonta hija que obviamente no sabía lo que quería. No sabía el daño que le hacía a su propia hija

-Entonces es grandioso que convenientemente aquí mismo tenga los papeles de registro –dijo El Tercero rápidamente. Se veía radiante – Solo tienen que llenar algunos datos y su hija estará lista para empezar el próximo mes, la acompañaran a la ceremonia de inauguración y entonces su hija empezara oficialmente su formación para ser un ninja de Konoha. Siéntanse orgullosos

Satoru tranquilamente se acercó a llenar los papeles con sus datos. Yuko seguía inmóvil en su puesto, viendo como los planes de toda una vida se arruinaban

¿Y Akira? La chica estaba ocupada casi saltando en su lugar con una gran sonrisa iluminando su rostro.

Lo había hecho, iba a ser un ninja. Iba a ser fuerte, lucharía contra mares y rayos para conseguir su objetivo, aunque le llevara toda su vida. Era el comienzo de algo nuevo para Akira, no descansaría hasta que reconocieran el poder de las kunoichis. Haría que personas como su madre reconocieran el fuerza que tenía una kunoichi. Era una promesa


Entonces chicos ¿Qué les pareció? ¿Qué piensan de Akira?

Respecto a su fuerza… bueno, no les puedo decir ya que sería un spoiler, pero creándome que hay razón detrás de ella. No es solo un power up para hacer mi personaje interesante

No se olviden de comentar diciendo si piensan que debo seguir con la historia o si mejor, no me molesto


1/09/2019

Como podrán notar no he actualizado en mucho tiempo y hay una razón; no tenía ánimos. Sé que no es la mejor excusa pero es la verdad. Desde el inicio no he recibido más que criticas destructivas hacia mi historia y me avergüenza admitir que me afectaron más de lo que debería.

Pero entonces recibí un comentario que decía que le gustaba mi historia, y solo ese comentario basto para devolverme los ánimos y la emoción por esta historia, así que es por ese comentario que volveré a trabajar en esta historia. Naturalmente, mi forma de escritura ha mejorado desde entonces y planeo mejorar y editar los capítulos.

Espero que les gusten los cambios